La luz de la luna brillaba a través de la ventana, iluminando la habitación oscura. Las migas de galletas se extendían por el suelo y dos tazas de leche caliente se encontraban sobre el escritorio.
— No te confieses —Dijo Marinette al oír como Chat Noir planeaba decirle como se sentía a Ladybug, es decir a ella misma, aunque el felino no lo sepa.
— Es muy amable por preocuparte, My Princess —Mirando por la ventana— Pero ya estoy preparado para obtener un corazón roto.
— ¿Ya lo das por hecho? —Preguntó impresionada.
— Bueno... fue un gran indicio, el de no aceptar mis rosas ni ninguna salida a mis citas —Sonrió— ¿O crees que está muerta por mí y lo oculta muy bien?
— Vas a salir lastimado...
"Te voy a lastimar" Expreso Marinette con su mirada.
— Algún día tenía que pasar... —Mirándola— Y esto me dará la valentía y la posibilidad de ir por un nuevo amor...
Al decir aquello, no apartó sus ojos de Marinette, esa chica que comenzó a compartir no solo comida sino su hogar. La muchacha que le dio un lugar al que quería estar. Esa misma que hacia latir su corazón, justo como lo hacía su Lady. La que le hacía querer quedarse con ella toda la noche. Solo charlando o mirarla dormir.
— Me gusta alguien más —Sintió la necesidad de decir, esperando su reacción.
Ella se sobresaltó, sintiendo una punzada en su pecho para su extrañeza.
— ¿Quién? —Preguntó— ¿La conozco?
— Si, es amable, linda y huele muy rico —Describió. Al no darse cuenta la aludida. Añadió mirándola fijamente a los ojos— Tú, Marinette.
Un sonrojo se extendió por todo su cuerpo.
— ¿Yo, dijiste? —Con ligero desconcierto— Estás... ¿No estás bromeando? Pero... pero L-Ladybug...
— Me gusta, pero tú me haces sentir de la misma manera, no. No es la misma, es mejor.
Marinette no sabía que decir, estaba en una encrucijada. Chat Noir se había enamorado de sus dos identidades, heroína, civil. Había visto más allá de su máscara. Se había enamorado de su parte torpe, tímida. En ese momento quería decirte también; que también le gustaba. Su corazón que palpitaba con ritmos desquiciados, lo ansiaban. Quería corresponderle, quería. Sin embargo en el fondo de su mente, se encontraba Adrien. No quería olvidar o ignorar lo que sentía por él.
Ella negó con la cabeza con profundo dolor.
— T-tu... —Empezó— Tu sabes que me gusta Adrien, y-yo no puedo...
— Lo sé —Simplemente contesto, con una extraña tranquilidad— Y está bien, no te preocupes.
De forma calmada como si no le importara, aun así, no pudo traspasarla a ella.
— No, no está bien —Negando con todas sus extremidades— Me gusta él de la misma manera como tú me estas empezando a gustar.
Admitió colorada hasta las orejas. Ocasionando que el pobre Chat Noir este ruborizado también y a punto de darle una taquicardia.
— Lo siento... —Se disculpó sin saber bien que decir— A pesar de eso, no puedo corresponderte... —Repuso con mucho dolor en su corazón.
Chat Noir sin deprimirse. Llevó su mano enguantada a la mejilla de ella y la acunó.
— Esta bien, My Princess —Espetó mirándola a los ojos con completa seguridad— Todo estará bien.
La muchacha negó con la cabeza, suavemente mientras el gatito iba acercando su rostro al de ella. Hasta que sus narices comenzaron a rozarse.
— Está bien —Susurró a centímetros de sus labios— Plagg, destransformame —Musitó antes de cerrar sus ojos y unir los labios con los de ella.
En el proceso, se encargó de saborear sus dulces labios de forma lenta, sin apuro, solo quería besarla de la manera más romántica posible, intentando que ella le corresponda. Al notar que no lo hacía. Se separó y repitió: "Todo estará bien"
Al abrir sus ojos vio que ella tenía enormemente sus ojos abiertos como mirando un punto fijo.
¿Todo estará bien?
Al parecer no. Al menos hasta que Marinette reaccione.
