Este es el primer capítulo de una serie, por tanto será la introducción del personaje a la historia. ¡Paciencia! ¡Espero que os guste!
(Y/N): your name, tu nombre
(Y/S): your surname, tu apellido
Capítulo 1
Gemma Watson
Gemma Watson, Gemma Watson, Gemma Watson… Repetías ese nombre para ti misma, tu nombre. Bueno, al menos todos te conocían así desde que te trasladaste a USA. Tu nombre real, (Y/N), permanece junto a los pocos que lo conocen, en España principalmente. La historia de la razón por la que te lo cambiaste es complicada. Para ser sincera contigo misma, hay pocas cosas en tu vida que no sean complicadas.
(Y/N) (Y/S) vivía en España junto a su familia, en la playa. Cuando terminó el instituto obtuvo una plaza en una universidad de Londres para estudiar lo que siempre había deseado, Medicina. Aún puedes recordar lo feliz que fue tu antiguo yo allí. Fue solo un año, pero te fue muy bien. Aunque las cosas buenas no duran para siempre.
Era una noche despejada, todo lo despejado que puede estar el cielo londinense. Volvías de estudiar de la biblioteca, los exámenes finales estaban cerca y no los llevabas también como cabría esperar. Te pasaste por la única cafetería del campus que estaba abierta a esas horas. Vacía. Había un par de estudiantes con sus ordenadores y mesas más lejanas. Te sentaste con tu café y sacaste los apuntes, la ansiedad podía contigo. De repente alguien se sentó contigo en la mesa. No le viste al entrar. Pero eso no era lo que te molestaba, había algo en él. No sabías qué, era una sensación. Te había pasado alguna vez antes pero nunca lo habías hecho caso.
-Un poco tarde para estudiar, ¿no crees?- Preguntó el hombre misterioso.
-Ya…bueno, es que llevo un poco mal el examen. Si por "un poco" entiendes "muchísimo" jajajajajaja
-¿Una asignatura que se te resiste?
-Y tanto. Además, si no la apruebo puede que pierda la beca. De ahí que esté estudiando mientras me meto café en vena.
-Yo podría hacer que sacaras la nota más alta de todo el curso, de hecho podría hacer que toda tu carrera fuera un éxito detrás de otro éxito.
-Claaaaro…Y yo soy la Reina de Inglaterra.
-Sólo necesitaría una cosa a cambio.
El tipo no parecía borracho, aunque las cosas que decía no tenían ningún sentido. Le seguiste e¡l juego, no te venía mal un poco de distracción.
-¿Y qué necesitarías?
-Tú alma.- Lo dijo totalmente serio. Tú nunca fuiste muy creyente, pero creías en el alma humana. Tu intuición te estaba gritando "aléjate".
-Ya, bueno, no es muy buen trato. Creo que me iré ya a casa, me espera mi familia.-Le mentiste, porque era mejor que pensara que tenías a alguien que te echaría en falta rápidamente si te secuestraban.
Una semana después, un agente de policía te estaba buscando para hacerte un par de preguntas. Estabas inquieta. No sabías que quería de ti. Cuando le viste, te diste cuenta de que no parecía un policía para nada, pero tenía su identificación, por lo que accediste a responder a sus preguntas.
-En la cafetería que hay cerca de la biblioteca dicen que estuviste hablando hace unas noches con un tío. Alto, delgado, pelo rubio…
-Ah. Sí…un tipo raro.-Sin querer pusiste una mueca de asco.
-¿Qué te dijo exactamente?
-Que me podía ayudar con mi carrera si le daba algo… Mi alma. Después me fui. –El agente se estaba levantando para irse- El tipo me dio una sensación…Da igual, no me va a creer.
- Prueba. He visto muchas cosas.
-Había algo no humano en él. Malvado. Quizá su mirada, quizá era algo que emanaba de él…No lo sé. Pero en cuanto pude me fui.
Estuviste un tiempo hablando con el supuesto agente, ya que confesó que no era policía, era algo conocido como "cazador". Cuando te dijo que se dedicaba a cazar seres sobrenaturales, no te inmutaste, nunca has tenido una visión antropocentrista del mundo. No negabas que hubiera algo más a parte del ser humano. Lo que no te esperabas es que esos "monstruos" parecieran tan humanos.
El cazador te dio mucha información sobre todo ese mundo. Después dijo que quería que le acompañaras a conocer a alguien. Fuisteis a las afueras, y entrasteis en una fábrica. Allí había dos personas. Una estaba atada a una silla. La otra vigilaba al prisionero. El cazador se dirigió a esta última.
-Ey Robbie, esta es (Y/N). Es nueva en esto. (Y/N), dime, ¿sientes algo? Como cuando estabas con el demonio.
Te detuviste a pocos metros de la silla. Miraste a la persona que estaba atada. Estaba muy magullada, golpeada y sucia. Pero no sentiste nada. No sentiste nada respecto a esa persona, pero sí que notaste algo raro en el tal Robbie.
-Tú no eres humano.- Dijiste con desconfianza.
-No sé tío, creo que tiene un don o algo. Oye (Y/N), ¿nos das un minuto?
Después de un rato, se acercaron y te propusieron algo totalmente inesperado:
-Podrías venir con nosotros, a cazar seres. Nos sería de mucha ayuda tu don.
-No sé qué decir. Yo no tengo ningún don, es una sensación que a veces tengo.
-Conmigo has acertado, y con ese también.- Dijo Robbie arreando una patada al atado.
- Dejad que me lo piense.
El cazador estuvo rondando la universidad, durante semanas, pero tú le evitabas. No querías ser cazadora o lo que esos tipos fueran. Querías terminar la carrera y ayudar a la gente. La sensación que tuviste cuando estuviste en la fábrica fue mucho más intensa que con el demonio. No tenías ni idea de qué era ese Robbie, ni querías saberlo. Por muchos monstruos que cacen, no quita para que esos dos fueran monstruos también.
Una noche, dando un paseo, notaste que te agarraban por detrás y te giraban con fuerza. Era Robbie. No quería una respuesta, quería que te unieras a ellos y haría lo que fuera. Te puso contra la pared y te agarró del cuello. Notabas como el aire no podía entrar ni tampoco salir. Necesitabas respirar. Necesitabas que te soltara. Cogiste del bolsillo de tu camisa el bolígrafo de plata que te regaló tu padre y se lo clavaste en el cuello con fuerza. No debía haber muerto, pero lo hizo. Agonizó y chilló. Parecía que le estuviera quemando. Sacaste el boli, comprobaste que no hubiera cámaras ni pruebas de que habías estado allí y te fuiste a casa a hacer la maleta, al día siguiente volvías a casa por navidad.
Eras consciente de que corrías peligro si volvías a Londres, no sabías de qué más eran capaces esos cazadores. Pediste un intercambio a una universidad en USA, junto a una petición para cambiarte el nombre. A partir de ese día dejabas de ser (Y/N) (Y/S) y empezaba tu nueva vida como Gemma Watson.
