Bueno, me pasa algo realmente curioso cuando estoy de examenes. Mi mente se va a-saber-done, por lo que me pongo a pensar en historia de piratas cuando debería centrarme en estudiar enfermedades del cuerpo humano ¬¬UU

El caso, que nuevas ideas aparecen ante mí, mientras que las viejas se quedan donde estaban (no es que me olvide de ellas, pero como el resto de mis fics ya estan más o menos desarrollados hasta el final (al menos la trama, escritos es otra cosa) pues me cuesta más desarrollarlos (eso si, en cuanto se acabe junio, actualizo TODAS))

Bueno, he aquí un experimento... un LAVEN!! Soy fiel seguidora del Yullen, pero por probar que no quede...

Este capi se puede considerar un prologo a la historia o un flashback a lo bestia (para situarse un poco, vamos)... Por cierto, 6/6 ha sido el cumple de Kanda, no? FELICIDADES, ALLÍ DONDE ESTES!!

DGM no me pertenece


El brillo de la luna iluminaba los floridos campos de un pequeño pueblo costero. La brisa manera mecía suavemente las flores, que adquirían diferentes tonalidades de colores gracias a la oscuridad de la noche.

El cielo, increíblemente despejado, estaba plagado de estrellas, que parecían brillar con casi tanta intensidad como la propia luna.

En medio de este apacible paraje se encontraban dos pequeñas figuras, una junto la otra.

Un chico de unos 12 años, apoyaba su cabeza sobre las rodillas de su acompañante, con los ojos cerrados, disfrutando de la confortable posición.

La chica, unos años menor, acariciaba la cabeza de su amigo, tratando con delicadeza el corto cabello pelirrojo de aquel que descansaba tranquilamente en su regazo, mientras canturreaba suavemente una canción que semejaba una nana.

- Hoy la luna está preciosa, verdad?- comentó la niña, mirando hacia el cielo.

El niño abrió los ojos y siguió el trayecto de la mirada de ella. Realmente era una noche perfecta.

- Es verdad.-

Al oírle hablar, la niña bajó la mirada, y sus ojos se encontraron. El chico tuvo que reunir todas sus fuerzas para no empezar a abrir la boca como lo haría un pez.

La niña tenía una mirada cálida y una sonrisa capaz de provocar los celos del astro sol. Su larga y lisa melena, de un precioso color canela, caía sobre su espalda, como si de un mantón de seda se tratara. Pero lo que en verdad le tenía embelesado eran sus ojos. Esos enormes ojos plateados que brillaban de manera similar a la luna de aquella noche.

Sintiéndose perderse en aquella mirada, el niño decidió por incorporarse, sorprendiendo a la niña.

- Aunque no es lo más hermoso de esta noche.- dijo dulcemente, mientras cogía suavemente un par de mechones de la zona cercana a la cara de ella, rozándola ligeramente en un intento de una sutil caricia.

Ante este acto, y las palabras de su amigo, la chica se ruborizó, murmurando un leve gracias.

- Y con ese rubor eres aún más adorable!.- gritó, abalanzándose sobre su amiga en un abrazo rompehuesos.

- Deak! Para, me estas ahogando!!- gimió la chica. Cuando Deak la soltó, tardó unos segundos en recuperar su respiración con normalidad.

- Perdón, perdón, me dejé llevar!- se disculpó torpemente, mientras se frotaba la nuca.

- Siempre te dejas llevar.- le recriminó la niña, haciendo un ligero puchero que casi desemboca en otro sofocante abrazo.

- Pero es que no lo puedo evitar!! Realmente eres una monada, Ellen!. La chica más bonita que he visto!!-

Para su sorpresa, el rostro de la chica se ensombreció ligeramente. Deak se empezó a preocupar cuando la Ellen giró su cabeza para evitar mirarle.

- Pasa algo?-

- N-no-

- Ellen, mírame.-

Sus sospechas quedaron confirmadas cuando la niña tardó algunos minutos en realizar un gesto tan simple. Ante la inquisidora mirada de Deak, Ellen se rindió, y contestó susurrando las palabras.

Deak, que no se había enterado de nada, le cogió de las manos, y le sonrió.

- Si no hablas más alto seré incapaz de entenderte.-

- H-he dicho que, siendo un pirata, habrás conocido a un montón de chicas bonitas.- confesó, avergonzada.-

Deak se le quedó mirando unos instantes, con los ojos como platos. En cuanto procesó el significado de aquellas palabras, empezó a reírse, ganándose una mirada de reproche por parte de su amiga.

- Estas preocupada por ello? Quizás… hasta celosa?- preguntó, con una sonrisa de oreja a oreja. La chica le respondió con un resoplido de indignación, pero no pudo ocultar su creciente rubor. Deak sonrió calidamente ante esta reacción.- Realmente eres adorable, sabes? Si me pusiese a buscar entre la inmensidad de los 7 mares, estoy seguro de que nunca encontraría a alguien más adorable que tú.-

El rubor de Ellen se intensificó aún más si cabía. De repente bajó la cabeza, dejando que su pelo ocultara su rostro.

- Me lo prometes?-

- Hn?-

- Me prometes que no te olvidarás de mí?-

- Y por qué debería hacerlo?-

- Porque mañana te vas… Muy lejos… Quizá no volvamos a vernos.- una pequeña lágrima brilló bajo la luz de la luna.

El rostro de Deak se entristeció. Mañana tenía que zarpar con el resto de su banda, pues simplemente habían parado en aquel lugar un par de días para reponer provisiones. Había coincido que aquel lugar estaba de celebraciones y el grupo circense de Ellen estaba también por allí.

Un par de días que fueron más que suficientes para que se conocieran y se creara de manera natural un fuerte vínculo entre ellos.

- Ellen, escúchame. Es imposible que me olvide de ti, me entiendes?- la chica se limitó a hacer un gesto de afirmación con la cabeza.- Seguro que nos volveremos a encontrar! Este mundo es un pañuelo!!.- añadió con un tono jovial, que no convenció a la pequeña.

Deak dejó escapar un suspiró.

- Mira, te prometo que, en cuanto me haga con mi propio barco, vendré a buscarte, de acuerdo?- como la chica seguía sin levantar el rostro, Deak optó por besarle la frente.

El resultado fue inmediato. Ellen levantó la mirada, preparada para regañarle por sus actos. Sin embargo, sus palabras se perdieron en su garganta cuando vio el gesto serio que había adaptado Deak.

- H-hablas en serio?- Deak asintió.- Pero pasarán muchos años hasta que eso suceda, y yo ya no estaré aquí.-

- Pues entonces tendré que buscarte!-

La rapidez y la convicción con la que el chico había dicho aquellas palabras asombraron a Ellen, a la vez que la tranquilizaron. Su dulce sonrisa volvió a adornar su cara.

- Vale!! Pero si tardas mucho seré yo la que te vaya a buscar a ti. Y te daré un golpe en la cabeza por tardón!!-

- Ah, que poca fe en mis habilidades.-

- Ninguna!-

Habiéndose aligerado la tensión entre ellos, ambos niños empezaron a reírse. El sonido de sus inocentes risas se ajustaba perfectamente a la pacífica imagen de aquella noche.

Deak fue el primero en dejar de reír, optando por contemplar a su amiga mientras esta se reía dulcemente. En verdad que el pronóstico de dejar allí aquella niña que significaba tanto para él le dolía. De repente, se le ocurrió una idea.

- Ellen, sabes que los piratas van en busca de tesoros, verdad?- Ellen paró de reír y asintió. Deak entonces la miró con tal determinación que Ellen no pudo evitar ponerse como un tomate. Los ojos verdosos de Deak casi parecían azules durante la noche.

Sin previo aviso, Deak se inclinó hacia ella hasta que juntaron sus labios en un casto beso. En un casto, dulce y maravilloso beso.

Cuando Deak se retiró, miró a Ellen, con una sonrisa de oreja a oreja y con la cara tan sonrojada que rivalizaba con el color de su pelo. La chica aún parecía estar asimilando el shock de que le acabaran de robar su primer beso (a una edad tan temprana).

- Ellen, a partir de esta noche, eres la chica a la que le di mi primer beso.- anunció Deak, con voz solemne, provocando que Ellen se riera por lo bajo. – Eso te convierte oficialmente en un preciado tesoro para mí. Y como tesoro mío que eres, ten por seguro que reclamaré lo que me pertenece.-

Ellen se le quedó mirando, perpleja. Acto seguido, unas silenciosas lágrimas empezaron a brotar de sus ojos, alarmando a Deak. Sin embargo, este se tranquilizó en el mismo instante en el que la chica se lanzó a sus brazos. No tardó en devolverle el abrazo.

- Es una promesa, trato hecho?.- oyó decir a Ellen.

- Trato hecho.-

Fue así como aquellos niños pasaron la última noche en la que se verían, esperando al cruel amanecer que separaría sus caminos.

Sin embargo, la honesta promesa de amor puro entre un par de niños quedó grabada a fuego en el corazón de ambos.