¿Segundo aporte de la Week? Realmente esto de hacer varios equipos me pudo mucho con el alma hahaha xD. En fin, esta es una idea que estoy compartiendo con una escritora muy querida en el fandom.
Se nos hizo divertido contar las Marcoventuras de Marco conviviendo con Hiro y Miguel. No lo sé, son ideas randoms de Marco teniendo que aguantar en carne viva el Higuel. Espero les guste estas ideas uwu.
Mañana morbosa.
Vivir con el Hamada y el Rivera era todo una proesa digno de relatar:
Era tener que aguantar los ronquidos de Miguel en la noche, el mal humor de Hiro, las disuciones, las peleas estúpidas de ir al baño, las bromas pesadas y los apodos que se ponían mutuamente para descansar.
La luz de las pantallas de Hiro, el ruido de sus herramientas y teclado en la madrugada por sus proyectos. Con Miguel era las serenata a media noche, los conciertos con una escoba y el ensayo con la guitarra.
Más a parte eran un desastre los dos para otra cosa que no sea molestarse.
Marco suponía que incluso él podría escribir su propio libro basada en cada anécdota que les había pasado.
Como la vez que Tadashi los visitó y la cocina terminó en llamas. La navidad con Baymax perdido, el innegable duelo entre Kyle y Miguel en el just dance, el día de las madres hacia Tía Cass y Luisa, el año nuevo encerrados en un baño, el cumpleaños de Hiro que terminó en la cárcel.
De la Cruz ya debía tener su propia insignia a la paciencia y tolerancia en el escuadrón Rivera y Hamada.
Les había aguantado muchas cosas en el sentido pesado de la palabra. Sus inmadureces, sus discusiones maritales, sus celos infantiles y sus enojos.
Y esa era su mejor forma de pagarles. Marco estaba agradecido con Miguel y Hiro, siempre lo estaría. Fueron los únicos que le dieron techo en sus momentos más desesperados, De la Cruz les debía mucho y él pagaría a fibra de piel sus deudas con cada uno de ellos.
Aguantaba cuándo Hiro le gritaba malhumorado o cuándo Miguel estaba entristecido cada que se peleaban. Hiro preguntándole que hacer cada que lo arruinaba y Miguel desdichado cantando las canciones de paquita la del barrio.
Realmente, realmente les debía mucho.
Pero hoy no sería la ocasión.
De la Cruz bajó completamente indignado su refresco con hielos cuándo Hiro gimió lo suficiente alto para perturbarlo. No jodan, ¿realmente estaban...?
Sí, el jadeo de Miguel le dio la respuesta.
Marco se sorprendió del libido de ambos jovenes. Hacía un calor que le derretía su cerebro, la coca en el vaso frío y con hielos no era suficiente. Estaban en verano, los boxers se le pegaban a los huevos y éstos todavían se daban su tiempo para follar.
A Marco le recorre un escalofrío a la imagen mental, y al jadeo de Hiro ya no se pudo contener.
Si, les debía muchas cosas a ellos. Pero claramente no les pasaría por alto que estuvieran en pleno coito con él a un lado tratando de quitarse este maldito calor.
Marco se limitó a pararse del lugar, ponerse sus chanclas, deslizarse con una cara de muerto y golpear la puerta cuándo el segundo gemido del Hamada le intercaló en los oídos.
—¿Quieren pararle? —pregunta malhumorado, dando otro tercer golpe —, esta es una casa cristiana. Par de cochinos.
El silencio apaga todo morbo por el que Marco se había levantado. Carraspea alegre de volver a tener paz interior y decide regresar a su rutina matutina. Poco le importaba haber destruido la buena mañana de Miguel, ellos no lo dejaron desayunar a gusto. Era un trato justo.
Cabe aclarar que a la hora del desayuno ninguno de los dos lo miraban a la cara mientras él bebía un refresco para quitarse el calor.
Notas finales.
¡Gracias por leer hasta aquí!
