Superman: 666
(Parte Uno)
Escrito por Federico H. Bravo
Reparto
Dean Cain...Superman / Clark Kent
Teri Hatcher...Lois Lane
Aaron Ashmore...Jimmy Olsen
Kevin Spacey...Lex Luthor
Edward Norton...Padre Albert Cloister
Ian McDiarmid...Su Santidad Pedro Romano
Daniel Craig...Lucifer
Estrellas Invitadas
Pamela Anderson...Catherine "Cat" Grant
Ronny Cox...Bill Atherton
1
"Feliz es el que lee en voz alta, y los que oyen las palabras de esta profecía, y que observan las cosas que se han escrito en ella; porque el tiempo señalado está cerca…"
Revelación (Apocalipsis) 1:3
Interior del Vaticano.
Roma, Italia. Tarde.
La habitación en la que el Papa y los principales miembros de la Curia Romana estaban reunidos era suntuosa y ricamente adornada. A espaldas del Santo Padre, quien presidía la asamblea, un cuadro yacía colgado. Representaba a Jesús y sus Doce Apóstoles en la Última Cena.
El rostro del anciano de cabellos blancos que ocupara por ese entonces el trono de San Pedro se veía invadido de preocupación. Tanto él como los Cardenales y Obispos agrupados en torno a su figura seguían la exposición de diapositivas que un joven sacerdote hacía desfilar antes sus ojos. También lo escuchaban con suma atención, mientras hablaba…
-"…Y cuando abrió el segundo sello, oí a la segunda criatura viviente decir: "¡Ven!". Y salió un caballo color fuego; y al que iba sentado sobre él se le concedió quitar de la Tierra la paz para que se degollaran unos a otros; y le fue dada una gran espada" – recitó el joven cura. Apretó un botón y pasó varias diapositivas con imágenes de las guerras del Hombre: La Primera y la Segunda Guerra Mundial, los combates en Medio Oriente; Irak, Afganistán… también, aparecieron imágenes de protestas y de revueltas a lo largo del globo.
El Papa asintió. El sacerdote continúo.
-"Y cuando abrió el tercer sello oí decir a la tercera criatura viviente: "¡Ven!". Y vi y miré; un caballo negro y el que iba sentado sobre él tenia en su mano una balanza…"
Las dispositivas cambiaron. Mostraron el Hambre en su máxima expresión: chicos pobres de África, rodeados de moscas, llorando por no tener nada que llevarse a la boca.
Algunos Cardenales gimieron. No era una imagen bonita. El joven cura siguió.
-"Y cuando abrió el cuarto sello, oí la voz de la cuarta criatura viviente decir: "¡Ven!". Y vi un caballo pálido; y el que iba sentado sobre él tenia el nombre de Muerte, y el Hades le seguía…" – el sacerdote hizo una pausa. Las imágenes mostraron el atentado a las Torres Gemelas en 2001. También mostraron escenas de otros atentados similares en el mundo – "Y se les dio autoridad sobre la cuarta parte de la Tierra, para matar con una espada larga y con escasez de alimento y con plaga mortífera y con las bestias salvajes de la Tierra".
-¿Hasta cuando debemos seguir viendo este horror? – interrumpió un Cardenal. Miró ceñudo al joven sacerdote y se volvió hacia el Papa – Su Santidad, ¡es demasiado!
Todas las miradas convergieron en el anciano vestido de blanco. Con el rostro serio, el Papa habló por primera vez…
-Prosiga, Padre Cloister – dijo.
El Cardenal ofuscado guardó silencio. Cloister carraspeó y cambió de diapositiva.
-"…Y vi cuando el cuarto abrió el sexto sello, y ocurrió un gran terremoto; y el Sol se puso negro como saco de pelo, y la Luna entera se puso como sangre. Y las estrellas del cielo cayeron a la Tierra…"
Las imágenes que ahora desfilaron delante de los hombres de Fe eran las de los principales titulares de un famoso periódico norteamericano, "El Planeta".
"SUPERMAN AYUDA A LAS VICTIMAS DEL TERREMOTO EN CHILE", decía uno.
"¡SUPERMAN VENCE AL DEVORADOR DE SOLES! LA LUZ SOLAR, RESTAURADA", decía otro.
"¡BATALLA EN LA LUNA! SUPERMAN ACABA CON MONGUL Y SU ARMADA ALIENIGENA", anunciaba un tercero.
…Y, finalmente…
"¡LA TIERRA SALVADA! SUPERMAN DETIENE LA LLUVIA DE METEORITOS".
Cloister apagó el proyector. Las luces de la habitación se encendieron.
-Las pruebas son evidentes – declaró, con firmeza – Todas y cada una de las profecías bíblicas se han cumplido invariablemente en estos últimos años. Todo señala a un mismo lugar, un único fin… y es el de que estamos viviendo los Últimos Días.
Varias voces de protesta se alzaron, muchas amonestando al Padre Cloister. El joven sacerdote permaneció en silencio, mirando al Santo Padre.
El Papa le devolvió la mirada y asintió. Levantó una mano donde se destacaba un gran anillo. Todos callaron a la vez.
-Es una interesante teoría, Padre Cloister – dijo – que, de ser cierta, seria muy preocupante para todos. ¿Está seguro de lo que afirma?
-Totalmente, Su Santidad. Es mas, tengo la prueba irrefutable de que el Anticristo está ya entre nosotros, actuando.
Nuevas voces de protesta de los Cardenales y Obispos se alzaron. El Papa volvió a acallarlos con un gesto.
-Quiero ver esa prueba, por favor, Padre Cloister.
Cloister asintió y extrajo de su portafolios un arrugado ejemplar del diario "El Planeta" de hace cinco años atrás. Lo desplegó en la mesa de madera, ante la vista de todos.
El titular decía:
"LEX LUTHOR PRESIDENTE"
-¡Es el colmo! – explotó el Cardenal que había interrumpido al joven sacerdote por primera vez - ¡El Padre Cloister ha perdido el juicio! ¿Acusar nada menos que al Presidente de los Estados Unidos de ser el Anticristo? ¡Ilógico!
-Con el debido respeto, señor, no lo creo así. Todas las pruebas lo sindican como el predicho Hijo de la Perdición – Cloister tomó su Biblia – Cito textualmente: "Y sobre el ala de cosas repugnantes habrá el que cause desolación; y hasta un exterminio, la misma cosa que se ha decidido ira derramándose también sobre el que yace desolado" – cerró el libro – Es sabido que otro de los títulos del Diablo es "El Desolado" – miró al Papa – Y también está lo que se dice en el mismo libro de Daniel sobre la Abominación…
-"Y ciertamente pondrán en el lugar la Abominación que está causando desolación" – dijo el Santo Padre – Daniel 11:31.
Cloister asintió.
-Lex Luthor asumiendo la presidencia de los Estados Unidos – confirmó.
Se produjo un largo silencio en la sala. Todos aguardaron a que el Papa dijera algo de nuevo…
-Entonces, es verdad – admitió, al fin – El Anticristo está entre nosotros… y lo descubrimos cinco años tarde.
-Todavía no es tarde, Su Santidad – aseguró Cloister – Todavía podemos hacerle frente. Sí, su poder es inmenso y ha de serlo más en los días por venir, pero Dios no nos ha abandonado. Él ha enviado a un justiciero a nosotros, aquél profetizado a combatir a la Bestia y vencerla.
El joven sacerdote tomó otra vez su Biblia. Buscó entre sus páginas y halló el pasaje que había fijado con anterioridad. Lo leyó en voz alta para todos.
-"¡Miren! Envío mi mensajero, y él tiene que despejar un camino delante de mí. Y súbitamente vendrá a Su Templo el Señor verdadero, a quien ustedes buscan, y el mensajero del pacto en quien se deleitan. ¡Miren! Ciertamente vendrá, ha dicho Jehová de los Ejércitos".
Cloister dejó la Biblia de lado y tomó otro ejemplar de "El Planeta" en donde se veía, a todo color, una foto de Superman volando.
Hubo un murmullo en la sala. El Papa se reclinó en su silla.
-Su Santidad, se lo ruego – otra vez el Cardenal que se oponía a Cloister habló - ¡Es demasiado! ¡El Padre Cloister desvaría! ¡Dios jamás seria responsable de enviar a ese demonio vestido de azul y capa roja! ¡Es una herejía!
El Papa se volvió hacia él, molesto.
-Difícilmente comparta su visión tan negativa hacia Superman – le dijo – Personalmente, y esto quiero que les quede claro a TODOS, considero a Superman un Enviado de Dios. ¡Ha hecho tanto Bien en todos estos años que ha estado con nosotros en este planeta! Superman es un hijo de Dios, temeroso de Él; lo sé por experiencia propia.
El Papa no mentía. Había conocido al Hombre de Acero personalmente en una reunión que habían sostenido hacía algunos años. Una charla informal y amena en la cual, Su Santidad confirmó de primera mano la humildad del héroe y su Fe cristiana, pese a no ser estrictamente católico.
El Papa llegó a una resolución. Miró a Cloister y sentenció:
-Le creo, Padre Cloister. Superman es el Enviado de Dios. ¡Debemos ponernos en marcha! ¡La Bestia nos lleva ventaja!
Su Santidad se puso de pie. Todos le imitaron.
-Por la Gracia de Dios, Padre Cloister, le envío como emisario de la Santa Madre Iglesia a Norteamérica, donde deberá contactar con Superman. Es vital que él conozca la verdad y se prepare para lo que ha de venir. Si el momento del Día del Señor está cerca, le necesitaremos más que nunca.
Cloister asintió.
-Cumpliré con mi misión, Su Santidad. Lo haré de inmediato.
El Papa salió de la sala, acompañado de su comitiva. El Padre Cloister guardó sus cosas y también se marchó.
Le esperaba una misión difícil.
El destino del mundo estaba en juego.
