Prologo
…
Lincoln Loud continuó vagando por las calles de Royal Woods sin saber muy bien a donde ir ahora. Realmente no quería regresar a casa, su vida dentro de aquellas paredes se había ido totalmente por el drenaje en tan poco tiempo que aun le costaba creerlo. Había pasado por una gran cantidad de problemas junto a sus hermanas, pero no era nada que no se solucionara con uno de sus brillantes planes y mucho esfuerzo. Por desgracia, esta vez no sería así.
No sentía que hubiera una operación que pudiera solucionar las cosas con sus hermanas en esta ocasión, y ni siquiera sabía si realmente quería esforzarse tanto por eso. En estos momentos todo lo que quería era un poco de paz. Es por eso que después de la escuela había tomado un camino diferente, Lori ya no se molestaba en ir por él de todas formas, todo lo que hacía era recoger a los más pequeños y lo ignoraba como si no estuviera ahí. Y no es como si las otras se esforzaran tanto para detenerla.
La primera vez que eso pasó, Lynn le dio una patada tan fuerte para sacarlo del coche que se lastimó un poco al caer de espaldas contra el piso. Lynn ni siquiera se disculpó, ella simplemente se cruzó de brazos y miró hacia adelante. Lola se rio un poco y Luan miró hacia otro lado, las demás simplemente lo ignoraron mientras Lori ponía en marcha el auto. Lincoln las vio irse sin él y tuvo que caminar el resto del camino a casa totalmente solo.
Al principio Lincoln creyó que podría arreglar las cosas, pero era difícil cuando sus hermanas ni siquiera le daban una oportunidad para enmendarse. Creyó que tendría una oportunidad para arreglarlo todo con Lynn cuando pudo hablar con ella en el patio, pero no tardó en descubrir que su hermana deportista estaba golpeándolo con más fuerza de lo habitual, o que cuando lanzaba la pelota esta no estaba apuntando al arco, pero a una parte más privada y frágil de su cuerpo. Finalmente lo despidió con un golpe mucho más fuerte que sus usuales golpes amistosos mientras lo llamaba de aquella forma en que se refería a él ahora.
Pero si Lincoln tuviera que señalar a alguien cuyo trato es el peor, entonces señalaría a Luan. A diferencia de sus demás hermanas ella no lo hacía sentir mal con golpes o insultos, ella sólo lo ignoraba. Eso era algo totalmente nuevo para su hermana comediante. Generalmente Lincoln estaba al cuidado de cualquier tipo de bromas que ella estuviera preparando, incluso había estado preparado para evadir una o más trampas. Pero Luan simplemente le era indiferente y miraba hacia otro lado entre abuso y abuso. Y en la mayoría de los casos detenía sus chistes y se iba. Así de simple. Como si estar frente a él fuera una clase de enfermedad mortal que tuviera que evadir a toda costa. ¿Algo peor que el abuso? El rechazo. La ignorancia total. Lincoln descubrió que ser ignorado puede ser peor que ser abusado.
Lincoln trató de obtener algo de paz al encerrarse en su cuarto, pero los constantes golpes de Lynn a la pared, o incluso su puerta eran algo a lo que no podía acostumbrarse, o que Luna comenzara a cantar en voz alta canciones donde lo denigraba. A veces veía caer un poema desde el ducto de ventilación, y siempre lo hacían sentir como una mierda después. No cabe dudas de que Lusy sabía como llegarle directo al corazón.
Lincoln no podía saber si sus hermanas eran consientes del abuso combinado, o simplemente no querían ver que todas ellas estaban abusando de él a todas horas. Nueve chicas contra un único chico, si se dieron cuenta entonces preferirían ignorarlo. Lo peor de todo es que Lily ya estaba aprendiendo a arrojarle papilla a la cara en las comidas, como si realmente lo mereciera.
Pero nada de esto era justo, ¿Por qué tenía que soportar todo este abuso? ¿Por qué en lugar de regresar a casa prefería perderse en las calles de Royal Woods?
Bueno, todo esto se debe a una simple cosa.
Una erección.
Sip. Así es.
Una simple erección.
Su primera erección, en realidad.
Lincoln Loud, un niño que hace poco acababa de cumplir los doce años tuvo su primera erección hace poco. A festejar la llegada de la pubertad. Hora de la charla incomoda y las revistas ocultas bajo la cama.
Nada de eso llegaría jamás.
Todavía recordaba aquella noche cuando Lynn le había pedido volver a compartir cuarto. Había llegado a mitad de la noche con su almohada quejándose de que Lucy había encendido incienso y alegaba que era la hora perfecta para invocar a los espíritus. Lincoln ni siquiera pudo decir nada cuando se metió de un salto a su cama y se acostó sobre él mientras trataba de practicarle una llave de lucha.
Al final, la decisión fue tomada.
Al otro día Lincoln tuvo su primera erección. Su bienvenida adolecente.
Directamente entre las piernas de su hermana mayor.
Al principió no supo que era lo que estaba pasando, todo lo que sabía era que sentía algo diferente entre sus piernas. Era algo como comezón, pero totalmente nuevo. Y a la vez la sentía algo atrapada entre dos paredes suaves.
-¿Lincoln? –Lynn había dicho débilmente. Ella parecía haberse despertado al mismo tiempo que él.
Lincoln no sabía que estaba pasando, parte de él aun seguía dormido y no podía entender lo que pasaba con su propio cuerpo. Cuando las piernas de Lynn lo presionaron más y dejó escapar un gemido, Lynn dejó escapar un gritó mientras se alejaba de él y se ponía contra la pared.
-¿L-Lynn? –Lincoln terminó de despertarse con aquel grito.
Lynn lo miraba con la cara totalmente roja mientras miraba hacia su ropa interior. Lincoln quería decirle que dejara de mirarlo ahí, pero entonces notó que la comezón no se había ido, y se sentía un poco más incomoda que antes. Fue cuando miró hacia abajo y pudo ver su primera erección que salía de entre los pliegues de su ropa interior. Parte del glande estaba expuesto gracias al elástico y era totalmente visible tanto para él como para Lynn.
La sangre comenzó a correr rápidamente por sus mejillas mientras miraba a Lynn en busca de una posible explicación. Cualquier cosa que pudiera salir de su boca quedó totalmente bloqueada al ver como la mirada de su hermana pasaba de la vergüenza a la ira absoluta. El rostro que Lynn dejó salir en ese momento fue algo que Lincoln nunca había visto antes. Por un segundo no pudo reconocer a Lynn como su hermana y sintió que una total desconocida se la había llevado anoche y se había introducido en su cama.
Tragó saliva en busca de una explicación, lo que sea para que Lynn dejara de verlo de aquella forma. Pero no pudo encontrar nada. Era como si su garganta hubiera quedado totalmente bloqueada por la confusión e incredulidad de la situación.
Pero Lynn no tardó en actuar. Cualquier chica en su posición hubiera gritado, pero Lynn Loud no era cualquier chica. Ella era una luchadora. Y una bastante violenta cuando estaba enfadada.
Le dio a Lincoln una fuerte patada en el pecho que lo arrojó de la cama hasta el piso. Lincoln juraría que su corazón dejó de latir por unos segundos después de recibir aquella patada. Juraría que había muerto en ese preciso momento y que por alguna razón el impacto contra el piso lo resucitó.
-¡Maldito enfermo! –Lynn gritó mientras se ponía de pie sobre la cama de Lincoln. –¡Soy tú hermana! ¡Eres asqueroso! ¡Maldito pequeño pervertido!
Lincoln sujetó su pecho con dolor mientras miraba a Lynn sin comprender. Le estaba costando decir alguna palabra, el dolor que sentía era terrible.
-L-Lynn… yo no… ah.
Lynn saltó de la cama y le dio una patada directo en el estómago. Lincoln sintió como toda su cena estaba subiendo hacia su garganta y apunto de salir con esa patada.
-¡Soy tu hermana! –Lynn repitió. –¡¿Qué crees que estabas haciendo?!
Lincoln ni siquiera sabía que había pasado. Todo lo que sabía era que su parte inferior había crecido y que eso era parte de lo que su padre le dijo sobre crecer. Conocía de se tipo de cosas por la escuela y su padre, pero nunca antes la había experimentado.
El escandalo que armó Lynn fue lo bastante grande para que el resto de sus hermanas chocara contra su puerta y la abriera.
La imagen que debió dar debió ser muy surrealista: encorvado en el piso con una erección saliendo de su ropa interior, y Lynn sobre él gritándole palabras que jamás había escuchado salir de su boca.
-¡¿Qué pasó aquí?!
Lincoln trató de decir algo, pero todo lo que salió fue una pequeña cantidad de bilis combinada con saliva y que escupió aun lado, para el asco de algunas de sus hermanas.
-¡Encontré al pequeño pervertido masturbándose entre mis muslos! –Lynn se protegió un poco las piernas. Estaba tan molesta que ni siquiera notó la presencia de sus hermanas menores, ellas interpretarían esas palabras como que Lincoln hizo algo realmente terrible.
La boca de Lori se abrió enormemente, lo mismo con sus hermanas mayores.
-N-no… yo… –Lincoln trató de defenderse, pero terminó escupiendo otra vez.
Y el resto es historia. Lynn le dio más golpes antes de largarse de su cuarto totalmente furiosa. Sus hermanas lo miraron como si fuera una especie de gusano repugnante arrastrándose por el piso y cerraron la puerta. Ni siquiera trataron de ayudarlo. Lincoln tuvo que estar ahí encerrado hasta que el dolor y su erección pasaran por si mismos.
Intentó dar una explicación a Lynn, pero todo lo que obtuvo fue otro golpe y una mirada que le pareció repleta de algo que jamás creyó ver en ella: odio y asco. Eran cosas que jamás creyó recibir de Lynn, ella era su hermana favorita y una gran amiga. Lynn era muy importante para él, y jamás haría nada que la lastimara. Pero parece que Lynn no pudo darle algo de su confianza.
El resto de sus hermanas mayores lo había tratado de la misma forma, hasta el punto de alejarse de él y darle nombres obscenos. Sus hermanitas menores sólo sabían que había hecho algo malo, por lo que lo trataron de la misma forma. Y lo peor de todo es que comenzaban a hacer muecas de asco cada vez que lo veían, como si realmente fuer algo asqueroso.
Lo peor de todo fue cuando Lori se lo dijo a Bobby. Realmente no culpa a Bobby de nada, seguramente no pudo encontrar palabras adecuadas para decirle a Ronnie Anne lo que pasó, o tenía miedo por su hermanita, pero el caso es que Ronnie Anne no sólo había terminado con él, sino que volvió a abusar de él de forma más violenta. Llegó el punto que Lincoln tuvo que pedirle a Clyde que se alejara de él para que no se viera inmiscuido en el asunto, al menos hasta que todo se arreglara.
Pero ya nada se arreglaría jamás.
Lincoln sintió como las lágrimas comenzaban a caer de sus ojos al recordar todos aquellos momentos felices que vivió antes de aquella mañana. Como le gustaría regresar a aquella época donde todos podían sonreír juntos y ser felices.
Lincoln ya no sabía si lo que le ocurría a su cuerpo era algo bueno. Su padre le habló una vez sobre la pubertad y sus cambios, dijo que no había nada de malo en ello, pero si no había nada de malo, ¿Por qué sus hermanas parecían odiarlo? ¿Era esto la pubertad? Lincoln no quería vivirla si esto era lo que causaba.
Se limpió los ojos mientras sorbía sus propios mocos, sabían como a… ¿Pizza?
Lincoln se liberó de aquellos felices y a la vez tristes recuerdos. Parecía que sus pies lo habían llevado hacia aquel lugar que se estaba haciendo tan popular en Royal Woods.
Lincoln se acercó al edificio y lo miró fijamente mientras el olor de la pizza inundaba toda su nariz. Hacía muy poco que ese restaurante familiar había abierto sus puertas, pero se decía que su pizza era la mejor de toda Royal Woods, y eso era sólo parte del recorrido. El lugar estaba lleno de algo que llamaban Animatrónicos, una forma de entretenimiento para niños de todas las edades.
Recordó una noche en que sus hermanas regresaron a casa con camisas y gorras con el mismo logotipo, parecían haber tenido una divertida fiesta de pizza. Cuando lo vieron todo el humor se había esfumado, e incluso Luna dijo algo sobre arruinar una buena noche. Aquel día Lincoln se sintió tan herido que se encerró en su cuarto y no salió ni siquiera para cenar.
Ahora Lincoln miraba ese enorme cartel y el rostro de aquel oso con sombrero que comía una pizza y pudo leer perfectamente aquel nombre:
Freddy Fazbear`s Pizza`s
No sabía que lo animó a entrar a aquel lugar, quizás fue el hambre que despertó al oler la pizza caliente, pero se sintió realmente tentado a entrar.
Al entrar por la puerta un pequeño robot de niño se giró hacia él y le tendió un globo. Lincoln dio un salto hacia atrás ante la sorpresa, ese pequeño robot estaba realmente bien hecho. Sus ojos casi parecían estar vivos mientras veían fijamente a Lincoln. El pequeño niño no parecía estar dispuesto a desprender sus ojos de él hasta que aceptara el globo, así que Lincoln lo tomó, y en ese instante el niño se dio la vuelta y comenzó a caminar por los pasillos.
Lincoln miró el globo rojo en su mano y lo hizo botar en el aire dos veces antes de dejar escapar una pequeña risa. El lugar podría ser realmente interesante.
-Es raro ver a un niño tan temprano.
El globo de Lincoln se soltó de su mano y comenzó a volar hacia el techo. Aquella voz lo había helado totalmente y por un segundo sintió el filo de un chuchillo atravesando su pecho hasta llegar al corazón. El golpe mortal fue tan real que se sintió caer hacia el piso y perderse entre la sangre que escapaba de su interior.
-Generalmente no llegan tan temprano después de la escuela.
Lincoln volteó y vio a un hombre con un traje totalmente morado entrar por la puerta con un paso seguro y las manos detrás de la espalda. Tenía una enorme sonrisa en su rostro mientras lo miraba fijamente. Lincoln sintió escalofríos al ver aquella sonrisa y retrocedió un paso. La sonrisa de aquel hombre sólo pareció crecer aun más mientras veía a Lincoln retroceder.
-No temas pequeño. Estoy aquí para ofrecerles a todos los niños seguridad. –Tocó una placa en su pecho. Lincoln sólo pudo leer la palabra Guardia antes de volver a prestarle atención al hombre vestido de morado frente a él.
-S-sí. Lo siento. Es mi primera vez aquí. –Trató de sonreír un poco, pero le era algo difícil. –Estoy un poco nervioso, eso es todo.
El hombre frente a él rio un poco. –Entonces es tú día de suerte. –De detrás de su espalda sacó cuatro pequeñas mascaras de animales. Lincoln pudo reconocer el rostro del oso del cartel en una de esas mascaras. –Muchos de los animatrónicos que encontraras aquí tienen un millar de funciones especiales que solo se activan cuando detectan estas mascaras mediante un escáner. Y justamente tengo estas cuatro aquí conmigo. –Su sonrisa volvió a crecer. –Vamos, escoge. Los primeros cuatro niños obtienen una gratis. –Se rio un poco.
Lincoln tragó saliva mientras veía a aquel hombre. Había algo en el que no le gustaba, y no era sólo su sonrisa. Tampoco había escuchado acerca de esta promoción, pero tampoco sabía mucho del lugar. Sus hermanas parecían haber venido a Freddy más de una vez, pero nunca lo habían llevado con ellas, por lo que no podía saber si eso era cierto.
-No seas tímido, pequeño.
Lincoln miró las cuatro mascaras que le ofrecía: un zorro, un pájaro, un conejo y un oso. No estaba seguro de que hacer, pero se sintió algo atraído por la mascara del conejo. Sus orejas caídas le recordaron un poco a Bun-Bun. Su pequeño conejito que tenía desde pequeño y que lo había acompañado hasta ahora. Últimamente no podía dormir sin abrazar a Bun-Bun por las noches, parecía ser el único que le demostraba algo de cariño en esa casa.
-Veo que la quieres. –El hombre de morado dijo mientras le tendía la mascara de conejo. –Su nombre es Bonnie, ¿Por qué no te la pruebas?
En ese momento Lincoln creyó ver a otro Lincoln Loud, uno de un universo distinto, este Lincoln se negaba a tomar la mascara y salía corriendo por la puerta. Pudo ver a aquel hombre dejando caer las mascaras y sacando algo de dentro de su traje morado mientras su sonrisa se perdía, pero Lincoln no pudo ver que era. Todo eso se desvaneció cundo se dio cuenta de que había tomado la mascara de Bonnie con una mano temblorosa.
-Adelante, seguramente te quedará perfecta.
Lincoln sólo quería terminar con esto de una vez para que el hombre lo dejara sólo. Se puso la mascara de Bonnie con cuidado y le dio cara al hombre morado. Se sentía un poco extraña tenerla puesta, le dificultaba un poco la vista. Trató de ajústasela un poco, pero fue inútil, todo lo que pudo ver del hombre morado fue una sonrisa de dientes para afuera mientras pasaba junto a él. Lincoln sintió aquellas manos con guantes palpar su cabeza mientras seguía su camino.
-Dentro de dos horas habrá un espectáculo especial en la segunda ala, ¿Por qué no la visitas entonces? –Dijo para luego perderse entre los caminos del lugar.
Lincoln dejó escapar todo su aliento contenido en ese momento. Jamás había sentido tanto alivio como ahora. Todavía podía sentir aquellos dedos sobre su cabeza, era lago desagradable. Parte de él pensó en salir por la puerta en ese momento y regresar a casa a seguir enfrentando su día a día, pero en ese momento el robot de aquel niño volvió a pasar y sus ojos brillantes vieron fijamente a la mascara de Bonnie. Aquellos ojos titilaron y el pequeño robot comenzó a bailar mientras le tendía a Lincoln dos globos. Entonces el robot se marchó bailando.
Lincoln vio los globos y los hizo botar como al primero. Tocó la mascara en su rostro sin poder creer que algo como eso realmente pudiera causar una reacción en el pequeño robot, pero así parecía ser. Quizás había juzgado mal a aquel hombre, después de todo era un guardia de seguridad, se suponía que tenía que cuidar de los niños.
-Ahora me siento más culpable. –Ese sólo había intentado ser amable y Lincoln se había asustado de él.
Quizás si fuera a ese espectáculo especial después de todo.
Las atracciones resultaron ser realmente increíbles, y con la mascara cada animatrónico con el que se topaba siempre tenía una función especial con su sorpresa, ya sean dulces o una rodaja extra de pizza. En el barco pirata su asiento comenzó a moverse de un lado a otro cuando un pequeño robot lo escaneó y se comenzaron a escuchar verdaderos sonidos de holas mientras le servían coca-cola en un verdadero jarro tamaño grande. Lincoln estaba tan divertido que no le importó que parte de la coca terminara en su ropa por los movimientos torpes.
El capitán del barco pirata resultó ser uno de esos famosos animatrónicos de nombre Foxy. Se veía casi igual a una de las mascaras que le ofreció el guardia de seguridad con el que se topó en la entrada. Al recordarlo no pudo evitar sentirse mal por como había actuado, si volvía a verlo se aseguraría de disculparse con él.
Lincoln se sintió realmente lleno después del barco pirata, pero aun quería ver que tipo de atracciones había en ese lugar, más que un restaurante lo sentía como un parque de atracciones. Pudo ver que algunos niños en compañía de sus padres caminando por las salas, por lo que ya debía de haber pasado una buena cantidad de tiempo. Ninguno de esos niños parecía tener una macara como la suya, eso lo hizo sentir un tanto ridículo, pero hasta ahora ninguno de ellos se había burlado por lo que no debía ser algo poco común tener mascaras en ese lugar.
Lincoln se decidió seguir explorando el lugar.
Cuando llegó hasta la tienda de regalos se encontró sin dinero suficiente para poder comprar algo para llevarse. Pudo reconocer algunas de las camisas, parches y gorras que sus hermanas trajeron a casa aquella noche. Al recordar eso su humor decayó y se sintió nuevamente triste. Sus hermanas habían ido a un lugar tan fantástico sin él, ¿Por qué lo odiaban tanto? Sólo fue un accidente, no es como si pudiera controlar algo como eso.
Sólo pasó.
Lincoln suspiró con tristeza.
En el mismo momento en que suspiraba, junto a él comenzó a sonar una pequeña música. Lincoln trató de buscar el origen de aquella tonada, pero no vio nada. No era algo que no pudiera ignorar, pero aquella tonada parecía estar entrando dentro de su cabeza y no quería irse. Pudo sentir un pequeño dolor de cabeza mientras trataba de sujetarse la sien, pero se encontró imposibilitado por la mascara.
En cuanto iba a quitársela la música se detuvo, y junto a él algo pareció explotar.
-¡Wah! –Lincoln gritó de sorpresa y retrocedió. Un enorme muñeco delgado y con una mascara salió de una enorme caja de regalos. Lincoln la había tomado como parte de la decoración, pero parece que era parte del espectáculo. –Cielos, eso sí que me asustó.
El muñeco dejó caer su mano frente a Lincoln y en ella tenía un pequeño regalo que le tendía. Miró a Lincoln con una mascara que reía y lloraba al mismo tiempo. Lincoln no podía entender el tema de la mascara, pero el muñeco claramente le estaba ofreciendo un regalo.
-¿Para mí? –Lincoln se señaló a si mismo mientras se lo preguntaba. Se sintió como un tonto al preguntarle eso a un muñeco, pero casi hubiera jurado que aquel muñeco asentía un poco con la cabeza. Miró a los lados para en busca de alguna confirmación o algo que dijera que realmente podía llevárselo, al no encontrar nada decidió tomarlo. Sólo esperaba que no lo tomaran por ladrón o algo. –Gracias. –Lincoln lo tomó entre sus manos y lo agitó un poco contra su oído.
Mientras Lincoln se movía fuera de la tienda esperando que nadie lo acusara de ladrón por llevarse su regalo, pudo notar algo extraño en el reflejo del vidrio: la cabeza de aquel muñeco comenzaba a moverse lentamente hacia donde estaba él. Lincoln volteó rápidamente para volver a ver al muñeco, pero este seguía encorvado con su mano extendida.
-¿Otra… función especial? –Tocó su mascara con algo de dudas. También podría haberlo imaginado.
Al salir de la tienda de regalos se dio cuenta del cartel que tenía al lado y no había visto, parecía describir al mismo muñeco dándole un regalo a un niño. Lincoln leyó con cuidado el nombre del muñeco: Puppet. Al voltear se encontró con que Puppet ya estaba volviendo a su caja de música, parecía ser un animatrónico creado para dar regalos al azar a todos los niños.
Lincoln abrió su regalo y se encontró con una extraña llave que tenía la imagen de Freddy en ella. El regalo le pareció más pequeño de lo que la caja demostraba, pero no se iba a quejar, al menos era una prueba de que había estado en Freddy´s.
No estaba muy seguro de que hacer ahora. Podría volver a casa, pero no quería toparse otra vez con sus hermanas. Todo lo que quería era tener un poco de paz, y Freddy´s se la había dado.
-La función.
Recordó las palabras del hombre de morado. Quizás lo viera ahí, aun tenía que disculparse por como lo trató antes, eso y agradecerle por la mascara. Creía recordar que dijo que se celebraría en la segunda ala, así que Lincoln la buscó en un mapa.
-Que raro.
La segunda ala parecía estar en un área que estaba tachada con rojo. Lincoln trató de fijarse en otro mapa en caso de que estuviera mal, pero todos señalaban lo mismo. ¿Quizás se había equivocado? Ese hombre parecía estar muy seguro de sus propias palabras, y Lincoln realmente no tenía mucho que hacer ahora que intentar revisar por si mismo.
-¿Qué es lo peor que puede pasar de todas formas?
Nada mucho peor de lo que sufriría en casa, eso es seguro.
Lincoln comenzaba a creer que aquel hombre de morado realmente se había equivocado. Los pasillos hacia la segunda ala estaban totalmente vacíos, no podía ver a nadie. No parecía ser el camino a una función especial ni nada por el estilo, a menos que fuera una función de terror. Aquellos pasillos comenzaban a asustarlo un poco.
Lincoln se vio la cara por el vidrio de una puerta y se dio cuenta de que aun tenía puesta la mascara de Bonnie. Se había acostumbrado tanto a llevarla en la cara que la había olvidado por completo, por un segundo le pareció verla como su verdadera cara. Justo cuando iba a quitársela vio a un enorme oso aparecer por la esquina.
Aquel oso miró fijamente a Lincoln mientras señalaba en lugar por donde había venido. La imagen era realmente escalofriante, y Lincoln se vio tentado a salir corriendo. Aquel oso se parecía a los animatrónicos que había visto antes: era más grueso y pequeño, y sus movimientos eran algo desiguales.
Lincoln debería de haber salido corriendo en ese momento, pero en lugar de eso sólo se acercó sin ningún tipo de cuidado. Podía escuchar una pequeña melodía idéntica a la de la caja musical de Puppet que lo invitaba a seguir a aquel oso. No podía entender que se apoderó de él para seguir aquella indicación, pero antes de que se diera cuenta ya había entrado por una puerta a una enrome sala.
Al final de la sala pudo ver un gran escenario con los cuatro animatrónicos principales en él.
-Hey, Bonnie ya llegó.
Fue cuando Lincoln se dio cuenta de otros dos niños que estaban parados frente al escenario. Ambos llevaban máscaras de Chica y de Foxy.
Lincoln levantó la mano y se acercó a ellos con un poco más de seguridad, se sentía bien poder ver a alguien más ahí dentro.
-Sólo nos falta Freddy, ¿Verdad? –El segundo niño preguntó. Por su voz Lincoln pudo reconocerlo como una chica, pero su cabello era corto y oscuro, y por su forma de vestir Lincoln la había confundido con un chico.
-Hola. –Lincoln se paró frente a ellos. –Mi nombre es Lincoln, ¿Aquí es el espectáculo especial? –Miró a su alrededor. –Realmente no lo parece.
-Opino igual, no sé porque le hice caso a ese hombre de morado. Se veía escalofriante.
-¿Hombre de morado? –Lincoln le preguntó.
-Déjame adivinar. –El chico con la mascara de Foxy lo detuvo. Un guardia de seguridad con un traje morado te dio la mascara de Bonnie y te dijo que había una función especial en la segunda ala. ¿A que sí, Bonnie?
Lincoln asintió. Eso era exactamente lo que había pasado.
-A nosotros nos pasó lo mismo, pero por ahora no parece haber ninguna función especial ni nada de eso. –Miró hacia la puerta. –Traté de salir, pero la puerta está cerrada, y no parece haber otra salida por aquí. –Miró a la sala con duda. –Esto no me gusta.
A Lincoln tampoco, toda la seguridad lo había abandonado, y sentía como si la mascara de Bonnie lo estuviera asfixiando. Pensó en quitársela otra vez, y se preguntó porque no lo había hecho hasta ahora, nada lo obligaba a quedarse con esa mascara puesta. Trató de quitársela nuevamente, pero en ese mismo momento la puerta se abrió otra vez.
-Aquí viene Freddy. –Foxy se rio mientras miraba a la niña con la mascara de Freddy.
Lincoln pudo ver un cabello largo y de un negro azabache más profundo que el de la chica con la mascara de Chica. Sus pasos eran tranquilos y casi elegantes mientras miraba a su alrededor con la mascara de Freddy. Tenía puesto un lindo vestido negro con cuadros rojos. Se detuvo cuando los vio y pareció mirarlos con algo de duda. Lincoln trató de saludarla para romper un poco el hielo, pero en lugar de devolver el saludo la chica levantó un poco su mano y la volvió a bajar mientras retrocedía un poco y desviaba la vista.
-¿Freddy es una chica? –El chico con mascara de Foxy preguntó.
-Los niños no son los únicos que pueden utilizar mascaras de Freddy, Antón. –La chica puso sus manos en sus caderas y lo reprendió.
-Ya te dije que mientras tenga esta mascara soy foxy, arrgg. –Hizo un pequeño garfio con su dedo y gruñó como pirata.
La chica suspiró y se acercó a la otra chica con la mascara de Freddy.
-Hola, ignora al idiota con la mascara de Foxy. Mi nombre es Alexis. –La saludo mientras se acercaba.
-Y mi nombre es Lincoln. –Lincoln también trató de presentarse.
La chica pareció dudar un poco antes de presentarse.
-M-mí… mí nombre… –Se aclaró un poco la garganta. –…Mí nombre es Lady. –Dijo tan rápido que Lincoln se vio tentado a preguntar otra vez, pero se lo aguantó, no quería hacerla sentir más incomoda de lo que se veía.
-Oye. –Lincoln trató de hablar con cuidado. –¿De casualidad la mascara te la dio un hombre vestido con un traje morado, y con sonrisa aterradora? –Lo último estuvo de más, pero realmente quería decirlo. Aquella sonrisa era realmente aterradora.
El temblor de Lady fue respuesta suficiente para Lincoln. Ella se removió en el lugar y asintió. Si Lincoln sintió miedo entonces no quería ni imaginar lo que alguien como Lady pudo haber sentido. Se le veía muy asustada cuando recordaba a aquel hombre vestido de morado, y Lincoln no podía culparla. Había algo aquí que no cuadraba.
La puerta volvió a abrirse, pero esta vez quien entró fue el oso que los había invitado. Parecía estarle haciendo algo a la puerta, Lincoln reconoció el sonido de una llave al ser girada. Un miedo desconocido invadió a Lincoln, y sintió que realmente tenía que quitarse aquella mascara de la cara. Pero entre más pensaba en quitársela más difícil le era encontrar la fuerza para lograrlo.
Aquel oso se dio la vuelta y los miró fijamente a los cuatro. Fue cuando comenzó a temblar y sonidos extraños comenzaron a salir de dentro de aquel cuerpo de oso. La cabeza cayó aun lado y el cuerpo pareció partirse en dos cuando una persona salió de aquel traje de oso.
Lincoln reconoció el traje morado y la placa de guardia de seguridad en un instante.
Aquel hombre salió del traje y se ajustó la corbata mientras se acercaba a los niños con el mismo paso seguro y aquella sonrisa que a Lincoln le aterraba tanto.
-Hey, ¿Para que nos trajiste aquí? –Alexis se acercó un poco a él mientras lo preguntaba. ¿No estaba asustada? Lincoln podía admirar ese valor. –¿Qué está pasando aquí?
Aquel hombre de morado llevó una de sus manos dentro de su traje mientras seguía sonriendo y caminando hacia Alexis. Lincoln sintió deseos de gritarle que corriera, que algo estaba terriblemente mal, pero la voz no podía salir desde dentro de su garganta. Toda la voz parecía haberse perdido, era como si le hubieran apuntado con el control de la TV y presionado el botón de silencio.
-Oye, que-
El hombre de morado sacó un enorme cuchillo y lo enterró profundamente dentro del cuello de Alexis. La boca de Alexis se quedó abierta bajo la mascara mientras la sangre comenzaba a correr lentamente por el filo del cuchillo, de su boca abierta y temblante no tardaron en salir gotas de sangre entre más se esforzaba por hablar. Alexis levantó sus ojos y pudo ver el rostro sonriente del hombre que la estaba apuñalando. El cuchillo salió rápidamente y un enrome chorro de sangre salió disparado antes de que el cuerpo de Alexis cayera al piso.
A diferencia de cualquier película o comic, nadie gritó. Todos se quedaron en un incrédulo silencio mientras miraban el cuerpo de Alexis aun temblando en el piso mientras perdía una gran cantidad de sangre de su herida. El hombre morado pasó sobre el cuerpo de la niña y se acercó directamente a Lincoln.
Lincoln quería gritar, correr, llorar por ayuda. Quería que sus hermanas vinieran a salvarlo, ellas seguramente podrían darle una paliza a este tipo. Pero en lugar de eso se quedo totalmente inmóvil mientras el hombre morado se acercaba a él. Sus piernas temblaban sin control mientras algunas pequeñas lagrimas escapaban de dentro de su mascara de Bonnie y caían por su barbilla.
El hombre morado levantó el cuchillo y lo enterró profundamente en su pecho. Aquel dolor fue exactamente el mismo que había imaginado antes, era como si la misma escena se hubiera estado repitiendo durante siglos y no se hubiera dado cuenta hasta ahora. El cuchillo salió rápidamente de su pecho y volvió a bajar para apuñalarlo una segunda vez. Lincoln tosió un poco y algo de sangre escapó de su boca y se unió a sus lágrimas en su barbilla.
Lincoln cayó al piso cuando el hombre morado desenterró el cuchillo. Ya no podía moverse, su cabeza volteó hacia el lugar donde estaba Lady. Lincoln pudo verla en el piso, parecía haber caído sobre su trasero en algún momento y su cuerpo no dejaba de temblar. Toda su visión comenzó a oscurecerse mientras veía al hombre morado acercarse a la chica con la mascara de Freddy.
Un grito fue lo último que escuchó antes de que la oscuridad lo consumiera.
Matanza en restaurante familiar.
Ayer, alrededor de las 17:45 hs. Freddy´s Fazbear´s Pizza`s fue el escenario de una de las peores matanzas que Royal Woods haya vivido.
El guardia de seguridad, cuya identidad será ocultada al público, por ahora, asesinó brutalmente a cuatro niños al atraerlos de alguna forma a una de las alas fuera de servicio del restaurante familiar. Sus motivos son todavía desconocidos, pero hay sospechas de inestabilidad mental.
La identidad e información de las victimas era algo que la policía planeaba mantener en secreto hasta finalizar la investigación, pero una filtración nos ha dado acceso a la lista de nombres de todos ellos:
Antón Iberias.
Alexis Mántel.
Lady Verikó.
Lincoln Loud.
Por ahora, esa es toda la información que se pudo obtener de las victimas.
NA: Después de combinar la Purga con Loud House pensé, ¿Por qué no? Tampoco tendré que alterar mucho las cosas, escribiré un capitulo y a ver que pasa. En fin, no sé si será bueno o no, pero espero que al menos sea una lectura pasable.
Ya nos veremos.
