Capítulo I: un doloroso rompimiento

- Creo que deberíamos cancelar la boda, Matt lo siento, pero creo que es lo mejor- Sora Takenouchi hizo un brusco gesto de asentimiento.

Que lastima que se lo estuviera diciendo para si dentro de un ascensor vacio en vez de a la cara del que muy pronto se convertiría en su ex prometido. Pensaba decírselo esa misma noche,, cenando. Había elegido un restaurante intimo y tranquilo en el que podrían hablar y en el que no era probable que se pusiera a protestar. El truco era hacerlo en un lugar público.

Entretanto pasaría por el departamento de Matt en Tokio para recoger sus cosas y evitar así que tener que hacerlo después de haber cortado con él, o que pudiera echarse para atrás en su decisión, puesto que en cuanto Mat viera que sus cosas habían desaparecido le haría preguntas, y Matt siempre se percataba de las cosas.

Sacudió al cabeza por un momento y se aparto de los ojos un mechón de su pelo naranja, tenía 24 años por el amor de dios. Tenía una vida, su propio apartamento, estaba apunto de terminar la Universidad. Si se estaba replanteando su inminente boda era por algo, era bastante mayor para saber lo que quería.

Sora avanzó por el pasillo hasta la puerta del lujoso piso de Matt y busco un su bolso las llaves, era cierto que se encapricho con él a los 14 años, cuando ambos vivían en Odaiba, el tenia su banda de música mientras que ella practicaba en el equipo de tenis del instituto, pero en cualquier caso el encaprichamiento no podía construir una base suficiente sobre la cual construir un matrimonio, Había empezado a tener la sensación de que las cosas no hiban bien entre ellos, no sabría decir que era exactamente; se trataba más bien de un pensamiento que le decía mas bien que si continuaba con la boda se arrepentirían. Sora metió la llave ala cerradura deslizándola con suavidad cuando en ese momento escucho un ruido.

Sora no lo dudo ni un instante y trato de entrar las antes posible a departamento esperando que nada malo haya sucedido, el corazón empezó a latirle con fuerza, será que algo le habrá pasado a Matt y el estuviera herido, rápidamente abrió la puerta y entró al departamento, pero justo cuando estaba abriendo la boca para pronunciar su nombre el sonido se repitió mas fuerte haciendo que Sora se parara en seco, no era un grito de dolor más bien eran jadeos de placer, y lo emitían dos personas, la conmoción la había dejado paralizada.

- Así cariño, así, así, justo ahí- exclamaba una mujer al ritmo de los golpes

- ¿Qué demonios esta pasando aquí? – se preguntaba la pelirroja mientras se acercaba poco a poco a la habitación del rubio

Sora avanzo despacio tratando de no hacer ruido alguno. Aunque eso poco importaba ya que no era probable que ellos escucharan, estaban inmersos el uno con el otro cuando al fin llego a la puerta de la habitación donde vio lo que mas temía, allí, de pie junto a la cama con el tobillo de una mujer presionándole el cuello se encontraba Matt, el parecía estar llegando al clímax con aquellos sonidos que ella nunca había oído…entonces él la vio de pie junto a la puerta.

- ¡SORA! – exclamo el rubio para después soltar a su pareja y dirigirse a ella

Con la cara roja de vergüenza y con el martilleo de la sangre en los oídos Sora salio de espaldas de la habitación , lo único que deseaba era salir de ahí lo antes posible, con movimientos frenéticos se llevo los dedos de la mano derecha a la izquierda con la intención de sacarse el anillo de compromiso que de pronto parecía arder.

- Sora, espera por favor- dijo el rubio el cual estaba cubierto por una bata

- ¿Qué?, ¿a qué termines?

- No es lo que crees, puedo explicártelo

- ¿Qué puedes explicármelo?- Sora giro para mirarlo- ¿explicarme que?, ¿este es tu proyecto tan especial en el que has estado ocupado últimamente?

- Por favor Sora no lo hagas, sabes que te quiero- argumento el rubio pero ella no quería escucharlo

- Ya lo veo Matt – replicó ella con amargura mirando sobre el hombro de Matt a la mujer que estaba parada sobre el umbral de la habitación envuelta en la bata de seda que Matt le había regalado pero ella trataba de hacer parecer que no le molestaba

- Escucha amor, he cometido un error – decía matt cuando ella lo interrumpe

- No, la que a cometido el error soy yo- dijo ella, era como si por sus venas corriera acido que poco a poco hiba carcomiendo todo su ser cuando el anillo por fin salio de su dedo y Sora lo dejo con un golpe sobre la consola que estaba cerca de la entrada del departamento- me sentía mal por venir a hacer esto esta noche pero me has ahorrado el sufrimiento

- ¿estás rompiendo conmigo?- decía el rubio mientras la miraba con incredulidad- se supone que nos casamos en un mes

- No Yamato Ishida, no vamos a casarnos

- Sora no seas así- insistió el tendiéndole la mano

- No me toques

- Piénsalo Sora, te arrepentirás si sales de aquí

- Ya estor arrepentida Matt, casarme contigo habría sido agravar la situación

Mareada como si estuviera dentro de un sueño o más bien una pesadilla, se giro y se dirigió hacia la puerta, no sentía los pies sobre el suelo, tenía un incomodó pitido en los oídos que no ceso ni cuando hiba dentro del elevador ni cuando salio a aquél gris y frio día de Diciembre.

Apenas era de mañana y la vida seguía igual en aquellas calles de Tokio, Sora hiba caminando pero no de regreso a la Universidad si no directo a su departamento, su santuario, cierto que ella ya tenía la intención de cortar con el pero eso no suavizaba el golpe de la traición, el dolor y la humillación de saber que él había estado engañándola, Sora sintió una picazón en los parpados y suspiro hondo, no se hiba a poner a llorar en media calle, tenía que llegar a su casa, allí estaría a salvo, aunque ella lo que realmente quería es que él estuviera allí con ella, aquel chico que siempre la consolaba y la apoyaba cuando más lo necesitaba, desgraciadamente ese chico se marcho sin decir siquiera un adiós, solo se fue sin dar ninguna explicación, Sora sufrió realmente por su marcha, más que por la situación que estaba lidiando en ese momento, unos minutos después ella por fin llego a su departamento, ella solo aventó su chaqueta y se tiro a su cama a llorar todo lo que podía