Prólogo
Holas, holarias y holanda.
Es primera vez que escribo un FF de Shingeki no Kyoyin. La serie terminé de verla hace poco y me ha encantado. Bueno, decidí escribir sobre Sasha Braus y Levi Ackerman que vaya que son distintos, personalidades distintas y habilidades distintas, pero me gusta probar con parejas extrañas y que no tengan nada en común porque resulta interesante xD Además uno de mis personajes favoritos femeninos de la serie es la Chica Patata y según vi, hay pocos fics de ella.
Así que sin más preámbulos aquí está el prólogo.
Fue culpa del cansancio. O tal vez del apetito mortal que siempre cargaba. Solía levantarse por las noches a comer, pero esta vez le fue prohibido. El motivo apenas lo lograba recordar con el ruido de sus tripas resonando por toda la sala. No era de su agrado faltar a las reglas, pero cuando el hambre llamaba, debía ser escuchado. Así era su regla de vida... y vaya regla. Sólo le había traído problemas. De ser lo contrario no sería apodada como la Chica Patata. Aquel apodo no le gustaba en lo más mínimo y agradecía que a estas alturas y con todo lo ocurrido ya no fuera llamada así; excepto por Jean. Pero ignoraba esa parte. Ahora sólo se concentraba en comida.
Logró llegar a la cocina. Y para ella fue el paraíso terrenal. Podía sentir el aroma de la carne entrar por sus fosas nasales las cuales se agrandaban y achicaban a medida que olía más de cerca. Sus ojos brillaron ante la dichosa y apetitosa carne que su mayor había dejado guardada para el día siguiente.
Antes de agarrarla entre sus manos se detuvo un momento a reflexionar sus acciones. No cumplir con la palabra que Levi había ordenado sería una sentencia final. Sin embargo, su estómago pedía misericordia. Las tripas se estrujaban en su interior.
-Sólo será un trozo pequeño... -Masculló para convencerse a sí misma. Miró hacía los dos lados y agudizó su sentido auditivo para comprobar que nadie estuviese cerca. Perfecto, pensó y una sonrisa se asomó en su rostro. Agarró la carne y la meció cuál madre mese a su bebé. Ahora sólo debía volver a la habitación donde dormía ella con las demás chicas.
Antes de salir de la cocina se asomó para no ver a alguien cerca. Pasillo vacío, es hora de apresurar el paso. ¡Marchando! Su rostro irradiaba felicidad. Aquella carne sería su nuevo tesoro... bueno, hasta que se lo comiese, o sea en unos minutos más.
Apresuró el paso hasta que una fuerza la detuvo. La agarraba desde la cola de caballo desarreglada que traía. Sus ojos se abrieron como platos y la voz no pudo salir de su boca. Sólo pudo voltear para ver quién había descubierto su robo.
-¿Qué crees que haces? - Preguntó el Sargento Levi.
Su rostro serio e inexpresivo más fue horrible que sentir una apuñalada en el pecho. Era como estar parada frente a un titan de trece metros de altura. Claro, solo es un ejemplo. Ella era más alta que él. La castaña soltó la carne apenas al verlo y el pelinegro en un movimiento rápido la agarró para que no se ensuciase.
Fue en ese momento en que su castigo comenzó.
