Hola!!! Bueno, he quedado terriblemente traumada con el incesto!!! Y bueno, para las que ya leyeron mi otro Fics de "Un amor más que fraternal" lo saben de sobra, así que pues ya que estoy de vacaciones y me quedan como dos semanas inicie este nuevo proyecto, que sin duda durara más que el otro y será de mayor calidad.

Además de que la idea principal viene de un capitulo de doctor House que vi anoche.

Disfrutenlooo!!!

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Advertencia:

*Esta historia contiene incesto, al igual que escenas de sexo explicitas y lenguaje inapropiado si no te agrada este tipo de relaciones o lectura NO lo leas.

*Posible OoC e algunos personajes como Inuyasha y otros.

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Desear a tu propia sangre

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[InuxKag]

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[Long-Fic]

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By Yasaku Uchiha´s Lov3

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=Capitulo 1. Nueva ilusión=

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Kagome Higurashi.

Una chica linda sin duda alguna, pero nadie notaba eso en ella, bueno, tal vez sea necesario explicar que a ella no la notaban ¿Y como hacerlo si siempre se escondía?

Si bien su verdadero apellido no era Higurashi, era el que había adoptado al vivir en el templo Higurashi donde un amable anciano le permitía dormir en una pequeña bodega, estaba segura de que su verdadero nombre si era Kagome, debido a la pequeña sortija para bebe con el nombre grabado, que siempre guardaba recelosa en un pañuelo igual de viejo y gastado que su ropa.

Como casi nunca acostumbraba, esa tarde nublada, decidió dejarse ver un poco por el parque, pensando que tal vez si su viejo amigo Miroku la veía, dejaría de rondar el templo, con la escusa de estar preocupado por ella e incluso así podría librarse de los constantes comentarios burlones del nieto del viejo al verla con ese pervertido.

Caminó por largo rato con la mirada gacha, para evitar ver esas miradas llenas de lastima y pena por ella y su deplorable apariencia he incluso de asco y desprecio.

Una voz llamó su atención al pasar frente a un banco, pero no levanto su mirada para ver el rostro del chico que sin duda alguna discutía con una chica, pues le parecía que no era de su incumbencia, pero si pudo notar en sus tenis de marca un complejo bordado de un perro mordiendo una gran espada con una "T" resaltando a un costado del extraño dibujo.

Suspiró después de unos cinco pasos, pues escuchó un fuerte golpe que le dejo en claro que habían abofeteado al chico, pero no comprendía el porque, debido a que él de pronto se había quedado callado.

Si bien, a ella no le importaba.

En ese lugar lleno de arboles y con bancas a las orillas de los caminitos a la sombra de estos, siempre pasaban cosas como esas. Otras veces eran más escandalosas las discusiones en parejas y en otras algo menos interesantes.

Se dirigió perezosamente a la entrada del lugar. No había visto a su amigo y él no la había llamado en todo caso de que ella no reparara en su presencia, como era muy común en ella desde hacia unos pocos meses.

Al llegar a su destino lo pensó por un momento. Ella no quería volver a ir al día siguiente para exhibirse con las mismas ropas un poco sucias y muy raídas que Souta (el nieto del anciano), le había obsequiado hace más de dos semanas, así que soltando un suspiro más se acercó a un gran árbol, el cual trepó hábilmente, para después pasarse al muro que rodeaba todo el parque.

Esa era la única entrada, por ahí tendría que pasar su amigo para llegar a su guarida que compartía con otros dos sujetos, que estaba segura, no eran muy confiables.

Se sentó con una pierna de cada lado de la muralla, mientras recargaba sus brazos en la esfera de plástico que protegía en foco, se encontraba caliente, pero eso le resultaba agradable, a pesar de ser muy artificial, pues el frio ya empezaba a calarle un poco los huesos y no tenía nada más para calentarse por el momento.

Estaba ella tratando de tragarse su orgullo y en cuanto regresara al templo, pedirle al viejo una manta para pasar la noche un poco más cómoda, cuando escuchó de nueva cuenta la voz que le había llamado la atención unos instantes atrás.

Desvió la mirada de la entrada para mirar al chico y cuando lo hizo, frunció el ceño ligeramente interesada, se veía que era de buena familia, eso lo demostraba su pantalón negro, la camisa blanca, los tenis y la chaqueta, pues resaltaba a simple vista que eran de marca y terriblemente costosos, pero su cabello parecía más el de un chico rebelde y mal educado, pues lo llevaba revuelto y de un color que no podía ser sino obtenido solamente por decoloración.

Observó como tomó a una chica muy hermosa del brazo, obligándola a detenerse, pero ella de inmediato se zafó y le plantó otra fuerte cachetada, ella también se veía de buena familia, pero sus modales apestaban, pues justo después de haberlo golpeado soltó una palabrota que ella no usaría a pesar de que eran de mundos totalmente distintos.

La joven se marchó dejando al chico parado a mitad del caminito de gravilla, solo y claramente enojado.

─ ¿A si? ¡Pues vete a la mierda Kikyou! ─vociferó, pero era claro que la chica ya no lo escucharía, Kagome sabía que tal vez lo gritaba para tratar de curar su orgullo herido por la joven.

Kagome no pudo evitar soltar una risita al escucharlo.

Las malas palabras no le gustaban, pero la actitud de chico le divertía, a demás de que le parecía lindo en cierto modo.

─ ¡Feh! ¿Y tú de que te ríes? ─le gritó él aún más molesto.

─De nada ─respondió ella sonriéndole tímidamente, era extraño que una persona le dirigiera la palabra siquiera para quejarse de algo─. Es solo que… ─se mordió el labio inferior dudando si decirlo o no. Ella tenía claro que no podía decirle a ese chico que le divertía su actitud y que además lo encontraba lindo…

─Baja de ese lugar ─le ordenó él frunciendo más su ceño.

─ ¿Para? ─inquirió nerviosa. Si bien, ella era muy buena peleando. Se sabía defender, pero ese chico era claramente mayor, aunque también debía de admitir que se moría por acercarse un poco a él.

─Baja ─le ordenó y ella como atraída por un hechizo lo obedeció.

Saltó y cayó de pie tambaleándose ligeramente.

El chico soltó una carcajada y ella lo miró ceñuda.

─Patético ─se burló con una sonrisa arrogante mientras se acercaba a ella, para tomarla del codo y sostenerla.

Kagome se quedó estática con la mirada clavada en los hermosos ojos de un color café sumamente claro que casi parecían ser de color oro, además de que no estaba acostumbrada al contacto físico con personas desconocidas.

─ ¿Quién eres? ─preguntó el chico de pronto con curiosidad mal disimulada.

─Mmm… ¿Quién eres tú…? ─inquirió la chica contraatacando nerviosa y un tanto avergonzada al notar que Miroku se detenía cerca de ellos con una sonrisa que sin duda era el reflejo de sus lascivos pensamientos.

─Muy lista… ─alabó él y sonrió aflojando el agarre y deslizando su mano de manera sensual hasta la mano de la chica─ Inuyasha Taisho, segundo heredero de la cadena hotelera más grande de Japón ─informó de manera presuntuosa que además de impresionar a la chica, la hizo parpadear confundida.

En su vida jamás había visto una sonrisa más perfecta, ni un porte más elegante que el de Inuyasha.

─Ahora ¿me dirías tu nombre? ─insistió el joven Taisho adelantándose un paso hacia ella.

En definitiva esa chica le gustaba de una manera no muy saludable, pues a leguas podía distinguir que era una pobre chiquilla de la calle, pero por una extraña razón le atraía.

─Kagome ─murmuró ella con un ligero sonrojo en sus mejillas.

─Bien, Kagome ─Inuyasha acaricio su nombre de una manera nunca antes conocida por ella, ni siquiera por Souta, pues la voz de Inuyasha destilaba en cada silaba de el y de cada palabra un poco de erotismo─. Me gustaría saber que es lo que piensas de lo que acabas de ver ─su mano se quedo alrededor de la de la chica, mientras que la otra le acarició un mechón de cabello que se encontraba cayendo en su cara.

La Higurashi no comprendió el porque de esa petición, ni lo que él quería escuchar, así que haciendo caso a su instinto solamente se encogió de hombros.

─Si, yo tampoco lo comprendo ─suspiró y miro hacia otro lado como meditando un poco las cosas, pero casi de inmediato una sonrisa arrogante apareció en sus labios y se encogió de hombros al igual que había hecho la desconocida que tenía enfrente─. Supongo que no podía seguirme el ritmo ─su voz dejaba en claro que si lo creía y ella levantó una ceja, ahora que el deslumbramiento momentáneo que había causado en ella había pasado, le parecía un tanto… Odioso.

─ ¿Era tu pareja de baile o qué? ─pregunto sarcástica y de manera un poco fría, pero él, a pesar de notarlo, no se inmuto. Era muy probable que actuara así desde el principio, así que simplemente ignoró el hecho.

─Algo por el estilo… ─respondió avanzando otro paso hacia ella, chocando con su cuerpo, a lo cual ella se volvió a sonrojar y al tratar de retroceder su espalda chocó contra la pared que rodeaba el parque, dejándola acorralada entre ella y el cuerpo del chico que ahora se apretaba contra el suyo─ pero bailamos sin publico, en un cuarto… bajo las sabanas… ─susurró en el oído de la chica que no podía estar más sonrojada.

Kagome tenía el enorme impulso de salir corriendo de ahí antes de que sufriera una combustión espontanea, pero no podía negar que le agradaba el contacto que mantenían.

Las manos de Inuyasha se posaron en su cintura y se inclinó hacia ella, lo cual causo que su corazón se detuviera momentáneamente.

─ ¡Hola Kagome! ─gritó una voz muy cerca de ellos y la chica suspiró aliviada cuando el joven Taisho retrocedió un par de pasos, alejándose de ella─ ¿Nuevo amigo? ─preguntó Miroku pasándole un brazo por los hombros a la chica que sin dudarlo le pasó un brazo por la cintura al hombre.

─Algo así ─murmuró ella tratando de no hacer caso al ceño fruncido de Inuyasha, que al parecer se encontraba muy molesto por la interrupción, mientras ella en cambio se encontraba totalmente aliviada.

─Kagome, caminemos ─le ordenó el chico de cabellera plateada y ella frunció el ceño al notar que ni siquiera le preguntaba su le parecía o no, pero cuando él le tomó la mano, para llevársela lejos de Miroku, no pudo evitar ablandar su semblante y dejarse arrastrar por él al sentir como una corriente eléctrica le recorría todo el cuerpo.

─ ¡Ey, no me dejes amor! ─gritó Miroku cuando hubieron caminado un par de metros.

Inuyasha se detuvo en seco al escucharlo y le lanzo una mirada asesina al hombre y luego miró a la chica enfurecido.

─Es un poco mayor para ti ¿No? ─inquirió molesto. Esa chica le interesaba y que anduviera con un zarrapastroso era indignante, pero el ya se encargaría de que ella fuera suya.

─Demasiado ─admitió la chica rolando los ojos al entender el porque su amigo había actuado de esa manera─ ¡Vete a la mierda Miroku! ─gritó imitándolo, a lo que su amigo soltó una carcajada. Si bien no soportaba las vulgaridades esa estaba muy bien perdonada, pues se lo había ganado.

Se giró al chico que la miraba con una ceja alzada. Se dio cuenta de que aun la tomaba de la mano, por lo que se soltó de su agarre rápidamente. El contacto le resultaba agradable, pero no le parecía correcto que él se tomara esas confiancitas con ella. Es decir ¿Quién se creía ese tipo para eso?

─ ¿Querías caminar? ─preguntó con el mismo tono de voz frio que había usado hace unos momentos.

─ Feh, supongo ─respondió el chico claramente enfadado por que la chica rechazara su contacto, pero una sonrisa apareció en su rostro pensando que ella seria su nuevo proyectito, al cual se dedicaría de lleno.

Caminaron en silencio por un rato, adentrándose cada vez más en el laberinto que eran los caminos de gravilla de ese parque, hasta que Kagome decidió que ya era demasiado.

─Estoy cansada ─anunció dándose cuanta que un par de mujeres sentadas en una banca miraban como ella, una callejera caminaba al lado del heredero Taisho, con claro desagrado.

─Nos sentamos ─dijo él dándose cuenta de la mirada de las mujeres. Eso era divertido, hacia mucho que no se andaba en escándalos, tal vez un poco de atención no le haría daño, así que le pasó un brazo por los hombros atrayéndola a él.

─ ¿Qué haces? ─preguntó entre nerviosa y molesta llevando sus manos a la de él que se encontraba muy cerca de su pecho, para poder quitárselo de encima.

─Nada, vamos a descansar ─la guió a una banca donde la obligó a sentarse.

Se quedaron así por un momento, sentados y observando a las personas caminar, hasta que Kagome no soportó más el silencio y se levanto de un salto.

─Creo que esta haciendo un poco de frio… ─comentó ella sin mirarlo a la cara, pero apenas acabó de hablar ya se encontraba sentada en la banca de nuevo con Inuyasha tomándola por la muñeca.

─No te vallas ─le ordenó y al soltarla se sacó la chaqueta y se la puso sobre los hombros, desviando la mirada y tratando de esconder un sonrojo.

No podía decir que era algo normal en el eso de ser caballeroso y con una completa desconocida, que cada vez le parecía más y más familiar, como si en algún momento ya la hubiese conocido antes de esa tarde.

─Gracias ─susurró ella aún más incomoda por la situación.

─Sabes, creo que esa ropa no te sienta nada bien ─comentó el chico y ella lo miró ceñuda─. No, no te ofendas.

─No tengo nada más, no soy una niñita rica que puede desperdiciar hasta cien dólares en una playera ─le recriminó ella desdeñosa.

─De hecho fueron doscientos setenta ─informó él encogiéndose de hombros, pero rápidamente miró al piso y se concentro en decir lo que planeaba─, pero a lo que me refería era a que tal vez algo de ropa para chica te sentaría mejor que esa playera y esos pants.

Kagome lo miró con las cejas alzadas.

─ ¿Y? Ya te lo dije rico bastardo no tengo más ─su tono se volvió claramente hostil, pero no soportaba burlas o comentarios hirientes, como podría soportar los golpes y el frio que hacia ya muy entrada la noche.

Inuyasha miró al otro lado del camino de gravilla y clavó sus ojos en un árbol cualquiera, tratando de evitar verla a la cara en ese momento.

─Yo te la puedo conseguir, mi prima tiene de sobra… No creo que le moleste si le pido cuatro o cinco cambios ─ ¿de donde había salido su lado humanitario y caritativo? Ni siquiera lo sabia, pero por algún extraño motivo no la podía dejar así como así. Por lo regular era arrogante y orgulloso y nadie en ese mundo valía la mitad de lo que a su parecer, él valía.

─No ─negó ella sin tener que planteárselo dos veces, eso no era algo que pasara todos los días y si alguien estuviera presente con ella le hubiera dado de golpes por haber rechazado esa oferta, pero sencillamente no podía aceptar eso de un desconocido.

Inuyasha se giró y la miró furioso, pensando que esa era una desagradecida, pero tal vez su orgullo (como a él) no le permitía aceptar ayuda de nadie.

─Como quieras, pero es la única vez que te lo ofres…

Un adiós te puede doler,

Mucho más si no hay un porque,

Pero es más duro saber,

Que tal vez no vas a volver…

Inuyasha se levanto de un salto y de su bolsillo trasero saco su celular, el cual contesto con un rápido movimiento, después de echarle un vistazo a la pantalla a la que le sonrió al instante.

─El mejor hombre que encontraras para calentar tu cama al habla… Si, lo supuse… ─Kagome se quedo helada la oír ese tipo de contestación, pero al escuchar la risa del chico no pudo evitar concentrarse de nuevo en la platica, olvidando por completo el hecho de que parecía ser igual que su adorado Miroku─ Eso no lo pensaste al momento de golpearme perra… ─en ese momento la joven de ojos achocolatados no supo definir muy bien el porque se enfurecía al darse cuenta de con quien hablaba por teléfono─ Claro… Como digas Kikyou… De acuerdo ¡Pues consigue quien te lo meta! ¡Yo no estoy para jueguitos sucios!

Kagome lo observo con la boca abierta y claramente impresionada, al igual que un par de personas que lo miraban de manera reprobatoria y es que a la chica no le parecía para menos si lo más comprometedor se le ocurría gritarlo a los cuatro vientos.

El heredero se giró y miró a la joven.

─Me tengo que ir ─le informó sin más y hecho a correr, pero justo antes de dar vuelta en la primera esquina, se detuvo en seco y regresó corriendo hasta donde se encontraba ella─. Lo lamento lo olvide ─en ese momento lo único que paso por la cabeza de la chica fue que quería de regreso la chaqueta que le había prestado, pero cuando los labios del chico se posaron muy cerca de los suyos, en su mejilla, se sonrojo de manera alarmante y él se alejó corriendo de nueva cuenta.

Sentía un ligero cosquilleo en su estomago y la piel ardiéndole justo donde la había tocado, pero aún así, pudo reaccionar a tiempo.

─ ¡Espera! ─lo llamó y él se volvió a detener─ ¡Tú chaqueta! ─vociferó quitándosela de los hombros, pero el solo soltó una carcajada que la paralizo.

─ ¡Me la darás mañana! ¡A las seis en la entrada! ─y sin decir nada más se marchó corriendo rápidamente, con una sonrisa la ver como la chica, que apenas dejaba de ser una niña lo miraba totalmente alucinada y es que no le parecía para menos.

(…)

Kagome se dejó caer en la colchoneta que le había prestado Souta y se cubrió con la vieja manta que seguramente el anciano dueño del templo de había dejado en la entrada de la bodega varias noches atrás y justo después, se cubrió con la chaqueta de Inuyasha abrazándola de manera ausente pero firme mientras inhalaba su aroma, llenándose los pulmones de él.

Ese día había sido uno (por no decir el más) maravilloso de su vida al conocer a ese chico tan idiota, pero que sin duda alguna era lindo.

Sabia que no debía, pero ya no era posible que se lo sacara de la cabeza, él había sido no él primero en coquetearle, pero si, había sido él primero en hacerla sentir de esa manera y eso la había marcado de una manera un tanto confusa, pero dándole una nueva ilusión de que pronto lo vería, cosa que sin duda ella creía jamás entendería.

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Continuara…

Hola!!! Bueno, tal vez las cosas van un poco rápido, pero son las 2:26 de la MAÑANA y la inspiración se me ha escapado como no tienen la menor idea, pero si no lo escribía en el momento en que se me había ocurrido, jamás hubiera podido escribir el capitulo.

Bien… Ahora sip, me voy a dormir… es posible que el próximo capitulo lo publique el Sábado en la tarde si me vuelvo a desvelar las próximas tres noches… Por suerte aun me quedan vacas!!!

De acuerdo… me voy!!!

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Kisses!!!