Natsume se encontraba disfrutando de la brisa del parque sentado en una banca con Nyanko-sensei en las piernas, le gustaba ver las nubes navegando por el enorme cielo azul y respiraba inhalando el fresco aire que producía el otoño, esperaba mientras observaba -como siempre lo hacía- a los niños de la mano con sus madres, preguntando cualquier cosa acerca de lo que los rodeaba, a veces pidiendo alguna golosina o que les dieran permiso de subirse a los juegos, Natsume cambió su semblante y se puso serio aunque la mirada la tenía triste, Nyanko-sensei se removió estirándose y bostezando, sus orejas se movieron de forma graciosa y giró la vista:
-Oh, el mocoso Tanuma ya llegó
Natsume se sobresaltó un poco temeroso de que lo viera metido en recuerdos tristes, cambió por completo esa mirada vaga y la transformó en una falsa tranquilidad, no quería incomodarlo, casi siempre terminaba contándole -muy a su pesar- sobre algo relacionado con su dura niñez y realmente se le hacía fastidioso tener que cambiar una conversación agradable por algo que en realidad ya importaba poco; suspiró un poco relajándose siendo descubierto por Madara, se enderezó un poco mostrando confianza.
-¿Qué te pasa?- preguntó el gato pasando de las piernas del chico a la madera de la banca.
-¿Eh? No, nada sensei. Estoy un poco cansado.
-¡Todo es culpa tuya, idiota! Siempre devolviendo nombres a media noche.
-¡¿Eh, mía?! ¿Quién es el que no me dejó dormir con sus cantos de borracho?
-¡Oye! ¡Más respeto para tu guardaespaldas!
Una graciosa batalla tomaba lugar, Nyanko se abalanzó sobre la cabeza de Natsume dándole de patadas y jalándole el cabello con sus colmillos, el chico solo jalaba sin tener éxito. Tanuma, que se hallaba a escasos pasos comenzó a reír…
-¿Se están divirtiendo?
Cuando se detuvieron, Madara tenía el pelo esponjado y un enorme golpe en la cabeza, Natsume tenía el rostro levemente arañado y el cabello revuelto, lucía como si hubiera tenido una riña con alguien, de hecho ese tipo de "peinado" le hacía lucir rudo y la marca de las garras le daban un aire de rebeldía tan sólo opacado por ese cuerpo delgado y nada trabajado.
-Tanuma…
-Siento llegar tarde, tuve que hacer un par de encargos durante el trayecto, gracias por esperar.
-No es nada, no hay problema.
-¡Yo sí tengo un problema contigo!
Nyanko se trepó a la cabeza de Natsume para estar a la altura del rostro del chico y su pata daba leves golpes contra la frente del mismo.
-¡Esperar a mocosos inútiles me da hambre! ¡Ahora vayamos por unos dulces!
-Sensei- Natsume lo agarró fuerte y lo zarandeó –Dijiste que no darías problemas, vamos discúlpate con Tanuma.
-No hay problema Natsume, podemos ir por dulces si Ponta quiere.
-Pero…
-¡Bien! Vamos entonces por dulces, vamos Natsume camina, camina.
Madara brincó al suelo y salió corriendo hacia la salida del parque, Natsume suspiró resignado y siguió el mismo camino, el apetito de Nyanko-sensei era increíble, podía comerse cinco kilos de carne, de atún o de lo que fuere y a los cinco minutos tendría hambre de nuevo.
-Deja que pague lo que Sensei consuma, por favor.
-Descuida, sabes que no es molestia… ¿hum?
Tanuma se acercó a Natsume y éste sorprendido por la cercanía dio un paso hacia atrás, Tanuma alzo su mano y estirándola se abrió paso entre algunos cabellos como buscando algo y su respiración llegaba a rozar levemente la mejilla del castaño, la sensación de los dedos recorriendo el interior de su cabellera era algo agradable, se sentía como si quisieran ayudarlo a dormir. Natsume estaba sintiendo una especie de relajación tan inusual que por instinto dejó caer más su cabeza en la mano de Tanuma sin embargo el gusto no le duró mucho ya que el otro retiró su mano mostrándole el tallo de una rama.
-Tenías esto en tu cabello.
-Oh… - la vergüenza hizo que sus mejillas se tiñeran de rojo y al mismo tiempo desviara la mirada.
-¿Natsume, estás bien?
-S-sí… vamos con Sensei.
Tanuma le siguió los pasos mientras guardaba el tallo en uno de sus bolsillos, al llegar a la repostería, Madara ya se hallaba dentro apoyado sobre el mostrador con algo de saliva saliéndose de su boca y los ojos perdidos en la variedad de postres y dulces que se hallaban ahí, relucientes de azúcar y rellenos de una deliciosa jalea de judías, estaba tan emocionado que si no se apresuraban en pedirle algo, él mismo lo haría aunque llenara de terror a las personas que atendían.
- Ya vamos, ya vamos… Con permiso -dijo Natsume después de haber entrado, se agacho y murmuró –No vayas a ordenar de más, Tanuma va a pagar y no quiero causarle molestias.
-Si quiere llegar a ti lo primero que tiene que hacer es agradarme, yo soy tu guardaespaldas- dijo el gato con naturalidad.
-¿De qué hablas, Sensei?
-¿Ya pidieron algo?
Tanuma se agachó a la altura de los dos, Natsume por la sorpresa se golpeó contra el vidrio del mostrador causando una pequeña risa a su compañero, se frotó el golpe y miró molesto al gato que le señalaba a Tanuma los postres que quería, cuando el chico de cabellos negros se puso de pie miró al castaño.
-¿Tu no vas a querer nada, Natsume?
-No, gracias. Así estoy bien.
-Bueno si no quieres nada, yo te compraré algo.
-No te molestes, Tanuma.
-Te estoy invitando, no es molestia.
Al final ambos chicos salieron con una bolsa llena a la mitad de dulces y con un dango cada uno mientras que Nyanko-sensei llevaba en la boca un taiyaki, a Natsume ese dango le supo más delicioso de lo normal, dicen que si una persona muy querida te compra algo tiene un doble valor, él pensaba que le sabía bien por eso, Tanuma era por así decirlo, una especie de mejor amigo que siempre le acompañaba en algunos momentos muy fuertes de su vida y en ciertas ocasiones evocaba memorias sobre su abuela y se preguntaba si alguna vez ella tuvo a alguien que quisiera acercársele, que tuviera la sospecha de que algo le sucedía y quisiera ayudarla pero luego esos pensamientos desaparecían al ver el libro, tantos nombres escritos en esas hojas… Siempre estaba sola.
-Gracias por acompañarme otra vez a cuidar la casa, Natsume.
-Ah, sí… es divertido.
-Supongo… quizás debía invitar a Kitamoto y a Nishimura pero andan ocupados.
-Me imagino a Nishimura diciendo cosas acerca de revistas.
-O hablando sobre Taki o de que conoció a una chica en el curso.
Los dos chicos se iban riendo recordando a sus amigos, Natsume suspiró un momento observando cómo Nyanko-sensei trataba de atrapar a una libélula dando brincos una y otra vez, su vida había cambiado mucho en los últimos meses y le daba un poco de nostalgia, a veces dolían esos recuerdos y trataba de que los buenos momentos no se vieran opacados por esas malas memorias sin embargo Tanuma ya comenzaba a leer bien sus gestos, ya comenzaba a descifrar la preocupación que escondían la mayor parte de sus sonrisas, conocía el miedo que sus ojos ocultaban cuando alzaba la mano pidiendo permiso para ir al baño durante la clase o la forma titubeante de hablar cuando observaba un yokai y quería apartarlo de sus amigos, Natsume se estaba volviendo transparente y le daba miedo, porqué recordaba esa vez que Tanuma voluntariamente se ofreció a rescatarlo cuando quedó atrapado en ese frasco, se preguntaba qué clase de horrores logró ver ese día y lo que más le había impactado era esa parte frágil cuando lo vió acostado en el césped llorando y rogándole que no dejara de confiar en él, ¿qué podía hacer para protegerlo?.
A veces ni siquiera quería toparse con él porque se estaba adentrando más a ese mundo que si bien tenía mucho de bueno también tenía sus desventajas, gente como los del clan Matoba podrían usarlo como chantaje o como señuelo para capturar a algún yokai, la sola idea le daba escalofrío y por eso muchas veces se alejó sin embargo últimamente su compañía se había vuelto muy agradable a tal punto que las simples palabras "nos vemos después" se sentían ásperas y sólo acrecentaban el deseo profundo de verle de nuevo.
Distraído en todo eso, Natsume no notó el momento en que pararon sino cuando la sombra del cabello de Tanuma le impidió el paso a la luz del sol que tocaba débilmente la mejilla izquierda, un par de dedos tomaron parte de algo que se hallaba pegado a su labio, un leve pellizco seguido de un "auch" y observó el trozo de dango en los dedos de su amigo, luego se los llevó a la boca masticando y sus dedos volvieron a su mejilla frotando para deshacerse de lo que era la salsa dulce que cubría al dango.
-Ya… se te cayó un dango.
-¿Cómo?
-Mira, resbaló cuando querías llevártelo a la boca- dijo Tanuma señalando la bolita ahora aplastada en el suelo.
-Oh… lo siento, tú lo compraste, lamento haberlo desperdiciado.
-¿Desperdiciado? No si yo me lo puedo terminar, quítate mocoso, aún está limpio.
-¡Sensei! No comas eso, está sucio.
Terminado el dango y cómo aún sobraba tiempo antes de ir a casa, los chicos fueron a sentarse un rato al prado como solían hacer cuando querían simplemente relajarse, la bolsa de dulces aún tenía algunos así que Tanuma para poder saborear mejor aquellos postres, se dirigió a una dispensadora de sodas para llevar algunas dejando a Natsume con su gato guardián.
-Te dije que no exageraras al pedir dulces, Sensei.
-Él de buena gana los compró, deberías ser más cómo él y no escatimar cuando quiero postres.
-¡Yo te compro diario dulces y bollos de carne! Lo poco que tengo lo gasto en ti.
-Bueno pero él tiene que gastar más, los méritos no sólo son por buen comportamiento ¿sabes?
-¿De qué méritos hablas?
-Además así podría amenazarlo, si no me compra dulces podría decirle que te comeré y por querer salvarte hará lo que yo diga - y un golpe fue directo a la cabeza del gato.
-Ni de broma hagas eso, ya le he ocasionado suficientes problemas para que tú le des otros.
-Quizás si no fueras tan debilucho no tendrías por qué temer por su seguridad- Nyanko se sobaba la cabeza con una de sus patitas.
-A veces quisiera alejarme lo suficiente… -Natsume abrazó sus rodillas observando el agua que corría por entre el puente -A veces siento deseos de huir para que nada le pase a las personas que quiero.
-Huir del problema sólo acarrea otros -Madara se rascó el mentón –Podrías aprovechar y aprender del mocoso exorcista de Natori y ser su aprendiz.
El sonido del aluminio chocando contra el suelo los distrajo a ambos, Tanuma estaba parado detrás de ellos con una mirada de confusión y a Natsume se le tensaron los músculos… ¿Y si Tanuma los había escuchado?
