Tenia tremendo dolor en las muñecas, consecuencia de las esposas que le obligaron a llevar durante el viaje. Una luz cegadora lo golpeo violentamente al bajar del barco, entrecerró los ojos y camino rumbo al muelle.
-Su Majestad, reina Elsa de Arendell- le anunció una voz un tanto familiar al pisar el suelo. Él aún intentaba acostumbrar los ojos a la luz del Sol, por lo tanto decidió ignorar el anuncio.
-Muestra respeto, imbécil- le reprendio uno de los guardias que sujetaban fuertemente sus brazos. Con un enorme esfuerzo debido al dolor corporal, hizo un intento de reverencia.
-Su Majestad-dijo con voz ronca.
Si sus ojos le hubiesen permitido ver el rostro de la soberana, su alma habría sido penetrada por el odio que su mirada expresaba.
Para Hans la situación era humillante, para Elsa era insoportable. Durante ese tiempo le aliviaba la idea de no volver a ver ese hermoso y demoníaco rostro de nuevo. Sólo quería dejar el pasado en el pasado, empezar de nuevo. Pero tenerlo de nuevo ahí complicaba todo, no sólo por lo que hizo, si no porque lamentablemente ella también probó de su veneno, aquél día en que decidió perdonarle la vida.
-..se ha decidido no tomar represalias en su contra, y dejar en manos de su reino lo que a su castigo concierne.
Concluyó Elsa, arrugó el entrecejo con cierta molestia al ver la sonrisa de lado del príncipe.
-Gracias por su compasión, majestad- respondió en tono sarcástico sin apartar la mirada de la ventana que estaba a su derecha.
Verlo así, con esa actitud, provocó en Elsa un gran odio. Su elegante ropa de príncipe encantador estaba sucia, desordenada; se encontraba en una celda en calidad de prisionero, su vida pendía de un hilo...y no mostraba algún signo de remordimiento. No imagino que se encontraría con un verdadero monstruo.
-¿Por qué?- preguntó sin pensar- ¿por qué jugar así con los sentimientos de una persona como Anna? ¿por qué hacerle daño a alguien tan dulce e inocente?
No le interesaba en absoluto lo que estuvo a punto de hacerle a ella, para la reina de las nieves sólo era importante su pequeña hermana.
-Anna es alguien imposible de no amar ¿cierto?- dijo él cómo si pensará en voz alta- dulce, energética, positiva, alegre... No se merece tanto sufrimiento.
-Entonces ¿por qué le hiciste eso? El sureño soltó una leve risilla, giro un poco el cuerpo y al fin la vio a los ojos.
-Majestad,no creo que esto sea prudente- advirtió Kai al sentir la temperatura descender un poco.
-Es curioso que justo la persona que abandonó a la pequeña Anna sea quién me pregunté eso.
-No tiene punto de comparación...
-¿No? Veamos ¿por qué ignorar a una persona cómo Anna? Si mal no recuerdo, ella se pasó toda su niñez sola, buscando la compañía de una hermana que un día sólo la alejó y jamás le explicó el por qué.
-Era para protegerla...- se defendió Elsa apretando los puños.
-¿Todo fue sólo para protegerla? También huyó de la fiesta a quién sabe dónde, dejándola confundida y sin darle siquiera una explicación...¿para protegerla? protegerla, exactamente ¿de qué? Ella se quedó muy mal, incluso la acusaron de monstruo. Usted la dejó con todo un pueblo asustado y una enorme culpa, todo porque ella solo quería vivir con las puertas abiertas, y usted a cambio de su añoranza le pidió que se fuera...Y aún así tuvo el descaro de hacerse pasar por víctima.
-¡Tú no entiendes nada!
-Su majestad, yo creo que...- balbuceó Kai. La nieve estaba empezando a hacer acto de presencia en esa pequeña celda.
-¿Esta todo bien?- preguntó un guardia, que se alarmo al sentir frío.
-No te atrevas a juzgarme.
-Entonces, no me juzgue usted a mí.- resolvió regresando su atención a la ventana.
-No somos iguales.
-¡Ah, no! Claro que no. Usted tenía toda la justificación del mundo para actuar de ese modo. ¿Acaso no se preguntó todo lo que sufrió Anna para llegar hasta usted? Pero claro ¿por qué hacerlo si estaba tan ocupada en sus propios asuntos? ¿que más daba ignorar a su hermana, congelar su corazón, si lo importante era mantener toda su situación bajo control?- esta vez se giró y avanzó unos pasos- ella solo pedía un poco de amor, majestad, por eso fue tan fácil persuadirla. Si usted hubiera dejado de ser tan egoísta, podría haber resuelto todo muy rápido.
-¿Como se atreve a llamar al miedo egoísmo? Yo no quería lastimarla...
-¿¡En serio?!- interrumpió él con tono burlón- al abandonarla no la lastimó ¿cierto?
-No la abandoné...
-No, claro que no.
-Deje de intentar hacerme ver cómo un monstruo, todos aquí sabemos que el único sin corazón aquí eres tú.
-Me alegra saber que usted tenía el corazón suficiente para dejar a su pueblo desprotegido. No sabe como me reconforta saber que todo lo malo que hizo usted tiene toda la justificación del mundo porque tiene corazón y estaba muy asustada...
-Vamos- ordenó Elsa cortante, dándose la vuelta y caminado hacia su carruaje. Ese sólo era el inicio de una larga temporada.
¡Hola! Este es mi primer fic, así que espero les guste. Sólo quiero aclarar que, aunque amo el Helsa, hay un poco de Hanna en mí :v esque Anna es mi personaje favorito, y bueno Hans...xD aún así soy Kristanna y Helsa forever. Sólo quería aclarar por si alguna vez notaban un comportamiento extraño en el setsi pelirrojo.
Otra cosa, este fic es diferente al resto en sólo una cosa. Por lo regular siempre es Hans el que se enamora primero, el celoso, el urgido, el psicópata xD y aquí va a ser un poco al revés. Ya verán porque.
¡Chao! \·θ·/
