Les vengo con un angst bien cortito MuraHimu, el cual a mi me ha quedado no sé si gustando, pero creo que ha quedado bastante bien para ser un poco más de 400 palabras, así que espero que les guste y no, no habrá continuación (?) lean, comenten y nos leemos en otro fanfic~


Nunca he pensado que la muerte pudo haber estado tan cerca de mi todo este tiempo, todo este tiempo junto a él nunca consideré el hecho de que llegaría el momento de perder lo más importante para mi y demostrar todos aquellos sentimientos que de mi corazón nunca brotaron, quién sabe por qué, tal vez miedo, miedo de pensar más allá que de las cosas simples a ver, mas tienen a la muerte en tus propias manos y tienes aquella opción de continuar o de dejarlo ahí porque ya sabes que no se puede más. Mas tomar aquella opción es un desperdicio, y tomar la opción de intentar de hacer lo imposible por salvarlo porque es simplemente el amor de tu vida, mas ver que de todas formas lo pierdes sosteniendo su frágil y débil cuerpo entre tus manos, pensar que aquellas manos nunca pudieron hacer lago grande por él y quedarte con las lágrimas alborotándose en tus ojos, comenzando a caer con cautela, siendo luego un río y volviéndose un mar en medio de la calle, mientras todos al pasar te miran y forman un círculo de personas molestas que no saben hacer más que estorbar y murmurar por ver a un chico llorar por su pareja.

Porque claro, todos ellos no han tenido a la muerte entre sus manos en un lugar público.

Tal vez no debí haber jugado, tal vez no debí haber soltado su mano, tal vez debí haberle dicho antes todo lo que sentía por él, porque ahora que no está soy alguien que se pasa las noches lamentándose el no haberlo podido salvar, el haber sido un débil que se quedó estrechando su cuerpo contra el propio mientras que la vida bajaba y el frío se apoderaba de si hasta que sus párpados se cerraban y la sangre ya perdía todo significado.

Ver la sangre brotar de su débil cuerpo, tan frío, tan pálido, tan lindo, ese cuerpo que tantos inviernos estreché junto al mío para que no sintiera frío, ese mismo cuerpo helado del invierno terminó congelándose en una calle entre mis brazos en una tarde de septiembre, el doce de septiembre, ojalá ese maldito día nunca hubiese existido, él estaría aquí, entre mis brazos de manera cálida mientras que yo apoyaba mi mentón en su cabeza y decía una y otra vez ''Muro-chin esto'' ''Muro-chin esto otro'' y él reiría y como siempre me daría mis caprichosos dulces.

¿No es así? ¿No es así como seguiríamos siendo tan felices como siempre? Como siempre nos sonreímos y nos miramos como bobos enamorados terminando recostados en el piso aullando de la risa por nuestras muecas y extrañas muestras de afecto hacia el otro.

Ahora que no estás y que sé que nunca volverás lo comprendo, ahora comprendo realmente qué significa verdaderamente amar a alguien hasta las lágrimas.

Siempre nos dijimos que estaríamos juntos hasta que la muerte nos separara; pues la muerte ya nos separó ¿Y ahora qué? No voy a irme con alguien más, me quedaré con tu recuerdo...

Para siempre.