"Con lo sociable que tú eres" le solían decir sus amigos más íntimos, animándole a hablar con el moreno, pero él no sabía qué decirle. Si por lo menos tuviéramos amigos comunes... se lamentaba.
- Draco¿qué miras?- dijo Marysee Coback con una risita de complicidad, una amiga con la que Draco no tenía secretos y que se había convertido este año en su primera confidente. - Tiene un buen culo Potter¿eh.
- Basta ya Mary... - dijo Malfoy intentando contener la risa, cosa que no logró demasiado bien.
- ¿Hasta cuándo vas a esperar? Podrías decírselo, no creo que pase nada. ¿Y si tú también le gustas?
Esa posibilidad, para Draco, era de una entre un millón. Ya lo había pensado muchas veces, pero prefería quedarse quieto.
- Ya hemos hablado esto muchas veces, no me hagas decírtelo más por favor...- dijo con impaciencia Draco.
- Tú te lo pierdes, con lo guapo que es... Pero te lo advierto: si tú no atacas... no te cabrees si "alguien" se le tira al cuello, porque yo cada vez que lo veo... pufff! - bromeó Mary.
Ese día, durante la clase del profesor Snape, Malfoy estuvo todo el rato intentando concentrarse, pero no podía. Harry estaba hoy más guapo que nunca, con esos ojos... no podía ni dejar de mirarle.
Estuvo así toda la mañana, y, desesperado, pensó que lo único que podría hacer es intentar averiguar si el chico se interesaba por alguien, pero quería hacerlo él mismo, no preguntando ni incitando a correr falsos rumores.
La única idea que se le ocurrió fue mandar una lechuza del colegio con un mensaje, de modo que Harry no supiera quién había sido, pero que pudiera responder. Lo habló con Mary y, ya en la sala común, juntos pensaron en qué ponerle, debía ser concreto y directo, sin enredarse mucho. Draco quería, por lo menos, que el Gryffindor no se cerrara a su grupo de amigos y se relacionara más, así quizá podría llegar a conocerlo íntimamente. Después de un rato de risas, descartando algunas frases sugeridas por Marysee como: "Cada vez que te veo se me cae todo... te quiero comer entero", escribieron por fin el que le mandarían:
"Hola, soy un chico de Slytherin. Me gusta tu forma de ser y me da rabia que no te relaciones mucho con otra gente que no sea de tu casa. Te animo a que hables con más gente, y quizás nos podíamos llegar a conocer. No te voy a decir quién soy, y no me preguntes por qué. Espero tu respuesta a este mensaje. Besos"
- Es muy frío, yo le pondría alguna pista para que se interese por tu identidad, y así entráis en un juego de mensajes¡podrías sacar muy buen provecho de eso! -decía Marysee mientras le brillaban los ojos imaginando las miles de posibilidades que ese juego le brindaba.
- Es que no quiero que se interese por quién soy. Sólo quiero que se abra, que se relacione y así conocerlo. No quiero parecer posesivo ni nada de eso, por eso no voy y le planto un beso en los morros... aunque no te creas que no lo he pensado... -contestaba Draco con un toque de lujuria en los ojos.
- ¡Pues házlo! Molaría un montón... sería divertido. Yo lo haría -decía asintiendo muy sinceramente.
- Ya sé lo que tú harías, pero se trata de lo que yo haría. Así que te aguantas y punto. Venga, vamos a la lechucería a buscar una lechuza bonita.
Se dirigían a la lechucería intentando que nadie les viera, cuando oyeron a Hermione y Ron, que llegaban de estar en el entrenamiento de quidditch acompañando a Harry. Seguro que se volvían cuando Harry entraba a ducharse en los vestuarios del campo. Rápidamente, los slytherins se metieron en un aula para que no los vieran.
- ¿Pero es que no lo entiendes! -gritaba furiosa Hermione - No se trata de si me gusta o de si no me gusta. Se trata de que yo le gusto a él, y ya no podré estar con vosotros nunca más sin sentirme incómoda... - ahora parecía apenada.
- ¿Pero cómo no te gusta¡No me dirás que no es guapo! Y me ha pedido que te insista, así que no te enfades conmigo. ¿Qué crees que a mí me gusta estar así, en medio?- le contestaba Ron.
- Pufff... lo siento, es que estoy nerviosa. Dejemos esto, no me apetece hablarlo. Tú por ahora no le digas nada del tema¿vale? - decía agotada- Supongo que debería pensarlo, pero no te prometo nada.
- De acuerdo, no le diré nada. Pero me insistirá, y no sabré qué decir... -intentaba sonar despreocupado, para intentar meter prisa a Hermione para que se decidiera. Al ver que la castaña no le hacía caso, acabó resignándose- Aunque supongo que me inventaré algo. Pero que sepas que lo hago por ti.
Hermione sonrió, dándose cuenta de que Ron era un payaso, pero era adorable.
- ¡Pero qué tonto eres! -los dos se reían- Anda vamos, ya tengo hambre. Y todavía tenemos que ir a la sala común a soltar estos libros.
Los dos se fueron por el pasillo, y Draco y Marysee volvieron a respirar. Draco se sentía decaído.
- ¿Qué hablaban de Harry? -preguntó Mary.
- ¿De quién sino? -dijo el rubio mirando la nota que tenía en la mano, ya sin ánimos para ir a la lechucería- Creo que deberíamos dejar los mensajitos para otro momento. Se ve que Harry no necesita tener más amigos.
- Pero¿de qué hablas? Vamos, ahora mismo a la lechucería, como que me llamo Marysee Coback que ese mensaje le llega a Harry Potter -intentaba animarle.
- No, de verdad, que no. Me he dado cuenta de que todo esto es una tontería. Menos mal que no lo habíamos mandado.
Marysee lo miró como si no se creyera lo que estaba oyendo. Después de lo bien que se había quedado la nota, y ¿ahora no la mandaba? No podía permitirlo, en un arrebato de malicia inofensiva le quitó el mensaje y salió corriendo para la lechucería, lo más rápido que podía.
- ¡MARY¿¿Qué haces¡¡¡Ven aquí! -gritaba Draco intentando alcanzarla.
Mary, cuya cabellera larga y rubia saltaba al ritmo de sus zancadas, se estaba riendo, pero no dejaba de correr escaleras arriba.
- Sabes que... no, Draco. La... voy a... mandar, quieras... o no- dijo entrecortadamente, con el aliento que podía- . Es por tu propio bien.
- ¡Está bien! Por lo menos párate, que vaya contigo¿no? Al fin y al cabo la nota es mía. Así que ven aquí- Mary se había parado, y esperaba a que Draco se pusiera a su altura, para seguir yendo juntos hacia la sala repleta de lechuzas-. Eres una cabezona. La voy a mandar, pero si me responde que no le interesa.
- Pues ya está. Por lo menos ya puedes dejar de preocuparte por él -le cortó Mary.
Cuando llegaron, escogieron una gran lechuza oscura. Tenía el pico negro, y sus ojos algo más claros estaban muy bien resaltados por su elegante plumaje. Era lindísima, ideal para la ocasión, como dijo Mary.
Le ataron la confesión a la pata y salió volando segura de sí misma.
En el campo de quidditch, Harry salía del vestuario con el pelo aún mojado. Caminaba tranquilamente, en dirección al castillo. Otros días, venía con los jugadores charlando sobre el entrenamiento del día, pero hoy se había retrasado en la ducha, y era el último en salir. Pensaba en el día de hoy, había sido divertido. Había estado hablando con Ron largo y tendido, y se habían sincerado mutuamente con respecto a muchos temas. Se sentía unido a él como a un hermano, querría que esa confianza existieran siempre.
Inmerso en sus pensamientos no se dió cuenta de que una oscura lechuza se dirigía hacia él, con un mensaje importante. La lechuza empezó a descender por el campo que separaba el castillo del campo de quidditch y, cerca de Harry, comenzó a dar vueltas alrededor de él, llamando su atención. Harry se sobresaltó, no se lo esperaba, se quedó quieto y levanto un brazo, invitándola a posarse. La lechuza obedeció y estiró la pata, esperando a que Harry la liberara del mensaje.
- Vamos a ver... ¿ qué me traes a estas horas? -dijo mientras acariciaba suavemente la cabeza de la bella lechuza- Mmm... -Harry empezó a leer la nota, y la cara le iba cambiando cada vez que leía una nueva palabra- ¿Es esto una broma? -dijo mirando al rapaz, como esperando una respuesta.
La lechuza se limitó a mirarlo fijamente, y Harry entendió que esperaba que él le atase otro mensaje para dirigirse al remitente secreto.
Harry suspiró, y siguió su camino hacia el castillo, con la lechuza en su hombro, algo comodona. Subiría a buscar a Hermione y a Ron a la sala común, y les contaría lo de la nota. Quizá ellos le podrían ayudar.
Al entrar al castillo y dirigirse a la Torre Gryffindor, vio cómo Ron y Hermione ya bajaban hacia el comedor.
- ¡Eh, Harry! -saludó Ron- Ya íbamos hacia el Comedor¿te esperamos?
- No, voy a la sala común. Traédme algo de comida cuando subáis por favor, no tengo ganas de bajar. Ahora después os tengo que comentar una cosa.
Ron y Hermiones se quedaron con curiosidad, pero no pudieron hacer nada, porque Harry ya subía apresuradamente hacia la sala Gryffindor, dejándolos con la palabra en la boca.
- ¿Qué querrá decirnos? -preguntó Ron.
- Pues si no lo sabes tú, que has hecho hoy una sesión de sinceridad con él... -dijo Hermione algo molesta porque los chicos la habían dejado un poco de lado esa tarde.
- ¡No te enfades! Son cosas de chicos... no lo entenderías.
- Claro... -dijo Hermione no muy convencida.
Ambos se dirigieron sin decir nada más hacia el Gran Comedor, guiados por una ola de alumnos que iban hambrientos hacia allí.
- ¿Lo habrá leído ya? Me da curiosidad por lo que puede estar pensando en estos momentos... -decía Draco, demasiado nervioso para probar bocado- Seguro que cree que es una broma.
- Ya lo sabremos, no te desesperes. Supongo que tardará en contestar, es normal. ¿Qué harías tú si te llegara esa clase de mensaje? -decía Mary mientras se zampaba brutalmente un trozo excesivamente grande de pavo. - Yjio, pbozr lño megnors, mwe quiedragría ag cruadgrors.
- ¡No hables con la boca llena, no se te entiende nada! -decía Draco partiéndose de risa por la sencillez de su amiga.
- ¡Que yo, por lo menos, me quedaría a cuadros! -dijo al fin, después de diez segundos para masticar y tragar- La culpa es tuya que me preguntas cuando estoy comiendo. Lo esencial es lo esencial, primero comer y luego hablar- decía mientras le hacía burlas al rubio.
Hermione y Ron acababan de entrar al comedor, y captaron la atención de los dos Slytherins, que los observaron y se preguntaron dónde estaría el moreno.
- Comamos rápido, que quiero enterarme de lo que nos tiene que decir Harry. Espero que no sea nada de lo que hemos hablado antes... porque sino... -decía Hermione a Ron.
- Tranquila, no creo que te diga nada, no sabe que ya te lo he dicho. Yo también tengo curiosidad, tiene que ser algo que le ha pasado en el entrenamiento, porque sino me lo habría comentado esta tarde en nuestra sesión masculina -comentaba Ron intentando enfadar a Hermione. Ésta, ponía los ojos en blanco, intentando no hacerle caso.
Cuando Ron y Hermione llegaron a la sala común de Gryffindor, encontraron a Harry en la ventana, atando -algo inseguro- una nota en la pata de una gran lechuza. Antes de que Harry los sintiera, la lechuza ya volaba a un destino desconocido para el ojiverde.
"Espero que no sea una pérdida de tiempo o una broma pesada", pensaba Harry cuando vio a sus amigos.
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¡Buenas! Espero no aburriros mucho, es mi primer fic y no sé muy bien cómo lo voy a llevar... así que no me desaniméis mucho... , Aunque espero que me digáis todo lo que penséis, para poder mejorar. No sé si es excesivamente corto, decídmelo también. Bueno, espero vuestros comentarios, por favor, aunque sea para decirme que sois incapaces de leerlo entero oki? Dadme también consejos para hacerlo más interesante! Gracias por leer,
M.
