Advertencia: El epílogo me vale dos cacahuates, no existe en este fic. Greta Lestrade es un personaje de mi creación (usado en partidas de rol), me reservo su uso.


Capítulo 1. La vida romántica de Harry Potter


HARRY POTTER Y GINNY WEASLEY PASAN POR EL ALTAR

2 de junio de 2002. En una emotiva ceremonia de verano, Harry Potter y Ginny Weasley se han dicho el «sí, quiero» en el altar y se han prometido amor para toda la vida. Ante las preguntas sobre lo apresurado de la boda —puesto que apenas se prometieron hace tres meses—, ambos respondieron que les parecía el tiempo correcto sin dar más detalles. No se han acallado los rumores de que Ginny —ahora Potter— está embarazada desde que pidió una baja en el equipo de Quidditch en el que juega, las Arpías de Holyhead, pero la pareja se ha negado a comentar nada al respecto…


Acababa de pasar el aniversario de su boda y por supuesto que Hermione le había hablado para preguntarle cómo estaba, eso era algo demasiado Hermione. Ginny le había dicho por la red flu que estaba bien mientras le preguntaba por los niños. Los dos enormes, al parecer. Rose ya caminaba a todas partes detrás de Ron, que solía llevársela a la tienda todas las mañanas para que Hermione pudiera ocuparse de su trabajo en el ministerio y la niñera no tuviera que atender a dos niños al mismo tiempo, dado que Hugo había resultado ser el más llorón de todos los bebés que Ginny había visto nunca. Y dado que entre todos sus hermanos vivos —con la excepción de Charlie— se estaban dando a la tarea de repoblar el planeta, había visto bastantes.

Por supuesto que no le había comentado a Hermione detalles de su caótica vida privada, no tenía ningún sentido. Las Arpías de Holyhead habían vuelto a ganar la temporada y ella era el centro de atención de todos los medios de deportes, se referían a ella como la buscadora estrella y se comentaba que nunca habían visto a nadie tan rápido con la escoba. Le habían ofrecido un par de patrocinios —dos marcas de escoba diferentes— que ella había rechazado, dado que seguía siendo fiel a las saetas de fuego —tenía una Saeta de Fuego 3000, prácticamente la última en el mercado— por alguna razón.

Daba entrevistas todas las semanas, la invitaban a toda clase de eventos y fiestas, pero lo más pesado eran los entrenamientos. Se acercaba la selección para el mundial de Quidditch del año que seguía y había rumores de que podía salir seleccionada. Hacía décadas que ninguna mujer era la buscadora de la selección de Inglaterra en un mundial, así que Ginny quería desesperadamente quedar seleccionada. Estaba segura de que no había nadie mejor que ella.

Su vida profesional estaba en el punto más alto. Su vida personal, por otro lado, no mejoraba. Pero nada de eso se lo había dicho a Hermione, aunque sospechaba que Hermione ya lo sabía: no podía escondérselo a su mejor amiga. Por suerte, su mejor amiga estaba muy ocupada cambiando al mundo en el Ministerio, mejorando la situación de las criaturas mágicas por la mañana y muy ocupada cambiando pañales en la tarde. Ron tampoco tenía tiempo de darse cuenta en el caos en el que estaba sumida la vida de Ginny porque pasaba las mañanas evitando que la pequeña Rose destrozara Sortilegios Weasley y cambiaba más pañales de Hugo por las tardes.

Nadie tenía tiempo de darse cuenta de nada.

Puso la cafetera a funcionar. Era domingo, pero aun así tenía una entrevista en la tarde y quería estar lo más despierta posible. Oyó una lechuza en su ventana y fue a abrir, esperando que fuera su suscripción de El Profeta, pero en vez de eso era una carta protocolaria y sin firmar.

«Sra. Ginny Weasley, se encuentra como el contacto de emergencia del Sr. Harry Potter. Por favor presentarse en…»

Y venía una dirección que ella conocía perfectamente bien. No pudo evitar rodar los ojos. Tantos años y todavía no había cambiado el contacto de emergencia. Tantos años y le seguían llegando cartas cada que tenía una accidente grave. Bueno, exactamente seis años. Ya había pasado su aniversario de bodas, pero se aproximaba peligrosamente el de su divorcio.


EL CUENTO DE HADAS QUE NO ESTABA DESTINADO A SER: HARRY Y GINNY POTTER FIRMAN LOS PAPELES DE DIVORCIO

8 de junio de 2003. Prácticamente un año después de la emotiva boda, la pareja más comentada en el mundo mágico firma los papeles de divorcio. Ginny Weasley anunció hace poco más de tres meses que volvía a jugar con las Arpías de Holyhead, esta vez como buscadora titular y desde entonces se comentaba que la pareja se veía distante. Hoy es oficial: han firmado los papeles. Ambos se han negado a hacer más declaraciones. Tampoco ningún miembro de la familia Weasley ha querido hacer ningún comentario para El Profeta…


Se apareció en la dirección que decía el papel, el número doce de Grimmauld Place, en Londres. Hacía años que no estaba protegido por el encantamiento fidelio, pero aún era invisible a los muggles, que a veces aún seguían preguntándose por qué en su calle no existía el número doce. Se encontró con un auror jovencito, con una túnica negra con el logo del ministerio, que indicaba que era de los rangos más bajos, en la entrada. Parecía recién salido de la Academia de Aurores.

—Buenas tardes —saludó—, recibí una notificación porque soy el contacto de emergencia de…

—Ah, sí, sí —dijo el chico, prácticamente sin dejarla terminar—. ¿Identificación?

Ginny sacó de su bolsa su carnet de las Arpías de Holyhead, que el chico revisó y después la dejó pasar.

»Al fondo, en la cocina, está mi jefa —le indicó.

Ginny asintió y entró en Grimmauld Place. Conocía muy bien el lugar. Harry y ella habían vivido allí un tiempo, tras la boda. Hermione les había ayudado a dejar el lugar mucho más acogedor y a tirar toda la basura que quedaba que hubieran dejado los Black. Habían quitado, finalmente, el cuadro de Walburga, el tapiz de la genealogía de los Black y, en general, vuelto el lugar mucho más amigable. Pero su convivencia doméstica no había durado mucho. Todos habían tenido razón al decirles que se estaban apresurando demasiado.

No lo habían pensado lo suficientemente bien. Pero cuando ella se había embarazado —por accidente, entre sus planes nunca había estado embarazarse a los veintiún años— Harry le había dicho algo como «podríamos casarnos» y ella había dicho algo como «sí, podríamos» y en menos de una semana estaban comprometidos. Ginny lo recordaba todo como un cuento de años. Habían hablado de nombres, de planes, de comprar una casa más grande si alguna vez la familia se hacía más grande, porque Grimmauld Place les quedaría pequeño en algún momento —y no era el lugar más acogedor del mundo, ambos estaban de acuerdo en que querían a criar a sus hijos en el campo—. Habían hablado de demasiadas cosas.

Ginny finalmente alcanzó el comedor de la casa, donde había otro auror recién graduado, con su túnica negra y una mujer que estaba sentada en la mesa, revisando un pergamino con el ceño fruncido.

La pelirroja carraspeó.

—Disculpe, soy el…

—¡Ginny Weasley! —exclamó la mujer, poniéndose en pie inmediatamente. Con su varita le apuntó a los pergaminos y los enrolló—. Gracias por venir. Soy Greta Lestrade. —A pesar de tener un apellido inglés, hablaba con un acento curioso, que hacía que sus erres fueran más sonoras. Era morena, con el cabello muy lacio y bastante bajita—. Disculpe que hayamos mandado esa carta, sé que esto no es cómodo, puesto que es su ex esposa… pero… No teníamos otra opción. Sólo aparece usted como contacto de emergencia.

—Sí, sí, ¿le molestaría decirme qué pasó? —preguntó Ginny.


HARRY POTTER ES VISTO BESANDO A OTRO HOMBRE EN EL BAR IRLANDÉS

14 de noviembre de 2003. El joven héroe mágico parece haber superado su divorcio con Ginny Weasley —que ha vuelto a usar su nombre de soltera y es una de las estrellas de la próxima temporada de Quidditch—, puesto que fue visto besando a otro hombre en el bar irlandés. Se negó a dar declaraciones para la prensa…


Greta Lestrade nunca llegó a decirle a Ginny Weasley qué había ocurrido, al menos no en ese momento, porque alguien las interrumpió. Un mago que Ginny conocía y recordaba sólo de vista y la remontaba a sus años en Hogwarts, porque después de eso no habían tenido ninguna clase de relación, aunque él era bastante conocido en el mundo mágico.

—¿Ginny Weasley? —preguntó Blaise Zabini, frunciendo el ceño. Después se dirigió a Greta Lestrade—. Disculpe, me dijeron que… Bueno…, me llegó una carta…

—Debe ser Blaise Zabini —asumió Greta Lestrade y le extendió la mano—. Disculpe la molestia, pero esto es sumamente importante. —Los miró a ambos—. ¿Se conocen?

—De Hogwarts —aclaró Ginny—. Nada más.

Blaise Zabini asintió, confirmando la información.

—Bueno. —Greta suspiró—. Este es un asunto muy delicado —les dijo—, acompáñenme. —Hizo que la siguieran de nuevo hacia el pasillo y luego escaleras arriba—. El elfo doméstico fue el que llamó a los aurores, completamente en pánico —les contó, aunque Ginny no tenía idea de que estaba hablando y, por la cara de Zabini, tampoco él tenía ni la más remota idea de por qué estaba allí—. Fue el que nos contó del «accidente». Bueno, eso dijo él… Sin embargo…

Habían llegado al primer piso. Los recuerdos invadían a Ginny. No guardaba especialmente buenos recuerdos de aquella casa. Allí había perdido al bebé —se iba a llamar James si era un chico, Molly si era una niña— y había llorado y tenido pesadillas llenas de sangre por semanas, mientras Harry se recluía en su trabajo y se encerraba en la biblioteca por horas. No habían sabido lidiar con aquello. Y luego le habían dicho a Ginny que cualquier embarazo que tuviera sería de alto riesgo y se habían asustado más.

Poco después el miedo y la tristeza había dado paso a las peleas día sí y día también, hasta que habían puesto sobre la mesa la idea de separarse. «Quizá sí nos apresuramos», habían dicho. Y habían firmado los papeles de divorcio. Y él la había superado, había olvidado al hijo que podrían haber tenido —al parecer— y ella se había volcado en el Quidditch para olvidar. Le había costado demasiado tiempo y demasiadas lágrimas a la idea de que quizá nunca podría tener hijos propios.

—Bueno, no era un accidente —siguió Greta y se paró delante de una de las puertas cerradas—. Estoy a punto de pedirles que hagan, quizá, lo peor que han hecho en sus vidas —dijo. Ginny alzó la ceja, no estaba acostumbrada a que le dijeran eso, especialmente porque la habían reconocido como heroína de guerra—. Como ustedes son los contactos de emergencia de ambos…

«¿Ambos?», pensó Ginny. ¿De quién era contacto de emergencia Blaise Zabini?

—Debo pedirles que reconozcan los cuerpos —dijo Greta. Se veía apenada, pero mantuvo el semblante lo más profesional que pudo.

Ginny no vio la expresión que puso Zabini, pero ella se llevó las manos a la boca, que se abrió por la sorpresa y el shock. Greta Lestrade llevó la mano al picaporte para abrir y Ginny sólo atinó a decir algo.

—Por Merlín, alguien tiene que avisarle a Luna.


NUEVO COMPROMISO, HARRY POTTER LE PIDE MATRIMONIO A LUNA LOVEGOOD

14 de noviembre de 2004. Desde el baile de la Victoria de este año que se los puede ver juntos y muy felices. De hecho, han sido vistos en varios partidos de Quidditch bastante apasionados. Ayer, los presentes en el restaurante Ishq Patil, en Hogsmeade, fueron testigos de cómo Harry Potter hincó la rodilla para pedirle a Luna Lovegood, zóologa mágica y ocasional colaboradora de El Quisquilloso, que se casara con él. Ella, por supuesto, dijo que sí. La pareja, sin embargo, no hizo ningún comentario para El Profeta…


No fue tan horrible como esperaba Ginny. Aunque quizá el susto fue sustituido por la sorpresa. Al menos, pensó, no había sangre, sólo los dos cuerpos, en la cama, abrazados, como si sólo estuvieran dormidos, pero no respiraban. Ginny inhaló, exhaló y después se acercó a la cama donde descansaban los cuerpos.

Nunca imaginó que vería a su ex marido abrazado a Draco Malfoy y prácticamente desnudo. Pero allí estaba: abrazado a Draco Malfoy y prácticamente desnudo. Una imagen que se le quedaría grabada en la memoria por siempre. Harry Potter, sin respirar, abrazado a Draco Malfoy, que tampoco respiraba. Los dos con los ojos —que ya nunca verían nada— abiertos.

Blaise Zabini se acercó detrás de Ginny. Ella se volteó a verlo. Mantenía una cara de póker, pero debajo de la máscara a Ginny le pareció ver que también estaba conmocionado. Después, volteó a ver a Greta Lestrade.

—Es él, Harry Potter —dijo. Aunque era puro protocolo. Era obvio que ya sabían quién era, no había dos magos en la tierra con la misma cicatriz de rayo en la frente.

—¿Señor Zabini? —preguntó Greta Lestrade—. Puede tomarse su tiempo, si lo…

—Es él —confirmó Zabini, mirando fijamente al rubio. Pestañeó, a Ginny le pareció que estaba intentando contener las lágrimas—. Es él.

Greta Lestrade asintió.

—Siento haberlos hecho pasar por esto, es sólo protocolo, pero… bueno, es necesario —les dijo—. Una disculpa, de cualquier manera. Si desean, puedo mantenerlos al tanto de la investigación. La prensa aún no está al tanto de la noticia —comentó—, debemos avisar primero a sus familias…

—¿Saben qué puso haber sido? —preguntó Zabini.

—Veneno —les dijo Greta Lestrade—. Es la única teoría que manejamos. Es información confidencial y no debe salir de aquí —les advirtió—. De todos modos, como los contactos de emergencia de ambos, tienen derecho a conocer los avances de la investigación.

—Gracias —dijo Ginny, aunque no estaba en lo absoluto interesada en aquello. Pero seguro Luna quería saber. Se pasó la mano por el cabello. Por Merlín, alguien tendría que decírselo a Luna.

—Necesito que firmen unos papeles, ¿pueden acompañarme?

Greta los condujo otra vez a la planta baja de la casa. El ambiente se sentía pesado y demasiado callado. Ginny nunca había esperado estar en aquella situación, aunque ella y Harry habían terminado teniendo una relación bastante cordial, considerando que él se había casado con otra de sus mejores amigas. Luna, fiel a su estilo de andar en las nubes, le había pedido que fuera su dama de honor en la boda —«aunque entiendo si no quieres, es Harry, pero eres mi mejor amiga, te lo pido por eso»—. Y ahora alguien tenía que decirle que estaba muerto. No por ella. Por sus hijos.


HARRY Y LUNA POTTER LE DAN LA BIENVENIDA A SUS MELLIZOS

10 de diciembre de 2005. Fueron captados a la salida de San Mungo con los sus dos recién nacidos ayer en la noche, cuando Luna Potter fue dada de alta. La pareja se negó a hablar con la prensa, pero una fuente dentro del hospital mágico nos confirmó los nombres de los dos bebés: ¡Bienvenidos al mundo James y Selene Potter! Probablemente engamos más información…


Ginny firmó los papeles que la auror Greta Lestrade le dijo que firmara, preguntó si podía irse. La auror le dijo que le dejaría su contacto en caso de que quisiera preguntarle algo, que esperara un momento. Ginny asintió y le dijo que esperaría afuera en las escaleras, puesto que no tenía ganas de seguir allí —aunque lo último no lo dijo—. Salió y se quedó en las escaleras con el chico que estaba vigilando. Era obvio que no querían allí a la prensa, sobre todo cuando la prensa perseguía a Harry allá a donde iba —y Ginny sabía perfectamente lo mucho que Harry detestaba aquella atención.

Oyó que la puerta se abría y se cerraba y Ginny se volteó para ver a Blaise Zabini.

—Greta Lestrade dice que puedes escribirle a esta dirección si es necesario —le extendió un pergamino—. Y que es todo y que eres libre de irte.

—Muy bien —dijo Ginny, que tomó el pergamino y lo guardó en su bolso. Empezó a bajar las escaleras cuando oyó que Zabini la llamaba.

—Oye, Weasley —dijo—. ¿Tú sabías? —preguntó.

—¿Qué?

—Lo de Draco y Potter —le dijo Zabini. Ginny volteó a verlo y fue demasiado obvio que estaba haciendo un esfuerzo titánico por no dejar salir sus emociones en ese momento—. Que estaban juntos.

—¿Tengo cara de saberlo? —espetó Ginny—. Soy su ex esposa —aclaró, aunque no había ninguna necesidad de aclarar—, por supuesto que no hablábamos de nuestra vida sentimental el uno con el otro. Para el caso, no hablábamos demasiado, pero como siempre tuvo desidia, nunca cambió su contacto de emergencia y yo soy la pobre alma que tuvo que venir a reconocer el cuerpo. Lo golpearé si me lo encuentro en el Más Allá algún día —comentó ella—. ¿Por qué preguntas que si sé?

Zabini se encogió de hombros.

—Nada —le dijo él—. ¿No quieres saber qué pasó? —le preguntó—, ¿quién lo hizo?

—Quiero que la sombra de mi ex marido deje de perseguirme —le respondió ella—. Me suena a buena idea dejar que los aurores se encarguen del trabajo y le digan a su familia. ¿Tú qué? ¿Quieres jugar a los detectives?

Zabini se pasó las manos por la cara. Ginny notó que una le temblaba un poco.

—No sé —le contestó—. Pero por Salazar… Narcissa va a estar devastada. Era su único hijo.

Ginny nunca había tolerado a Malfoy. Y aun así sintió un poco de pena.


HARRY Y LUNA POTTER ANUNCIAN SU DIVORCIO

4 de septiembre de 2008. La pareja, cuyo amor creíamos todos que sería, se separa tras casi cuatro años de matrimonio. Ambos extendieron un comunicado en el que aluden a diferencias irreconciliables y asegurar que son buenos amigos. Ambos afirman que buscarán lo mejor para sus hijos. No hicieron más comentarios para la prensa, pero…


No lo pudieron ocultar a la prensa. Por alguna razón, se filtró todo. Ron se horrorizó cuando vio la foto, escupió el café y aventó el periódico a la chimenea, diciendo que la foto que habían publicado había sido una total falta de respeto a su mejor amigo. Hermione y Ginny intentaron tranquilizarlo cuando Rose se puso a llorar porque Ron la había asustado con su exabrupto. Acabó abrazando a su hija y soltando unas pocas lágrimas rebeldes por su mejor amigo.

Molly Weasley lloró como si enterrara a un hijo —prácticamente lo estaba haciendo—, costo incluso apartarla del ataúd. Luna fue completamente vestida de blanco al funeral, llamaba la atención. Ginny le preguntó por el color y ella, con una sonrisa, dijo que ese color era símbolo de luto en algunos lugares y que le parecía un poco más alegre que vestirse completamente de negro. También llevó a los niños. Ginny no tenía idea de cómo les había explicado lo que había pasado —que su padre estaba muerto—, pero parecía haber hecho buen trabajo.

James y Selene habían heredado el cabello desordenado de Luna y los ojos de Harry; a los tres y medio eran niños bastante traviesos para su edad y no entendían por qué había tanta gente en el funeral —quizá ni siquiera entendían lo que era un funeral—. Ginny se ofreció a cuidarlos si Luna se cansaba o quería hablar con alguien más.

Harry Potter fue enterrado como un héroe. Gente que Ginny prácticamente nunca había visto o había visto una o dos veces, había ido a presentar sus respetos. Harry era mucho más grande que él mismo, era un símbolo. Y aun con la noticia filtrada en El Profeta, la gente no le había perdido el respeto —quizá, simplemente, se habían extrañado un poco.

Finalmente, cuando Luna le dijo que quería acercarse al ataúd a despedirse, Ginny se había quedado con James y Selene agarrados de las manos para que no fueran a ningún lado. Estaban inusualmente callados. Se quedó cerca de la entrada de la carpa que habían montado en el terreno de La Madriguera, donde Molly y Arthur se habían ofrecido a celebrar el funeral. Estaba allí cuando vio que una cara conocida entrada, buscaba entre la gente y, al verla, se acercaba hasta donde estaba.

—Weasley —saludó Zabini. Vio a los dos niños y les hizo una seña—. ¿Sus hijos? —No mencionó el nombre, pero Ginny supo que se refería a Harry.

—Sí. ¿Vienes a dejar tus respetos? —preguntó ella. Sintió como los niños, en un acto de timidez, se escondían detrás de ella. No estaban acostumbrados a tantos desconocidos.

—Sabía que estarías aquí —le contestó él—. Y sí, vine a dar el pésame, pero sobre todo vine a otra cosa. —Buscó algo en su túnica y sacó un fajo de cartas—. Me las dio Pansy —le dijo—, Pansy Parkinson, si no la recuerdas —aclaró—. Al parecer ella sabía todo, hasta cuantas veces iba Draco al baño.

—¿Y yo que pinto en todo esto? —preguntó Ginny.

—Podría haber una pista, algo… —De repente Blaise Zabini le pareció verdaderamente desesperado—. Lo que sea. Podrías reconocer a algún enemigo que tuviera Harry. Algo. Lo conocías bien.

—Zabini, soy su ex esposa, ¿no te parece que esto es un poco insensible?

—Por favor, necesito saber cómo murió Draco. Por favor. Por favor.

Ginny cerró los ojos un momento.

—Está bien, está bien, las leeré.


MUEREN HARRY POTTER Y DRACO MALFOY EN EXTRAÑAS CIRCUNSTANCIAS

10 de junio de 2009. Harry Potter murió en su casa el pasado siete de junio en extrañas circunstancias en un asesinato doble. La otra víctima es el ex mortífago conocido como Draco Malfoy…


Este es un proyecto no muy largo que tengo. La verdad le calculo, máximo, máximo, 4 capítulos. Es un murder mistery donde el chiste es agarrar al asesino de Draco y Harry. Como nota, este capítulo está dedicado a Ginny (el siguiente lo estará a Blaise) y a la vida amorosa de Harry. Exacto, ¿cómo llego a morir abrazado a Draco? Le di una vida romántica muy tumultuosa, pero suena como algo que podría ocurrir si Harry y Ginny no funcionan. No sé. Los veo en el siguiente capítulo (donde sí, vamos a tratar más su relación con Draco).


Andrea Poulain

a 20 de mayo de 2018