Su profesión era preparar a los otros para la muerte, le causaba estupor hallarse tan mal dispuesto para la suya

Zombi Loan

Capitulo 1: Sentencia

La vida le estaba jugando una broma pesada, algo en el universo debía estar mal, él, Chika Akatsuki el más orgulloso de Zombi Loan había sido derrotado, la mitad de su propia espada le atravesaba el torso. Michiru Kita la chica a quien habían prometido proteger estaba inconciente en algún lugar del techo y su compañero Shito era el único en pie enfrentándose a un zombi ilegal que parecía invencible.

Al despertar se encontró de nuevo en las oficinas centrales de la compañía, su cuerpo estaba restaurado, Michiru calentaba torpemente agua para el te. Todo parecía normal, excepto porque en los sillones estaban acostados Shito y Yuuta al parecer dormidos. Cuando intento acercarse Bekko lo sostuvo por el hombro.

-Chika- le dijo solemne –escucha, Shito no ha despertado, Yuuta curo sus heridas pero eran tan graves que se gasto mucha de su energía ectoplasmica, aún así no despierta. Dime ¿qué paso ayer en el techo?-

-no lo sé- contestaba sin despegar los ojos de su compañero –me desmaye- llego al sillón sentándose a lado del cuerpo inerte. – ¿Shito?- susurro -¿Shito?- repitió más fuerte -¡Shito con un Demonio despierta!- le gritaba agitándolo.

El chico despierta con un horrible dolor de cabeza, ojos ardiendo, cuerpo pesado y débil. -¿Qué?- articula y él mismo se sorprende de la pesadez su voz.

-Shito ¿qué pasó en la batalla de ayer?- preguntaba desde atrás Bekko

-yo…yo…- se sostenía la cabeza con ambas manos tratando de mitigar el dolor.

-déjenlo descansar- intervenía Michiru preocupada

-ayer- comenzaba el relato –no estoy seguro de lo que pasó ayer, estábamos sobre el techo de un edificio. Era último en pie, había perdido mi pistola y no tenia fuerza suficiente para invocarla de nuevo. Chita estaba gravemente herido y todo estaba en nuestra contra.-

Flash Back

El viento golpeaba furioso, el zombi ilegal jugaba con sus victimas regodeando lo fácil que seria matarlos de un golpe aunque pensó que la tortura seria la mejor opción.

Estaba a punto de clavar su cuchillo en alguna parte del guerrero que aun se dignaba a enfrentarlo cuando un ser encapuchado apareció en medio de los contrincantes

-ahhh no, no dejaré que un shinigami me robe a mis presas- reclamaba el zombi al recién llegado

Pero él tipo ni se digno a mirarlo, comenzó a caminar hacia Shito que extendió los brazos a los lados protegiendo al chico que tenia desmayando a su espalda.

El ilegal furioso lanzo una lluvia de flechas contra el sospechoso sujeto, las rasgaduras en su tunica lo enfadaron, el brillo de sus ojos asesinos se asomo entre las sombras, el otro intento atacarlo de nuevo pero antes de hacer nada estaba atrapado, una mano blanca como el mármol le sostenía del cuello, elevándolo, asfixiándolo. Lucho, golpeo y pataleo, lo único que consiguió fue ver a su verdugo, con un ultimo golpe le quito la capucha revelando a una chica no mayor de 16 años, cabellera y ojos castaños, piel en extremo blanca y con mueca seria y aburrida.

El sonido de los huesos rotos y la imagen de la cabeza de su enemigo colgando inerte lo volvieron a la realidad, tenia miedo, terror. Shito Tachibana era un hombre frío, al que poco perturbaba la pasión ni molestaba en absoluto la disciplina no obstante, su primer impulso fue asirse firmemente a la ilusión de la inmortalidad. Quiso huir, salir corriendo pero no pudo, su sentido del deber era mayor, no podía dejar a sus compañeros.

-n-no dejaré que te los lleves- Trato de sonar lo mas convincente posible, pero el terror en su voz lo delato

-aun no…- contestaba la chica sujetándole el cuello con la mano, delineando el anillo negro con una uña –pero pronto…-

Flash back end

-Es todo lo que recuerdo, después de eso desperté aquí- concluía su relato con la cabeza entre las manos.

-eso lo explica- la voz de Yomi invadía el lugar, mientras Bekko sentaba pensativo detrás de su enorme escritorio

-¿Qué? ¿Eso qué explica?- le cuestionaba Chika caminando hacia su jefe

-Michiru…¿puedes ver el anillo de Shito?- preguntaba la otra chica sin siquiera girarse

-si- le respondía la pelirrosa de lo más normal –aunque parece… ¿más claro?- acercándose a mirar con atención.

-¡no puede ser!- Chika temblaba por la conmoción, la respiración de Shito se detuvo por completo

-¿qué significa?- preguntaba Michiru al no entender la reacción

Yomi se acerca a ella alejándola un poco de los chicos que seguían con la mirada pegada al piso. –ya sabias que cuando un anillo se pone completamente negro es la hora de su muerte ¿no?-

-si, pero ellos son zombis, ya están muertos sus anillos siempre son negros- obviaba la menor

-si…y no- Yomi la abrazaba en un gesto protector. –el anillo negro es la marca que señala al shinigami a quien llevarse-

-cuando mi marca se vuelva negra de nuevo vendrá esa shinigami y me llevará- respondía Shito sin levantar la mirada –es una sentencia-

-pero…pero tú ya estas muerto ¿cómo puede pasar?- temblaba

-los shinigamis siempre quieren llevarnos, nuestra presencia en este mundo es una abominación. Pero no nos puedes llevar por el contrato que tenemos con Watashimori o Bekko como quieras llamarlo. El que haya aclarado su anillo significa que ni el contrato los detendrá, cuando llegue el momento se lo llevaran-

Al menos hay una buena noticia, el rubio giraba en su sillón, la recompensa por ese zombi se las cargaron a ustedes, era un duro adversario, su cuota era muy alta- lanzándole a Chika el pagare

-l-la…la mitad, con ese llegamos justo a la mitad de nuestra deuda- anunciaba –estamos más cerca de la libertad- gritaba nervioso

El día termino, los chicos regresaron a sus aposentos, Shito se encerró en su habitación, no quería comer, no quería ver a nadie, quería estar solo. Se tiro en su cama a pensar.

La agencia le proveía de todo cuanto necesitaba y cuando muriera lo enterrarían con honores; y si nadie lo lloraba, eso también podía contabilizarse como una recompensa final del celibato. Sonrío melancólico. Había vivido demasiado tiempo, tanto que creyó que era inmune a los sentimientos, ni odio ni amor, ni miedo ni tristeza, pero ahí al filo del abismo con una sentencia de muerte colgando literalmente del cuello volvió a sentir y sintió como nuca antes lo había hecho.

Él siempre tuvo lo que necesitaba y nunca había deseado más de lo que podía disponer. Había aceptado la disciplina de la mafia Xu Fu y la familia le había dado seguridad, comodidad y campo para sus talentos. Había sido más dichoso que la mayoría de los hombres y si nunca sintió felicidad es porque nunca se sintió infeliz…hasta ahora.

-¿Shito?- se escuchaba la voz de una chica que insistió durante unos minutos

-oye Shito, Shito… Tachibana tienes Fanta- las voces idénticas de dos personalidades distintas insistieron en otro momento antes de la cena

-¡Shito!...Shito…oye tú…¡eh!...me comeré tu cena si no sales…- pero quien insistió toda la noche fue Chika - ¡Shito! –Decía pesadamente-…oye ya…déjame entrar hace frío aquí afuera…traigo cartas…bueno prometo que me quedaré cayado sólo déjame entrar- justo antes del amanecer la puerta se abrió revelando a un ojeroso, desilusionado y temeroso niño que se abrazaba a si mismo. –rayos- suspiraba el invitado antes de entrar y cobijarse junto a su nuevo compañero de cuarto.

Pasaron horas en silencio Chika lo abrazaba por la espalda cubriendo sus manos con la propias pegándolas al pecho. –Tengo miedo- susurraba el moreno

-yo tengo frío y sueño- bostezaba el peliblanco, pero contra lo esperado no hubo reprimenda, discusión o golpes, el chico al que envolvía seguía quieto y tímido entre sus brazos. –lo siento…soy un imbécil, pero no puedo soportar que estés así, reacciona, vive, muévete-

-¿vivir?- contestaba al fin el moreno -¿cómo quieres que viva? ¿Para qué quieres que viva? He estado durante siglos sobre la tierra ¿y?... ¿qué dejo atrás para que los hombres puedan recordarme? Mi vida es un asco. He hecho todo lo que me exigieron, no obstante moriré vacío y pronto mi nombre no será mas que una partida de polvo soplado por el viento de los siglos.

-eres un melodramático- se quejaba Chika abrazándolo con más fuerza

-¡increíble! dijiste una palabra de más de 3 silabas, sabía que esto era un sueño, una pesadilla, es imposible que tú demuestres inteligencia-

-Idiota –

-imbécil-

-estúpido-

-retrasado-

-ahhhh…eres un…un…ahhh- ocultaba su cabeza en la espalda del otro, no lo quería admitir pero esa pequeña acción le regreso un poco de esperanza. Quizá su Shito no estaba del todo perdido. Sonrío para si.

Un nuevo día en la oficina, la rutina continuaba.

-¿estas seguro que quieres seguir haciéndolo?- el jefe lo miraba preocupado –porque yo ya había mandado a traer…-

-Michiru me avisará del avance- tocándose el cuello –además esto no es una enfermedad, no afectara mis capacidades e incluso si así fuera aun soy más capaz que este inútil- mirando a Chika

-¿Qué demonios dijiste de mi? -

- lo que oíste Estúpido Zombi-

-¿interrumpo?-una voz femenina llegaba desde la entrada

-adelante, pasa, te serviré un te ¿eres una nueva clienta?-la atendía Yuuta

El rubio camino a la puerta para ver a la recién llegada -Hola Karlay…Yuuta no es una clienta, es…-

-¡LA CHICA DEL EDIFICIO!- gritaba Shito arrancándole la mano a Chika y colocándosela sacando de inmediato su pistola. –si intentas algo te mataré- apuntándole

Todos se sorprendieron por la reacción, pero nadie atinaba a hacer nada.

–cálmate Tachibana, ella es nuestra nueva colaboradora…su nombre es Karlray-aclaraba el jefe, la mujer se encogía de hombros sin darle importancia al arma de fuego que le apuntaba a la cabeza.

-pero…pero ella es idéntica a la shinigami de ayer- se quejaba Shita sin dejar de apuntarle

-YO SOY la shinigami de ayer.- claraba sin vacilar. Todos la miraron sorprendidos, sonó el disparo pero la bala no golpeo a nadie, ella la esquivo con facilidad. -¿por qué me disparas? ¿Qué te he hecho yo?-

-me sentenciaste de muerte- siseaba colérico

-un medico diagnostica a un enfermo terminal, pero no es su culpa que el sujeto enfermara, es lo mismo en este caso- explicaba

La pistola desapareció, todos miraban a los interlocutores. El sentenciado y el verdugo trabajando juntos. –bien- dijo al fin el moreno –trabajaré contigo… con una condición…tendrás que decirme cuando moriré. No me mentiras como le mentimos a todos, no me dirás que todo estará bien ¿Cando llegue el día me lo dirás?

-Lo haré- asintió.

La reunión táctica se realizo como de costumbre, pero a pesar de que la nueva chica seria parte del equipo eligió no participar en la cacería. –si necesitan mi ayuda, en cualquier aspecto llámenme o búsqueme en mis habitaciones, a partir de hoy vivimos juntos… o algo así- se despidió cortésmente y se fue.

En las calles Michiru buscaba alguna señal de los anillos tratando de distraerse de la tensión que existía entre sus dos compañeros varones.

-no puedes rendirte tan fácil- se quejaba chika –no puedes aceptar tu muerte así como así-

-la muerte es lo único de lo que no hay remedio, tenemos un contrato pero moriremos algún día, eso es inevitable- se defendía Shito

-quizá lo sea, pero mientras tenga fuerza peleare por vivir- levantando la manos retando al universo

-tienes mucha energía, te envidio, yo no sé lo que es estar vivo, supongo que por eso me aterra la idea de la muerte.- revolviéndole cariñosamente los cabellos a su acompañante –quisiera, al menos el poco tiempo que me queda, disfrutar de la vida, conocer lo que es vivir como otro ser humano, como un mortal.-

Chika no podía creer lo que estaba oyendo, su orgulloso y estéril compañero estaba siendo sincero, vulnerable, sensible y eso le espantaba, temía el hacer algo que arruinara el momento pero también temía no hacer nada y que el otro pensará que no le importaba. Estaba en un dilema que no pudo resolver a tiempo

–yo…- susurró

-gracias por escuchar, ahora olvídalo, esto nunca sucedió- la altivez regreso, su compañero prepotente estaba de nuevo ahí. Y no sabia si decir que eso era bueno o malo.

Su cacería fue sencilla, un par de zombis de baja clase. Regresaron a la pensión sin ánimos. Shito se dirigía silenciosamente a su cuarto cuando notó que a un par de habitaciones se había instalado la nueva inquilina.

-hola- se golpeo mentalmente por un saludo tan clásico y tan estúpido

-hola- contesto la chica acostada en su cama – ¿qué pasa? ¿En qué puedo ayudarte?-

-quiero saber de qué voy a morir- quedándose parado en el marco de la puerta

Estiro los brazos y bostezo –usted PERDERÁ SU VIDA de una enfermedad…de una dolencia que te ha aquejado desde hace mucho- se sentó en la cama e invito al chico a hacer lo mismo.

-¿y cual se supone que es mi enfermedad…shinigami-sama?- quedándose de pie, mirándola con desprecio

-Karlray…no digas mi oficio di mi nombre o yo te diré exorsistaasesinodezombis-kun- bostezando de nuevo

-bien- siseaba molesto –ahora contesta, ¿Cuál es esa enfermedad que mencionas?-

Eso es muy fácil mi estimado Tachibana. En su vida no hay pasión…usted ha estado retirado demasiado tiempo y ahora es un extraño en la familia humana. Nada ha pedido ni ha dado nada. Nunca ha conocido la dignidad de necesitar ni la gratitud por el sufrimiento compartido-

-eso es estúpido, ¿como puedo morir por eso?-

-La pregunta- aclaraba ella -es… ¿Cómo puedes vivir con eso?- las miradas se cruzaron.

Él se fue enfadado, pero camino a su cuarto se dio cuenta que la chica tenia razón, había llegado a la misma conclusión. No soportó más el estar encerrado así que salio a caminar por ahí, Cuando el frío lo golpeaba con creciente furia se dio cuenta que estaba perdido. Y no sólo por no saber donde estaba, sino porque su alma estaba en tinieblas y siempre había sido así.

Vago un rato más con la esperanza de calmar su corazón pero entre más gente se cruzaba por su camino la opresión de su pecho crecía. Se preguntó por centésima vez qué era lo que le impedía dialogar normalmente con sus semejantes. -La pasión- repetía lo que le había dicho la chica. Falta la capacidad de amar y de desear, de sentir el dolor ajeno, de participar en la alegría de los demás.

De repente sintió calor en sus brazos, alguien había puesto algo sobre sus hombros, Chika estaba de pie a sui lado mirando pasar a la gente, le había colocado una chamarra. Se dejo guiar de regreso hasta la habitación del chico peliblanco, sin decir nada volvieron a dormir abrazados. –De pronto me encontraba muy solo- susurro

-yo nunca te dejare solo…hasta que paguemos la deuda- reponía nervioso, cosa que hizo sonreír de nuevo al moreno.

-estaba solo, pero tú has hecho que sienta que hay motivos por que vivir…gracias…supongo- se abrazo a las manos de su compañero antes de quedarse tranquilamente dormido.

Escucho la respiración acompasada, -somos una gran familia, pero como somos solteros nos volvemos egoístas y raros. Me alegro de haberte sido de ayuda, buenas noches y dulces sueños.

Nota de la autora: muchas gracias por leer, espero sugerencias y comentarios, esribi este texto por mi infinita tentacion de escribir al menos un fic de cada historia que adore. Y después de leer un libro bastante bueno vivieron ideas a mi mente que tuve que plasmar en papel.

Bueno dejo mis dilemas existenciales a un lado y agradezco de nuevo a los que leyeron, espero no tardar en subir el siguiente capitulo, y aun mas espero no tardar en actualizar alguna otra de mis historias, lo siento pero como se notará mi inspiración se esfumo. Si tienen entre sus chunches algún muso que querían donar a la causa se los agradecería.

Saludos y nos seguimos leyendo