Dilwala Dulhania le Jayenge (El valiente de corazón se ha llevado a la novia)

1era Parte

Artemis es dueño de una tienda de abarrotes en el Soho en West End (Londres) tiene dos hijas, la mayor llamada Serena y la menor llamada Mina, su esposa es Luna una hermosa mujer de cabellos negros y ojos azules. Ellos viven cerca de ahí en una linda casa estilo oriental. Los cuatro son japoneses pero residentes en Inglaterra desde hace muchos años.

Luna estaba sirviendo el desayuno a Mina quien se preparaba para ir al colegio.

-¿Y tu hermana? –Preguntó Luna-

-Ella debe estar como siempre, durmiendo todavía –Respondió Luna-

-¡Esta muchacha! -Dijo Luna mientras iba subiendo las escaleras con dirección a la habitación de su hija mayor-

Serena era romántica, linda, graciosa y muy divertida, ella escribía poemas en su diario pensando en que algún día encontraría al hombre de su vida. Su madre la halló mirando por la ventana y vio el diario abierto sobre la cama, así que aprovechando su descuido invadió su privacidad y se puso a leer en voz altas las últimas líneas.

"Dulce Amor ¿Dónde estás?" "Sueño contigo cada noche y siempre estaré esperándote" "¿Por qué no has aparecido hombre ideal?"

-¡Mamá! –Gritó Serena- ¿Qué haces?

-¡Con que en esto pierdes el tiempo!

-No, eso no es perder el tiempo

-¡Con que tu hombre ideal!

-Sí –Dijo ella con un brillo en sus ojos- algún día lo encontraré

-¡De acuerdo! pero hasta que ese día llegue tienes que ir a la escuela, date un baño rápido que no tarda en llegar el expreso –Dijo Luna riendo-

En otro lado un joven de cabellos negros y mirada de cielo jugaba soccer con sus amigos de la universidad, era alto y de muy buen ver, sus amigos Andrew y Yaten no se quedaban atrás, este trío andaban juntos para todas partes. Se iban a la piscina a ligar chicas o a practicar motocross.

Darién se había quedado dormido en la piscina de su mansión cuando escuchó la alarma de su celular.

-¡Por Dios me quedé dormido!

El joven salió corriendo, se cambió lo más rápido posible, llevaba consigo la capa y la museta porque aquel día era su graduación y ya se le estaba haciendo algo tarde. Condujo velozmente su elegante auto deportivo del año y llegó a la facultad. Afortunadamente no había empezado la ceremonia, así que buscó a sus amigos y se sentó junto a ellos.

Yaten casi ni lo miró, estaba concentrado viendo hacia el frente y escuchando los anuncios que daban.

-¿Qué le pasa a este? –Preguntó Darién a Andrew-

-Es que se cayó en uno de los exámenes finales y cree haberse quedado para después del verano

-¡Yaten Kou! –Se escuchó finalmente entre los que no se podrían graduar aquel día-

-¡No! –Dijo lamentándose Yaten-

Darién empezó a carcajearse burlándose de su amigo pero la risa se le terminó cuando dijeron su nombre también.

-¡Darién Chiba!

Yaten, Andrew y sus compañeros de atrás empezaron a mofarse de él también.

-¡Qué gran decepción! –Dijo el chico de cabellos negros-

Una hora más tarde estaba contándole a su padre Don Kenji lo que había ocurrido, esperaba un fuerte regaño pero no fue así.

-¡Darién! ¡Hijo! ¡Estoy orgulloso de ti! -Le dijo dándole un abrazo- Has cumplido con la tradición de los Chiba

-¿La tradición? –Preguntó sorprendido a su padre-

-Sí hijo, todos los Chiba desde la generación de tu bisabuelo en adelante nos hemos quedado en suspenso y no nos hemos podido graduar a la primera, no te preocupes, después del verano lo harás. Ahora ¡Celebremos!

El señor Chiba abrió una botella de champagne y brindó porque su hijo no se había graduado todavía, Darién se relajó y se puso a beber con él.

-Bueno, ya que prácticamente has terminado la universidad puedes empezar a trabajar en las empresas Chiba

-¡Hem! ¡Papá! Quisiera decirte algo

-Te escucho

-Ha sido difícil para mí seguir esta carrera universitaria, he trabajado duro

-Pero también te has divertido, no lo niegues

-Sí, sí, pero antes de meterme de lleno a los negocios quisiera divertirme un poco más

-¿Más? –Preguntó sentándose en el sofá y bebiendo un sorbo del champagne-

-Como despedida, solo te pido un mes para viajar con mis amigos –Dijo sacándole los zapatos y dándole masajes en los pies-

-No es mucho tiempo, está bien, tienes mi consentimiento

-¡Genial! –Expresó soltando sus pies bruscamente-

-¡Ey!

-¡Perdóname!

Artemis acababa de llegar a casa con una carta que había recibido de su amigo Taiki y había olvidado sus anteojos en la tienda así que llamó a Serena para que se la lea. Toda la familia se reunió en la sala, morían por saber como estaba todo en Japón.

La carta empezaba así:

Mi Estimado Artemis,

En verdad extraño tu compañía, aquellas horas de charlas en la azotea cuando veíamos a nuestros pequeños jugar en el campo, te cuento que mi querida Ray ya es toda una señorita y estoy buscándole esposo, alguien de buena familia, porque no pienso entregársela a nadie que no la merezca. Seiya es todo un hombre y le gusta mucho salir al campo a cazar palomas, es un experto con el arco y la escopeta y todas las jovencitas de la comarca se mueren porque él les preste atención, pero él bien sabe que no puede hacerle caso a ninguna porque está reservado para tu hija Serena…

Serena se puso pálida como un papel y después de mirar el rostro sonriente de su padre ella salió corriendo para su cuarto. Luna se dio cuenta y fue a buscarla mientras Mina tomó la carta y continuó leyendo.

Es un placer para nosotros poder recibirlos en Japón para el próximo compromiso de Serena y Seiya, haz los arreglos pertinentes para que puedan estar acá antes de finalizar el año. Tu amigo, Taiki…

-¡Papá! No vi a Serena entusiasmada con esto –dijo algo preocupada la rubia-

-Es la sorpresa. Aunque ella ya lo sabía pues prometió casarse con Seiya

-Pero eso fue hace años cuando era una adolescente

-No ha pasado tanto tiempo –Dijo el hombre aun contento- Pronto regresaremos a Japón y ella se casará con Seiya

Serena estaba en su cuarto con el diario entre sus manos, arrancando cada hoja en la que había escrito a su amor imaginario.

-¡Serena! –Exclamó tristemente Luna-

-Mamá, no quería que las cosas fueran así

-Lo sé

-Se han ido abajo todos mis sueños

-No lo veas así, piensa que a lo mejor Seiya es el hombre a quien tú idealizas, tal vez cuando lo vuelvas a ver te enamores inmediatamente de él, puede ser que con él se cumplan todos los sueños que has escrito en el diario

-Puede ser. Gracias mamá por animarme –Serena abrazó a Luna-

Darién se encontró con Andrew en la calle y juntos iban a buscar a Yaten para ponerse de acuerdo para el viaje que harían por Europa.

-Será un mes muy divertido –Dijo Darién-

-Seguro y es posible que nos liguemos a unas lindas chicas

-Seguro

En una calle cercana estaba Serena con su amiga Lita conversando sobre su compromiso con Seiya.

-Yo no le hubiera hecho caso –Dijo la chica más alta- nunca me casaría con alguien que no conozco

-Es que se lo prometí con la mano en el corazón

-Las promesas se las lleva el viento

-Ya no hay marcha atrás dentro de unas cuantas semanas regreso a Japón

-No seas tonta Serena, aprovecha las vacaciones de Verano y vamos a pasear. Con Amy estábamos pensando en ir por un Tour a recorrer Europa

-Tantos años en Londres y no se me había ocurrido

-una vez que te cases solo podrás ir a donde te lleve tu marido y no sabemos como sea el tal Seiya

-Tienes razón, es buena idea, me apunto

Darién y Andrew iban por la misma avenida que Serena y Lita y en un momento parecía que estaban por tropezar pero solo se cruzaron sin mirarse siquiera.

-Ahora solo tengo que convencer a mi padre de que me de permiso para ir con ustedes –Dijo la rubia-

-Esperemos que Yaten no se eche para atrás –Dijo Darién-

En la noche Artemis estaba por cerrar su negocio cuando entró Andrew a comprar una caja de cervezas.

-No estoy atendiendo –Dijo Artemis-

-Por favor, no puede hacer una excepción

-No, y además estás no son horas de beber

-gracias –dijo el rubio y salió-

Artemis apagó las luces y afuera Darién y Yaten esperaban a su amigo.

-¿Qué pasó? –Preguntó el chico de cabellos oscuros-

-No quiso venderme porque es tarde

-Te falta estilo para pedir las cosas –Dijo él bajándose del coche- ¡Déjamelo a mí! ¡Observa y aprende!

Darién alcanzó a Artemis en la puerta de su negocio.

-¡Señor! ¡Señor! ¡Se lo ruego! Necesito comprar algo

-¿qué no ve que acabo de cerrar?

-Es por algo que necesito de urgencia. En mi casa se quemaron unos fusibles y el de la empresa eléctrica no va a ir sino hasta mañana, y mi hermanita –Mintió- tiene que estudiar para los exámenes, se le partiría el corazón si llego con las manos vacías, necesito una caja de cerillos

-Está bien, le venderé los cerillos

Ambos entraron y una vez que hubo cancelado los cerillos Darién puso en práctica la parte "b" del plan.

-Le agradezco, es usted muy amable, ahora quisiera demostrarle mi agradecimiento ¿Qué le parece si…? Me llevo esta caja de cervezas, así no habrá abierto por casi nada

-¿Crees que soy un tonto o que nací ayer? Ya me estoy dando cuenta que me has mentido para entrar y que te venda la cerveza.

-Está bien perdóneme, le ofrezco más de lo que vale la caja, el doble, el triple, lo que quiera por las molestias –Dijo sacando un fajo de Euros-

-¿Así es como consigues las cosas? ¿Con dinero? –Preguntó molesto-

-No se enfade, solo déme la caja y listo

-¡Odio las mentiras con toda mi alma! Y tú eres un mentiroso, así que quiero que salgas por esa puerta ahora mismo si no quieres que te entre a garrote muchacho atrevido

-Está bien me llevo solo los cerillos

Darién fingió que se iba y en descuido de Artemis toma la caja de cerveza, cuando el dueño se da cuenta el le tira el dinero y sale corriendo. Artemis trata de alcanzarlo pero era tarde el chico se subió al auto y se fue con sus amigos.

-¡Muchacho malo! Dónde te vuelva a ver no respondo

Serena y Mina estaban disfrutando de la música moderna y bailaban las dos en la sala mientras Luna en la cocina preparaba la cena también moviéndose al ritmo de la música, de pronto suena el timbre de la puerta.

-¡Es papá! –Dijo Mina-

-¡Rápido cambia la música! –Dijo Serena-

Serena y Mina se sentaron y fingieron leer un libro mientras Luna se dirigió a la puerta y cuando el hombre entró muy enojado las chicas se levantaron.

-¡Odio que me mientan!

-¡Amor! –Trató de calmarlo Luna-

-Voy a estar arriba no me interrumpan

-¿Qué le pasa a papá? –Preguntó Mina-

-No lo sé, ya sabes que tu papá es algo cascarrabias

-Y yo que quería pedirle algo, si le hablo ahora seguro y me manda a freír espárragos –Se lamentó Serena-

-¡Y con lo buena que eres cocinando! –La molestó Mina-

-¡Ey!

-Era una broma

Al día siguiente Artemis se levanta temprano y ve a su hija mayor sentada en la sala orando en silencio, la observó hasta que ella abrió los ojos y lo miró.

-¡Papá!

-¡Serena! ¿Qué le pedías a Dios?

-Que se me cumpliera un deseo

-¿Cuál? –Dijo sentándose junto a ella-

-¡Papi! –Dijo cariñosamente arrimándose a él- estoy dispuesta a cumplir con tu deseo de casarme con Seiya pero antes de que regresemos a Japón quisiera despedirme de Europa. Mis amigas me han invitado a un Tour, solo iremos las tres a conocer ciertos lugares turísticos y regresaríamos en un mes

-¿Un mes?

-Es poco tiempo considerando que el matrimonio es para toda la vida y yo quiero despedirme de mi soltería sanamente, no haré nada malo, te lo prometo papi, por favor dame permiso –Rogó la muchacha-

-Está bien te doy permiso

-Gracias papá, te quiero –lo abrazó-

Luna y Mina estaban escondidas detrás de un muro y se emocionaron de ver aquella escena que también se abrazaron.

En la estación de trenes estaban Lita y Amy esperando a su amiga que no llegaba y ya faltan pocos minutos para que el tren saliera.

-¿Dónde se habrá metido Serena? –Se preguntó Mina-

-¡Perdida! Ya sabes lo despistada y despreocupada que suele ser –Dijo Amy-

En el mismo tren pero un vagón más adelante estaban Yaten y Andrew esperando a Darién.

-¿Dónde se habrá metido Darién? Seguro y se quedó dormido como siempre –Dijo Yaten-

-¡Perdido! Ya sabes lo despistado y despreocupado que suele ser

Darién estaba leyendo en el cartel de los anuncios desde que anden saldría su tren pero la estación era tan grande que no se orientaba. Junto a él estaba parada Serena quien también andaba perdida. Se volvieron a cruzar y no se miraron, ella corrió por un lado y él por el otro.

Darién finalmente encontró el tren, vio el número en su boleto así que se preparó para subir cuando vio a Serena que venía corriendo, el aparato empezó a moverse y él caballerosamente le extendió la mano para ayudarla a subir. Serena corrió más rápido y tomó la mano de Darién quien la haló hacia adentro justo antes de que se cerrara la puerta.

-Gracias

-De nada linda

Darién quería abrir la puerta de la escotilla pero al parecer estaba trabada y no podían ir hacia los asientos y por el movimiento nadie escuchaba al otro lado.

A Serena se le abrió la maleta y tuvo que recoger toda su ropa mientras Darién seguía tocando y gritando para que les abran.

La rubia terminó de cerrar la maleta y se sentó a leer una historieta, Darién se dio por vencido y se sentó junto a ella.

Ella parecía tan concentrada en la lectura que ni se fijó en él. El empezó a molestarla tal y como hacía con todas las chicas a las que conocía. Empezó a silbar y Serena se molestó.

-¿Podrías hacer silencio? –Preguntó con una cara de enojo-

-Ok

Darién quiso acercarse más y ella se fastidió.

-¿Qué te pasa? Ya deja de molestarme

-¡Lo siento! –Dijo riendo- Solo quería ver que es lo que lees

-¿Qué te importa?

-¡Qué grosera!

-Tú empezaste

-No te he hecho nada

Ella le dio la espalda y siguió leyendo, él se sonrió pícaramente y siguió con su extraño cortejo.

-¿Y puedo saber que lees? Porque creo que no es nada productivo, deberías leer algo así como: "Como Aprender a tratar a los demás" es un libro muy bueno, te lo recomiendo, habla de tener buenos modales y no ser mal agradecidos

-¿Estás insinuando que soy una mala educada?

-Tú misma lo has dicho

-Conozco bien a los chicos como tú, no creas que por haberme ayudado a subir voy a seguir con tu juego, no soy esa clase de chica que se encandila con un par de ojos bonitos ¿entiendes?

-Ok, ya entendí, yo solo quería conocerte mejor ya que al parecer vamos a viajar juntos

-Ni lo creas, en la próxima parada buscaré a mis amigas

-¡Está bien! Solo quise ser amable, nunca había visto a una chica tan hermosa como tú, es una lástima que seas tan insociable, ten cabeza de chorlito, creo que esto es tuyo -dijo mostrándole un diminuto bikini que había quedado fuera de la maleta de la chica-

Serena enrojeció del coraje estaba apunto de estallar cuándo la puerta de la escotilla se abrió y era Lita quién había escuchado voces.

-¡Serena! ¿Con que eras tú? ¡Qué bueno! ¿Y quién es este chico tan guapo?

-Soy Darién ¿y tú?

-Lita

-Lita eres muy hermosa. ¿Sabes qué Serena? ¡Olvida eso que dije de que nunca había visto a una chica más hermosa que tú! ¡Lita es mucho más guapa!

-¡Oh gracias! –Dijo ruborizada la muchacha de cabello castaño-

-¡Lita! No le hagas caso a este

La rubia se levantó enojadísima, tomó su maleta y se llevó a su amiga de la mano. Darién se quedó a solas riendo.

-¡Creo que este viaje va a ser mejor de lo que esperaba! –Se dijo-

Serena conversaba con Amy y Lita mientras disfrutaban del paisaje campestre por el iba el tren.

-Ese chico es un tonto –Les dijo-

-¡Yo no lo vi así! –Lo defendió Lita-

-Es un atrevido y ya no hablemos más de ese tonto

Darién también había encontrado a sus amigos y les estaba conversando sobre Serena.

-Esa chica necesita un escarmiento, es toda una maleducada

-¿Pero es bonita?

-Sí, es bonita pero su carácter lo daña todo

Serena y sus amigas habían llegado a París y fueron a un restaurante muy lujoso donde se presentaba un grupo de teatro muy popular. Las tres estaban sumamente aburridas porque hasta ahora solo habían escuchado a una mujer muy gorda cantando ópera.

-Pensé que en este viaje conoceríamos chicos guapos –Dijo Lita-

-Yo también –Apoyó Mina-

-Chicas anímense, las tres podemos divertirnos solas no necesitamos a los hombres para eso, ya se nos ocurrirá algo

En ese momento entraban Darién y sus amigos quienes se dieron cuenta enseguida de quienes estaban en el lugar.

-¡Pero si es cabeza de chorlito! –Dijo Darién-

-¿Cabeza de chorlito? –Se extrañó Yaten-

-Serena, la chica de la que les hablé

-¡Ah! ¿Y esas deben ser sus amigas? La del cabello corto me gusta –Dijo Yaten-

-Y a mi la de cabello castaño –Continuó Andrew-

-No, no, no, si quieres quédate con Serena que yo pienso ligarme a Lita –Le dijo Darién-

-Bueno, Serena no está nada mal, podría decir que es hasta la más guapa

-Podría ser pero no me gustan las chicas maleducadas

Serena se encontró con la mirada de Darién y enseguida ocultó su cara detrás de la carta de alimentos.

-No miren –Les dijo a sus amigas- Pero allá están Darién y sus amigos

-Pues creo que tu advertencia está demás porque vienen para acá –dijo Amy-

-¡No puede ser! –Farfulló la rubia-

-¡Hola chicas! ¿Podemos sentarnos con ustedes? –Preguntó Yaten-

-Por mi no hay problema –Dijo Amy mientras Serena la quería matar con la mirada-

-¡Hola Serena! Me presentas a tu otra amiga, a Lita ya tuve el inmenso placer

-Ella es Amy, Amy él es Darién

-Mucho gusto Darién.

-Igualmente, bueno me toca a mí. Mis amigos, Yaten y Andrew

-¡Hola Serena! –Dijo Andrew-

-¡Hola!

Darién se sentó junto a Lita y la tomó de la mano mientras Serena se moría de la rabia, pensaba en como podía ser tan lechuguino y tratar de meterse con una de sus amigas.

-Tienes unas manos muy hermosas y delicadas, sabes que con estos dedos podrías muy bien ser una pianista famosa –Le dijo a Lita mientras miraba a Serena de reojo-

-¿De verdad lo crees?

-Por supuesto –Dijo dándole un beso en la mano-

-Pero no sé tocar el piano

-Darién Chiba podría enseñarte, si quieres

-¿Tocas el piano?

-Claro, mis manos se deslizan por las teclas

Serena se rió y se levantó de la mesa.

-¡Disculpen chicos! ¡Vuelvo enseguida! –Les dijo a todos-

Serena se fue hasta donde estaba el micrófono y dio un anuncio en voz alta, acababa de ocurrírsele una súper idea.

-¡Damas y caballeros! Tenemos el agradabilísimo placer de tener entre nosotros a un gran pianista, quien está dispuesto a complacernos con una maravillosa pieza

Darién y los demás la miraron sorprendidos, no entendían que estaba pasando.

-¡Un fuerte aplauso para el señor Darién Chiba! –Dijo señalando la mesa donde estaban los chicos-

Los reflectores alumbraron a Darién y todo el mundo aplaudió, Lita insistía en que fuera hacia el piano que estaba en el escenario preparado para los artistas. Serena sonreía maquiavélicamente mientras Darién parecía asustado.

-¡Démosle un aplauso más fuerte para animar al señor Chiba! –Dijo la rubia-

Darién se levantó de la mesa y fue al lado de Serena y le dijo algo por lo bajo.

-¿Qué pretendes con esto?

-Dijiste que tus manos se deslizan por las teclas –Refirió sarcásticamente la rubia-

-¡Serena! Esto no se va a quedar así, ya verás

La rubia no le hizo caso y se fue a parar a cierta distancia para presenciar el gran ridículo que haría Darién pues supuso que eso del piano era algo inventado para impresionar a su amiga Lita, con esto se libraría de él y lo haría quedar como a un farsante.

Darién se sentó frente al piano y empezó a aporrear las teclas del piano, el ruido que hacía era espantoso y sus amigos se abochornaron que no sabían donde meter la cabeza. Lita no podía creerlo y Darién miró la cara de satisfacción de la rubia. Terminó el concierto del horror y nadie aplaudió solo Serena quién estaba muy contenta por lo que acababa de hacer, le dio la espalda y fue a sentarse a la mesa, cuando de repente escuchó una bella melodía. Darién empezó a tocar una maravillosa pieza de Chopin. Ahora el que reía era el chico de ojos azules y Serena estaba sorprendida y molesta.

-¡Pensaste que mentía! –Dijo a sus adentros sin dejar de mirarla- El gusto te duró muy poco, el que ríe al último, ríe mejor

Lita estaba contenta, Amy disfrutó de la velada al igual que los demás, la única que se mostraba inconforme era Serena. Darién bailó casi toda la noche con Lita, Serena aceptó bailar con Andrew y Yaten pero no podía evitar la cara de enfado. Casi al finalizar la gala, Darién la invitó a bailar. Serena no pudo negarse, prácticamente la arrastró a la pista.

Bailaron tango y él la haló de aquí para allá, ella quiso soltarse pero él no la dejó, ahora el que gozaba era Darién.

Terminaron el baile y él la soltó y dejó caer al piso con fuerza, no la ayudó a levantarse y se fue dejándola avergonzada.

Al día siguiente mientras Serena paseaba por un parque con sus amigas, estas se pusieron a tararear aquel tango con el que la hizo caer Darién y ella se enojó muchísimo.

-¡Perdón es que esa música es algo pegajosa! –Dijo tímidamente Amy-

-¡Olvídense de ese Darién! –Dijo ofuscada-

-No creo que sea tan fácil, ahí viene –Mencionó Lita-

En dirección a ellas y de frente venían Darién y sus amigos.

-¿Por qué tenemos que encontrarnos con estos? –Masculló la rubia-

-¡Hola chicas! Darién quiere hacer algo –Dijo Yaten-

-Sí, yo quería disculparme con Serena

Serena miró al chico hasta ahora no lo había hecho y miró en su cara un sincero arrepentimiento.

-¡Serena! ¡Perdóname! No pude dormir anoche, me sentía muy mal, quise molestarte pero creo que se me pasó la mano, ¿aceptas mis disculpas?

-Sí, está bien, te perdono

-Gracias Serena, ahora quisiera entregarte esta rosa como muestra de mi arrepentimiento

Serena sonrió y tomó la rosa entre sus manos. Amy sacó su cámara y aprovechó para tomar una foto, la rosa la había comprado en una tienda de bromas así que activó el mecanismo y agua salió de ella mojando a la rubia en toda la cara.

Risas se escucharon tanto de Darién como de sus amigos y las amigas de Serena. El joven salió corriendo con sus aliados dejando a la rubia aun más enojada.

-¡Lo odio! –Dijo ella- ¿Y ustedes? ¿De que se ríen?

-¡Perdón! –Dijeron Lita y Amy-

Las chicas quedaron en tomar un tren para ir a una de las provincias de Francia pero Serena quería llevarse un recuerdo así que pocos minutos antes de que saliera el tren fue a comprar algo en una tienda de cachivaches. Darién también había ido a la misma tienda y estaba buscando una navaja, el vendedor le mostró algunas cuando apareció Serena.

-¡Por favor! ¿Cuánto cuesta ese llavero de la torre Eiffel? –Preguntó ella ignorando al chico de cabellos negros-

-¡Ey! Llegué primero –Advirtió Darién al vendedor- así que tiene que atenderme a mí antes

-Yo estoy de apuro así que dígame cuanto es que me voy enseguida

-Insisto cóbreme a mi primero, ella no tiene corona

-Señores no discutan más –Dijo el vendedor- Señorita déjeme cobrarle al joven y enseguida la atiendo

-Es que se me va el tren –Dijo ella asustada-

-Yo le pagaré bien, le conviene atenderme

-No esperaré más –Indicó la rubia- tenga

Serena tomó el llavero y le dejó un billete grande sobre la mesa, cuando la rubia llegó al andén el tren acababa de salir, Amy y Lita le gritaban desde la ventana que trate de tomar otro y las alcance en su lugar de destino.

Serena se quedó llorando cuando llegó Darién y se paró a su lado.

-No pensé que fuera tan tarde, ese tren era el mío

-Y el mío –Dijo ella lamentándose- y por tu culpa acabamos de perderlo

-Al menos estamos juntos, podemos hacernos compañía mientras esperamos el siguiente

-¡Ni loca viajo contigo!

-No te enojes, está bien haz lo que quieras

Ella se fue a la boletería a preguntar cuando salía el próximo tren y le informaron que no había hasta el día siguiente.

-¡No puede ser!

-¡Lo siento!

Serena salió y tropezó con Darién nuevamente.

-¡Coincidimos nuevamente! –Le dijo él- ¡Ven conmigo se me acaba de ocurrir una idea!

-Te dije que no pienso viajar contigo

-¡Vamos prefieres quedarte sola!

-Sí

-Eres una cabeza de chorlito

-¡Ya deja de molestarme! –Le dio la espalda-

Darién quiso detenerla y sin querer tiró de su vestido lo que hizo que se desgarrara en parte, Darién se quedó con un trozo de tela en la mano.

-¡Te dije que me dejaras en paz! –Gritó- ¡Mira lo que has hecho!

-¡Perdón Serena!

-¡Vete Darién! ¡Vete antes de que estalle!

-Pero…

-¡Lárgate! –Estalló-

Darién se fue y Serena se quedó haciendo berrinches, una hora más tarde la rubia estaba caminando por la carretera haciendo dedo a los carros por si alguien la quisiera llevar. Ningún auto se detuvo, solo el de la policía de emigración.

-¡Señorita! Su pasaporte por favor

-Es que no lo tengo señor oficial, perdí mi tren y mi equipaje estaba arriba, el pasaporte se fue en mi maleta y…

-Lo sentimos pero tendrá que acompañarnos

-Por favor necesito llegar a…

Los oficiales continuaron discutiendo con ella cuando Darién pasó en un automóvil y se fijó en la escena así que se estacionó adelante y fue al rescate de Serena.

-¡Serena! ¡Serena! –Gritó en voz alta- Al fin, amor te he estado buscando por todas partes. Gracias señores oficiales por haberla encontrado

-Ustedes son extranjeros, su identificación por favor

-Claro, soy Darién Chiba –Dijo mostrándole el pasaporte que llevaba en su bolsillo- y ella es mi esposa la señora Chiba –abrazó y beso a la rubia en la mejilla- perdimos el tren y parte de nuestro equipaje se fue ahí, ella se asustó y la perdí de vista pero gracias a Dios y ustedes la he localizado

-Muy bien, aclarado el asunto podemos dejarlos ir

-Gracias, oficial

La policía se fue y la rubia empujó al muchacho.

-No quieras pasarte de listo

-De verdad que eres malagradecida

-Y tú querías aprovecharte de la situación para abrazarme

-Ya sé como eres, mejor no sigo diciendo más nada, súbete al auto

-Ya te dije que contigo no voy para ningún lado

-Terca –Dijo mientras se subía al coche- sube ya que no tengo todo el día

Serena no quería subir al coche así que Darién se volvió a bajar y la cargó y metió en el auto mientras la chica forcejeaba con él y le gritaba.

-Niña malcriada –Le dijo él-

Darién también subió al auto y condujo mientras ella seguía molesta.

-¡Discúlpame! –Dijo en voz baja Serena-

-¿Perdón? ¿Dijiste algo?

-Que me disculpes –Dijo toda roja y Darién se sonrió-

-No hay problema, olvidemos todo ¿De acuerdo?

-Está bien –Respondió más tranquila-

-¿Vez que hablando se entiende la gente?

Unos minutos más tarde Serena y Darién tuvieron que seguir el camino a pie puesto que el auto de alquiler se había descompuesto.

-¿Y ahora que hacemos? –Preguntó ella-

-ya encontraremos algún lugar donde pasar la noche, no te preocupes

Darién habló con un hombre y finalmente logró alquilar una habitación.

-¡Solucionado! Tenemos donde pasar la noche –Dijo el hombre-

-¡Genial! ¿Dónde?

Era una habitación con una sola cama, Darién entró y tras él Serena. El chico se tiró sobre la cama.

-¡Estoy súper cansado!

-Yo también pero… ¿Dónde vas a dormir tú?

-En la cama por supuesto

-¿Y yo?

-no soy egoísta puedes dormir conmigo

-¡Qué! ¡Estás loco no dormiré en la misma cama contigo!

-De acuerdo entonces si prefieres duerme en el suelo

-¡Darién!

-Tengo derecho, yo pagué el cuarto

-Está bien, iré a buscar otro lugar donde dormir

Serena volvió a enojarse y se fue, encontró un granero y se sentó sobre un fajo de paja a tratar de encender una fogata porque hacía mucho frío. Cruzó los brazos tratando de evitar el frío pero era inútil, luego escuchó silbar afuera, era el mismo silbido que escuchó la primera vez que vio a Darién, se sonrió un segundo pero volvió a poner su cara de enojo. La puerta del granero se abrió y el hombre entró.

-¡Serena! ¡Qué lugar más acogedor! ¡La decoración es increíble! ¡Las cortinas combinan con lo sobrio de la habitación! Y ¡Mira! Desde la ventana puede apreciarse el encantador paisaje ¡Qué romántico! –Dijo en son de burla- ¡Así que preferiste este viejo granero que la buena habitación que teníamos!

-¿A qué viniste?

-Pensé que tendrías hambre así que fui a comprar algo –Dijo extendiéndole una caja que contenía una hamburguesa y un vaso de soda-

-¡No tengo hambre! –Dijo sin mirarlo-

-No sé ni para que me molesto tanto, debí suponer que esta sería tu actitud

Darién dejó a un lado la comida y se echó sobre otro fajo de paja y se puso a tocar una mandolina que había llevado en su mochila. Pasaron algunos minutos y Serena seguía sin probar bocado. Darién se volvió a levantar y dejó el instrumento.

-¡Perdóname! –Le dijo-

-¿Qué?

-Dije que lo siento, sé lo que te molesta y lo hice a propósito, perdón pero come algo por favor

-Está bien, pero espero que esta vez no me engañes

-¡Lo prometo!

Ella se puso a comer la hamburguesa mientras él la observaba con una sonrisa.

-¡Bueno! Después de todo no nos ha ido tan mal, tenemos donde pasar la noche y una fogata para calentarnos ¿Qué más podría pasar?

El techo se desplomó y entró nieve lo que hizo que el fuego se apagara y el frío empezara a molestarlos.

-¡Serena! Sin duda fue una buena elección ¿y ahora qué? ¡Ah ya sé!

Sacó de su mochila una botella de coñac y bebió un trago lo que hizo que la chica abriera los ojos escandalizada.

-¡¿No te da vergüenza beber delante de una dama?

-¡Pues esto Señorita! esto es lo que me mantendrá caliente y con vida y deberías beber un poco también

-¡No! Yo paso

-Bueno, entonces nos vemos mañana –Dijo echándose sobre la paja- si es que aun continuas con vida

Darién se cubrió la cara con un pañuelo y dejó a un lado la botella del licor. Serena estaba muerta de frío y miraba con anhelo aquella botella pero no quería dar su brazo a torcer.

Al día siguiente Darién se despertó al escuchar el canto de Serena, se había bebido casi la mitad de la botella y estaba borrachina.

-¡Serena! ¿Qué has hecho?

La rubia no paraba de reír y salió corriendo del granero, Darién tomó sus cosas y corrió detrás de ella.

-¡Vuelve Serena!

Serena corría como loca por la carretera y Darién temía que un auto fuera a arrollarla, pero afortunadamente no pasó, llegando a un pueblo la perdió de vista y la estuvo buscando por todos lados, la encontró en una heladería, había pedido como diez helados y se puso a regalarle a la gente, a Darién le tocó pagar la cuenta, después volvió a escapársele porque ella en medio de su borrachera quiso besarlo y él la soltó, luego la rubia se robó una funda de bocadillos en una panadería, el chico de cabellos negros tuvo que pagar nuevamente la cuenta, cuándo al fin la alcanzó estaban parados frente a una boutique donde ella se enamoró de un vestido rojo.

-¡Quiero! ¡Quiero!

-¡No! –Dijo el chico-

Serena tomó una piedra y la lanzó al cristal para sacar el vestido, Darién estaba sorprendido, no sabía que el alcohol pudiera causar ese efecto en la rubia, sacó su billetera, sabía que le tocaría pagar nuevamente.

La borrachera le duró mucho tiempo, Darién la siguió a todas partes y la noche los alcanzó en un gran complejo de piscinas, a la muchacha le dio por darse un chapuzón, el chico de ojos azules pensó en que esa sería la solución, un buen baño le quitaría el mareo y podría dejar de hacer locuras, él bebió un poco del coñac para calentarse pero en un descuido la rubia lo tiró al agua, el agua les hizo el efecto contrario, así que Darién mareado se la tuvo que llevar en brazos.

Al día siguiente Serena se despertó en aquella habitación que había alquilado Darién la primera vez y se sorprendió al ver la ropa de él tirada por todas partes. Darién entró con una charola en las manos, donde traía un suculento desayuno con una rosa en medio.

-¡Buen Día! –Dijo pícaramente- ¿Cómo amaneciste?

-¿Qué pasó ayer? –Preguntó asustada-

-¿Ayer?

-Sí, ayer

-¿No puedo creer que no lo recuerdes?

-¿Qué no recuerde qué?

-Ayer…

Darién hizo una pausa muy larga y ella estaba asustándose más así que insistió para que el hablara.

-¡Dime de una vez!

-Está bien –Dijo sentándose en la cama y mirándola a los ojos- ayer tú y yo estábamos algo mareados, que digo mareados, estábamos completamente ebrios, te bebiste la mitad de la botella de coñac y yo el resto

-¿qué más?

-Entonces tú te volviste muy cariñosa

Serena se puso pálida no podía creer lo que estaba escuchando él prosiguió hablando.

-Empezaste a besarme y yo aunque traté, tú…eras insistente

-¡Mentira! ¡Estás mintiendo como siempre! –Dijo a punto de llorar-

-¿Quieres que te pruebe que no es así? ¡Mira! –Dijo mostrándole varias marcas en su cuello- ¿Acaso no es el carmín de tu boca?

-¡No, no puede ser!

-Anoche fue la mejor noche de mi vida, eres tan dulce –Dijo ocultando la risa-

-¡Cállate!

-¡Serena! –Volvió a decir tratando de tomarla por los hombros-

-¡No me toques! –Dijo dándole algunos manotones-

La rubia empezó a llorar desesperada y Darién se dio cuenta que la broma se estaba pasando de la raya pero había querido darle un escarmiento por beber como lo hizo, finalmente no le gustó verla así y decidió contarle la verdad.

-¡Serena! ¡Serena! ¡Escúchame!

-¿Por qué? ¿Por qué lo permitiste?

-No fue así, escúchame, es mentira, es mentira

La muchacha empezó a tranquilizarse y lo miró a los ojos tratando de creerle.

-quería asustarte, bebiste mucho y quería darte un escarmiento eso es todo

-¿De veras?

-Sí, jamás me propasaría con una chica, no soy esa clase de hombres, es verdad que soy algo inquieto pero hasta allá no llego, te lo juro

Serena lo abrazó de emoción y él sintió algo extraño cuando la tuvo tan cerca ¿qué era eso nuevo que estaba sintiendo?

-¡Ya pasó! ¡Tranquila! –Dijo acariciando sus cabellos-

Serena se relajó y al darse cuenta de lo que acababa de hacer lo soltó enseguida.

-Te dejo para que te cambies de ropa, a menos que quieras que te la cambie yo

-¡Estás loco!

La rubia le tiró una almohada y él se rió y salió de la habitación. Una hora más tarde ellos estaban en una de las estaciones.

-¡Mira! ¡He conseguido los boletos! –Dijo Darién- pero tenemos que tomar un carro hasta la otra estación, en veinte minutos nos vamos

-¡Qué bien!

-Bueno, antes de irnos, tomate este cafecito, está bien caliente, cuidado te quemas –Dijo pasándole un vaso-

-Gracias Darién

-¡Hum! Este viaje ha sido algo distinto a lo que planeaba pero no me quejo, me he divertido mucho

-Sí a mis costillas claro

-Sí, a tus costillas –rió- pero dime ¿qué piensas hacer cuando vuelvas a Londres?

-Preparar todo para el viaje

-¿Otro viaje?

-Regreso a Japón, voy a casarme

La noticia le cayó como un aguacero a Darién, nunca imaginó que la rubia tuviera novio o que fuera a casarse pero no dejó que esto le molestara.

-¡Felicidades! ¿Y el novio?

-En Japón

-Debe extrañarte mucho

-No lo creo, no nos conocemos

-¿Qué? –Preguntó sorprendido Darién-

-Es decir, no lo veo desde que éramos niños. Nuestros padres arreglaron el compromiso

-¿Y eres feliz con eso?

-Tampoco es que esté triste

-¿Cómo puedes casarte con alguien a quien no conoces?

-Es una promesa que le hice a mi padre y no quisiera romperle el corazón. Siempre estuve buscando a alguien especial pero tal vez Seiya sea ese alguien

-¿Y que hubieras hecho si te enamorabas de alguien más? Por ejemplo ¿Qué hubieras hecho si tú y yo nos enamorábamos?

Ella se sorprendió con la pregunta pero justo en ese momento llegaba el camión que iba para la otra estación y ella vio la oportunidad para evitar contestarle.

-¡Mira! ¡El camión! Vamos rápido

Ambos se subieron al camión y en menos de media hora estaban en la otra estación pero el siguiente Express salía en 20 minutos más. Serena vio una iglesia y le pareció muy bonita.

-¡Darién! ¡Mira esa iglesia! ¡Es linda!

-Sí es linda

-¡Vamos a verla!

-Mejor no

-No seas así, solo un ratito

-Está bien

Entraron a la iglesia y Darién hacía mucho ruido por lo que la chica le hizo ver que eso sería irrespetuoso.

-¡Muy bien! ¡En silencio entonces! –Dijo bajito él-

Darién miró a su alrededor y después se sonrió al ver a Serena orando frente al altar. Cuando ella terminó y ya se iban Darién le pidió de favor que le llevara su mochila y lo esperara en el tren.

-Está bien, no tardes

Darién regresó y le pidió a Dios que le concediera a Serena lo que había pedido, después fue a darle alcance a Serena.

-¡Ya vine!

-¿Qué te quedaste haciendo?

-Tuve que ir al baño

En unas cuantas horas más ya se habían reunido con sus amigos y estaban los seis sentados en una mesa intercambiando recuerdos y mirando las fotografías. Darién encontró una foto de ellos dos con la rosa segundos antes de la broma y se la guardó sin que se dieran cuenta.

Mas tarde Darién bajó de uno de los trenes en los que viajaban y se puso a tocar la mandolina, Serena escuchó la música y bajó a buscar al hombre que tocaba.

-¡Darién! ¿Qué haces aquí todavía?

-¡Serena!

-¿Quieres perder este tren también?

-No me importaría perderlo si es contigo

Serena se puso algo nerviosa y aún no sabía porque, ¿acaso estaba insinuándole algo?

-¡Serena! Este viaje me hizo comprender algo. La verdad es que me he enamorado. ¡Te amo Serena!

Serena se puso más pálida que un papel y él cambio su expresión de seriedad por una de burla y empezó a reírse a carcajadas.

-¡Darién!

-Debiste ver tu cara, te lo creíste

-No vuelvas a hacer esa clase de bromas y ya sube al tren o te dejamos

-ya voy –Dijo y al ver que volteaba puso cara de resignación-

Después del largo recorrido por Europa regresaron a Londres y en la estación todos se despidieron, quedaron solos Serena y Darién.

-Bueno, creo que llegó la hora de despedirnos también –Dijo él-

-Sí –Dijo ella con algo de pena- ¿Amigos?

-Amigos

-Gracias Darién, y perdona por haberme portado como una niña a veces

-Yo tampoco me porté muy bien que digamos

-Entonces ¿Amigos?

-sí, Amigos –Le dio la mano-

-¡Adiós!

-Un momento

-¿qué pasa?

-tu llavero –Dijo él sacándolo de la mochila- lo dejaste olvidado en el asiento

-gracias

-Ahora sí, ¡Adiós!

-Espera

-¿Sí?

-No me has dado tu número, para llamarte, ya sabes, para invitarte a mi boda

-No, Serena, yo no iría, jamás iría a tu boda

Darién tomó su mochila y se fue dejándola sola y pensativa.

Serena caminó un gran trecho pero no podía apartar de sus pensamientos al joven que dejó atrás y creía verlo en todas partes, su sonrisa no se borraba de su mente y entonces comprendió porque él le había hecho esa pregunta que no quiso contestar y porque le dijo que no iría a la boda. ¿Era posible que él se hubiera enamorado? Ella sintió que su corazón le gritaba que Darién era ese chico especial que ella siempre esperó, pero ahora era tarde, ella debía casarse con otro.

Darién consiguió un auto y mientras viajaba recordaba a Serena, a él también le pareció verla en cada lugar en el que paraba y sabía lo que estaba sintiendo pero no podía controlarlo, ella pronto se casaría con otro y esa historia terminaría ahí.

Serena llegó a su casa y abrazó a su familia, estaba feliz de volver con los suyos pero a la vez triste por tener que decirle adiós a Darién.

Antes de ir a dormir Luna se sentó con ella en la sala y empezó a preguntarle como le había ido en el viaje.

-¡Bien mamá! Conocí muchos lugares y me divertí también

-¿Y por qué esa tristeza en tus ojos?

-¿De que hablas mamá? Estoy cansada eso es todo

-No es solo cansancio físico, hay algo más que no quieres decirme, te conozco bien Serena, por algo soy tu madre

-Es cierto

-Dime ¿Qué tienes? ¿Es por el compromiso?

-Sí mamá es por eso. Es que… conocí a alguien

-¿Al chico ideal?

-Sí

-¡Hija!

-Me he enamorado mamá y ahora sé que él también me quiere aunque no me lo dijo directamente.

-¡Serena! Mi niña ¿Qué puedo decirte?

-No quiero casarme con Seiya porque amo a este joven que conocí en Europa

-¡Serena! ¿Qué quieres decir con eso? Me has mentido –Dijo gritando su padre, quien había escuchado la confesión-

-¡Papá!

Artemis fue y le dio una bofetada a Serena y le gritó que no iba a tolerar ese enamoramiento.

-Mañana mismo nos regresamos a Japón para que te cases con Seiya, no vas a seguir viendo a ese muchacho

-Pero papá…

-Ni una sola palabra más

-Escúchame, no es lo que tú piensas

-Escuché claramente, has abusado de la confianza que te dí y encima me mentiste, mañana mismo subiremos al avión directo a Japón, acompáñame Luna, tenemos muchas cosas que arreglar

Artemis se llevó a Luna del brazo casi a la fuerza y Serena se quedó sola, llorando en medio de la sala, desconsolada.

Darién estaba sentado junto a la alberca tocando su mandolina y mirando hacia el cielo estrellado, su padre al notarlo pensativo quiso saber que le había ocurrido durante el viaje.

-¡Darién!

-¡Hola Papá! –Dijo dejando a un lado el instrumento-

-No has sido el mismo desde que regresaste ¿te ocurre algo?

-Sí papá, creo que estoy enamorado

-¿Crees o estás? Ya otras veces has dicho lo mismo pero nunca te había visto como hoy

-Ella es un poco enojona y a veces infantil pero…

-¿Pero?

-Pero es la única que me ha sacado de quicio, es una desquiciada aún así yo nunca había sentido esto por nadie, siento una enorme tristeza

-¿Ella no te corresponde?

Darién sonrió y le respondió a su padre que era posible que ella sintiera algo por él.

-¿Y qué te detiene? –Preguntó su padre-

-Está comprometida con otro

-No me digas

-Se va a casar con alguien a quien no conoce, a quien no ama, solo por complacer a su padre. Pronto se irá a Japón y…

-¡Rescátala!

-¿Cómo?

-Ve a su casa y pide su mano, cuándo su padre sepa quién eres, que perteneces a una de las familias más ricas de Londres, que tienes raíces japonesas y sobre todo que amas a su hija y que ella te ama a ti no creo que se niegue

-¿En verdad lo crees?

-Claro, si es un padre que ama a su hija buscará su felicidad

-Tienes razón, mañana mismo iré a su casa y hablaré con su padre

-Así se habla

A Darién le tomó algo de tiempo dar con la dirección de Serena, llamó a sus amigos para preguntarles por las otras chicas, Amy finalmente le dio este dato.

Cuando llegó a casa de la rubia una vecina le informó que habían salido muy temprano al aeropuerto ya que la mayor iba a casarse en Japón. El chico de cabellos negros y mirada azul se puso algo triste pero luego vio en la puerta algo que colgaba y brillaba con el sol, era el llavero que Serena compró en París. Él lo tomó entre sus manos.

-Esto no ha terminado aún, Serena espérame porque iré a rescatarte