Ok... Esta historia, ambientada en un Universo Alterno, surgió de mi imaginación luego de estar escuchando "Salvation of Forli", del soundtrack de Assassin's Creed 2. Me gustaría dedicar esta historia a todos los fans de Assassin's Creed, especialmente a mis paisanos de México, quienes de seguro pensarán en miles de cosas al leer el prólogo de esta historia.

Sin más qué decir, excepto que Assassin's Creed no me pertenece ni en lo más mínimo, ya que esta historia está siendo escrita sin fines de lucro, les dejo aquí el prólogo.

Un saludo!

Vicka.


Assassin's Creed:

Mexicania.

Prólogo.

La guerra.

Nadie había pensado que el pueblo una vez más se levantaría en armas contra los represores, nadie había pensado que las llamas de la libertad se alzaran una vez más por los hijos de esta tierra, esos hijos cansados de ver la indiferencia, la apatía y la falta de apoyo de sus familias.

Esos hijos que decidieron dejar de lado sus diferencias ideológicas y sociales, y luchar hasta la muerte, esos hijos que pedían a gritos libertad y justicia no sólo para ellos, sino para aquellos que buscan una vida mejor lejos de ser discriminado por la raza, por la forma de pensar, por el status económico…

Esos hijos que recurrieron a quien nadie jamás en su vida había pensado.

- Mexicania – escuché que me llamaran.

Me volví hacia mi interlocutor y, con una sonrisa, le pregunté:

- ¿Qué sucede, Horacio?

- El Consejo de los Rebeldes piden tu presencia para discutir estrategias militares.

- Saben bien que yo no soy una buena estratega.

- Pero sí una mejor inspiración para nuestras fuerzas.

Lo miré con curiosidad y le repliqué:

- Dile al Consejo que estaré con ellos en un momento.

- Sí, Mexicania.

Dicho eso, Horacio se retiró, dejándome a solas conmigo misma y con la mirada puesta en el horizonte.

Durante ese instante, sólo en ese momento esporádico, recordé cómo había llegado a ser lo que jamás pensé que iba a ser. Me acordé de todos y cada uno de aquellos hombres y mujeres que participaron en mi formación a lo largo de mi vida no sólo en lo académico, sino también como Asesina.

Miro mis manos enguantadas y me maravillo de lo que son capaces de hacer en una situación de cualquier tipo, incluyendo una emboscada o un ataque.

Estas manos empezaron a acariciar la sangre a la edad de 20 años, prácticamente el inicio de la veintena; estas manos conocían poco de darle placer a un hombre, pero conocían más de cómo cortar el cuello de un enemigo sin otra arma que un cuchillo y un arma de fuego. Estas manos conocían muy poco de estrechar manos a altas personalidades, pero conocían más de empuñar un arma y un cuchillo y salir al campo de batalla sin confiar en nada más que en mis instintos.

Esto sí que es una ironía.

Yo, la hija ilegítima, la niña débil, la niña tonta, la niña apática, la niña solitaria, la niña ilusa, la niña ingenua, la niña sobreprotegida, la niña de quien nadie esperaba más que estudiase una carrera, me casase y tuviese muchos niños… Es, hoy por hoy, la Asesina más mortífera de la Hermandad de los Asesinos Mexicanos.

Me llamo Lucía "Mexicania" Domínguez, soy una Asesina…

Y esta es mi historia.