HUYENDO DE TI
CAPPITULO 1
La tarde hiba cayendo, los arboles se levantaban majestuosos en la vereda, las hojas del follaje pintaban el suelo con sus colores ocres, mientras la tarde hiba perdiendo su color y daba paso a los últimos rayos de sol. A lo lejos por el camino, se observaba un carruaje que rompía el silencio del momento. Dos hermosos caballos percherones negros con sus patas en color blanco tiraban de un carruaje que atravesaba el espesor del bosque, un hombre de mediana edad los tirabas, vestido con una capa de color café mantenía el curso de la diligencia.
Después de cruzar la arboleda se detenía en una hermosa mansión de piedra con grandes ventanales, sus marcos de color blanca y su puerta de roble blanco, la mansión era de tipo victoriano, aquel hombre descendía del carruaje y entraba al recibidor de aquella mansión.
En su interior se mostraba inmaculado, las cortinas corridas dejaban entrar luz al espacioso recibidor, una pequeña sala para invitados de color verde agua estilo Luis xv y otra más sencillas enfrente de la puerta de recibidor, a mano derecha se encontraba un taburete con un cristo y velas, la habitación en un color blanco decorado y el piso era de un mármol color perla que era finamente pulido, del lado derecho una escalera de acabados de mármol.
Alguien en el segundo piso vigila celosamente la entre esperando que el cochero hiciera su aparición una joven de rubio cabello suelto, un vestido sin mangas de color oscuro daba muestras de su figura, una joven de no más de 19 años, esperaba con ansias el arribo de aquel cochero. El hombre entraba sigilosamente por el vestíbulo, su camisa blanca y sus pantalones de color gris, con una bufanda café, era el atuendo de aquel hombre, sus manos estaban entre lazadas cerca de su pecho y su mirar reflejaba una angustia impredecible.
¿La joven rubia se acercó al barandal de la escalera, para observarlo como entraba a la estancia de aquella mansión, sin detener más su angustia dijo – Erick es buena o mal la noticia? - mientras aquel hombre de tés triguello y ojos negros la veía perdiéndose en la desesperación de aquellos ojos verdes.
Dijo viéndola a los ojos- señora, las noticias son buenas, así como malas-
La mujer estaba desesperada hablándole desde el inicio de las escaleras- deja de hablar en clave- dijo con su cara de preocupación, sabía que las noticias que le daría ese hombre cambiarían su vida.
Bajo de inmediato las amplias escaleras que conducían al piso inferior y el hombre le hablo- la buena noticia es que el Sr. Andrew está vivo- dijo ella bajaba los últimos peldaños de las escaleras llevándose la mano derecha al corazón esas palabras le traían un poco de alegría a su vida.
Al bajar hasta tocar el frio mármol de la habitación se colocó frente aquel hombre y el endureció su rostro – y la mala noticia es que él está llevando una vida tortuosa-la cara de la mujer bajo y su rostro se llenó de dolor, era una mujer muy bella pero su cara se veía cansada, se dio la vuelta dirigiéndose al sofá principal de la sala, mientras aquel hombre la siguió con la mira.
Ella mantenía su mano puesta en el pecho y el volvió hablar- la buena noticia es que él está tratando de olvidarte- dijo sin miramientos, continuo- y la mala noticia es que no está siendo capaz de olvidar a pesar de beber todo el día- ella seguía caminando como autónoma para alcanzar el sillón continuo el monologo ese hombre- tal vez la buena noticia es que su mente también acepta, el hecho de que ya no estas; tal vez la mala noticia es que su corazón no es capaz de entender su mente-
Fue la última palabra que dijo antes que la mujer cayera rendida y sus ojos empezaran a querer llorar, se dejó caer en ese sillón como si su vida se hubiera hido en un segundo escuchando esas palabras, los sentimientos apenas pudieron hacer que ella hablara- están extraño- dijo entre sollozos- que jamás ha visto el amor que le tengo y aun así el me ama tanto- dijo mientras el llanto amenazaba con salir de sus hermosos ojos verde continuo- él es tan carente de que la persona que nunca ha visto, se encuentra tan cerca de el- el sentimiento lleno su ser y se dejó caer llevando sus manos a su pelo y su rostro ocultándolo queriendo detener su corazón que quería salir de su pecho a causa de tanto dolor- ¿ qué he hecho?- dijo mientras dejaba fluir su llanto.
Aquel hombre aun con las manos en su pecho, se acercó a ella- no ha hecho nada, señora- dijo mientras se acercaba a ella, su cara denotaba angustia y aflicción- es todo culpa mía- dijo con sentimiento en su alma, el mismo dolor de su señora él lo compartía.
Él se hinco frente a su ama y dijo- no debe perder más tiempo de ir con el sr. Andrew- su voz se dulcifico y dijo- y aclarar este malentendido que tiene, procure, además decirle que Neil no está muerto sino vivo-.
Ella se levantó de un solo golpe su corazón estaba afligido y lleno de dolor, su cara demostraba desesperación- ¿cómo hago para ir Erick? - dijo como una súplica al viento sin tener fuerza para verlo, volteo por instinto a ver a su alrededor, esa casa fría y lucubre que la tenía prisionera- si la espira que me ha mantenido aquí no me deja ir- sus ojos empezaron a llorar con desesperación e impotencia.
En medio del dolor y la desesperación aquel hombre hablo- he encontrado una solución a eso, señora- la mujer volteo a verlo incrédula – al regresar, ya había estado en la casa de esa mujer que le dicen hechicera- ella lo miraba fijamente, saco de su pecho algo y lo extendió ante su ama, era un hermoso espejo con detalles en rojo, incrustado en plata y dijo- he traído este espejo de allí-ella lo miro con incredulidad y tomo el espejo, lo observo como si fuera una chispa de paz en su alma – me dijo que este espejo es el "ojo del señor Shania, los espíritus huyen de el – dijo mientras la mujer sostenía firmemente el espejo aun con incredulidad – téngalo con usted y la dejara llegar a la ciudad para ver a señor Andrew, ese espíritu no será capaz de hacer ningún daño señora, mientras lo porte- dijo el hombre con voz firme.
En medio de la noche un carruaje cruzaba los caminos inhóspitos del bosque de Lakewood, la noche era inclemente y el frio empezaba a notarse al igual que la neblina, pero eso no impidió que un carruaje rompiera con los ruidos del bosque. Un cochero con una capucha negra, de mirar penetrante y de compleción robusta lideraba esa diligencia, dentro de ella un alma que buscaba consuelo para su atormentada alma.
La luz de la luna que entraba por la ventana de ese carruaje solo reflejaba, la cara de una hermosa dama con piel blanca y unos hermosos labios de color rojo, un sombrero blanco y una chaqueta, en sus manos contrastaba el espejo de plata que no dejaba de mirarlo con la esperanza de salir de esa pesadilla. Una plegaria al dios todopoderoso se alzaba para sus adentros, mientras los cascos de los caballos retumbaban en el eco de la noche, mientras surcaban las arboledas del bosque de pronto la neblina se hacía más densa.
Al llegar a una encrucijada el cochero detuvo su andar y bajo del caballo, dijo firmemente- señora ha caído la noche y también la neblina, vamos a tener problemas para ver el camino- fue lo que dijo a su ama dentro del carruaje; de forma amable para que entendiera le dijo- ¿Por qué no nos quedamos aquí en la casa de huéspedes para pasar la noche? -
La joven se asomó por la ventana del carruaje con una cara serena- Sr. Whinmant, tengo que llega destino tan pronto como sea posible- suspiro sabía que era solo una oportunidad que tenía para llegar a su laso y dijo- ahora nos detendremos solo después de llegar a nuestro destino de acuerdo-
El hombre la escucho y entendió que no había poder humano para hacerla cambiar de opinión, el observo la determinación en su rostro – bueno como desee señora- dijo dispuesto a subir al carruaje para comenzar su marcha, el silencio de la noche fue interrumpido por un fuerte alarido que retumbo hasta lo más profundo de sus huesos de ambos, llevándose un sobre acogedor sentimiento de miedo.
¿La joven espantada pregunto- esto...? que fue ese ruido? - su miedo llegaba a su alma, saco la cabeza del carruaje viendo al espantado cochero - ¿escuchaste? -
El hombre espantado solo pudo decir- si señora lo escuche- la joven vio así la profundidad del bosque.
-parece como si alguien está en problemas y necesitara ayuda- dijo con la mirada fija al bosque buscando el origen de aquel sonido.
El cochero con expresión fija le dijo- voy a ir a ver señora- diciendo esto dio la media vuelta y se internó en el bosque que en esos momentos era cubierto por la densa neblina, perdiéndose por un sendero donde pensó que provenía aquel ruido.
Los minutos pasaban y la joven se desesperó al ver que aquel hombre no regresaba, abrió con firmeza el carruaje y se bajó de él, el crujir de las hojas del follaje bajo sus pies se hizo sentir y comenzó su marcha para adentrarse en aquel bosque.
De pronto se escuchó otro grito, la mujer reunió todas sus fuerzas al escuchar ese sonido, su corazón aunque retumbaba alocadamente decidió ir a la búsqueda de aquel cochero, con su mano derecha se aferraba al espejo y dijo- ¿ sr. Whinmant?- al no escuchar respuesta decidió que la única opción era encontrarlos, camino por unos minutos entre el espeso bosque, sus pisadas en el follaje a la hora que sus botas aplastaban las hojas secas volvió a llamarle -¿ sr. Whinmant?- siguió con su marcha llamándolo, mientras se internaba en el bosque, el frio calaba sus hueso y solo se aferró a su abrigo mientras su falda recta ondeaba con el aire.
Una cosa llamo la atención de la joven entre la maleza, sentado enfrente a un árbol se encontraba el señor Whinmant, esta se encontraba con su capucha puesta sus brazos a lado de su dorso sus piernas estiradas, ella lo llamo, pero no recibió contestación, así que se acercó más.
Su cara era de miedo, pero su valentía fue más, a paso lento se fue acercando aquel hombre que parecía estar en un tipo de trance, se hinco para estar nivel y la joven lo volvió a llamar, cuando se acercó más.
De pronto el hombre reacciono y estiro su mano fría para sostenerla de la manga, la joven grito despavoridamente, al ver su cara sin expresión alguna, sus ojos en blanco y la voz distorsionada que salía de aquel hombre- no dejare que los dos se unen lo único que dijo mientras con una fuerza descomunal lanzaba a la joven por los aires, por ese mismo hecho dejo caer el espejo, el sonido del vidrio rompiéndose fue lo único que se escuchó después de su grito.
Ella estaba en la tierra fría y giro su cabeza con terror viendo como el espejo se había roto en pedazos, su única esperanza de llegar a Albert había quedado rota en el piso, y el fantasma de Neil la tenía a su merced.
De pronto sintió la desesperación y un medio profunda recorrer toda su alma, se sentó sobre ella y empezó a buscar a su agresor con desesperación, su respiración era agitada y apenas podía articular algún sonido, de pronto todo se empezó a volver negro; ella lo sabía estaba perdida había caído en la trampa de aquel ser de maldad.
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la maña recién empezaba en la mansión de Chicago, era una mañana fría; en el jardín aún se podían ver vestigios de neblina, la imponente mansión victoriana de color rojo y blancas ventanas, techos pintados de azul y su campanario, se imponían en el amplio terreno que formaba parte de la mansión de los Andrew, la delimitación con la calle sin duda era una reja amplia con el símbolo de la familia.
El sonido de una mujer se escuchaba por los pasillos de la casona, sin duda el caminar cansado de Eloy Andrew era conocido por la servidumbre la pobre anciana de pelo canoso se había dedicado toda su vida para atender a su único sobrino después de la muerte de su padre. Había tenido tres sobrinos a su cargo, pero todos habían tomado su camino.
Antony Brown se había dedicado a ser médico y había emigrado a New york, ahora tenía su propia clínica donde atendía felizmente, aun no se había casado pero tenía una hermosa prometida llamada Lily; Steart era un gran inventor que había emigrado con su esposa Paty O'Brien hace un año para Escocia donde había puesto una fábrica y Archie su amado nieto se encontraba terminando su carrera de leyes en Washington pero no le preocupaba está comprometido con la hija de los Britter una señorita llamada Annie la cual era de modales intachables y estudiaba modas en Paris al terminar sus carreras volvería para su casamiento. Ahora solo le preocupaba su William.
Esa mañana como era costumbre de la anciana lo buscaba con afán por la mansión- William, William- decía mientras hiba abriendo cada una de las habitaciones de la planta baja, hasta llegar al estudio suspiro por enésima vez antes de abrir en par en par las pesadas puertas de caoba de la habitación.
Entro y jalo de un impulso las cortinas para permitir el paso del sol, suspiro había encontrado a su sobrino, recargado en el amplio escritorio, viola a la vida con gestos por la luz que se filtraba por la ventana, su cabello rubio finamente cortado, su cara era pálida y la seña de una barba se dibujaba en su rostro perfecto, tenía la misma camisa de ayer una hermosa camisa de seda de color azul rey su mano quería tapar sus ojos de la luz pero era imposible el sabia en el fondo que su tía lo había encontrado.
Despertó recargado su cuerpo en la silla que había hecho de función de cama esa noche, llevando su mano derecha a la cien, mientras la luz daba vida por así decirlo a ese lucubre lugar.
El escritorio estaba junto al amplio ventanal, la figura de Eloy parada a la ventana, lamparas de luz en las paredes de color beige con cubre polvos de madera, el escritorio con algunas hojas de papel, un quinque a media luz todavía seguía prendido, del lado derecho del escritorio una licorera con un cuarto de su contenido y un vaso tirado en escritorio era la estampa que se observaba.
¿La ti Eloy junto sus manos cerca al hermoso vestido azul con estampados que llevaba, su pelo cano recogido soltando un suspiro le hablo al recién hombre que despertaba- Hijo has estado bebiendo toda la noche otra vez? - dijo no en forma de reproche sino de preocupación. Se acercó al amplio escritorio para quedar frente del aun de pie y dijo- ¿qué es lo que te pasa, hijo? - su cara mostraba preocupación, bajo su mano azotándola en el escritorio- ¿Qué pasa?
William Albert Andrew aún tenía la resaca en su cara, su mirada perdida sin hacer mucho caso de lo que su tía decía, pronuncio unas palabras con una tilde de dolor- tía, es hoy 25 de octubre – suspiro sin quitar su vista al vacío- se suponía que debía encontrarme con ella ahora-
La tía abuela tomo un tono más fuerte para hablarle, sabía que debía hacer algo para ayudarlo- lo sé, pero ya han pasado dos años de eso, hijo- se acercó a él poniendo las manos sobre el escritorio- ya han pasado dos años desde la muerte de Candy, ¿Por qué estas empeñoso en arruinar toda tu vida por una chica que nunca viste? - decía en desesperación tratando de sacarlo de su trance, el retiro su mano de la cien y la vio fijamente mientras decía- ya es tiempo de olvidar el pasado William-
Su cara reflejaba tristeza y de solución, pero al hablar lo hacía firmemente- no, tía- se levantó suspirando de la silla, sus botas se escuchaban cuando caminaba por el crujir del piso de madera mientras se acercaba al amplio librero de la pared diciendo- todo está un poco atascado en el tiempo- y caminaba desviándose a la ventana siguiente- solo pienso ¿ por qué Dios nos da el reto de vivir a pesar de tomar todo de nosotros?- mientras se detenía observar el amplio jardín por la ventana, la tía abuela solo se limitaba a observarlo.
¿Por qué me deja vivir así? - mientras sus manos eran llevadas a los bolsillos de su fino pantalón de color gris mientras su mirada se perdía en un punto cualquiera.
¿La tía abuela no aguanto más y hablado- sé que es mucho lo que te ha quitado la vida hijo, pero? - llevando sus manos a juntarlas por inercia misma, pero comenzó a caminar para llegar a el- pero igual te ha dado mucho- levanto sus manos para explicarle- eres William Albert Andrew el patriarca de un poderoso clan, el gran empresario de América, envidiado en Europa; el que ha logrado abrir el campo en Asia- continuaba con su monologo mientras se acercaba a él. con despescarían hablo- ¿qué te hace falta hijo?, lo tienes todo talento, hermosura por dentro y por fuera, tu voz manda en todas las esferas, eres sano ¿qué te falta? - dijo con desesperación la anciana.
-Una razón para estar vivo- fue lo único que dijo mientras su mirada seguía perdida en la nada, la cara de su tía se transformaba en tristeza y dolor al ver a su sobrino así – tengo todo para respirar, tengo dinero para pasar mi vida, pero no tengo a nadie conmigo para vivir mi vida-
La tía abuela se acercó a William viéndolo como aquella vez de la pérdida de su hermana Rose destrozado y solitario, le tomo un brazo y lo acaricio, su dolor era el de ella- recuerda hijo – mientras Albert permanecía estático en esa ventana- hubo un tiempo cuando yo estaba abatida y sin esperanza y recuerdo lo que me dijiste- aun sostenía su mano- siempre hay alguna razón, un lugar donde vivir la vida; si ese no es el caso, dios envía por nosotros- la tía abuela se giró para estar enfrente a él con una mano sostuvo su cara para que la viera a los ojos- este no es el caso William, recuerda cuando murió mi hijo – lo miro dulcemente su sobrino había estado al pendiente de ella reconfortando era un niño pero sus palabras la habían vuelto a la vida- olvídalo y busca un motivo porque no permitiré que te pierdas en esa soledad devastadora- sonrió y le puso la mejor cara- voy a pedir a Doroty que haga un desayuno rico y fresco para ti ¿bueno?-
El vio el dolor en su corazón, pero, aunque buscaba el motivo no podía encontrarlo así que le dijo- no me siento bien como para estar en la casa hoy- vio de nuevo a la ventana- quiero salir a cabalga y distraerme- su mirada perdida y un suspiro- solo, necesito hacerme unas preguntas y encontrar unas respuesta- fue lo que dijo en un tono frio y vacío – no puedo llenar la soledad de mi vida, pero almenas puedo despejar mi alma con la brisa del aire cuando cabalgo por las praderas-
La tía abuela lo único que pudo fue asentir sabia la soledad de su sobrino era inmensa, la vida siempre le había quitado todo su padre primero, su hermana y lo habían dejado con la carga más fuerte sobre sus hombros el hecho de ser el patriarca de un clan, donde la fuerte y las intrigas siempre estaba presente.
William se fue directo a su cuarto, lavo su cara para sentir la frialdad de la misma, al menos aun su cuerpo sentía algo a diferencia de su alma, después fue a colocarse su traje para cabalgar y con paso firme se dirigió a las caballerizas.
Mientras salía con su poderoso caballo blanco percherón a todo galope por el sendero de piedra rumbo al bosque recordaba la vieja canción escocesa que cantaba su madre.
Usted dice que es la vida. ¿Pero porque no puedo encontrarla dentro de mí?, ¿por qué nos configura en los viajes que no tienen destinos?, dime ¿Qué clase de Dios eres?, debido a que sus promesas no tienen sentido. Tiene que haber alguna razón algún lugar por eso que también es impotente,
El viento le rozaba la cara mientras cabalgaba a todo galope por la extensión de tierra, bendecía a dios por que la mansión se encontraba afueras de Chicago, donde un hermoso bosque se hacía presente.
Cuanto más te busco, no te encuentro. mi mente no cambia ese rasgo suyo, dime ¿por qué tienes una que vivir esta vida a tu manera?,¿Por qué nos das tanto dolor?
El caballo se agito con su jinete y antes de llegar al orden de una cascada remilgo sus riendas hizo UE el caballo se detuviera y desmonto, con la rienda del bello corcel en su mano comenzó a caminar haciendo miles de preguntas en su mente.
Usted no nos deja vivir en el amor, y tampoco nos deja morir por él, usted dice que es un compañero, entonces ¿por qué no se pone de pie por mí?, ¿está molesto o no le caigo bien?, no me escuchas, tiene que haber alguna razón, algún lugar por eso que también es imponente.
De pronto mientras caminaba y bajaba por el sendero, preguntándose porque dios era tan malvado como aquel verso Gálico que decía su madre, voltio la mirada y vio algo que no podía entere, junto al riachuelo había una mujer tirada.
Una bella rubia, no era muy alta por lo que podía ver solo tenía 1.65, su cuerpo era perfecto, vestía una linda falda gris y una camisa de seda de color café, esta va inconsciente junto al rio, de pronto comprendió todo. Soltó la rienda del animal y corrió auxiliarla, algo dentro del necesitaba ayudarla
Llego donde se encontraba entre las piedras y se cinco para ver su rostro, esta desmañada, pero como había podido llegar hasta ahí, la volteo para ver su cara y dijo- dios mío¡ me escucha- golpeando suavemente su mejilla – escucha abre tus ojos- su cara de angustia por la chica era muy evidente- muchacha no reaccionaba a pesar de sus ruejos, una fuerza en su interior lo impulsaba a cuidarla a resguardarla no podía dejar así aúna mujer tan Angelica, pero porque sentía esta necesidad de protegerla. El no daba crédito solo actúa por impulso y la tomo entre sus brazos y llamo a su caballo. En unos segundos ya la tenía junto a él y montando de regreso a la mansión.
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Hola espero les guste esta corta historia les pido por favor que le den una oportunidad, es una historia basada en una película hindú llamada "1920 el retorno del mal"; se preguntaran el ¿Por qué ?, transpolar esta historia al mundo de Candy Candy, pues la razón es cuando la vi por primera vez me quede prendida de la historia de amor y de terror que se transfigura en esta historia.
Siempre me recordó a nuestra querida pareja de rubios adorados y no pude resistirme a llevarla a este mundo de fantasía.
Así que espero que le den la oportunidad de entrar y conocer esta bella historia de amor con nuestros personajes favorito.
De ante mano muchas gracias y espero y les guste tanto como a mí. los invito a acompañarme en esta corta pero hermosa aventura
Atte. Ana muchos besos y abrazos
