Aclaración: Naruto y Naruto Shippuden pertenecen al mangaka Masashi Kishimoto. La historia es de mi completa autoría. Créditos al creador(a) por la imagen de portada.
Advertencia del fic: Universo alternativo - Podría contener personalidades OOC - R18+ - Narración en primera y tercera persona.
Advertencia del capítulo: Salto temporal.
Pareja protagónica: SasuIno y SaiSaku
Parejas secundarias: SaiIno, SasuSaku
Canción: Showbiz (Muse)
Resumen: Porque el contraste entre sus cuerpos danzantes era el mismo que el de su visión abstracta; y sólo un roce entre pieles angelicales bastó para que el delirio se adueñara de sus pensamientos, llevándolos a un submundo misántropo. / —Recuérdalo siempre: el destino es un absurdo cuando se trata de tomar tus propias decisiones.
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SIMPLICITER PERFECTUM
Por: Zaphyr Bell
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"No hay perfección humana
En un universo inconstante..."
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Preludio
»September«
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"El erotismo suele verse abordado en combinación con la libido; connota y denota lo relacionado con la sexualidad, tanto en relación al mero acto sexual de desarrollo carnal como a sus proyecciones. Guarda relación con el amor, sin embargo, existe una especie de oposición entre el amor erótico respecto al amor que se considera marcado por el romanticismo, ya que el amor se considera a aquel que tiene que ver con los sentimientos, con lo profundo del alma, lo que va más allá del mero aspecto físico."
Puedo recordar aquellas palabras con exactitud y analizarlas con detenimiento, pero no puedo encontrar un verdadero significado para ellas. Esa rubia las pronunciaba con tanta avidez que, podría haber jurado que trataba de confundirme; de alguna forma lo hizo, pues yo caí en sus redes cual araña con tan sólo pronunciar esa profesional explicación, mientras ella solamente sonreía modesta.
«—He controlado mis sentimientos por demasiado tiempo.»
Me dije a mí mismo cuando entablé la primera conversación con ella, en la cual me preguntó por la chica de cabello rosa que se hallaba a mi lado. Aún recuerdo su níveo rostro acentuado con una expectante mirada, pero sin mostrar nada más allá. Parecía ser una muñeca de porcelana con hebras de color rubio platinado como cabello; una muñeca sin rastro de emoción alguna o siquiera algún gesto que denotara el más mínimo interés. Monótona, vacía, sin vida.
Ino Yamanaka.
Esa mujer me dijo su nombre y sacudió su largo cabello con una de sus inmaculadas manos; seguía sin haber rastro alguno de emoción en sus facciones y eso era algo que me intrigaba. Nunca he sido un hombre que se interese por lo que el prójimo pueda ofrecer, pero sin duda aquella rubia iba más allá del entendimiento humano y de mi propio interés. No me ofreció nada ni pretendió continuar con la conversación, sólo me articuló una oración:
«—Mi vida es una oleada artística. Soy bailarina...»
Esa frase me dejó petrificado, no por el hecho de que una mujer como ella se dedicara a bailar, sino por el golpe de gracia benigno que me llegó justo en el momento preciso. Yo buscaba una bailarina. Alguien que se moviera grácil en el escenario y contorneara el cuerpo al compás de cualquier melodía; una mujer que se sintiera libre al ejecutar una danza que embriagara las pupilas del espectador; una bailarina que disfrutara de sus trabajos artísticos. Ino Yamanaka era esa bailarina.
Tal como ella lo dijo. Era una oleada, no sólo artística, sino profesional, liberal y pasional. Aquella figura retrataba a la perfección lo que quería decir y, no hacían falta las palabras para expresar sus dudas e inquietudes; un sólo movimiento de sus manos lo decía todo; a su vez, un simple meneo de caderas relataba sus sentimientos, sus deseos y mostraba sus aptitudes. Porque aprendí a hablar el lenguaje corporal, a sentirlo, a vivirlo gracias a ella.
«—Las personas como tú suelen actuar bajo influencias, sin confiar en sus propias decisiones... Al igual que nosotros, llevan su vida al borde de la locura, pero con una diferencia: el hábito.»
Sus palabras eran tan verídicas que me costó trabajo aceptar que tenía razón. Porque yo tenía una relación sentimental con Sakura bajo la influencia de nuestro mejor amigo, Naruto; en un momento desesperado de mi vida, tomé la decisión de aceptar sus insistentes propuestas de formalizar un vínculo que incluyera el romance, no por voluntad propia, sino para complacerlo a él.
Naruto estaba al borde de la muerte, en un estado de coma profundo. Su deseo siempre fue ver a Sakura feliz, aún estando enamorado de ella. Sabía que ella guardaba sentimientos hacia mí, sin embargo, su optimismo nunca decayó a pesar de no ser correspondido. Al contrario, él siempre me pidió que aceptase los sentimientos de ella, que le diera por lo menos una mínima oportunidad, para que fuera feliz; yo nunca lo hice, pues no permitiría que nadie más fuera feliz a costa de mi propio sacrificio. Yo no amaba a Sakura, nunca lo hice y nunca lo haré.
Cuando me enteré de que mi mejor amigo había sufrido un traumatismo cráneo encefálico a causa de un accidente automovilístico, mi ego se derrumbó, dejándome a la intemperie de un mundo amargamente injusto. Naruto no merecía estar postrado en una cama, sufriendo internamente, dentro del limbo que intermediaba la vida y la muerte; en estado vegetativo, con muchos sueños sin cumplir. Me sentí un completo estúpido y de alguna manera, culpable de su estado, por lo que intenté cumplir uno de sus deseos:
Me convertí en el novio de Sakura.
Ella no sabe que fue por mera culpabilidad, tampoco sabe que lo único que siento por ella es respeto y nada más. Ni siquiera puedo decir que la considero mi amiga. Ella es amiga de Naruto y yo también lo soy, sin embargo, entre nosotros no existió nada antes del fiasco al que llamamos noviazgo y dudo que algún día eso cambie.
Existen los buenos y malos hábitos, y, tomar a Sakura de la mano se ha convertido en uno malo. No me gusta el contacto de su piel contra la mía, no me genera nada salvo las inmensas ganas de soltarla, especialmente cuando está presente Ino Yamanaka, la bailarina que necesito para realizar mi trabajo como fotógrafo.
«—Dime, Sasuke, ¿eres capaz de tomar decisiones por tu cuenta, o sólo eres una marioneta a la que manipulan a su antojo?»
El eco de su chillona voz resuena como un huracán en mi cerebro. Detesto que los demás me hagan saber lo patético que soy y el tiempo que lo he sido; esa mujer se ha encargado de abrirme los ojos y exponer mi vista hacia un mundo mediocre y lleno de exordios que conducen a la auto destrucción, con personas retraídas y cruelmente egoístas que luchan cual cavernícolas por una pizca de poder. Ino me enseñó que el valor de la vida es relativamente bajo a los ojos ajenos, pero increíblemente alta en un ámbito pancista.
Y no me importa ser una persona miserable, porque si ella me instruye hacia la verdadera realidad, no me hará falta nada más.
[...]
—No sé porqué tenemos que ir —se quejó cruzándose de brazos—, ninguno de los dos es aficionado al arte.
—Y yo no sé cómo puedes decir eso, Sakura —contrarió su acompañante sin mucho interés—. La fotografía es un tipo de arte, al igual que el modelaje.
Una tarde de Septiembre, a dos meses de haber iniciado su relación, Sakura y Sasuke se dirigían a la exposición de arte contemporáneo más exitoso de la ciudad, a la que el tío de Sasuke, Madara Uchiha, los había invitado cordialmente, puesto que era él el anfitrión de la misma.
El ocaso estaba por llegar cuando la pareja llegó al lugar sin ánimos de socializar con nadie, pero debían hacerlo, ya que Madara hubo dicho que probablemente se presentarían oportunidades laborales tanto para Sasuke como para su novia, así que era esa la única razón por la que él asistió y ella le acompañó.
Saludaron cordialmente al anfitrión de la exposición y familiar de Sasuke, quien los guió por un pasillo hasta llegar a la sala principal, donde se presentaban las más exquisitas obras artísticas creadas sobre lienzos y enmarcadas en cuadros sumamente costosos. No obstante, Sakura de nuevo observó al tío de Sasuke mirarla directamente sin tapujos ni vergüenza, de una manera tan perturbadora que podría haber jurado que le haría daño. Desechó iinmediatamete aquel pensamiento insano. Madara era el tío de su novio, no tenía porqué hacerle ningún daño.
Caminaron tomados del brazo durante un tiempo, examinando las obras con innecesario detenimiento. Francamente no tenían conocimiento alguno sobre las pinturas al óleo ni mucho menos sobre el concepto abstracto y surrealista; sí, algo habían aprendido de sus clases en la academia, pero nunca le prestaron demasiada atención a explicaciones que ningún sentido tenían para ellos. Sasuke resopló molesto y se soltó con sutileza del brazo de Sakura, alegando que necesitaba respirar algo más que el olor nauseabundo a pintura. Sakura no lo siguió, estaba tan ensimismada en una pintura que no le prestó atención a su novio.
La obra era tan extraña que le intrigaba y le provocaba un escalofrío involuntario. Se frotó ambos brazos descubiertos debido al vestido sin mangas de color rojo, que también le dificultaba el paso gracias a que este le llegaba a los tobillos.
Un hombre desnudo, con la cabeza hacia arriba, siendo jalado de ambas manos hacia direcciones opuestas; del lado izquierdo era sujetado por otro hombre desnudo, tan delgado que las costillas eran visibles, con la cabeza gacha y múltiples heridas esparcidas por todo su cuerpo; en la espalda tenía tatuado un símbolo semejante a un infinito rodeado de sangre, mientras que su largo cabello negro le cubría totalmente la mirada; del lado derecho, estaba sujeto por una especie de minotauro, pero a éste le faltaba un cuerno y estaba obeso en demasía: su rostro no mostraba emoción alguna y sólo miraba hacia el horizonte, pero con los ojos tan negros como el fondo de la misma pintura.
Por alguna razón, esa escalofriante pintura le recordó a su amigo Naruto. Desde hacía ya dos meses había caído en estado de coma, deteniendo su vida en un instante quedándose en medio del limbo. Un lugar fuera del espacio-tiempo en el que caían todas las almas sin un rumbo fijo. Esas almas eran fuertemente sostenidas por la vida y la muerte, dejando a la persona sin inclinación alguna. Seguramente Naruto pasaba por la misma situación: era fieramente arrastrado hacia la muerte, con la vida impidiéndole caer completamente, aferrándolo fielmente con todos sus recursos.
—"S.S" —murmuró al ver la firma del artista—, debe ser todo un maniático.
—No deberías ser tan prejuiciosa —se exaltó al escuchar en su oído una profunda voz—. Mucho menos si sólo observas una pintura.
Detrás de ella se encontraba un hombre de porte estoico, expresión monótona en el rostro y con la mirada puesta en la misma pintura. Sakura observó por un momento sus azabaches cabellos lacios, que caían gráciles sobre su frente sin obstruir su mirada; bajó unos cuantos centímetros hasta dar con la intensa mirada que desprendían sus ojos aceitunados, sin brillo alguno; su nariz respingada que parecía olfatear el perfume que ella desprendía; y por último, sus gruesos labios en una línea recta, sin emitir sonrisa alguna pero tampoco ninguna mueca. Su blanquecino rostro era de total monotonía.
—Sai Shimura —extendió su varonil mano—, el maniático de que hablabas.
Sakura agrandó los ojos al verlo esbozar una sonrisa que pintaba de lo más falsa. Estaba casi segura de que estaba enojado debido a que ella se expresó de esa manera hacia él, por lo que no dudó un instante en responder al saludo y estrechar su mano a la de él, estirando las comisuras de sus labios en una sonrisa un tanto nerviosa.
Empero, se dio cuenta de que la mano del artista estaba helada, bastante a su gusto; además, el aura que éste desprendía no ayudaba en nada. Era como estrechar la mano de un cadáver en pleno funeral, un contacto esporádico que le traspasaba la temperatura corporal a su propia mano y le emanaba una sensación de incomodidad, de intriga... De depresión.
Para su suerte, el contacto duró menos de lo que esperaba. Recogió su mano lentamente y, la tentó con la otra de manera discreta, dándose cuenta de que, efectivamente, el frío de la mano masculina le había helado la muñeca a ella. Tragó saliva para posteriormente girarse ede nuevo hacia la obra del artista, pero, ahora sentía su espalda ser clavada de manera tortuosa por la afilada mirada de él. Parecía ser que la escudriñaba a máximo detalle, como si se tratara de un cuadro pintoresco.
—Hoy en día los nacimientos son más propensos que las muertes —pronunció él. Sakura arrugó el entrecejo, incrédula—. Y los artistas se interesan más en la nueva vida que en la muerte, porque para aprender sobre ella, es necesario entenderla hasta el más profundo detalle, experimentar y manipularla —se posicionó a un lado de ella—. Muchos de esos artistas le temen al solo concepto relacionado con la vida misma, es por ello que tienden a fracasar.
—No sabía...
—He plasmado el concepto de la vida y la muerte —explicó sin un ápice de emoción—. Retratando a la persona en un dilema monumental que se relaciona entre una vida llena de prejuicios, mentiras y una rutina indeseable —señaló al hombre esquelético de la pintura—, y una muerte alegórica que incluye la hipocresía del vivo, la culpabilidad y el anhelo por ir más allá de un cielo, un infierno o una realidad simulada. Todos los corderos incapaces de ver más allá de la vida misma sufren de ese miedo pomposo hacia la muerte.
Era increíble la explanación de ideas que se juntaron en el cerebro de Sakura. Ese artista iba un paso alejado de ella, pero no estaba segura si era atrasado u adelantado. Lo único que quería era salir corriendo lejos de él, no le gustaba para nada la sensación sofocante que le provocaba.
—¿Qué te parece?
Antes de que diera el primer paso, la áspera voz del artista la detuvo. Indirectamente, la estaba invitando a quedarse más tiempo.
Y ella no sabía cómo responder a una cuestión que abarcaba tantos conceptos.
Septiembre sería el mes que marcaría su vida.
Controlling my feelings for too long / Controlando mis sentimientos por demasiado tiempo.
Continuará..
Notas finales:
Ok, ok... Bell jura que esta será el último fic que publica (bueno, no). Es que el bichito SasuIno y SaiSaku rondaba por su cabeza, diciéndole que publicara YA algo centrado en ellos.
Sé que el fandom SasuIno es bastante pequeño y el fandom SaiSaku lo es más (de hecho, no he visto nada reciente de algún fan), es por eso que me decidí a hacer algo de estas dos lindas parejas, para no dejar morir al fandom.
Y como verán, eso de escribir sobre Sasuke e Ino no me fue nada fácil debido a que sus personalidades me son las más difíciles de escribir. Espero que con el tiempo me acople mejor a esta pareja y pueda escribirla como se debe.
Si les gustó, o tienen algo que decir, no duden en escribirme un bonito comentario ahí abajo ⬇⬇ y expresarse. Me encantaría saber que aún quedamos fans de ambas parejas.
• ¡Gracias por leer! •
