Otoño en Konoha
Gaara no había dado razones para que fuese allí, solo le indico que se iba a pasar allí una larga temporadita para entrenar con lo mejor de Konoha. El caso era que debía permanecer allí hasta que él fuese a buscarla o mandase a alguien para hacerlo… es decir una muy, muy larga temporada en esa villa. Lo que más llegaba a cabrearla era que ni siquiera le había dicho dónde debía alojarse, así que visitar a la Hokage se había convertido en su primera parada en esa villa.
Caminaba despacio, respirando ese aroma tan peculiar y agradable de la villa de la hoja, ese intenso olor a hierba. Su mirada vagaba por las calles de la villa sin buscar nada en particular, sin reflejar tampoco nada más que el brillo del sol. Iba tarareando una canción que se llevaba mucho esos días en la radio y que se le había quedado en la cabeza. Aunque algo la distrajo, un grito, de la persona más peculiar que pudiera esperarse que la llamase, era él y el otro compañero de Hyuuga Hinata.
Kiba: Hey! ¡Espera Temari-san! (acercándose corriendo hacia ella con Shino tras él caminando rápido pero sin correr)
Temari: (observado a ambos, nunca había mantenido mucho trato con ninguno de ellos, por lo que no esperaba que la llegasen a saludar) Ocurre algo Inuzuka-kun
Kiba: (derrapando a su lado algo apurado) bueno… si
Shino: (alcanzándoles) la Hokage
Temari: le ha pasado algo a Godaïme-sama? (mirándolos algo preocupada)
Kiba: no, no es eso. Me acaba de decir que te tienes que quedar en mi casa un tiempo porque los hoteles están a rebosar
Temari: (mirando a Kiba algo molesta) esta bien… órdenes son órdenes…
Kiba: si, supongo…
Shino:
y bueno, el caso es que nosotros vamos ahora a entrenar..
Temari:
esta bien, si el problema reside en que no sepa llegar a tu casa
Inuzuka-kun no te preocupes, se llegar, espero que tengáis un
agradable entrenamiento
Shino: gracias
Kiba: jeje gracias Temari-san, para la comida llegaré
Temari: esta bien, no hay problema, ja ne
Se quedó un rato observándoles alejarse y luego tomo rumbo a su cafetería favorita, su lugar predilecto para dejar pasar el tiempo y observar la tranquila villa y disfrutar de sus diferencias con respecto a la arena. Toda esa villa la atraía en cierta manera, por todas aquellas pequeñas semejanzas y diferencias con su villa natal. Era bonito disfrutar de brisas frescas y sentir la calma del lugar. Allí si se notaban los cambios de estación, tanto en el paisaje como en las gentes y sus roles.
Cada vez que había ido a esa villa se había visto introducida en la rutina de esta, era ago agradable y al mismo tiempo irritante. Aunque lo mejor de esa rutina era cruzarse casi de seguro con cierto shinobi de la Hoja…
