La azabache se removía fastidiada en su cama. Comenzó a buscar el lugar indicado para que el viento la refresque del bochorno que se sentía en la habitación. A parte de la picazón en cierta parte de su anatomía.

Había pasado ya un buen tiempo de enojo y decidió llevar sus dedos a donde la espalda pierde en nombre.

ー Me pica la nalga.ー Soltó cansada de la sensación incomoda que nacía en su trasero. Una vez aliviado el picor, paso lo que mas temía: Sentirse incomoda de su posición actual.

Si. Ella sabia que si se rascaba, perdería la comodidad, pero se arriesgo porque ya no lo soportaba.

Al fin y al cabo, la fémina solo soltó murmullos incomprensibles claramente enojada, y atinó a cambiar de sitio. Lamentablemente, la felicidad duró poco, porque, sentía mas calor de lo que antes percibía.

ー Mi cuerpo y el clima se pusieron de acuerdo para que me quede sin dormir otra noche mas.

Y después de susurrar mas oraciones sobre el clima, su cuerpo, y la madre de alguien, decidió dormir, si podía, claro.