Declaimer: Estos maravillosos, perfectos (…y sexys en el caso de Xiao y Eriol ) y divertidos personajes pertenecen a Clamp, yo solo los pido prestado para que actúen en mis retorcidas historias.

"Sin poder dejar de Besarte"

(by Lady Verónica Black)

Li era un hombre un tanto difícil de tratar. Tenia un rancho de caballos y criaba a dos niños el solo. Lo que menos necesitaba era la presencia de una mujer metiendose en sus asuntos y poniéndole la vida patas para arriba. No había una mujer en el mundo en la que él pudiera confiar, y menos en aquella mujer que lo hacia sentir como un adolescente. Pero ella era la propietaria de una parte de aquellas tierras y tenia intención de quedarse a vivir allí, le gustara o no al inquietante Xiao Lang Li.

-Capítulo Uno-

"Peligroso", fue la palabra que le vino a Sakura Kinomoto en el mismo momento en que lo vio de pie al resguardo de la sombra del establo.

Oscuro, era el color de su ropa y oscuro era el fuego que desprendía su mirada. Desde ese momento supo, mientras miraba a través del polvoriento parabrisas de su Jeep Cherokee, que él también la estaba observando.

Amanecía, el sol saliente bañaba con sus rayos brillantes de color naranja, oro y escarlata los campos por donde atravesaba el río Columbia. Un solitarios jilguero cantaba su triste canción, el sonido flotando en el aire, cargado del olor a salvia.

Sakura no pudo apartar su mirada de aquel hombre. Se reprendió a sí misma por ser tan tonta. Pero, aunque atribuyo su conducta al cansancio, ya que había conducido desde Orégon hasta aquel pequeño rancho en Columbia, sin embargo no pudo pasar por alto el sentimiento de incomodidad. Ni tampoco la certeza de que aquel hombre no iba a recibirla con los brazos abiertos en aquel sitio, donde ella esperaba empezar una nueva vida.

Pero tenía todo el derecho a estar allí, tuvo que recordarse a sí misma. A diferencia de lo que le había pasado con su anterior jefe y novio, Jack Waylan, ya no tenia que demostrar sus cualidades a nadie. Una parte de aquel terreno era de ella y nada ni nadie podría quitárselo.

Salió del jeep y cerró la puerta de un golpe, mientras caminaba hacia el establo.

-Buenos días –saludó, intentando acostumbrar sus ojos a la sombra-. Me llamo Sakura Kinomoto y soy la prima de Melanie.

Durante unos segundos nadie dijo una palabra. Al poco tiempo escucho una voz tan oscura como una noche sin luna.

-Señorita Kinomoto –el hombre se materializó, saliendo de la oscuridad y poco a poco fue tomando forma-. Shaoran Li.

inclino la cabeza y se detuvo frente a ella. Ella se sorprendió cuando lo vio, con sus piernas separadas y sus fuertes brazos cruzados. Una camiseta sin mangas muy vieja cubría sus anchos hombros, cuya tela azul pálido resaltaba su pelo castaño oscuro brillante, ojos ámbar, rasgos perfectos y una suave barba de un par de días que lo hacia ver muy sexy.

"Peligroso", Sakura pensó de nuevo, sintiéndose intimidada por aquel hombre tan guapo. Sintió un escalofrió. Jack era también muy guapo, recordó, y por haberse dejado llevar por eso había terminado sin casa y sin trabajo a la edad de veinticuatro años.

-Creía dejar bastante claro cuando usted llamó que no era el momento más adecuado para venir de 'visita' –Shaoran interrumpió sus pensamientos con un tono educado, un tanto exagerado.

-Es verdad, recuerdo que lo comentó –a pesar de que prefería lo directo a los rodeos en que se había visto envuelta a los seis meses pasados, aquel antagonismo le dolió-. Pero ya le explique que esto no e suna visita, y que no necesito su aprobación o permiso para venir. Según los abogados que se encargan de las propiedades de mi prima, Melanie tranquilamente podía dejarme la parte del rancho que ella recibió cuando se divorció de usted. Así que estoy en mi perfecto derecho de quedarme aquí –a pesar de la dureza de aquellas palabras, se dirigió a él en tono amable. Después de todo tendría que vivir con aquel hombre, por decirlo de alguna manera.

-Ya veo… -dijo él. Aunque su expresión parecía no cambiar nunca, el dorado profundo de sus ojos se intensifico, antes de que su visión se posase sobre la punta cuadrada de una de sus botas vaqueras ya muy gastadas-. Legalmente, parece que tiene todo los derechos.

Por un momento, Sakura pensó que aquel asunto estaba resuelto, a juzgar por su tono de voz. Pero cuando el levanto la cabeza y ella vio la decisión en sus facciones y la emoción que reflejaba en sus ojos, supo que se había equivocado.

Tenia una mirada que parecía un rayo láser.

-El problema es que yo no quiero que se quede, señorita Kinomoto –le dijo él de forma definitiva-. Ya se lo dije. Esta es una comunidad muy conservadora y no tengo ama de llaves, y además tengo dos niños que viven conmigo. No puede venir aquí y decir porque sí que este lugar es suyo –el tono de su voz, bajo y ronco, reflejo su enojo y frustración con la situación, lo mismo que la forma impaciente con la que se pasaba la mano por el pelo, echándoselo para atrás y dejándolo más despeinado que antes.

-Siento mucho que no le agrade mi decisión de quedarme aquí, pero el problema es que este sitio me pertenece. Como mínimo –enmendó, una tercera parte de él. Y dudo mucho que sus vecinos lo vallan a condenar porque un familiar de sus hijos haya venido a vivir con ellos –cuando se entero de que Melanie había muerto en un accidente, dejándole inesperadamente su parte del rancho, Sakura se quede estupefacta. Era inexplicable que una mujer que casi no conocía le hubiera dejado aquella herencia tan maravillosa.

Necesitaba quedarse allí, y con el tiempo las heridas que le había causado Jack cicatrizarían. Había esperado tanto tiempo para tener una casa propia. Y ahora que lo había conseguido no iba a echarse atrás, dijera lo que dijera aquel Shaoran Li.

¿Y el resto de los empleados¿Ninguna de las mujeres puede hacerme de 'dama de compañía'?

-Al parecer el abogado de Melanie no le ha comentado que los campos están arrendados. Y por lo que se refiere al resto, no creo que sea de su incumbencia, pero Seth, mi capataz, esta viviendo con su hermana mientras se recupera de su pierna rota. Además –siguió diciendo, creo que se habrá podido dar cuenta que este rancho no es lo más apropiado para usted.

Hizo un gesto indicando las montañas, de color pardo en aquella época del año, después del verano, a excepción de las hileras de manzanos plantados simétricamente en la ladera.

-Estamos en Columbia, señorita Kinomoto, en mitad de la nada. Seattle esta a doscientos kilómetros, en esa dirección –y señalo hacia el noroeste-. Y Spokane más o menos a la misma distancia en esa dirección –señaló hacia el noreste-. Nile, no obstante –siguió diciendo con tono burlón, tan solo esta a quince kilómetros pero dudo mucho que sea un sitio que le apetezca ir. Por si no se ha fijado cuando venia para jaca, tan solo tiene una cafetería, una estación de servicio y una pequeña y vieja tienda. Incluso la gente que vive aquí se marcha. Y mi experiencia me dice que la gente como usted –le dijo mirándola como si llevara vestido de fiesta y zapatos de cristal, en vez de jeans y zapatillas, los que han nacido en una ciudad, adictos al chámpan, duran menos aquí que una bolsa de caramelos en la puerta de un colegio.

Durante un minuto Sakura se lo quedó mirando sin decir palabra, preguntándose si él se habría dado cuenta de la cantidad de datos que había develado sobre las razones por las que el matrimonio con su prima fracaso. Le hizo gracia la ironía de aquella situación.

Tragó saliva. Era gracioso que Shaoran Li la despreciara porque creía que era rica, cuando Jack la había abandonado al descubrir que no lo era. De hecho, Sakura había utilizado todos sus recursos para contratar su empleo con Arabians Waylan. Lo único que tenía de valor eran los dos caballos que había en el trailer enganchado al Cherokee.

-No es que sea asunto suyo. -le dijo- Pero es la familia de Melanie la que tiene dinero. No la mía. Y por lo que respecta a Nile… -continuo diciéndole encogiéndose de hombros-. He vivido en muchos sitios diferente. Y me gustan los sitios pequeños.

La expresión de la cara de él se endureció.

-Me gusta vivir solo.

-Entonces seguro que nos vamos a llevar bien –le contesto con una sonrisa, sin sentirse intimida.

La especulación dio paso a la exasperación, que se reflejó en su fuerte y atractiva cara.

-Mire, señorita Kinomoto, si es un problema de dinero…

Sakura se sintió tensa.

-No –dijo-. No lo es. Tengo mi propia vida, señor Li. Y la tengo desde hace mucho tiempo. A pesar de lo que pueda pensar, no me da miedo trabajar en un lugar como este –se dio la vuelta de pronto y empezó a caminar hacia el trailer, preguntándose la razón por la que con los hombres las cosas siempre se resumían a cuestiones de dinero-. Sí es tan amable de decirme donde puedo guardar a mis caballos, me gustaría sacarlos de aquí. Han estado encerrados ya mucho tiempo.

A él se lo oyó maldecir por lo bajo.

-Me parece que no me esta entendiendo, señorita –le dijo mientras dando dos zancadas con sus largas piernas la alcanzaba, le puso la mano sobre el hombro y la dio vuelta-. Le estoy diciendo que…

Pero dejó de hablar en el momento en que se miraron el uno al otro, quedándose totalmente asombrados. Como si la mano que le había puesto en el hombro fuera un cable conductor, de pronto se produjo una descarga de energía llameante que casi los consume. Fue tan intensa que en un instante Sakura se imagino sabanas de seda y actos eróticos que hasta entonces no conocía y mucho menos había querido probar. Con los ojos muy abiertos, se quedo mirando a Shaoran, impresionado por la reacción que había tenido al sentir su mano y tan conciente de su cercanía que casi no podia respirar.

Y así se quedaron los dos, hasta que la bocina de una camioneta rompió el hechizo. Sakura dio un suspiro y un paso atrás en el mismo momento que Shaoran retiraba su mano.

-Creo que lo están llamando –le dijo ella temblando, todavía sumida en la profundidad de sus ojos ámbares.

Él aparto la mirada de ella.

-Sí, creo que… -miro el reloj de su muñeca-. Tengo que llevar a los chicos al colegio –tan solo un cierto color en sus mejillas indico que no estaba tan tranquilo como parecía. Eso y lo ensimismado que se quedo mirando su reloj.

-Por mí no se preocupe –le dijo ella, impresionada de sentir que sus manos estaban temblando. Rápidamente se las puso tras la espalda-. Dígame tan solo donde puedo guardar a mis caballos.

-No se da por vencida¿eh?

-No.

Le dirigió una mirada tan oscura que casi, casi era negra. Abrió la boca, pero la camioneta dio otro bocinazo, impaciente ya no pudo decir lo que iba a decirle. Con la mano le señalo el final del establo.

-Hay un par de cuadras vacías ahí.

Ella se volvió y empezó a caminar hacia el trailer.

-Gracias.

-Pero no piense que se ha salido con la suya, princesa –le advirtió él-. No tardare en volver y seguiremos con nuestra charla.

Ella se volvió y lo miro a los ojos.

-Estaré esperándolo, Li – a continuación le dio la espalda y abrió la puerta trasera del trailer.

Por el rabillo del ojo vio que se ponía muy tenso, pero un tercer bocinazo volvió a requerir su presencia. Con los hombros rígidos se dio la vuelta, tomo una camisa negra colgada de un clavo junto a la puerta del establo y empezó a caminar rápidamente.

Sakura se volvió y miró más aliviada su marcha.

Con sus pensamientos muy agitados, Shaoran llego en un tiempo record a la camioneta que lo esperaba al lado de la casa. Abrió la puerta del lado del copiloto y subió al vehículo, sentándose al lado de su hijo de seis años de edad, Matt. Su sobrino Josh estaba al volante.

-Vamos –le dijo. Y su sobrino de catorce años, metió primera y salieron disparados cuesta abajo.

Con la mirada perdida, se quedo mirando a través de la ventanilla, dio un suspiro e intento controlar su estado de agitación. Estaba muy claro que no queria a aquella mujer allí, y confiaba que cuando tuviera la oportunidad de hablarle cara a cara y le expresara claramente sus pensamientos, se iría. Pero lo cierto es que lo había hecho y ella aun queria quedarse.

Sabía que legalmente no tenia nada que hacer. Ya le había dicho su abogado que ella estaba en todo su derecho de quedarse en Rose Hill todo el tiempo que ella quisiera, y que cualquier acción legal que él emprendiera para echarla de allí seria infructuosa. Y por mucho que lo intentara, y ya lo había estado haciendo por más de una semana, no se le ocurría otra cosa más que el asesinato para echarla del rancho. A pesar de ese recibimiento ella no se había ido.

Matt se movió y se acurruco a su lado.

-Hola papi –le dijo el niño con voz somnolienta.

Shaoran echo para atrás un mechón de cabello dorado del niño, liberando con ese gesto un poco de tensión.

-Buenos días, campeón –le respondió, dándose cuenta cuando lo miro que ya había vuelto a dormirse.

Shaoran esbozo una pequeña sonrisa. Pasara lo que pasara sabia que Matt era lo más importante en su vida.

Poco a poco fue dejando de estar tan tenso y empezó a analizar su encuentro con Sakura Kinomoto desde otra perspectiva. Cuando su impulso de estrangularla se le había pasado, se dio cuenta que ella no era como se la había imaginado.

Era más joven por una parte. Más joven, más pequeña y menos marimacho de lo que había creído. Cuando había hablado con ella por teléfono, había puesto un tono tan cortante y comercial que se había imaginado una mujer alta y de facciones angulosas, cercana a los cuarenta o cuarenta y cinco años. Pero no era nada alta, aunque debía reconocer que tenia carácter.

Pero seguro que no era una mujer dura. Le recordaba a un gatito, con sus grandes ojos verdes, su nariz recta y aquel corto cabello color miel que se había atado en una cola. No es que fuera atractiva… pero tenia algo. De pronto le vino a la mente el momento que la toco.

Molesto, trato de olvidarlo, rechazándolo como si fuera una aberración. Algunos hombres seguramente creerían que era hermosa, pero para él, no lo era. Además le molestaba su obstinación a querer quedarse en un lugar que no era bien recibida, había algo en ella que le molestaba. A lo mejo era su porte. Una mujer tan pequeña y tan delicada, no debía ser tan dueña de sí misma, tan equilibrada. Desde el momento en que sus ojos se habían encontrado a la sombra del establoél se había sentido molesto, como si su piel se hubiera estirado y derretido, y no le había gustado en absoluto esa sensación.

Y además estaba Josh.

Shaoran volvió a sentirse tenso, cuando al fin admitió la verdadera razón que lo hacia oponerse con todas su fuerzas a la presencia de Sakura Kinomoto en el rancho, era su preocupación por su sobrino. A Josh lo había abandonado su madre de muy niño y había idolatrado a Melanie, a pesar de que ella no le había prestado mucha atención. Josh se había hundido en la depresión cuando se divorciaron, pero cuando se dio cuenta cuanto había afectado la separación a su sobrino ya era muy tarde. El chico, a lo que él considero otro abandono, sentía un profundo desprecio por las mujeres, aunque un par de años atrás había empezado a disminuir de a poco. Y Shaoran temía que Sakura, debido a su conexión y parecido con Melanie, reviviera otra vez aquel sentimiento.

Se movió, incomodo, en el asiento, y el sonido de algo rompiéndose en el bolsillo trasero de su pantalón le recordó que había también otro tema que tratar que el de la señorita Kinomoto, y este también incluir a Josh.

-Parece que alguien desconectó la alarma del granero anoche –le dijo, decidiendo que podía dar por zanjado el asunto de una vez.

Como había supuesto, Josh se puso a la defensiva, echándole una mirada antes de volver la vista a la carretera.

¿En serio? –respondió el chico con exagerada indiferencia-. ¿Estas seguro que no te olvidaste de conectarla? Porque cada vez te estas poniendo más viejo… -la camioneta aumento la velocidad, porque estaban bajando cuesta abajo.

Shaoran se sintió orgulloso por los nervios de acero de su sobrino.

-Treinta y tres años no es una edad senil, Josh –le respondió-. Además yo conecte la alarma, y alguien la desconecto. Y creo que fue cuando iba por esto – y metiendose la mano en el bolsillo saco un paquete arrugado de cigarrillos, con unos fósforos usados que encontro en el granero escondidos atrás de un barril. Josh miro ambos objetos por el rabillo del ojo pero no dijo nada-. Creo que te olvidaste de volver a conectar la alarma cuando te fuiste.

Sabido que su tío lo había pillado in fraganti, el muchacho se puso colorado de la vergüenza. Y a continuación encogiéndose de hombros trató de disculparse.

-Lo siento.

Con cuidado para no despertar a Matt, Shaoran se giró para mirar a su sobrino.

¿Qué lo sientes? Josh, tu conoces las normas. Para empezar fumar esta prohibido, pero además en el granero menos. Una pequeña llama en el granero puede terminar en algo desastroso. Si no puedo evitar que fumes, por lo menos hazlo en un sitio que no sea el granero.

Él adolescente levanto los hombros en plan defensivo.

-Ya te he dicho que lo siento.

¡Por dios, usa el cerebro, Josh! –le dijo Shaoran muy enojado. Trato de volver a recuperar su compostura, suspirando hondo y echando el aire poco a poco. Se produjo un silencio, mientras Josh diminuyo la velocidad para recorrer un tramo de la ruta llena de pozos. Al fin Shaoran le preguntó:

¿Porqué, Josh?

El chico miro a su tío y se sonrojó. Después de unos segundos de silencio respondió:

-Es que hay una chica… Jennifer Sykes que me gusta. Es la chica más bonita que he visto en mi vida.

Shaoran sintió una mezcla de alivio y desesperación. Era la primera vez que Josh mostraba algún tipo de interés en las mujeres.

¿Y…?

-Vamos al mismo salón, y ella me sonríe todo el tiempo –Josh suspiro a la vez que se sonroja más-. Quiero pedirle que me acompañe al baile… pero tengo miedo de que me diga que no.

¿Y porque te diría que no?

Josh le dirigió una mirada rápida a su tío.

-Pues porque ella es muy popular y de las mejores estudiantes del colegio, y yo solo soy un estudiante de primer año.

-Ya veo… -Shaoran se quedo pensando durante unos momentos-. Así que entonces decidiste empezar a fumar, para así parecer mayor¿no?

-Sí… -olvidando su turbación, Josh miro a su tío-. Casi todos los chicos grandes de la escuela fuman, y pensé que a lo mejor sí me veía… -pero se cayo al ver la expresión de su tío-. No ha sido una buena idea¿verdad?

-Pues no, la verdad es muy estúpida –Shaoran lo dijo con una sonrisa irónica y con mucho énfasis en la ultima palabra. Echó a un lado la cabeza-. ¿Es muy superficial, la chica?

Josh negó con la cabeza.

-No. Es muy popular, pero… es muy buena chica y siempre es amable con todos. No tiene fama de andar de chico en chico.

-Entonces¿vos porqué crees que te sonríe?

Por un momento el adolescente se quedo perplejo. Estaba muy claro que había estado tan sumido en intentar superar sus inseguridades que se había olvidado de los sentimientos de Jennifer. Pero al final esbozo una sonrisa muy parecida a la de su tío Shaoran.

-A lo mejor es que le gusto.

-Hombre, ni que fueras un chico repulsivo, recuerda que eres un Li y…

-… y los Li somos tan atrayentes con las mujeres como los niños lo son con los dulces. Lo se tío. –susurro el adolescente.- Puede que tengas razón.

A diferencia de Matthew, o Matt como lo llamaban, que había heredado el pelo rubio y los ojos azules de su madre, el parecido entre Shaoran y Josh, ambos altos, con pelo castaño y ojos ámbares, siempre había sido comentado por todos. Josh más parecía hijo de su tío que su sobrino, lo parecería si no fuera que Shaoran no daba la imagen de su padre, muchos siempre creían que tenia unos veinticinco años y nos su ya pasada treintena.

-Claro que la tengo.

-Sí, a lo mejor sí –le dijo Josh un poco más sonriente. Pero al instante se puso serio y miro a Shaoran-. De verdad que lo siento, lo de fumar, quiero decir. No volver a ocurrir, lo prometo.

Esta vez Shaoran comprobó que el chico estaba realmente arrepentido.

-Olvídalo.

-No, te lo digo de verdad. Sé que has estado trabajando mucho estos meses y que todavía queda pendiente pagar el ultimo mes y nunca me perdonaría si por mi culpa pasara algo.

-Josh –Shaoran intercedió con amabilidad-. Olvídalo. Además, hay otra cosa de la que quiero comentarte –se quedo mirando los manzanos, que eran como un mar verde, ya que la recolección había terminado la semana anterior. Se aclaró la garganta-. ¿Recuerdas que te dije que la prima de Melanie me llamo por teléfono?

Como Shaoran había supuesto, al mismo instante que le menciono a su ex esposa, la cara le cambió. Su cuerpo se puso tenso y su mirada triste.

-Sí –le dijo¿Qué pasa con ella?

Shaoran se arrepintió de haber empezado con aquello ante la respuesta del chico, con un brazo apretó más a Matt contra sí.

-Se llama Sakura Kinomoto y esta aquí.

La cara de Josh, que se había animado cuando le contó de la chica que le gustaba, de pronto se puso fría y distante.

¿Y por cuánto tiempo se quedara?

-No lo sé –le contesto con franqueza.

¿Y no la puedes echar?

-Como ya te lo he explicado antes, Josh, una parte del rancho le pertenece –le dijo Shaoran, intentando disimular lo mucho que le desagradaba la idea. Se echó hacia delante y le dio un apretón en el hombro-. Se que no te gusta esto, pero… ya veras como todo saldrá bien.

Josh se encogió de hombros para quitarse la mano de su tío del hombro.

-Seguro –le dijo, abriendo la puerta de la camioneta, cuando el autobús de la escuela apareció a lo lejos.

-Josh..

-Lo mejor que podría hacer es marcharse y dejarnos tranquilos a Matt y a mí –le dijo su sobrino con vehemencia, mientras tomaba la mochila de su primo y la suya propia. Shaoran lo vio marcharse a paso rápido y volvió a maldecir a Sakura Kinomoto.

Dando un suspiro, concentro su atención en su hijo.

-Despierta, dormilón –le dijo suavemente, dándole un empujón cariñoso-. Es hora de marcharte a la escuela.

El niño abrió de pronto los ojos. Bostezo y se puso en el asiento que antes ocupaba su primo.

¿Te has acordado de meterme mis caramelos de chocolate en mi mochila, papi? –le pregunto somnoliento, sin darse cuenta de la tensión del ambiente.

Shaoran asintió con la cabeza.

-Sí, los puse anoche.

-Bueno –le dijo dirigiéndole una sonrisa. Salió del camión y echó a correr tras los pasos de su primo, hacia el autobús amarillo, y parándose frente a la puerta del transporte los despidió con la mano- Adiós, papi.

Y se metió dentro del autobús, mientras Shaoran se quedo pensativo contrastando la expresión alegre y confiada de su hijo y el dolor y tristeza que había visto en los de su sobrino.

Salió de la camioneta y le dio la vuelta para subirse del lado del conductor.

"Sakura Kinomoto tendrá que tener cuidado con lo que hace", pensó mientras observaba la marcha del autobús escolar. "Sí se le ocurre de alguna forma hacer algo contra mis chicos, juro que la tiro por el desfiladero de Columbia". Y a continuación dio un portazo, prendió el vehículo y salió rápidamente para su rancho.

CONTINUARA…

NOTA DE LA AUTORA:

Holas! Bueno acá un nuevo fic, espero que guste. Sé que no tendría que publicar más fics y que con los que tengo ya son bastantes, pero no pude aguantar las ganas de saber que opinan de esta nueva idea que se me ocurrió.

Espero sus comentarios!

Ya saben lo habitué en un review o a: veronicadelacroix (arroba)

Att. Lady Verónica Black

"Que la magia los acompañe, las estrellas guíen su camino, pero más que nada griten a todo pulmón¡¡Viva Xiao Lang Li, Eriol Hiragizawa, Harry Potter y Sirius Black; los hombres más lindos y sexys que hay!"

¡¡DEJEN REVIEWS, PORFISS…!