Nota: Bueno, a decir verdad, hace mucho que no escribo una historia de InuYasha, espero no estar muy oxidada en el asunto. Y sumado a esto, hace alrededor de dos años que no escribo y recién estoy volviendo a retomar, por favor sean comprensivos.

Ahora sí, Rumiko Takahashi es la persona que nos ha dado a conocer el gran universo de InuYasha y los personajes le pertenecen, yo solo los utilizo para mi historia.

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A Song of the Past─

«Betrayal»

I

El fuego ardía, inmenso y devorador, acabando con todo a su paso. La pequeña niña se escabulló entre los ardientes escombros de su hogar, con ambas manos cubriendo su boca, buscando así no respirar aquel humo tan negro y tóxico.

Una vez pudo liberarse del último madero, se dedicó a mirar a su alrededor, quedando horrorizada con el panorama que se alzaba ante sus tan inocentes y tiernos ojos.

¿Acaso eso lo había hecho un demonio? ¿Estaban siendo atacados y no se había dado cuenta?

Toda la aldea estaba en llamas. No podía asegurar si había algún muerto a simple vista, pero no era algo por lo que debería preocuparse. Tenía que buscar a su hermana y a InuYasha rápido, ellos sabrían qué hacer.

Corrió lo más rápido que sus piernas se lo permitieron esquivando cualquier obstáculo.

Oyó los gritos de los campesinos, llenos de ira y terror al mismo tiempo. Todo ese ruido provenía del templo de la Perla. Oh no… Eso solo significaba más problemas.

Giró en una esquina, llegando en el momento justo en el que un numeroso grupo de campesinos, armados, ingresaban en el templo para atacar al intruso que había osado inmiscuirse en el lugar.

Esperaba ver a su hermana entre ellos, pero no. ¿Dónde estaría? Desde temprano que no la veía. ¿Se encontraría bien?

Entonces, vio como el fuego también se extendía por el templo, causando una explosión en su interior, y del techo, salía una figura de rojos ropajes a una velocidad increíble, esquivando las redes y las flechas que se le lanzaban. Se detuvo por unos instantes, forzando su vista para ver de quién se trataba.

Lo que vio la dejó helada.

No podía ser posible…

─InuYasha… ─murmuró atónita.

¿Acaso las había traicionado?

¡Imposible!

Se negaba a creer aquello. Tendría que haber sucedido algo. Algo que justificara sus acciones.

No dudó ni un segundo y reanudó la marcha, solo que ahora, siguiendo al hombre, el cual se dirigía hacia el bosque, lejos de la aldea. Aunque sabía muy bien, que era demasiado tarde, no servía de nada que le persiguiera. Él era mucho más rápido, nunca lo alcanzaría. Y, de pura casualidad, si lo llegaba a lograr, ¿qué podría hacer? Ella, una niña débil e indefensa. Además, nada le aseguraba que no la mataría. Si había traicionado a su hermana y a toda la aldea, ¿Por qué actuaría distinto con ella?

II

Apretó con fuerza el arco en su mano y eligió una flecha. Solo un disparo. Si erraba, estaría acabada. No podía darse el lujo de fallar. No esta vez.

Una punzada de dolor atravesó su cuerpo, causándole un temblor y un consiguiente tambaleo que la llevó al suelo de rodillas. Gimió adolorida, mientras un par de lágrimas bajaban por sus mejillas.

Sabía que no sobreviviría, pero al menos, se encargaría de que él tampoco lo hiciera. No dejaría que se saliera con la suya. Si ella debía morir, bien, pero se lo llevaría con ella. Como castigo de su traición.

─Maldición… ─blasfemó en voz baja, intentando ponerse de pie.

Aún no llegaba a su destino. Tenía que llegar a la aldea lo antes posible y así proteger a los aldeanos y a la perla. No podía caer ahora. No aún.

Otro calambrazo la hizo trastabillar, pero esta vez se mantuvo firme, sobre sus dos pies.

Se sentía tan humillada. Tan rota. Tan usada. No podía creer que desde un principio todo había sido mentira.

Lloró amargamente y en silencio, ahogando los sollozos que pugnaban por salir. Le había entregado su corazón, su amor más sincero. Se había enamorado perdidamente de él. Pero no le importó y se rió en su cara.

Solo había jugado con ella, con sus sentimientos. Y no solo eso, sino que atacó al pueblo que alguna vez juró proteger.

Sin embargo, tenía que admitir su parte de la culpa. Había caído en sus redes. Se había dejado engañar. ¿Tan desesperada por ser una mujer normal estaba, que no había podido distinguir el cruel engaño? Sus barreras habían caído y le había mostrado su lado más sensible, pero al final, todo fue una vil mentira.

¡Que ciega había sido! ¡Que necia!

Sus dulces palabras, sus promesas, ese beso… su primer beso. Todo se había sentido tan real, tan verdadero… ¿Cómo había sido posible?

Se había convencido a sí misma de su amor, que se había obligado a creer que era correspondida. Pero él había fingido de una forma que se lo había creído y demasiado. Se había ganado su confianza, su corazón, su lealtad. Había estado dispuesta a darle todo de sí, de compartir su vida.

¡Que estúpida fue! ¡¿Cómo no había podido darse cuenta?! Ese hombre… ese Medio Demonio… Había compartido sus secretos, sus pensamientos, incluso le había brindado un hogar, le había permitido estar con sus seres queridos.

¿Cómo fue que no lo vio? ¡Mil veces estúpida!

Lo haría pagar. No permitiría que se saliera con la suya, así como así. Incluso si tenía que manchar su alma con odio, no le importaba el precio. Estaba dispuesta a hacerlo. Así fuese lo último que haga.

No le dejaría cumplir su objetivo.

No volverá a dejarse engañar.

─Maldito… ─murmuró─. ¡Maldito seas!

III

Esquivó las flechas, rompió las redes, evadió cualquier ataque que esos tontos humanos pudieran haberle arrojado. Eran escoria, jamás podrían hacerle ni un mísero rasguño.

─¡Ja! Se lo merecen ─gritó, con un gesto burlón y arrogante, a la vez que aterrizaba sobre el techo de una casa y se impulsaba nuevamente para saltar.

Su mirada bajó hacia el objeto que tenía en su mano y sonrió abiertamente, con gran emoción. Por fin estaba en sus manos. La legendaria perla de Shikón. Tanto tiempo deseándola y ahora por fin se encontraba en su poder. Por fin podría cumplir su deseo.

─Con esto, podré convertirme en un demonio completo ─habló para sí, con orgullo─. ¡No permitiré que nadie vuelva a decirme Medio Demonio nunca más!

Pero… ¿A qué costo?

La imagen de Kikyō apareció por unos momentos en su memoria y su corazón se encogió. Haberla visto apuntándole con su arco una vez más había resultado, por lo menos, demoledor para él. Había sido un completo idiota, se había dejado usar por aquella maldita mujer. Lo único que había hecho era jugar con él. Una vez que finalmente confiaba en alguien, se había esperanzado, creyendo que había encontrado su lugar, que podría formar una familia a su lado, que tenía a alguien en quien confiar. Que ya no debería huir nunca más y podría vivir en paz el resto de sus días. Una mujer a la que amar y proteger. Incluso, había estado dispuesto a cambiar por ella, a convertirse en humano. Todo para hacerla feliz.

¡Ja!

Había sido un total imbécil.

Nada de eso había sido verdad. Había sido solo una treta y él como un ingenuo había caído sin remedio en ella. Recordar sus palabras, sus promesas y ese beso… Nunca nadie se había mostrado de esa manera con él. No se sintió rechazado a su lado. Se sintió bienvenido y, hasta podría decir, feliz. Amado, de cierta forma. Ella no lo había juzgado por ser medio demonio. Había aceptado ambas partes de él.

Se había enamorado de la sacerdotisa, mucho más de lo que le gustaba admitir. Pero al final, todo había sido una amarga mentira. Los humanos eran eso. Seres débiles pero con una gran maldad en su interior. No valían la pena.

Había jugado con él, lo había usado.

Y eso, jamás se lo perdonaría.

Ya no quería saber nada más de esos seres. Se convertiría en un demonio completo y ya nadie se atrevería a mirarle desde arriba. Haría que todos temblasen en su presencia. Que nadie se atreviese a cuestionar su poder, que nadie nunca más lo despreciara.

No permitiría que nadie, ¡jamás!, le volviera a llamar Medio Demonio.

Se arrepentirían de todo.

Ya lo verían.

Continuará…

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Bien, decir verdad, quise ver varias perspectivas de algo que todos ya conocemos, una escena bien recordada por todos.

Si bien intentaré seguir una trama similar a la que Rumiko planteó para InuYasha, también mostraré distintos y nuevos sucesos. Una nueva forma de contar una historia.

La actualización será semanal. Espero que les haya gustado.

No se olviden de dejar un review, eso me motiva a escribir y a seguir.

Muchas gracias por leer.

Tania.