¡Hola amigos! Quería decirles que esta idea no es mía, la saqué de un libro que en cuanto lo leí me enamoré de él. Pero siempre me imaginé que unos buenos protagonistas serían Bree y Chase, así que la escribí y publiqué aquí.

En sesumen, no soy dueña de la historia del libro ni de Lab rats.

Capitulo 1

Cuando observé el lago, supe que el riesgo había valido la pena. El agua estaba tan tranquila y serena.

Respiré con entusiasmo y el aire pasó entre mis labios como un temblor. En unos instantes, saldría el sol.

Janette llegó sin aliento y no se molestó en poner el soporte de la bicicleta, por lo que esta azotó.

"¿No escuchaste que te llamaba? Sabes que no puedo pedalear tan rápido como tú" Me dijo entrecortadamente.

"Lo siento, es que no me quería perder esto" Le dije señalando la puesta de sol.

El sol se asomó por encima de las montañas formando una línea roja y dorada alrededor del lago, se veía hermoso. Janette pensaba lo mismo, se notaba.

"Bree, no deberíamos estar aquí" Dijo, pero su voz no lo sentía realmente.

"Tienes tantas ganas de hacer esto como yo. Solo mira ese sol"

Antes de que Janette continuara refunfuñando me acerqué al borde del agua, estaba tibia.

"A Ethan no le va a gustar esto" Comentó

La observé con el seño fruncido. Como si me importara lo que él fuera a pensar. No es mi novio, aunque me hubiera atacado por sorpresa el día anterior durante las prácticas de vuelo y hubiera tratado de tocarme la mano.

"No arruines este momento. No quiero pensar en él justo ahora"

Esa pequeña rebelión era para alejarme de él.

"Vamos" Le dije a mi amiga.

Relajé mis pensamientos y comencé a absorber todo lo que vibraba a mí alrededor. De repente mi apariencia humana se iba desvaneciendo y era desplazada por la gruesa piel de draki.

No tomo demasiado tiempo, era tal vez una de mis transformaciones más rápidas. Con el pensamiento libre y nadie más que Janette a mi lado, todo era más simple. Ni Ethan asechándome, ni mamá con temor en los ojos, juzgando, evaluando.

Las alas crecieron apenas un poco más largas que mi espalda. Se extendieron y despegaron en el aire con un leve susurro, casi un suspiro, como si ellas también buscaran escapar, liberarse.

Ya transformada me di vuelta para mirar a Janette quien al igual que yo, ya estaba transformada, lista para volar.

Antes de partir eché una mirada hacia abajo y admiré el brillo dorado-rojizo de mis brazos.

Mis pensamientos se dispararon. Recordé un trozo de ámbar de la colección familiar de piedras preciosas. Mi piel luce igual, como un ámbar del Báltico atrapado entre los rayos del sol. Pero las apariencias a veces engañan. Aun que mi piel se ve delicada, es muy dura.

Me sentía bien, demasiado en realidad. Hace tanto tiempo que no sentía el sol sobre mi piel.

Janette voleó a verme. Noté en sus ojos que se sentía tan feliz como yo de estar ahí. Aun cuando hubiéramos roto todas las reglas del clan para escabullirnos de la zona protegida, éramos libres.

Me paré sobre la punta de mis pies, salté y comencé a volar.

A mi lado, Janette sonreía como nunca.

El viento soplaba sobre nosotras y el dulce resplandor del son nos acariciaba la piel. Una vez que estuvimos a la altura suficiente, ella se dejó caer. Descendió en picada por el aire y viró velozmente hacia el lago. Yo hice una mueca.

"¡Presumida!" Le grité divertida mientras ella se sumergía en el lago y permanecía ahí por varios minutos. Como es una draki de agua , cada vez que se sumerge le brotan branquias a los costados del cuerpo, que le permiten respirar bajo el agua… bueno, para siempre, si ella quisiera. Es uno de los útiles y variados talentos que nuestros ancestros dragones han adquirido para lograr sobrevivir

Por supuesto, no todos podemos hacer eso, yo no puedo.

Sin embargo, tengo otras habilidades.

Sobrevolé el lago esperando que Janette emergiera. Con una brillante rociada de agua, atravesó la superficie. Su cuerpo añil se veía radiante mientras arrojaba con sus alas una lluvia de gotas.

"Increíble"

"¡Ahora te toca a ti!" Me dijo

Sacudí la cabeza y partí otra vez.

"Hazlo ¡es genial!"

Descendí a toda velocidad a través de la masa de montañas. Mi talento ciertamente no es genial. Daría lo que fuera por cambiarlo y ser una draki de agua o visocríptica o una onix, o… la lista es realmente larga. En cambio yo soy esto.

Exhalo fuego. Soy la única draki de fuego en la familia en par de cuatrocientos años. Esa habilidad me a hecho más popular de lo que me hubiera gustado. Desde que me transformé, a los once años, he dejado de ser Bree. En su lugar soy lanzallamas. Un tema que ha hecho que la familia tome decisiones sobre mi vida como si tuviera el derecho de controlarla. Son peores que mi madre.

De pronto escuché un sonido debil y distante.

Agudicé mis oidos, me detuve y permanecí sostenida en el aire denso. Janette negó con la cabeza; sus ojos de draki parpadearon varias veces mientras observaba atentamente.

"¿Qué es? ¿Un avión?"

El ruido fue aumentando con rapidez, hasta volverse constante.

"Deberíamos descender"

Con un movimiento afirmativo, se lanzó hacia abajo. Salí detrás de ella y, al echar un vistazo hacia atrás, solo alcancé a distinguir los picos recortados de las montañas. No obstante, olía algo más, y también podía sentirlo. Continuaba acercándose. El sonido nos acosaba.

"¿Volvemos al lugar donde dejamos las bicicletas?" Me preguntó Janette.

Gruñí. No quería que ese momento se terminara. ¿Quién sabe cuando podríamos escaparnos nuevamente? El clan me vigilaba muy de cerca, Ethan siempre estaba…

"¡Bree!" Exclamó Janette señalando hacia el aire.

Miré en esa dirección y el corazón se me paralizó.

A lo lejos, un helicóptero rodeaba una montaña baja; al principio se veía muy pequeño, pero su tamaño iba aumentando al aproximarse a través de la neblina.

"¡Vamos!" Le grité a Janette "¡Lánzate!"

Con las alas pegadas al cuerpo, me arrojé a través del viento con las piernas como flechas, el ángulo perfecto para ganar velocidad. Pero sin la rapidez suficiente.

Las paletas del helicóptero golpeaban el aire frenéticamente. Eran cazadores. Mientras volaba más velozmente que nunca, el viento me azotaba en los ojos. Janette venía a mis espaldas. Miré hacia atrás y le grité que se apurara. Noté la oscura desesperación en sus ojos. Los drakis de agua no están diseñados para volar aceleradamente y ambas lo sabíamos.

"¡Estoy intentándolo! ¡Espérame! ¡Bree! ¡No me dejes!"

Detrás de nosotras el helicóptero seguía avanzando. Un terror inundó mi boca cuando otros dos se unieron a él, aniquilando mi esperanza de que se tratara de una maquina inocente encargada de tomar fotos aéreas. Era un escuadrón y nos estaba persiguiendo.

¿Es esto lo que le ocurrió a papá? ¿Acaso sus últimos momentos fueron así? Me pregunté. Pero sacudí la cabeza y me alejé de esos pensamientos. No voy a morir hoy me dije. No despedazarían mi cuerpo y lo venderían en partes.

"¡Allí!" Le señale a Janette las copas de unos arboles.

Nunca volamos bajo, al ras del suelo. Pero no teníamos alternativa.

Janette se lanzó zigzagueando detrás de mí. Desesperada, se arrastró junto a mí mientras lograba eludir por muy poco los arboles resplandecientes. Frené y me coloqué en posición. Mi pecho subía y bajaba entre jadeos feroces. Los helicópteros estaban encima de nuestras cabezas, agitando a los arboles.

"Deberíamos des transformarnos" Dijo Janette con la respiración entrecortada.

Como si fuera tan fácil. Estábamos tan asustadas y no se puede volver a la forma humana en estado de miedo.

"Yo puede dominar mi cuerpo" Insistió.

"Aunque lo lograras, sería muy riesgoso. Tenemos que permaneces así. Si encontraran a un par de chicas aquí… después de a ver visto a un par de dragones hembras, sospecharían" Un puñetazo helado me lastimó el corazón. No podía dejar que eso pasara. No solo por mi, sino por todos los drakis existentes. El secreto de nuestra habilidad para transformarnos en humanos es nuestra gran habilidad y defensa.

"¡Sino estamos en casa en una hora tenemos problemas!"

Me mordí el labio para no responderle que teníamos mayores problemas. No quería asustarla más de lo que ya estaba.

Otro sonido penetró en mis oídos. Era como un zumbido. Sentí un cosquilleo constante. Allá afuera había algo más. Abajo, en la tierra, aproximándose. Y no pensaban en marcharse.

Le hice una señal a Jan (Janette) para que me siguiera a por las ramas de un piño muy elevado. Con las alas pegadas sobre el cuerpo, nos deslizamos entre las agujas punzantes que nos rasgaban la piel. Contuvimos la respiración.

"¡No!" Dije cuando vi que de golpe la tierra cobró vida y se pobló de camiones y camionetas 4x4 que conducían cazadores. "Están armados hasta los dientes" Pensé.

Eran cazadores experimentados: sabían lo que hacían y conocían a su presa.

Jan temblaba tanto como la rama del árbol en la que estábamos colgadas. Me apreté la mano.

"¡Miren esos arboles!" Gritó el conductor de una de las camionetas.

Jan se movió nerviosamente y yo le apreté la mano con más fuerza. El conductor de la motocicleta más grande de ahí se acercaba.

"No puedo quedarme aquí" Me dijo con la voz ahogada en miedo "¡Tengo que irme!"

"Jan" Gruñí. "Eso es lo que ellos quieren. Están tratarnos de hacernos salir. Cálmate"

"No puedo" Sus palabras retumbaron en mi cabeza. Y lamentablemente supe que ella no iba a resistir.

Fue entonces que tomé una decisión.

"Muy bien" Dije y tragué saliva "Este es el plan. Nos separamos…"

"No…" Me dijo asustada.

"Yo salgo primero. Despues, una vez que ellos comiencen a perseguirme, tú te diriges hacia el agua, te sumerges y te quedas ahí. Todo el tiempo que sea necesario"

Sus ojos oscuros se humedecieron, sus pupilas palpitaban.

"¿Entendiste?" Le pregunté

Ella asintió con inquietud.

"¿Q-que vas a hacer?"

Lancé una sonrisa forsada y una mueca de temor se dibujó en mi rostro.

"Volar, por supuesto"

Hasta aquí llega el primer capitulo. ¿Qué pasará después? ¡Sigan leyendo!