Chat Noir notaba que la relación entre Ladybug y él, había mejorado increíblemente. Obviamente, refiriéndose a la relación amistosa.
Y él no quería estar ahí. En la zona de amistad.
Podía intentar rendirse, decir que lo haría, pero cuando la veía, cuando hablaba con ella. No podía; era masoquista, patético, lamentable. Sin embargo la amaba. Amaba todo de ella.
Y quería ganar su amor ¿No había nada que pudiera hacer? Para que su amistad pudiera transformarse en amor. Para que sus miradas llenas de confianza se conviertan también en miradas llenas de amor. Para que sus labios distanciados a centímetros por fin se junten.
—¿No hay nada que pueda hacer para ganar tu amor?
Ladybug se sorprendió por esa pregunta e hizo una pose pensativa.
—Umm... —articuló— Bien, tienes un minuto para enamorarme.
—¿Qué? —pronunció sin poder creer que no le haya rechazado de sopetón.
—Comienza ahora.
Chat Noir sonrió más por nervios que otra cosa. Ladybug mantenía sus brazos cruzados debajo de su pecho, en una pose de fría indiferencia mientras veía que Chat Noir le entregaba una rosa.
—¿De enserio? —Preguntó su mentón altivo— Puedes hacerlo mejor.
El gatito sacó de su bolsillo, un papel y comenzó a recitar lo que en expresados en palabras decía su corazón.
—¿Eso es todo?
Chat Noir estuvo segundos sin reaccionar, por menospreciarle rápidamente sus más sinceros sentimientos. A los cinco segundos, comenzó a flexionar sus brazos y mostrar sus bíceps. Ladybug no podía creer lo que estaba viendo.
—Tic, tac. ¡Date prisa!
Chat Noir la abrazó sin saber qué otra cosa hacer. Apretujándola fuerte contra su cuerpo, como si la necesitara para no poder derrumbarse. Y la necesitaba, sus palpitaciones rápidas que hacían su corazón, marcaban eso.
Entregaría su vida por ella.
—Termino el tiempo —dictó luego de que los latidos del corazón sean la forma que cuente el tiempo.
—¿Y? —preguntó separándose a centímetros de su rostro.
—¿Qué crees?
—Seguí participando —dijo sonriendo de manera nerviosa.
Ladybug lo tomó sorpresivamente del cascabel y le plantó un beso.
—Ganaste —El gatito estaba a punto de desmayarse de la impresión— Un segundo fue suficiente para enamorarme —espetó— ¡Gato tonto, no te diste cuenta que te sobraron cincuenta y nueve segundos!
—¿Esto es de en serio? —cuestionó pellizcando su mejilla ¡No podía ser! ¡Estaba soñando! ¡O muerto!— No morí ¿Cierto?
—No y esto es en serio. No soy tan mala para hacer este tipo de juego si no ya estaba enamorada de ti.
—¿Desde cuándo? ¿Por qué?
Ladybug se sonrojo. Explicarle la razón iba a ser una historia que de seguro la iba a tener colorada todo el día y prefería estar así por otra razón.
—¿Quieres saberlo? o ¿Prefieres besarme?
Chat Noir la beso. No estaría ni un segundo más sin probar sus labios, esos que de forma reciente supo que sabían a cereza. Tendría tiempo de preguntarle.
Ahora, solo quería estar besando al amor de su vida.
