Bueno, chicos, aquí estoy con una de las traducciones que prometí que haría.

Bienvenidos a "Flipped", una historia divertida escrita de forma magistral. ¿No os ha pasado alguna vez que leéis un fanfiction y os creéis los personajes? No he visto en esta página un Zac Efron tan real como el de esta historia, y lo mismo digo de Vanessa Hudgens y Troy y Gabriella. Lo iréis viendo a lo largo de la historia.

Este es un fic que a mí, personalmente, me ha encantado. Se que os va a gustar, así que ya sabéis… ¡estad atentos a las actualizaciones! ;-)

Os pongo la información sobre la historia:


TÍTULO ORIGINAL: Flipped

AUTORA: Audrey K.

TRADUCTORA: LilEvans

SUMMARY: Troy Bolton y Zac Efron son muy diferentes entre sí. Uno es un muchacho de 17 años, popular estrella de baloncesto en el instituto, y el otro es un famoso actor de Hollywood. Una noche, ambos formulan un deseo a la misma estrella fugaz, y se despiertan… ¡cambiados!

DISCLAIMER: Nada del universo de High School Musical me pertenece, así como tampoco me pertenecen Zac Efron, Vanessa Hudgens o Ahsley Tisdale.

Esta historia fue escrita por Audrey K, y tengo su permiso para hacer la traducción al español.


Gracias a Audrey por confiar en mí y permitirme traducir esta fascinante historia.

¡Espero que disfrutéis de este primer capítulo! Os aviso que he tenido un poco de problema para señalizar los flashback. Audrey no los señaliza, pero a mí me pareció que el cambio a cursiva no señalizaba demasiado bien esos momentos, por lo que al final he puesto un pequeño letrerito de "-Flashback-" al empezar y otro de "-Presente-" al terminar. Si lo veis molesto, o preferís que no lo señalice, me lo decís.

¡A leer!


CAPÍTULO UNO: Cuando deseas...

Zac

Zac mantuvo su cabeza baja, rehusando mirar a los objetivos y flashes de las cámaras aunque los fotógrafos le gritaran desde todos los ángulos.

"Zac, ¿son ciertos los rumores sobre tu ruptura con Vanessa?"

"Zac, ¿cómo te sientes después de la cirugía? ¿Es demasiado temprano para regresar al trabajo?"

"¿Cómo se siente el que Hairspray haya quedado fuera de los Oscars?"

"¡Zac!"

"¡Zac!"

"¡Aquí, Zac!"

"¡Posa para los fans, Zac!"

Sus ojos bizquearon ante los intensos flashes, por lo que usó su mano libre para cubrir su cara mientras buscaba en su chaqueta las llaves de su apartamento. Rápidamente, deslizó la llave en la cerradura y accionó el picaporte para cerrar después, de un golpe rápido, la puerta tras él. Trotó rápidamente por el rellano hacia los ascensores, y, una vez hubo torcido la esquina, se apoyó en la pared respirando pesadamente.

En un gesto desesperado, se arrancó el gorro, pasando las manos por su pelo antes de retorcer entre sus manos el suave material de éste. Nunca se libraría de los ojos indiscretos de los paparazzi. O, como a él le gustaba referirse a ellos, las "sanguijuelas".

El muchacho tomó una bocanada de aire por la nariz, mirando cómo se iluminaban los números conforme el ascensor se abría camino hasta la planta baja del edificio. Sonrió suavemente, murmurando un hola a una de sus vecinas cuando ésta hizo un pequeño gesto de saludo en su dirección.

Una vez frente a su puerta, sacó las llaves y entró a la suave penumbra de su apartamento. Tirando casualmente el gorro y las llaves a la mesa de la entrada, se abrió camino hacia el dormitorio.

El rodaje se había prolongado hasta tarde. Había estado rodando algunas escenas de su última película, y había enviado un mensaje en uno de los descansos a su novia para decirle que llegaría tarde y que se fuera a dormir si se encontraba cansada. Sin hacer ruido, se detuvo en la puerta de la habitación, fijándose en la hipnotizadora escena delante de él mientras sus ojos paseaban por las delicadas facciones de la muchacha. Estaba tumbada sobre las mantas llevando puesta una de sus propias camisetas de deporte, la cual le llegaba hasta las rodillas.

Sentándose en el borde de la cama, el muchacho alzó la mano para frotar suavemente su espalda. Ella se estiró, abriendo los ojos.

"Hola, cariño. ¿Qué tal el trabajo?"

"Bien. Cansado, pero bien."

"Me alegro. ¿Tienes hambre?"

"No, comí allí. Encargaron de ese italiano tan increíblemente bueno."

"¿Estás excitado por lo de mañana?"

Él paseó las manos por su pelo una vez más. No había sido capaz de hacerse a la idea cuando su publicista le había llamado.

-Flashback-

"¿Me quieren para la portada?"

"Sip."

"Esto no es una broma pesada, ¿verdad? ¿Realmente me quieren a mí?"

"Yo no bromearía. Realmente te quieren a ti. Solo necesitan un sí o un no para mañana temprano".

"¡Pues claro que sí!" había exclamado él hacia el teléfono.

-Presente-

"CQ… sí, es una locura. ¡Es genial! ¿Todavía quieres venir conmigo?"

"No me lo perdería por nada del mundo". Vanessa sonrió.

Zac continuó frotando su espalda hasta que escuchó su suave respiración hacerse más lenta conforme ella volvía a caer dormida y, lentamente, se cambió los vaqueros por unos pantalones cortos de baloncesto. Cerró de forma suave la puerta del dormitorio para no despertar a Vanessa, y se deslizó hacia su balcón para abrir sin hacer ruido la puerta corrediza. El muchacho tiritó levemente ante la juguetona brisa. Sentándose en una de las sillas de mimbre, observó el silencioso barrio. Un extraño momento de silencio en su vida demasiado caótica.

Retrocedió su mente hasta poco más de dos años y medio atrás, cuando tenía diecisiete y se preparaba para acudir a la USC (Universidad del Sur de California). No tenía otros amigos que hubieran sido aceptados allí, por lo que esa nueva aventura en la que se iba a embarcar corría totalmente por su cuenta. Acababa de recibir su carta oficial de dormitorios informándole del nombre del que iba a ser su futuro compañero de habitación.

-Flashback-

"Greg Baslor."

Leyó el nombre en voz alta, sonriendo mientras repasaba las reglas generales y su primera cita de orientación. Decir que no estaba un poco nervioso habría sido una gran mentira, pero estaba más que entusiasmado con este nuevo capítulo de su vida. Por supuesto, también estaba un poco decepcionado de que lo de actuar no hubiera despegado, pero sabía que podía seguir en la industria del cine en algún aspecto. Quizás siendo un técnico detrás de las escenas, o mejor aún… ¿dirigiendo? Sonrió para sí mismo, esperando que Greg Baslor fuera un buen chico, y preguntándose si también le gustaría el monopatín.

-Presente-

Zac levantó la vista hacia el firmamento, con una mirada nostálgica en los ojos mientras recordaba aquél fatídico día en el que recibió la llamada que cambiaría su vida para siempre.

-Flashback-

"Hola. ¿Hablo con Zachary Efron?"

"Soy yo".

"Hola, Zac. Soy Kenny Ortega, del proyecto de High School Musical".

"¡Hey! ¡Me alegro de oír de usted, señor!".

"Zachary, en nombre de la corporación Walt Disney y en el mío propio, nos gustaría extenderte el papel de Troy Bolton".

"¡No!" exclamó Zac, incrédulo.

"¡Sí!" rió Kenny.

"¡Es increíble!"

"Entonces, he de suponer que tu respuesta es un sí".

"¡Por supuesto! ¡Sí, sí, sí! ¡Muchísimas gracias!"

"No, gracias a ti, Zac. Este va a ser el comienzo de nuevos y grandes momentos. Nos pondremos en contacto contigo en breve con el horario de la película y los días exactos de rodaje. Enhorabuena de nuevo. Estoy deseoso de trabajar contigo".

"Gracias de nuevo. Muchísimas gracias".

-Presente-

En ese momento, Zac vio de soslayo un rayo de luz que lo sacó de sus recuerdos.

Había visto estrellas fugaces antes, en los campamentos cuando era más joven, y rápidamente cerró los ojos. Aunque jamás sería capaz de explicar lo agradecido que estaba por su recién encontrada fama, adoración, y especialmente por esa pequeña película de Disney echa para televisión que lo llevó junto a Vanessa, Zac pidió un deseo.

"Deseo que, por un día, pudiera ser simplemente un chico normal".

Zac suspiró antes de retirarse hacia el interior tras haber visto un movimiento sospechoso en los arbustos. Mapache o paparazzi, no se podía estar seguro de hasta dónde podían llegar las sanguijuelas en aras de conseguir un fajo de billetes. Volviendo la vista a las estrellas, sonrió, recordando al muchacho de diecisiete años y grandes ojos, con su gran pasión y motivación, leyendo felizmente sus papeles de la universidad y soñando sobre su futuro.


Troy

Troy sostuvo la mano de Gabriella entre una de las suyas, su otra mano sujetando firmemente el volante mientras conducía de vuelta a casa después de su doble cita por el condado con Chad y Taylor. No se celebraba nada especial, simplemente un día más en presencia de Gabriella Montez. Solo eso era, para él, razón suficiente de celebración. Se habían hartado a comer las diferentes comidas de carnaval, a jugar y a sacar fotos en el stand de fotografía para rememorar más tarde la loca velada. A Troy le dolían los músculos de la boca de sonreír y reír tanto.

"¿Estás preparado para el gran partido del lunes?" preguntó Gabriella, apretando un poco su mano.

"Tan listo como siempre. Hemos estado practicando hasta tarde estos dos últimos meses, y creo que el trabajo duro va a dar sus frutos".

"Les vas a dar una paliza, Wildcat" dijo ella con confianza.

La firmeza en su voz disparó el corazón de Troy. Ella tenía una abundante cantidad de fe en sus habilidades, y él estaba agradecido por el arraigo y el aliento constante. Le hacía esforzarse por ser más que la simple estrella del cartel de baloncesto del East High. Se esforzaba por ser el chico perfecto para Gabriella. Ella no se merecía menos.

"¿Has oído algo del estado de Nuevo México?" dijo ella, haciendo una gran burbuja con el chicle que estaba mascando.

"No todavía. Mi padre dice que las cartas de aceptación comenzarán a llegar en unas semanas. Creo que está más ansioso que yo".

"¿Y tú eres el ejemplo por excelencia de frío y casual?"

Él volvió la cabeza en su dirección, recostándose en el asiento y resoplando.

"Mira 'frío' en el diccionario y encontrarás una foto de este bello espécimen mirándote".

Gabriella rió mientras hacía otra burbuja.

"¿Alguna vez deseas que las cosas no fueran tan confusas? ¿Que pudiéramos ir todos a la misma universidad sin tener que pasar por la incómoda división y separación después de la graduación?"

"Todo el tiempo" suspiró Troy.

"Igual que yo…" la voz de Gabriella fue bajando de volumen.

Mientras esperaba en un semáforo en rojo, Troy juró haber visto un brillante flash de luz.

"¡Oooooh! ¿Lo has visto?" exclamó Gabriella, echando un vistazo rápido hacia atrás. Al no ver ningún coche, salió rápidamente del vehículo.

No había nadie detrás suyo y estaban en mitad de la noche, por lo que Troy hizo lo propio saltando del coche y uniéndose a ella en la parte delantera del vehículo. El muchacho entrecerró los ojos, fijando su mirada en el cielo. De pronto, volvió a ver otro flash de luz.

"¡Dos en una noche! ¡Eso no sucede casi nunca!" gritó Gabriella.

Cogiendo a Troy de la mano, la muchacha comenzó la cuenta atrás.

"Tres, dos, uno…"

Ambos cerraron los ojos.

Troy tenía una vida encantadora. Era el capitán del primer equipo de baloncesto del instituto, tenía un grupo muy sólido de amigos y una novia maravillosa con la que se enamoraba más y más conforme pasaban los días. Pero siempre se preguntaba cómo sería el llevar lo de cantar y su secreta pasión por el teatro (aunque no admitiría este hecho a nadie que no fuera Gabriella) al siguiente nivel. Dejar Nuevo México, el único hogar que había conocido, y aventurarse en territorios desconocidos. Por una vez, le gustaría dejar los confines de su vida normal y quizás, solo quizás, dar un paso hacia algo nuevo.

"Desearía ser un actor profesional de Hollywood. Solo por un día".

Abrió los ojos, sonriendo a Gabriella, que ya había efectuado su deseo.

"Un deseo bastante serio, ¿eh, Wildcat?" preguntó, comenzando a hacer una burbuja de chicle bastante grande que agrandó los ojos de Troy.

La muchacha sopló un poco más justo cuando Troy fue a avisarla de que debería parar ya, pero antes de que el chico pudiera expresar su preocupación escuchó el fuerte 'pop' que envió chicle por todo el rostro de Gabriella. Troy comenzó a reír incontrolablemente, doblado hacia delante. En shock, pero con buen espíritu, Gabriella hizo un puchero mientras comenzaba a recoger los residuos de alrededor de su boca y mejillas. Trató de mantener una expresión seria mientras volvían a subir al coche cuando el semáforo se puso en verde. Una vez dentro, Troy habló.

"El rosa te queda bien, Montez".

"Oh, ¡calla!" dijo Gabriella, empujándolo suavemente en el costado mientras seguía quitándose chicle de la boca.

El breve momento de silencio se rompió cuando ambos estallaron en armoniosas carcajadas mientras torcían la esquina que los llevaría a la casa de Troy.


Y hasta aquí el primer capítulo.

¿Veis ese pequeño botón aquí debajo? ¿Ese que pone 'Go'? Apretadlo y hacedme saber vuestros pensamientos. Prometo que se los traduciré a Audrey, y ella misma contestará lo que sea necesario.

¡Un abrazo, y hasta la próxima!