Don't wake me up.
Rose sabía que era un sueño. Inconscientemente, seguía creyendo que era la realidad. Podía sentirlo a él. Estaba bien, no había señales de los ojos negros o la voz cruda y fría. Solo calidez y sus grandes manos tomándola por la cintura, desde atrás. Quiso darse la vuelta, apreciar sus facciones, sus ojos. Trató con todas sus fuerzas, pero él la retenía contra sí. El paisaje a su alrededor era claro, tan iluminado que era difícil reconocer las formas, los colores. Sabía que era él quién estaba tras ella, sabía que era él quién la abrazaba. Su cuerpo solo reaccionaba así con él.
La desesperación la invadió. Necesitaba verlo a los ojos, saber que era el mismo y que no había cambiado. Necesitaba sentir sus labios sobre los suyos. Luchó contra la cárcel que eran sus brazos. La oscuridad de su aura de Shadow-Kiss se hizo visible ante sus ojos, pero ella solo quería verlo a él. La luz traspasó sus párpados, tirándola de regreso a la realidad.
Más desesperación. ¡No podía dejarlo! ¡No podía despertar ahora! Tenía que estar con él. Tenía que asegurarse de que era él, de que era el mismo de siempre. De que los colmillos de strigoi, la dureza de su voz, el rojo de sus ojos eran un sueño. Tenía que aferrarse a esta realidad. Una realidad donde él no era peligroso. Donde podían estar juntos. Donde él era el mismo de siempre.
Cerró los ojos, luchando por permanecer junto a él. Más le hubiera valido no haberlo hecho. Cuando abrió los ojos de nuevo, ya no estaba perdida en los brazos de Dimitri.
A su alrededor estaban desparramadas sus sábanas. En su mesa de luz se encontraba el correo de ese día. Su única correspondencia: la suya.
"Mi querida Rose:
¿Sabés como se siente la espera? Hay muchos que la definen como una tortura, con el ansia tras de tus pasos haciéndote sentir más y más desesperado a tiempos. Para mí, sin embargo, la espera es dulce. Tengo la seguridad de que nos volveremos a encontrar. Sueño a diario…No. Recuerdo a diario tus suaves caricias. Me alegra el pensamiento de que cuando haya tomado tu vida, nadie más que yo podrá guardar ese recuerdo por toda la eternidad, excepto yo. Hubiese sido mucho mejor que pasásemos la eternidad juntos, pero ya que denegaste mi amable oferta…
Ten por seguro que te encontraré. Y seré yo quién absorba tu último aliento de vida. Nadie más que yo tendrá el placer de verte yacer inerte, muerta por mi propia mano.
Apenas pongas un pie fuera de la Academia (y teniendo en cuenta tu maravilloso entrenamiento sé que será pronto) te cazaré. No hay lugar en este mundo donde puedas esconderte de mí…
