La historia está basada en personajes y situaciones creadas y de las cuales es dueña J K Rowling, varias editoriales incluyendo pero no limitidas a Bloomsbury, Scholastic, Raincoat y Warner Bros Inc. No existe ganancia monetaria y no se ha intentado infringir derechos de reproducción.
N/A La original la escribí en inglés para Ladie Phoenix007 y decidí traducirla. Al mismo tiempo que la he usado para el concurso de #BesoRobadoDramioneShipper en Facebook
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Perdón Al Estilo Malfoy
Era hora de terminar con esta tontería. Si tan solo él pudiera tener unos segundos a solas con ella pero siendo la bruja brillante que era, ella se las había ingeniado para eludirlo de una manera magistral. Cuando las circunstancias los forzaban a compartir el mismo recinto, ya por una reunión, ya por otra obra de caridad o por lo que diablos sea, estaban rodeados de gente. Lo ignoraba y la verdad sea dicha que, como era de esperar, el arte de actuar como si él no existiera se podía ahora sumar a la enorme lista de los logros de la chica.
Pues bien, él demandaba que su bruja diera por terminado su castigo. Y era su bruja porque ella le dió el sí. Porque él finalmente se armó de valor y le dijo que la amaba. Pero su primer beso como pareja no se hizo realidad. Se le escapó, no pudo evitarlo, tuvo que decirlo y ella, que no tiene sentido del humor en vez de un beso, le dió una bofetada. Su enfado era tal que no deseaba escucharlo, o dirigirle la palabra, o mirarlo o que él la tocara. No lo quedaba más que una opción.
Seguro que estaba soñando con él otra vez. Sueños inducidos por el alcohol solían ser de los mejores a pesar de que el culpable de su falta de decoro de alguna manera se insinuó en los desvaríos de su subconsciente. En su sueño, ella no estaba furiosa con él, de manera que se dió el gusto de disfrutar de sus labios en los suyos. Un beso interminable, sin apuros y ¡tan tierno! Suspiró al mismo tiempo que el Draco de su sueño continuaba degustando su boca con pequeños mordiscos; uno aquí, otro allá. Sin usar palabras Draco le declaraba su amor lentamente, amorosamente. A regañadientes coaccionó a sus párpados a abrirse muy pero muy despacio. Hermione, la eterna pragmática, no podía negar que la cruel realidad no podía ser ignorada.
Sin embargo, se vió obligada a pechizcar su muslo porque su sueño-Draco se rehusaba a hacer ¡paf! y desaparecer. Ni bien se dio cuenta que era un ladrón, un sinvergüenza, un atrevido que no solo invadió su propiedad pero que tomó sin permiso lo que le pertenecía, y en el momento en que iba a dar rienda suelta a su ira, él posó su dedo índice en los labios de la bruja a punto de explotar.
––Chsss, por favor escúchame–– él imploró. El asalto a sus labios continuó––. Sólo escúchame Hermione, por favor––volvió a rogar.
Y entre palabras sus labios jamás dejaron de 'hablarle' en esa manera deliciosa que poco a poco le hizo olvidar el por qué de su enojo.
Hermione cerró los ojos y procedió a 'escucharlo.' Él lo sentía mucho, de verdad que estaba arrepentido. Finalmente, ella le devolvió el beso, su primer beso.
