¡Hola! Aquí con una nueva historia… dentro de ella no solo habrá personajes de Bleach. Lean el capi… ¡Ah, es un sorpresa! Como siempre es un Hitsuhina, pero también Ichiruki y GinRan. Es un universo alternativo, espero se copen con la historia.

Bleach no me pertenece.

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Ciudad de Pobres Corazones

Capitulo I: Nuestros sentimientos

—Muy buenos días, señorita Kuchiki.

Ella asintió con una leve sonrisa, la mayor compañía de tecnología y avanzada de Tokio, Soul Society, era imponente sin importar cuantas veces en su vida había estado allí. Kuchiki Rukia, sacó sus grandes gafas de sol y se acerco a la recepción donde una joven de cabello negro recogido, ojos azules y anteojos de lectura la recibió.

—Oh, Nanao-san. Ya te dije que dejes de llamarme así. Solo dime Rukia —le sonrió amablemente—. Por cierto, ¿Ya llegaron Momo y Rangiku?

—No, señorita Rukia. Ellas aun no han llegado.

—Dios mío —suspiró al aire y se volvió a poner sus anteojos—. Se supone que deben llegar antes que sus jefes. Al parecer, es la misma historia de siempre. ¿Y nii-sama?

—En su oficina.

Rukia asintió levemente de cabeza y dirigió sus pasos hacia el ascensor para ir hacia el último piso de la compañía en donde se encontraba la oficina de uno de los accionistas mas poderosos de Soul Society, su hermano mayor, Byakuya Kuchiki. Al llegar al piso correspondiente, fue a la presencia de su hermano.

—Buenos días, nii-sama —dijo con respeto abriendo la puerta de la oficina.

Al hacerlo se encontró con su hermano sentado como siempre en el gran escritorio y también allí se encontraba Ichigo Kurosaki. Muchacho alto, de cabello naranja revoltoso, y unos lindos ojos color café, según ella, los más lindos que alguna vez habían visto en algún hombre jamás. Ichigo Kurosaki, otro de los accionistas de la empresa; era el dueño de su corazón, el hombre de su vida. Y era casi perfecto porque…

—Hey, enana —sonrió burlonamente Ichigo—. ¿Qué haces tan temprano por aquí?

—I-Ichigo —se le colorearon las mejillas y gracias al cielo llevaba los lentes de sol puestos y podía disimular su vergüenza—. Yo venia a… a saludar a nii-sama.

—Rukia, sabes que puedes venir cuando quieras. Pero hoy tenemos una junta muy importante no podré estar contigo mucho tiempo. Igual ya conoces la empresa, puedes manejarte sola.

Byakuya, hombre de tes blanca, ojos grises y cabello negro, largo hasta sus hombros se dirigió a su hermana con una mirada seria, siempre era seria y neutra. Muchos se preguntaban si ese hombre tenía reacción alguna frente a situaciones extremas.

—Por cierto, Rukia. Ya que estas aquí —Ichigo se paró de su asiento y fue hasta estar frente a ella—. Si tú fueras mujer…

Rukia cerró los puños enojada.

—¡Como que si yo fuera mujer! —le gritó con brusquedad, asustándolo—. ¡Yo soy una mujer, idiota!

—Ah, ah, ah… ¡Sí! Perdona es que no me exprese bien. Lo que quise decir es que si tú fueras una mujer casada y cumplieras un año de matrimonio, ¿qué te gustaría que tu esposo hiciese por ti?

A la joven se le pusieron brillosos los ojos, sabía muy bien a que se estaba refiriendo Ichigo. Volvió a agradecer que tuviese puesto sus anteojos negros de sol.

—Es que Senna y yo mañana cumplimos un año de casados y la verdad es que no se me ocurre nada que hacer o regalarle.

Sí, Ichigo era un hombre casado. Por eso él era casi perfecto. La joven no dijo nada, es mas, dirigió sus pasos hacia la puerta y expresó en tono neutro que no dejaba vislumbrar ningún sentimiento alguno.

—No lo sé. Soy una mujer soltera no me puedo poner en la piel de una casada, pero si se algo y es que si tú fueras mi esposo, yo de ti… no esperaría nada. Eres un bruto, idiota por convicción.

Ella salió de aquella oficina de inmediato, tenía muchas ganas de romper a llorar y largarse a gritar como una loca para desahogar todo su sufrimiento. Lo necesitaba, pero nuevamente se reprimió, su orgullo no se le permitiría.

—Rukia-san.

—Ukitake-dono.

—¿Cómo estas pequeña? —el hombre de cabello largo blanquecino y ojos marrones le sonrió amablemente—.¿Qué te trae por aquí?

—Oh, yo… —se aflojo la garganta para hablar correctamente—. Vine a ver a Rangiku y Momo.

—Ya veo, ellas aun no han llegado.

—Sí, ya me lo puedo imaginar —sonrió con tristeza al recordar a sus dos amigas—. Ya sé por la que deben estar pasando.

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—¡Jefe! ¡Jefe, despierte! —golpeteaba la puerta de aquel departamento, una y otra vez, una y otra vez—. ¡Gin, despierta! Gin, es tarde. Hoy tiene junta ¡Jefe!

La puerta se abrió con algo de torpeza y del otro lado atendió un hombre del que básicamente se podía decir que tenia la cara de un zorro, cabello grisáceo, piel blanca y cuerpo casi esquelético. El mismo atendió a su secretaria bostezando como si nunca hubiera dormido en la vida y… desnudo.

—Ran-chan ¿Por qué haces tanto lío?

—Gin —susurró y lo miro de arriba abajo viendo su desnudez y poniéndose colorada.

—Oh, vamos ¿Acaso me dirás que nunca has visto a un hombre desnudo?

—¡Puf! ¡Boberas! —se cruzo de brazos y corrió su cara—. Por supuesto que si. Más de una vez he visto a Hisagui-san y Kira-kun desnudos —Gin arqueo una ceja—. ¡Pero no es el caso!

Ella se adentro al departamento y comenzó a empujar a su jefe hacia adentro.

—Son las nueve de la mañana y tiene junta directiva ¡Vaya, báñese, cámbiese y apúrese! Que llegara tarde. Y… ¿Por qué esta desnudo? ¿Acaso usted no tiene pijama?

Él se encogió de hombros.

Y al llegar al comedor del departamento, Rangiku Matsumoto lo entendió perfectamente. Pues, en aquella sala había por lo menos cinco mujeres desnudas durmiendo en el sofá o en el piso. Gin Ichimaru, su jefe, era un mujeriego empedernido.

¡Y que estupida se sentía! Ella resignando sus noches de juerga y bebida en el bar para cumplirle en el trabajo como corresponde a él y ver esto.

Rangiku, era una mujer de una figura esbelta, delantera prominente, cabellera larga, sedosa y rubia pasando a naranja, con unos importantes ojos celestes. Era el deleite de cualquier hombre que pasara a su lado, pero le era completamente indiferente a su jefe. Porque Gin Ichimaru era el hombre que la había enamorado con su sola presencia, pero al parecer ella no había causado el mismo efecto en él.

—¿Sucede algo, Ran-chan?

—N-No. Usted vaya a bañarse que yo me ocupo de que estas chicas vuelvan a sus casas.

Gin no dijo nada y se adentro al baño. Y por su parte ella, comenzó a despertar a cada una de esas jovencitas que se fueron vistiendo, mientras Matsumoto les hacia el amable favor de llamarles un taxi.

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—¡Ah! ¡Me quede dormida!

Una muchachita de cabello castaño, ojos marrones y grandes, de estatura pequeña y delgada, brinco de un salto de la cama y gracias a dios que no sabia volar porque sino hubiera llegado hasta el techo y su cabeza hubiera sufrido las consecuencias.

Momo Hinamori siempre tenia esa bendita costumbre… quedarse dormida. Se lanzo de su cama y fue directo hacia el baño, mientras que se cepillaba los dientes, en movimientos inhumanos se ponía una camisa blanca y un pantalón ajustado color negro. Salio del sanitario poniéndose sus zapatos, mientras caminaba a la vez, agarró su listón y como pudo se hizo su habitual rodete en el cabello. A las corridas cogio su cartera de mano y los papeles que estaban arriba de la mesa y que eran los informes que su jefe necesitaría para la junta de esa mañana.

—¡Y todo por culpa de Renji! Yo le dije que no debíamos tocar con la banda a una hora tan tarde —se quejaba a voz llena, mientras bajaba las escaleras—. No, no. El pobre de Renji no tiene la culpa de que yo tenga a un jefe tan… ¡Irresponsable, vago, flojo y pervertido! ¡Urahara maldito seas!

Y mientras seguía maldiciendo a su jefe, corría por las calles de Tokio para llegar a la parada del autobús.

—¿O mejor me tomo un taxi?

Y al hacerse esa pregunta no se dio cuenta que se choco de frente con alguien, por lo que los papeles que llevaba en mano se le desparramaron en el piso.

—Oh, que porquería —maldijo agachándose y tratando de juntar todos los papeles.

En el momento que quiso agarrar los últimos informes su mano choco con la del sujeto que se había tropezado. Momo levanto la mirada para encontrarse con un joven de cabellos grises pasando a lila, ojos azules, tes blanca y sonrisa de dioses.

—Déjame que te ayude —su voz era muy varonil, pero demasiado caballerosa para ser real.

El joven junto los papeles que faltaban y se los extendió.

—Muchas gracias —ella tomo los informes.

—No fue nada —el chico la miro directamente a los ojos haciendo que ella se sintiera incomoda.

En ese momento, un taxi freno en la esquina de dicha calle en donde ambos se habían chocado.

—¡Llego tarde al trabajo! —Momo se levanto como un resorte y fue directo hacia el taxi vació, pero en su corrida se le escapo una de las hojas que llevaba consigo—. Muchas gracias por ayudarme y siento mucho haberte chocado.

—Oye, espera —el joven levanto el papel que se había caído e intento hacerla frenar, pero ya era demasiado tarde. El taxi estaba en la cuadra siguiente. El chico miro el papel y abrió los ojos sorprendido—. ¿Soul Society Company?

—Trunks ¿Qué estas esperando? —un joven de cabello y ojos negros se acerco a él—. ¿Y ese papel?

—Se le cayó a una chica…

—¡Oh, mira que casualidad! Es de la competencia, Soul Society.

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El Presidente de Soul Society Company, Hitsugaya Toushiro, iba caminando por los pasillos de su empresa con serenidad y como de costumbre con su ceño fruncido. Era un joven prodigio, mediana estatura, ojos turquesas y profundos, pero la característica que mas llamaba la atención de su persona era su puntiagudo y revoltoso cabello de color blanco. De un momento a otro freno sus pasos al escuchar es voz cantarina…

—¡Taicho!

Apretó sus puños y encaro furioso a la mujer por llamarlo tan estúpidamente, como él consideraba.

—¡MATSUMOTO!

—¡Ay! —Rangiku brinco hacia atrás del susto—. ¡Porque es tan cruel! No ve que yo vengo a darle los buenos días como lo hago siempre.

—Ojala no lo hicieras.

Gin sonrió gracioso ante aquella tan habitual escena entre su escandalosa secretaria y el presidente de la empresa. Pues, ambos se conocían desde hacia años y a pesar de que a Hitsugaya le hubiera gustado no conocerla porque Rangiku siempre lo metía en papelones, ella lo adoraba con el alma como si fuera un hermanito pequeño. En ese momento, se hicieron presentes Ichigo, Byakuya, Ukitake y Rukia.

—Los accionistas nos hemos reunido ¿Verdad? —dijo Ichigo.

—Que malo eres, Kurosaki-san. Aun faltamos nosotros.

Ichigo se giro para que sus ojos cafés se encontraran con un hombre rubio, de ojos grises y algunos pelos de barba, que siempre llevaba consigo un ridículo sombrero verde y venia en compañía de una mujer morena, de cabello violeta recogido en una coleta alta y ojos dorados como los de un felino.

—Pero si son el vago de Urahara y la mandona de Yoruichi —dijo graciosamente Gin.

—¡Gracias por la bienvenida, Ichimaru-san! —respondió felizmente Urahara sacando un abanico, de quien sabe donde, y tapándose la mitad de la cara—. Pero si me pregunta aun es muy temprano, no creo que sea necesario que empecemos ya con la junta ¡Que tal si nos tomamos un cafecito antes! Y nos contamos como nos fue en el día de ayer.

—¡No! —dijo apretando sus puños Hitsugaya—. Nadie te pregunto, así que empezaremos la junta ahora ¿O que? ¿Me vas a decir que no tienes tus informes listos, Urahara?

—Naaaahh —dijo abanicándose nerviosamente y con una gotita de sudor en la frente, no poseía en esos momentos los informes consigo, porque su persona no los había hecho—. Yo lo digo porque aun falta gente.

—Kyoraku ya aviso que hoy llegaría tarde —hablo Ukitake.

—¡Que envidia! —bufo Rangiku—. Seguramente ayer se quedo bebiendo en el bar y viendo la presentación de la banda de Momo y Renji, yo debería haber hecho lo mismo —se termino cruzando de brazos.

Hitsugaya abrió los ojos de par en par. La presentación de la banda de Momo…

—Sí, taicho. Usted no fue y eso que se lo había prometido a Hinamori ¿Qué fue lo que le impidió ir u olvidarse de algo así? —Rangiku y los demás lo miraban expectantes—. Y después anda diciendo que Hinamori es su mejor amiga ¡Uff! Para tener amigos como usted mejor…

—¡Cállate! —le gritó Toushiro—. Tenía un compromiso con la familia de mi novia.

—¿Y no lo podría haber acordado para otro día?

—¡Te dije que te callaras! Yo después…

—¡Urahara-san! ¡Urahara-san!

Una dulce voz llamo la atención de todos, especialmente la de Hitsugaya, quien se giro para encontrarse con una Hinamori que venia en dirección a ellos correteando y con unos papeles que venia agitando en una de sus manos.

—¡Hinamori-chan! ¡Al fin viniste! —Urahara intento salir corriendo hacia la figura de su secretaria, pero Yoruichi le pego un puñetazo en la cara que lo hizo frenar en seco—. Yoruichi-san, ¿por qué me golpeaste?

—¡Kisuke! ¿Nuevamente hiciste que Hinamori haga los informes que te corresponden a ti?

—Yoruichi-san eres cruel. Por su puesto que no ¿Verdad, Hinamori-chan?

Momo llego a la presencia de todos y en su último paso se tropezó con sus mismos pies por lo que cerró los ojos para recibir el golpe duro que se daría al chocar contra el piso. Pero al contrario de todo eso Hinamori sintió unos fuertes brazos sujetándola haciendo que su frágil y pequeño cuerpo este a salvo. Al abrir los ojos se encontró con la mirada turquesa de Hitsugaya.

—¿Estas bien?

—Sí, Hitsugaya-kun. Gracias —sus mejillas se colorearon y noto como las del joven albino también a la vez que miraba directamente hacia sus pechos.

—Hinamori… —Toushiro corrió su cara avergonzado—. Deberías arreglarte.

Ella se separo del chico y lo miro extrañada.

—Uy, Hinamori. Pareces una loca ¡Mira tu pelo! —dijo Rukia yendo hacia su amiga y arreglando como corresponde el moño y rodete de su cabello—. Déjamelo a mí.

—Ah, sí —dijo nerviosa—. Es que no me desperté a horario y sabia que tenia que traerle urgente los informes a Urahara-san, me vestí y peine como pude ¡Ah, por cierto! Urahara-san aquí tiene los informes —le extendió los papeles a su jefe.

—¡Ves que los hizo ella y no tú! —grito Yoruichi viendo como Urahara gateaba por el suelo hacia Momo y tomaba los papeles.

—Hinamori arréglate la ropa, por favor —dijo en tono de orden Hitsugaya.

—¿El qué? —ella lo miro confundida.

—A-Arréglate —se le aflojo la voz y observándola fijamente a los ojos, con su mirada le señalo la parte de sus pechos con un notorio sonrojo en sus mejillas.

Momo se miro de arriba abajo y ahí lo noto. La parte de su camisa tenia los botones abiertos en la parte de sus pechos ¡Que horror! Y así había viajado desde su casa hasta la empresa. Definitivamente, solo a ella le pasaban ese tipo de cosas.

—¡Ah! ¡Que vergüenza! —Momo se dio la vuelta y se abrocho la camisa como corresponde—. Cuanto lo siento, de verdad.

—No importa, Hinamori-chan ¡Hemos disfrutado del espectáculo! —Urahara se acomodo su sombrero burlonamente.

Hitsugaya apretó los puños enojado por ese comentario. Maldito el día en el que le dio trabajo a Momo en su empresa como secretaria del pervertido de Urahara. Si fuera su secretaria personal, cosa que el presidente de esa empresa necesitaba, pero no la tenía porque su novia era demasiado celosa y no quería problemas con ella, bueno ¿Pero Momo como secretaria de Urahara? ¿Como fue que su inteligencia le permitió dejar a su mejor amiga en manos de un sujeto vago y baboso como Kisuke?

—Basta, Kisuke —lo reto Yoruichi—. Mejor entremos a la sala de reuniones, ya es tarde.

Sacando a Rukia, Rangiku y Momo, cada uno de los accionistas de Soul Society comenzó a entrar a la sala principal de reuniones y conferencias. Hitsugaya antes de entrar para comenzar con dicha reunión se acerco a Hinamori y le hablo.

—Cuando termine la junta, ve para mi oficina, por favor.

—S-Sí…

Momo se puso nerviosa cuando el joven albino la miro de reojo para finalmente adentrarse a la sala. Matsumoto se acerco a Hinamori y la tomo del brazo sacándola de la luna de Valencia.

—Vamos —dijo Rukia—. Tomemos un cortado en la cafetería, que hoy no empecé muy bien mi día. Pero me pone contenta que tú si Momo.

—¿Yo? ¿Por qué?

—Hitsugaya te quiere en su oficina después de la junta —le guiño el ojo con picardía—. Dime que traes tu lencería mas sexy y provocativa. Porque si no es así…

—¡Ya mismo salimos a comprar una! —vociferaron juntas Rukia y Rangiku.

—¡Chicas! —Momo se puso bordo de vergüenza.

—Ay, ya. Puedo asegurarlo y poner las manos en el fuego por ello —Matsumoto levanto el puño triunfante—. Mi taicho es un pervertido oculto.

—No digas esas cosas, Rangiku-san.

Entre tanto broma y charla ya habían llegado a la cafetería de la empresa y cada una tomo asiento en la misma mesa

—Hitsugaya-kun tiene novia —dijo Momo con tristeza—. Y además, seguro que se quiere disculpar por lo de ayer…

—Y no debes perdonarlo, por nada del mundo —dijo con enfado Matsumoto—. Porque prefirió ir a un compromiso con la familia de esa arpía y víbora que tiene de novia que ir a verte cantar ¡No lo perdones!

—Rangiku-san —gritó Rukia al ver como a Hinamori se le llenaron los ojos de lagrimas al escuchar la razón por la cual Toushiro no había ido a verla cantar.

—Oh, lo siento. Perdóname, Hinamori. Es que… bueno me desquite contigo. Yo tampoco empecé con el pie derecho.

—No te preocupes, Rangiku-san. Estoy bien.

El mesero llego y tomo el pedido de las tres mujeres. Rukia pidió un cortado, Rangiku un café bien cargado y Momo una lagrima.

—¿Y bien? —Kuchiki miro a Matsumoto—. ¿Por qué te levantaste con el pie izquierdo?

—Ya saben, hoy como siempre fui a buscarlo porque sabía lo de la junta directiva y… y bueno… me atendió desnudo, dormido y con cinco mujeres desnudas en su sala de estar ¡Grandioso! ¿Verdad?

—Cuanto lo siento, Rangiku-san —Momo la miro—. Tú eres una mujer hermosa, puedes tener a cualquier hombre contigo si quieres y…

—¡Por eso mismo, Momo! Puedo tener a cualquier hombre, pero no al que amo. Porque para ese imbécil yo no existo, a menos que sea para trabajo de oficina o favores domésticos en su casa.

—Y ahí estas pecando —opinó Rukia—. Tú no eres la madre para andar haciéndole de ama de casa ¡Que se pague una mucama y ya!

—Lo sé, pero es más fuerte que yo. Con tal solo tener una atención de su parte y… ¡Ah, soy tan estúpida, estúpida!

—Sí, somos tres estúpidas. Mira, que seguir sufriendo por hombres que son tan ciegos e idiotas. Miren lo que me pasó a mí. Hoy el cretino de Ichigo me dice… "¿Qué es lo que a mi me gustaría que mi esposo me regalará si cumpliéramos un año de casados? Porque con Senna cumplimos un año mañana" ¿Pueden creerlo?

—Rukia-san —susurró Momo comprendiendo el dolor de su amiga.

—Definitivamente —aseguró Rangiku—. Somos tres infelices, no tenemos remedio ¡Somos masoquistas! ¡Ahí esta! Eso somos.

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En la sala de juntas los accionistas estaban reunidos discutiendo el porvenir de Soul Society Company, los últimos archivos financieros y contables de dicha empresa, sus perdidas y ganancias, y el tema mas importante: como habían estado las ventas con respecto a la competencia.

—Un 5% arriba —dijo Yoruichi—. La diferencia es ínfima, pero aun seguimos en la delantera.

—A mi me preocupa —hablo Ukitake—. Tú lo has dicho, Yoruichi-san, la diferencia no es nada. Antes había una gran vereda entre ellos y nosotros, pero ahora…

—Vaya, vaya, vaya —Urahara se abanicó—. Corporación Capsula nos esta pisando los talones. Y todo desde que su heredero, Trunks Brief, ha tomado el mando de dicha empresa —se tapo su mirada con la orilla de su sombrero—. Tú lo conoces ¿Verdad, Hitsugaya-san?

—Sí —dijo seriamente el albino—. Estudiamos en la misma universidad y ambos terminamos el mismo año.

—Un prodigio como Toushiro —dijo Ichigo—. Un eterno y digno rival era Trunks Brief. Bah, lo sigue siendo, al parecer.

Hubo un silencio casi demandante dentro del lugar, hasta que Byakuya Kuchiki decidió tomar la palabra.

—Si estamos un paso delante de ellos, hay que aprovecharlo. Hacer una encuesta al publico y cliente de porque aun sigue eligiendo los productos y la tecnología de nuestra empresa. Ver cual es el punto fuerte, si la calidad, la atención al público o los nuevos avances. Y claramente utilizar eso a nuestro favor.

—Bien dicho, Byakuya-boy —celebró sonriente Yoruichi—. A ti los años no te pesan ni te quitan la inteligencia.

—Si la cosa es atraer mas clientes ¡Pongamos mujeres desnudas como promotoras! —dijo Gin sin quitar su sonrisa de la cara— Y verán que mañana explotan nuestros locales.

—Yo creo que es una brillante idea —se abanico felizmente Urahara siguiéndole la broma—. ¿Por qué no ofreces a tu secretaria, Ichimaru-san? ¡Rangiku-san es una diosa griega! Ella atraerá a todos los borrachos, de seguro. Por mi parte si tengo que poner a mi secretaria, no hay problema ¡Uf! Hinamori-chan es un deleite y tiene buena educación. Ella atraerá a todos los niños ricos y…

—¡SUFICIENTE! —gritó de furia Hitsugaya golpeando la mesa de un fuerte puñetazo, desde que Ichimaru había abierto la boca con su estúpida idea ya se había puesto de malas, pero cuando Urahara metió de por medio a Momo, llego al límite—. ¡Esta es una empresa prestigiosa y seria! Y tú Urahara deja de meter a Momo en el medio porque te ira mal, maldito pervertido.

—Uy, pero que poco humor tienes —Kisuke se tapo la cara con su abanico y mirando al albino, hablo con picardía y pizca de burla—. Además, Hinamori-chan es mi secretaria no la tuya, Hitsugaya-san ¿Y qué tiene de malo hablar de las lindas atribuciones de una mujer? Momo es muy bonita ¿Acaso usted nunca tuvo la fantasía de hacerlo con su secretaria en la oficina, prodigio de presidente? Porque yo cada vez que veo a Hinamori-chan ¡Uy, me late el corazón a mil por…!

Urahara no pudo seguir hablando porque el presidente de dicha compañía perdió los estribos y se le lanzo encima tomándolo del cuello con todas las intenciones de ahorcarlo. Los accionistas se quedaron en sus asientos, a excepción de Yoruichi e Ichigo que tomaron a Hitsugaya para separarlo de Kisuke que la estaba pasando muy mal y ya tenía un ojo morado, pero sonreía como un idiota.

—¡Basta! —Yoruichi sentó de un manotazo en su asiento a Hitsugaya—. Eres el presidente de esta empresa. Deberías dar el ejemplo.

Ichigo se sentó en su lugar al ver a Toushiro un poco más calmado, pero igual de enojado y furioso. Yoruichi fue hacia Urahara que aun estaba tirado en el suelo y lo agarro de los pelos.

—¡Ay, Yoruichi-san! —se quejó—. Suelta, suelta, suelta mi cabello ¡Ay, me duele! ¿Por qué eres tan mala, Yoruichi-san?

—Cállate, idiota —lo sentó violentamente en la silla—. Apaga tus comentarios salidos, no te quiero escuchar por el resto de la junta. Si te escucho respirar ¡Te tiro por la ventanal!

Hubo un pequeño silencio que a todos les pareció una eternidad, hasta que Hitsugaya se aflojo la garganta e intento hablar con la compostura necesaria.

—Kuchiki dijiste que tenías algo que anunciar en esta junta ¿Qué es?

—Sí —Byakuya chasqueo la lengua—. El anuncio que iba dar es que sacare un 35% de las acciones de la familia Kuchiki de la empresa. No me malinterpreten, no le estoy soltando la mano a esta compañía. Pero mi familia abrirá un negocio en otra ciudad y necesitan de capital financiero para hacerlo. Además, aun queda un 65 % de las acciones Kuchiki en Soul Society, es una cantidad considerable.

—Bien. Es el capital de tu familia, Kuchiki —Hitsugaya hablo con tranquilidad aunque por dentro sintió que tendría que tomar cartas en el asunto para que su empresa no se vea afectada por dicho suministro de capital. Mas ahora con Corporación Capsula pisándole los talones—. Cualquier decisión será respetada.

Luego de despedir a Rukia y ayudar a Rangiku con unas pequeñas labores de administración de su sector, Hinamori tomo rumbo hacia su oficina y llevaba consigo una pequeña pila de carpetas con archivos para ordenar y hacer unos inventarios, cuando vio que la puerta de la sala de juntas se abrió.

Momo vio salir a todos los accionistas e inclusive a su jefe que extrañamente ahora tenía un ojo morado, por ultimo vio a Toushiro salir con su traje y corbata un poco desarreglada y desalineada. Cosa que le sorprendió porque antes de entrar a la reunión, su jefe no tenia un ojo bordo y su mejor amigo se veía igual de elegante y guapo que siempre.

—Hinamori-chan —le hizo seña con su abanico Kisuke.

—Urahara-san ¿Pero que le paso a su ojo?

—Oh, nada importante. Me golpee la cara con el filo de la mesa de reuniones.

—¿Y como le sucedió algo así?

—Deja de ser tan preguntona, pequeña. Vamos que tenemos que hacer ese inventario y facturaciones.

Ambos se disponían a retirarse, pero una voz freno sus pasos.

—Hinamori, dije que necesitaba verte en mi oficina. Vamos.

—Hitsugaya-kun es que yo…

—No te preocupes, Hinamori-chan —Urahara tomo las carpetas que cargaba Momo—. Tú ve con el simpático, el chiquito es el presidente y jefe. No lo olvides. Te espero en la oficina para comenzar a trabajar.

—¿Comenzar a trabajar? —el albino arqueo una ceja—. Pero si ese vago no hace nada.

—Urahara-san es muy inteligente y tiene un buen tacto para los negocios de tecnologías. No seas cruel con él.

—Una cosa no quita a la otra, Hinamori.

Toushiro y Momo entraron a la oficina presidencial de la empresa, que era muy amplia y lujosa. Hitsugaya se desabrocho la corbata y la tiro en el sillón cercano al ventanal para luego sentarse sobre la punta de su escritorio y mirar seriamente a Hinamori. La chica se sintió cohibida, esa mirada la estaba analizando de pies a cabeza ¿Qué es lo que pretendía? ¿Y porque había tanto silencio? ¿Por qué la miraba así?

"Hitsugaya te quiere en su oficina, Hinamori. Dime que tienes puesta tu lencería mas sexy y provocativa…" las palabras de Rukia resonaron en su mente ¡Rukia malvada! Mira que andar diciendo esas cosas "¡Basta! ¡Eso nunca! Hitsugaya-kun no siente nada por mi" Sus pensamientos fueron cortados cuando sintió la mano de Toushiro en su mejilla ¿En que momento se había acercado tanto que ni lo percibió?

Momo sintió un escalofrió en todo su cuerpo, más aun, al ver la mirada profunda de Hitsugaya hacia ella.

—Hinamori ¿Te encuentras bien?

—¿Ah? —abrió levemente su boca sin saber que decir—. S-Sí.

—Te debo una disculpa, ayer yo…

—No debes decir nada. No estabas obligado a ir. Sé que no te gustan esas cosas y que detestas que Renji me lleve por ese camino.

—Es que Hinamori, tú eres inteligente, predispuesta. Tú estas para cosas grandes. No tienes que andar cantando en los bares con el idiota de Abarai —Momo agacho la cabeza con pena—. Lo siento, no debí decir eso.

—Esta bien ¿Ya me puedo ir? —que a Toushiro no le gustara su faceta artística le dolía y quería irse de ese lugar, la incomodaba.

—No, yo… quiero… quiero decirte algo —ella lo miro con detenimiento—. Como eres mi mejor amiga, quiero que seas la primera persona que lo sepa.

—¿El qué?

—Hinamori yo… ayer le propuse casamiento a Candy. Es formal con su familia y… ¿Qué te parece?

Momo no dijo absolutamente nada, se quedo inmóvil y lo único que podía sentir es que su corazón iba dejando de latir lentamente hasta dejarla sin sentidos vitales. Parpadeo y noto como Toushiro la miraba confundido y esperando una respuesta de su parte. Ella sonrió por acto reflejo, como un mecanismo de defensa para que no se viera su verdadero pesar.

—Te felicito —dijo en un tono neutro, sin felicidad, sin tristeza, bien neutro.

—G-Gracias, pero… ¿Qué te parece? Oye, ¿te encuentras bien?

—Sí, estoy bien. Perfectamente bien, mejor que nunca —sonrío ampliamente, pero con falsedad, ya que estaba profundamente herida—. Hitsugaya-kun me alegro por ti y… Mira, después lo hablamos porque no quiero hacer esperar a Urahara-san y…

—Urahara —Toushiro la tomo de la mano—. Dime ¿Cómo te trata?

—¿Y por qué esa pregunta? Hace años que trabajo con Urahara-san, tú mismo me diste ese trabajo.

—Sí, lo sé. Lo que quiero decir es que… ese estúpido sombrerero no… ¿No se ha sobrepasado contigo alguna vez?

—¿C-Cómo? —lo miro con confusión—. ¿Qué estas insinuando? ¿Qué Urahara-san se sobrepasa conmigo porque yo soy una cualquiera? —se soltó de la mano violentamente—. ¡Pensé que me conocías demasiado para que andes creyendo las estupideces que dice tu novia! No, perdón ¡Tu futura esposa!

—Espera, Hinamori yo no…

—¡Tú que! ¡Tú eres un grandísimo imbécil! ¡Eso es lo que eres! —Momo comenzó a desordenarle todos los papeles y a tirarles los jarrones al suelo que Hitsugaya tenia como decoración y que de inmediato se rompieron al tocar el suelo—. ¿Cómo te atreves a pensar eso de Urahara-san? Él será un salido con sus comentarios, con algunas actitudes también y hasta puede quedar como un pervertido, pero todos sabemos que no lo es. Jamás me ha faltado el respeto, es más, me ha ayudado siempre.

—Hinamori que demonios… ¡Cálmate!

—¡Yo no soy ninguna cualquiera, estúpido! —dio un jarrón contra la pared e Hitsugaya se tuvo que agachar para que no le dé en la cabeza—. ¡No me vuelvas a hablar en tu vida!

Momo salio llorando y hecha una fiera de la oficina de Hitsugaya, dejando a este en un estado de shock, no entendía que es lo que le había pasado a Hinamori para que reaccione de esa manera de un momento a otro. La chica al salir se encontró con medio personal de Soul Society que había escuchado todo el griterío, Matsumoto intento abrazarla para calmarla, pero Momo comenzó a correr, bajo las escaleras con desesperación. No podía parar, quería irse lejos muy lejos de ese lugar, tal vez de esa ciudad.

—¡Rukia! —Rangiku ya tenía su celular en la oreja—. Hinamori salio como loca de la empresa… No sé qué paso. Pero estaba en la oficina de mi taicho de pronto se escucharon gritos y cosas que se rompían, y Momo salio descontrolada y llorando ¡Hay que encontrarla! No sé a dónde pudo haber ido…

En ese momento, Rangiku cortó su llamada al ver a Hitsugaya salir de su oficina.

—¿Para donde se fue? —exigió saber de un grito.

—No lo sé.

—¡Matsumoto!

—¡Le dije que no lo sé!

Al llegar a los últimos escalones de la planta baja, Hinamori se tropezó y cayó de las escaleras doblándose un tobillo. Un empleado intento ayudarla, pero ella lo alejo de un manotazo, se reincorporo como pudo y salió corriendo —rengueando— de Soul Society. Corría y corría, con un dolor punzante en su pie que se agravaba a cada paso fuerte que daba, pero no pararía por nada y así se fue alejando… quien sabe a donde.

Continuara…

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¿Toushiro de novio con otra mujer? ¿Ichigo casado? ¿Gin mujeriego? Nuestras tres chicas sufren por amor, pero ya estos tres hombres abrirán los ojos. Además, no todo es lo que parece. ¿Capsula Corporación? Si, ya verán la que se viene.

Pd: No hay malvados, sino situaciones de la vida, cosas que suelen pasar.

Espero les haya gustado.

¡Hasta el próximo capitulo!