Advertencia: Este capítulo contiene mención de castigo corporal (azotes), si a usted le molesta esto, ¡Por favor, no lo lea! Gracias.

Capítulo 1: El pequeño Neal

Peter y Elizabeth Burke hace once años que habían adoptado al pequeño Neal George Caffrey, ahora Neal George Burke.

El chiquitín tenía apenas un año cuando sus padres habían fallecido. Estaba por ser enviado a un orfanato, cuando Peter lo conoció. Y con Elizabeth decidieron que era el hijo que tanto les hacía falta.

Así que después de mucho papeleo y remodelación de su casa, los Burke adoptaron al bebé.

Neal era adorable, dulce y brillante. También era travieso y contestón.

Pero no fue hasta los cinco años que se metió en serios problemas. Hasta entonces, sólo hacía travesuras típicas de niños, cosas cómo agarrar una galleta antes de cenar cuando su madre le había dicho que no; así que sólo había recibido unas pocas nalgaditas arriba del pantalón como advertencias. Pero de pronto, Peter recibió una llamada de la directora del Preescolar de su hijo. El inocente Neal ya no era tan inocente. Habían descubierto que era el ladrón de almuerzos que había robado como diez almuerzos de algunos de los alumnos más grandes, y eso había comenzado hace un mes. Neal nunca había visto a su padre tan enojado. Rompió a llorar apenas Peter lo agarro de la mano. Elizabeth tampoco estaba muy contenta. Esa vez Peter fue duro con su retoñito. En casa, lo puso sobre su regazo, le bajo el pantalón y la ropa interior y le dio unas cuantas palmadas hasta que escucho a Neal pedir disculpas. Peter y Elizabeth le dejaron las cosas claras a su hijo. Se había comportado como un niño malcriado, desobediente y hasta delincuente. Neal decidió no quejarse cuando su madre lo baño y lo mando a dormir temprano.

Las cosas parecieron tranquilizarse luego de eso.

Dos años después, cuando Neal estaba en 2º Grado de la escuela Primaria y tenía siete años, Peter recibió otra llamada parecida. Neal se había escapado de la escuela. ¡Maldita sea! El mocoso había tenido las agallas para engañar al personal escolar y huir de su colegio. Cuando lo encontro, Peter estaba más que agradecido de que su pequeño no estuviera lastimado. Por primera vez, Elizabeth le dio una nalgada urticante a su hijo apenas este entro en la casa. Por segunda vez en su vida, volvió a encontrarse sobre las rodillas de su padre, recibiendo nalgadas como el niñito desobediente y travieso que era.

Y cuando tenía diez años, Neal se copio en un exámen y para peor, insulto a su profesor cuando lo descubrió. Cuando lo llamaron para hablar en la escuela, Peter estaba algo más que furioso. Neal se negaba a moverse de la silla donde estaba, en la oficina del director. Tenía miedo de que su padre quisiera castigarlo en público. Y no estaba muy errado. Pero Peter fue prudente, no quería que su hijo quedara traumatizado. Siempre se había asegurado de que no se sintiera humillado y/o maltratado por él. Apenas llegaron a casa, luego de mucho hablar con el director, Peter mando a Neal a su dormitorio. Neal fue gimoteando todo el camino. El agente Burke se tomo su tiempo para calmarse. No quería tener a un criminal por hijo. Se armo de coraje y fue a darle un severo correctivo a su muchacho. Neal no se resistió, sabía que era una batalla perdida. Pero Peter no se excedió, le dio unas quince nalgadas en el trasero desnudo, lo consoló y lo dejo dormir una siesta.

Un año después, llego Satchmo "Satch" Burke, un tierno cachorro de Labrador Retriever. Había sido la alegría de toda la familia. Un segundo hijo y por ende, el hermano menor de Neal. Y crecía casi tan rápido como Neal.

Y ahora Neal tenía doce años. Un preadolescente. Estaba en el 7º Grado de la escuela Primaria. Peter y Elizabeth estaban orgullosos de su chico. Satchmo era feliz con su hermano mayor, siempre a su lado como el fiel perro que era. Neal se creía un chico grande, pero pronto descubriría que no lo era…por lo menos no del todo.

Es así cómo el amor, la envidia, el odio, la pasión, la bondad, el dolor, la amistad, la rebeldía, la obediencia, etc le enseñarán el largo y bello pero estrecho y difícil, camino de la vida y por sobre todo, la adolescencia…