DISCLAIMER: Los personajes de Corazón de Melón son propiedad de ChinoMiko y se usan con fines de entretenimiento y no de lucro. La Sucrette de ésta historia sí es de mi autoría.

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EL PELIRROJO ARROGANTE

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Capítulo I

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¡Rayos! De nuevo estaba retrasada.

Alexa corría con todas sus fuerzas hacia la salida del instituto Sweet Amoris mientras maldecía por dentro a la directora y su maldito perro. Nathaniel y ella habían recorrido todo el instituto para hallarlo, mientras la directora histérica los amenazaba con un castigo si no lo encontraban.

Y justo cuando por fin había conseguido que Castiel la acompañara a casa... Seguramente en estos momentos estaría fumando su quinto cigarrillo y planeando mil maneras de torturarla. Eso si no se había ido a su casa ya.

Ni siquiera quiso darle vueltas a esa idea. Si llegaba a ser cierto ese día terminaría siendo el peor día de su vida. Incluso peor que el primer día de clases.

¡Maldito Kiki!. Había trabajado duramente para conseguir que Castiel la acompañara a casa, crear la situación para ver si lograba por fin una respuesta a su confesión. Hacía un mes que le había confiado sus sentimientos y a pesar del beso que él le había dado, no había recibido una respuesta directa a su confesión.

Le gustaba, o al menos eso creía si no la hubiera mandado a volar como a tantas otras, pero no sabía en qué punto se hallaba la relación. Ni siquiera sabía si tenían una relación. Castiel, siempre tan comunicativo. Podía ser realmente frustrante a veces, pero a pesar de todo eso no podía evitar quererlo. En el corazón no se manda después de todo.

Alexa golpeó las puertas al salir, y se detuvo un instante a recuperar el aliento mientras lo buscaba con urgencia.

No estaba por ningún lado. ¿De verdad se había ido a su casa? Sintió ganas de llorar. No podía tener tanta mala suerte.

De pronto sintió un leve golpe en su cabeza. Se giró y allí estaba él. Y si. Estaba de muy mal humor.

-¡Llevo aquí esperándote por 30 minutos! ¡¿Prácticamente me ruegas que te acompañe a tu casa y luego tú llegas tarde?! ¡Podría matarte niña! -

Castiel la retaba señalándola con una libreta. Oh vaya... era la libreta de Lysandro, su amigo. Ya de tantas veces de tener que buscarla la reconocería en cualquier lado. Así que era con eso con lo que la había golpeado...

-De verdad lo siento...Kiki volvió a escaparse y la Directora me amenazó con castigarme por un mes si no lo hallaba...gracias a dios Nathaniel lo pudo hallar…-

Alexa calló de repente. Había metido la pata de nuevo.

Castiel prácticamente la fulminó con la mirada. Odiaba que le hablaran del delegado.

-Ve a pedirle a ese imbécil que te acompañe. Yo me voy a mi casa. Sabía que estaba perdiendo mí tiempo contigo.-

Castiel se giró y comenzó a caminar mientras Alexa se golpeaba mentalmente por haber tenido ese desliz.

-Vamos Castiel, no seas así. ¿Te lo compensaré de acuerdo? -

Él continuó caminando sin siquiera inmutarse. ¿Y ahora qué haría? Si no conseguía convencerlo jamás podría pasar otro rato a solas...Castiel podía ser tan terco como un niño en ocasiones... Espera...Eso le había dado una idea…

-¡Te invito a comer para compensarte! ¡En McDonald! -

Castiel frenó su marcha... ¡Bien! Sabía que la comida lo tentaría.

Se dio vuelta y lo vio sonreír maliciosamente.

-Espero que hayas traído bastante dinero niña, mi tiempo vale oro. ¡Vamos muévete! Antes de que me arrepienta.-

Castiel la tomó de la mano mientras la arrastraba hacia la parada del autobús, a la vez que a Alexa le volvía el alma al cuerpo y se sonrojaba al sentir el calor de su mano en la suya.

Castiel podía ser como un niño, si. Pero la había esperado todo ese tiempo, y ahora la estaba tomando de la mano...

Su día no había terminado tan mal después de todo.