Love Live!

Si me miras

Disclaimer: Love Live! Pertenece a su creadora Sakurako Kimino y a ASCII media works junto con Sunrise.

NdelA: Me siento un tanto deprimida y salió esto. A ver qué tal. Originalmente era un shoot pero ya tengo sueño y tal vez lo dejé allí o tal vez haga una continuación no lo sé.

— o —

Por enésima vez ese día me habías atrapado mirándote, por enésima vez simplemente desviaba la mirada sonrojada por haber sido atrapada por tus ojos dorados. Por enésima vez suspiraba sin remedio incapaz de hacer otra cosa que mirarte a escondidas. La vida puede ser cruel en ocasiones cuando amas a alguien que está fuera de tu alcance.

Eres linda, la chica más hermosa que hubiera visto jamás. Tal vez fuera la gracia de tu andar, lo delicado de tus movimientos, el olor que desprendes tan agradable y hechizante o quizás solo sea ese acento de la capital que tienes y te hace tan particular y diferente a los demás. Donde quiera que vas resaltas. Tú belleza es de un cierto toque tradicional pero tiene algo que me hace pensar en ti a cada segundo. No entiendo porque me vuelvo tan torpe estando cerca de ti o porque tiemblo cuando por algún motivo cruzas una palabra conmigo.

En ocasiones desearía ser como Chika-chan y hablar contigo como si nada pero aún Chika habla contigo como si fueras alguien especial y eso vuelve todo más complicado. Porque es así, tú eres especial y yo soy nada en comparación. Soy una chica de pueblo con una afición por los uniformes que sabe nadar muy bien pero que no tiene ningún otro talento que ser la chica confiable y la buena amiga de todos. No es suficiente para impresionar a una chica de ciudad como tú que toca el piano, compone música y hace magia con sus manos.

La vida es tan injusta la mayor parte del tiempo. Tengo a un ángel junto a mí y no puedo acercarme a él. Quizás es por eso que siempre me quedo al margen cuando estamos nosotras tres. Las mejores amigas de segundo año. Vaya falacia. Soy amiga de Chika, Chika es amiga tuya pero yo solo lo soy por asociación contigo. Además de nada sirve pensar en ti cuando para todos es obvio que eres tan cercana a Chika de lo que yo podría ser jamás a pesar de los años que tengo de conocerla y compartir con ella.

Sólo me queda rendirme a mi miseria y dejar que los días pasen con rapidez para salir de aquí huyendo lejos de ti. Ese es mi único consuelo. Tal vez solo deba ignorarte durante las clases y limitar mi interacción contigo fuera de ese tiempo para que de ese modo no duela tanto cuando te veo sonreirle a otra persona, sobre todo a Chika. Tengo que poner mi atención en algo más o quizás en alguien más que me haga sacarte de mi mente y de mi corazón.

¿Quién sería adecuada?

Y digo adecuada y lo adecuado porque si de algo estoy segura es de que no me interesa un él, sino una ella, para más específico tú. Sólo que estás fuera de mi liga, como lo están las estrellas en el cielo, tengo que buscar mejor de las estrellas que hay en el mar pues esas están más a a la mano y yo soy un marinero que ama el mar. Por eso ahora buscaré una estrella en el mar y no una estrella en el cielo.

¿Qué opciones tengo?

Hay muchas chicas lindas en la escuela, incluso en el grupo de idols en el que estamos, pero todas son opacadas por tu brillo deslumbrante. Sino fuera porque Mari tiene algo con Kanan seguramente podría ser la opción más viable. Ella brilla bastante, lo suficiente para opacarte de mi vista.

¿Chika es una opción?

Lo dudo, ella está tan deslumbrada por ti como lo estoy yo. Eso queda fuera de la lista. Además en un inicio, cuando no podía entender que me sucedía, tenía celos de ti por estar tan cerca de mi amiga y creer que me la habías arrebatado. Craso error. En realidad estaba celosa de Chika por haberse hecho tan cercana de ti y que yo no pudiera hacerlo.

El único consuelo que tengo es enfocarme en hacer los diseños para los trajes y llevarlos a la realidad. Lo terrible de eso es que casi siempre que tomó un lápiz y una hoja terminó dibujando tu rostro o todo tu cuerpo.

Tu cuerpo.

Ni hablar de eso. Soy un adolescente con hormonas efervescentes y pensar en tu cuerpo o dibujarlo es… hablemos de otra cosa.

A veces me pregunto cómo será el tenerte entre mis brazos y besar tus labios. Eso es muy vergonzoso pero soñar no cuesta nada y soñarte es la única forma de tenerte. Sólo en los efímeros pensamientos de mi mente puedo hacerte mía. Sí, de ese modo. No lo voy a negar. Lo otro tal vez sí lo haga. La manera en que por las noches pienso en ti y me voy a la cama deseando estés allí y me recibas dispuesta a… a hacer ciertas cosas.

¿Qué más puedo hacer?

Mi tiempo de preparatoria está arruinado gracias a ti. Ahora sólo puedo sobrevivir a la distancia lejos de ti para sólo sufrir en silencio.

¿Demasiado dramático?

Tal vez, no me importa. Es mi momento de ser dramática.

—¡Hey You-chan! —escuche la voz de Ruby-chan llamándome para pedirme ayuda en el traje que estaba cociendo.

Eso me sacó de mis pensamientos para poner atención en algo más que no seas tú en mi mente. El problema de Ruby no fue demasiado y rápidamente lo arreglamos. La niña pelirroja me sonrió alegre y siguió con su labor como yo volví a la mía. Pensar en ti mientras cosía la ropa para alguna presentación y mirarte intensamente mientras dejo volar la aguja en un arte ancestral que me permite hacer el trabajo sin picarme con ella, claro hasta que me miras y pierdo la concentración y la aguja decide que mi carne es mejor lugar para hacer una puntada que la tela entre mis manos.

—¡Ouch! —exclamé llevándome el dedo a la boca para chupar la gota de sangre que brotaba gracias a la tonta aguja.

—Hoy estás más distraída que de costumbre~ —fue la voz cantarina de Mari burlándose de mi torpeza—. Las visitas no están ayudando a que te concentres, honey~ —se levantó de su lugar riendo para acercarse a mí y ponerme una bandita en el dedo.

Yo estaba roja de la vergüenza mostrándome tan obvia frente a ti. Mari siempre había sido tan perspicaz y de todas las personas ella me podía leer como si fuera un libro abierto. Creo que sería menos complicado si me enamorara de ella y ella de mi, seguramente Kanan no estaría en contra de compartirla conmigo. Es broma. Jamás podría hacer algo así.

Después de pincharme los dedos y quedarme sin más lugar para poner otra bandita, me di por vencida. Por ese día tenía más que suficiente así que solo tome mis cosas y deje el salón sin mucha ceremonia de despedida. Aunque nadie me pidió que me quedara. Creo que entendían la pesadez que cargaba en mis espaldas y no me pidieron quedarme más tiempo. Suficiente tortura había tenido ya.

Los días siguientes a ese, traté de mantenerme fiel a mi cometido de ignorarte y tener el menor contacto posible, incluso con Chika, puesto que donde estaba Chika estabas tú. Era mejor así. De hecho no era tan malo. Retome mis prácticas de natación y las horas y horas en la piscina perdiendome en el agua intentando que tal vez por estar tanto tiempo sumergida en el líquido simplemente comenzará a disolverme y desaparecer de la faz de la tierra. Eso me haría las cosas más sencillas.

En clases enterraba mi cara en los libros y entre descansos solo desaparecía antes de que alguien me abordará y me iba a conocer los rincones perdidos de la escuela. Cada día encontraba un sitio nuevo donde esconderme para no ser descubierta y obligada a mirarte de nuevo. Era lo mejor, o eso me repetía hasta el cansancio, probablemente si lo decía lo suficiente llegaría a ser verdad. Espera que si.

Creo que comencé a preocupar a mis amigos. Pues incluso me había negado a responder sus llamadas y sus mensajes. Prefería estar sola.

Llegue a tener algo que nombre como las tardes de caminata, en donde simplemente me echaba a correr por todo Uchiura hasta llegar a Numazu o lo más cerca que pudiera según mis fuerzas me dejasen, para así ir a casa completamente cansada y dormir sin sueños, en ese cansancio pesado que solo te deja cerrar los ojos, poner todo a negro y no soñar nada. Tal vez después de todo si me estaba disolviendo como la espuma en el mar.

Siendo las cosas así, ni Chika ni tú notaron mi distanciamiento. Probablemente estaban tan ocupadas entre sí que no me echaban de menos. Tenían más tiempo para ustedes y para hacer esas cosas de adolescentes que yo no podía hacer porque la razón de mi afecto estaba ocupada haciéndolas con alguien más.

Maldita vida.

—¡Hola You-chan! —tu voz me sacó de mi ensimismamiento y alce la vista para encontrarme con tus ojos mirándome—. El profesor nos ha puesto en el mismo equipo juntas —sonreíste y no entendí a qué te referías.

—¡¿Qué?! —señalaste al pizarrón y allí estaba escrito el tema que debíamos trabajar para la clase.

—Esta vez no puedes escabullirte, no se puede cambiar de compañero de trabajo —tus ojos tenían un cierto dejo de preocupación, probablemente pensaste que iría con el profesor a pedir, no, exigir que me cambiara de compañero.

—¿De qué hablas? —dije y de inmediato busqué la puerta de salida para huir lejos pero tu cuerpo se interpuso.

—No esta vez You-chan —ahora fue la voz de mi exmejor amiga la que habló.

Me tenían atrapada, huir en ese momento habría sido demasiado obvio, así que opte por poner una sonrisa y fingir demencia temporal. Al inicio no sirvió de mucho. Me vi arrastrada por esas dos hasta el salón del grupo para ser sometida a una intervención con el resto de las chicas.

Después de discutir y aclarar que todo estaba bien y que únicamente había querido dar el espacio a mis amigas para que ellas pudieran disfrutar de su compañía, todo pareció volver a la calma. Una sonrisa marca registrada Watanabe y un saludo Yousoro! Me bastaron por el momento. Nadie dijo nada más. Creo que me dejaban vivir mi mentira por un tiempo antes de volver a intervenir.

Respire tranquila.

Lamentablemente no fue por mucho tiempo. Unos días después de la escuela al llegar a casa luego de mi carrera en mi tarde de caminata me tope con la sorpresa de verte en el portal de mi casa. Estaba sudada luego del ejercicio y mientras recuperaba la respiración tú me miraste y tomaste tu pañuelo para secar el sudor de mi frente. El gesto me descoloco un poco, en realidad bastante, la cercanía tuya acelero mis corazón, aunque quizás esta simplemente no se había calmado luego de la carrera.

Había olvidado ese detalle importante acerca de tener que hacer una tarea juntas. Estas cosas las haces regularmente con Chika, no conmigo. Por eso no lo recordaba.

Pasamos a mi casa, a mi cuarto y me esperaste allí mientras tomaba una ducha rápida para refrescarme. Estaba nerviosa. Creí que había superado todo acerca de ti, que equivocada estaba. Maldije mi suerte y mi torpeza. Sabía que terminaría haciendo algo de lo que me arrepentiría después.

Y así fue.

Estabas explicando sobre lo que debíamos hacer para la tarea pero yo estaba prestando atención a tu rostro, a lo hermoso que es, a las largas pestañas que tienes y a la sensación que me producirían si estás rozaran contra mi piel, a tu nariz y lo pequeña y fina que era, a tus labios, esos labios que serían suaves y gentiles y que me encantaría probar aunque fuera sola una vez. Los ví moverse, hacer el movimiento de mi nombre en ellos y como si fuera un embrujo que estaba siendo pronunciado fui acercándome a ti como si de un encantador te trataras y yo cayera presa de tu encanto.

Acune tu mejilla con mi mano y antes de darme cuenta estaba mi boca sobre la tuya. Fue apenas un roce, un ligero contacto suave y etéreo que destruyó mi mundo.

Te echaré hacia atrás poniendo tus manos sobre tus labios y tus ojos dorados me veían horrorizada. Lo había arruinado todo.

—¡Soy tan torpe! —dije en voz alta mientras recogidas tus cosas en tu mochila a toda prisa—. ¡Lo lamento Riko-chan! —pronuncie tu nombre disculpándose y ni eso te hizo detener.

—Eso está mal You-chan —tus mejillas estaban rojas, tal vez por vergüenza por mi atrevimiento—. Yo… yo estoy con Chika-chan… no, no puedo corresponderte.

Eso lo sabía. Había sido expuesta por mi torpeza y ahora era el momento de terminar de cavar mi propia tumba.

Tomé tus manos para pararte y te eche sobre el suelo aprisionando tus muñecas con fuerza para no dejarte ir.

—Lo sé, eso lo sé —grité enojada—. Sé que estás con Chika, se que tienes algo con ella que jamás voy a poder tener yo. Sé que nunca vas a corresponder mis sentimientos, eso lo sé y por eso había decidido mantenerme lejos de ti, pero… pero no puedo… me gustas mucho Riko-chan, me gustas más de lo que puedo soportar y lo he intentado por todos los medios y no puedo sacarte de mi mente ni de mi corazón —no me había dado cuenta de que mis lágrimas habían comenzado a brotar sin remedio y unas gotas cayeron sobre tus mejillas—. Lo siento si me odias después de esto, aunque eso quizás lo haga más fácil para mí. Odiame Riko-chan, odiame con todas tus fuerzas para que así no pueda albergar ninguna esperanza de que puedas mirarme con amor alguna vez, odiame por favor, para que así pueda olvidarte y me mantenga en la distancia lejos de ti porque sabré que jamás podrás mirarme como yo te veo a ti. Odiame Riko-chan.

Dicho esto, mis labios fueron a dar en los tuyos. Fue un beso salado, lleno de todos los sentimientos que había estado guardando durante ese tiempo y que ya no podía seguir conteniendo. Afloje el agarre de tus muñecas y para poder sostener mi cuerpo y dejar de recargarse en el tuyo. Me separé del beso jadeando, ambas lo estábamos, el contacto había durado más de lo que creí me permitirías. Me empujaste con fuerza para quitarme de encima tuyo y me soltaste una cachetada que me dolió aunque no tanto como mi corazón roto.

—¡Eres una tonta You-chan! —me gritaste y supe que todo estaba perdido.

¿Realmente me odias?

Después de todo eso era lo que quería y eso fue lo que obtuve.

Los días pasaron y presentaste el trabajo poniendo mi nombre en él aunque en realidad no volvimos a hablar nada luego de aquella tarde. Era mejor así.

Ya ni siquiera Chika hizo el intento de hablar conmigo. Quizás estuviera enojada por lo que había hecho. No la culpo. Es mejor así.

Es mejor así.

Seguía repitiendo una y otra vez.

El invierno llegó y no hubo más práctica en la piscina. Ni hubo más práctica en el grupo de idols, al menos no para mi. Por lo que tomé la costumbre de alargar más tiempo mis tardes de caminata. Ahora recorría una ruta más extensa de mi carrera que incluía subir las escaleras al pequeño templo solo que en ocasiones tenía la mala suerte de toparme contigo y con el resto.

Un día de esos en que tuviste la desgracia de topar en mi camino me tomaste del cuello de mi camiseta y me llevaste furiosa hasta un rincón acorralandome contra un árbol. Realmente estabas enojada. En esa ocasión ibas sola.

—¡Te odio Watanabe You! —exclamaste molesta.

Sin decir nada más jalaste mi cuello y me besaste o más bien sería correcto decir que nuestras bocas chocaron. Un beso furioso. Un beso confuso. Tú y yo.

—¡Te odio tanto! —dijiste al separarte de mí mirándome con tu ojos dorados—. Te odio porque desde que me besaste aquel día no puedo dejar de pensar en ti, porque me di cuenta de que me gustas y que ahora ocupas cada pensamiento en mi mente y tu actúas como si no te importara y me ignoras cada día mientras yo solo puedo mirarte en la distancia. ¡Deja de jugar conmigo!

Me empujaste y caí al suelo desconcertada. Tú solo corriste lejos poniendo un espacio entre las dos dejándome sumida en la más profunda confusión.

— o —