"SUEÑOS DEL PASADO"
¡¡BROAAAAAAAAAAM!!
Un enorme estruendo, la tierra se agrieta y se resquebraja a cientos de metros a la redonda. Una figura yace casi hundida en el suelo, mientras numerosas heridas corren por todo su cuerpo y la sangre escurre por un rostro lastimado y sucio.
Siente en su boca el sabor de la sangre, sangre que no deja de manar. Con dolor aprieta sus puños e intenta incorporar su frágil figura, oye a sus huesos protestar pero no ceja en su empeño, quedarse ahí es dejarse morir. A base de esfuerzos y un continuo apretar de dientes para soportar su dolor, lo logra solo para alzar la vista y ver a su feroz enemigo acometer de nuevo en su contra.
Son fracciones de segundo, aun así lo suficientes para quitarse del camino justo a tiempo de que reciba el poderoso ataque, mas para su mala fortuna no puede evitar las ondas de choque que la zarandean como una hoja.
- ¡No! - Se revuelve en el aire y a duras penas cae de pie.
Por unos instantes el combate se detiene, se observan y analizan mutuamente, el le sonríe ladino, paladeando su victoria.
- Bien hecho querida, lo has hecho bien. - y entrecierra sus ojos acentuando su mirada de burla hacia ella.
- Imbécil - sisea entre jadeos, lo odia con todas sus fuerzas, mas no esta dispuesta a dar un paso atrás, el no la humillará ni ganará.
Pero, su ser entero esta al limite y sabe que no le queda de otra, las fuerzas han mermado por igual, detesta saberlo pero es así, será a medias, piensa, de nuevo a medias. Arriesgarse seria una estupidez en su estado, lo que le consuela es que el no ha quedado en mejores condiciones que ella, aun cuando no lo demuestre y sonría con arrogancia el también esta al limite, un ultimo ataque y uno de los dos no quedará.
Nadie sabe quien será y no puede arriesgar.
Jugará la segunda opción, aunque este harta.
El la observa, como un lobo a punto de lanzarse sobre la presa, ella se alista, será un engaño pero es lo único que le queda por hacer.
Mientras tanto, el no pierde su tiempo, extiende sus brazos hacia ella y concentra su energía en las palmas, centra su objetivo, calcula, solo deber ser un golpe, un golpe lo suficientemente poderoso como para desintegrarla y al mismo tiempo un golpe que no lo mate a él.
La energía va en aumento, falta poco, ella no se ha movido, sigue impávida en su misma posición con el cuerpo hacia delante como dispuesta a lanzarse a su propia muerte.
- ¿Te has rendido querida? - piensa.
Ella sigue ahí, inmóvil, su respiración se ha vuelto pesada y entonces...
... el dispara.
- ¡Inversus Implosion! - grita ante la sorpresa de él tirándose hacia delante.
Todo parece ocurrir en cámara lenta, el ki blast pasa como una flecha rojiza y negra por encima de ella, apenas quemándole algunos cabellos. Con sus palmas detiene la caída al mismo tiempo que alza la vista para ver la cara de su rival, un rictus de ira y frustración desdibujan su rostro, entonces ella sonríe.
- ¡HAAAAAAAAAAAAA!! - el grito escapa de su garganta, y la energía concentrada de sus palmas explota con furia.
En contra de todo lo esperado, el impacto es disparado al subsuelo, solo se siente el temblar de la tierra, hasta que sorpresivamente, su oponente lograr ver como una circunferencia color del fuego se dibuja a su alrededor.
Demasiado tarde para el...
Cientos de haces de luz brotan y se desencadenan en un estallido monumental a sus pies. Solo se le oye gritar, en medio de aquella erupción de energía.
- Pronto acabará - dice para si mientras lo ve perderse en el obscuro cielo y sin pensarlo mas, sacando fuerzas de donde ya no las hay, calcula y corre hacia un punto imaginario.
Extiende los brazos y sus labios se empiezan a moverse rápidamente en un conjuro frenético, todo su rostro es un gesto de ansiedad a punto de estallar, sudor corriendo por su cara, los ojos abiertos a mas no poder y el murmullo ininteligible que escapa de su boca a gran velocidad, conjurando su energía en forma de delgados haces que con delicadeza se hunden y dibujan en la tierra, "El sello".
Mientras tanto, arriba, en el cielo, Él empieza su caída.
El peso del cansancio la hace tambalear; mas las palabras brotan de sus labios con la fuerza y la decisión de quien pelea hasta el final.
- ¡Animae, immortalis est, selo de Ser, esperança efimera de um universo, abra suas portas, encerra o nada, me da a tregua até o dia que seja previsto que você o deixe sair!
El terror se dibuja en los ojos de él, su cuerpo se crispa y se maldice interiormente, apenas tiene fuerzas y no las suficientes para librarse de lo que le espera abajo al contemplar lo que ella acaba de hacer y a lo cual ya ha conjurado, pero, en un agonizante movimiento extiende una mano y concentra su ultimo vestigio de energía, si él se va, ella con él y apunta.
De nuevo el tiempo se detiene, la ultima palabra se ha dejado oír...
- ¡Terminação!... - y un disparo...
Las dos cosas se suceden simultáneamente, el símbolo se ilumina y el ultimo golpe se estrella y atraviesa su pecho. Su cuerpo empieza a caer hacia atrás víctima del impacto, con los ojos muy abiertos. Necesita ver, necesita saber que su ultimo esfuerzo no fue en vano, antes de morir.
Lo puede observar, un millón de hilos de luz lo sujetan y lo jalan al interior a una velocidad pasmosa sin que el pueda hacer nada por librarse, tan solo una fugaz mirada de él, mezcla de odio y algo mas que no puede definir en su rostro.
- "sufres mas..." - esa es su ultima frase antes de disolverse en el aire.
¡PAF!
Su cuerpo cae y el sello se apaga.
Aprieta los labios, tratando de contenerse al sentir algo caliente bajar por una de sus mejillas, no puede creer que ocurra, pero él y esa maldita frase han tenido la culpa.
- Maldito.... mil veces maldito... tanto tiempo... tanto... ya... se me fue de las manos...
Y con sus ultimas fuerzas, coloca su mano sobre su destrozado pecho, cerrando sus ojos para siempre, mientras una solitaria lagrima se pierde en la sequedad de aquella árida tierra.
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- ¡Oh Dios!!
Respira agitadamente y siente el sudor correr por su frente, sus manos tiemblan y se aferran a las sabanas. Mira a su alrededor, aún en la penumbra no le es difícil notar donde está, en casa, en su cama; todo ha sido un sueño y una sensación de agradable alivio vuelve a ella.
De pronto siente su mano posarse en su pierna.
- ¿Estás bien?
- Si, perdón no quería despertarte. - le susurra feliz al oír su voz.
Aun así nota su turbación y se incorpora a su lado, rodeándola y atrayéndola hacia él.
- Ya paso. - la consuela en un susurro.
Si, eso ya pasó, se dice a si misma, el miedo y el dolor se han ido, reemplazados por la agradable sensación de unos fuertes brazos rodeando su cuerpo, dándole el calor y la seguridad que tanto anhela. Que importaría morir, piensa, si pudiera hacerlo en sus brazos. Por sentir sus brazos estrechándola con fuerza daría lo que fuera, todo, hasta su vida si fuera necesario.
Un suspiro largo escapa de ella al sentir el mentón de él apoyarse sobre uno de sus delicados hombros, lentamente recorre sus brazos con sus manos y el deposita un beso en su cuello. Ella se gira hasta encontrar su rostro y le planta un pequeño beso, recarga su cuerpo y el se deja tumbar. Es así como los sorprenderá la mañana, abrazados y felices, contentos de tenerse el uno al otro, de poder sentirse y poder amarse hasta el día en que sus vidas lleguen a su fin.
Oyó su voz llamarla y corrió hacia ella, una niña de cabellos azules y vestido rosa que agitaba las manos llamando su atención. A lo lejos vio a mas gente y reconoció entre ellos a su abuelo, quien volteando por un instante agitó el brazo en señal de saludo, la niña sonrió y correspondió de la misma forma.
- ¡Vamos! - llamó de nuevo su amiga, ahora mas lejos de ella - ¡mira! - gritó señalando una mariposa extraña, aparecida como un destello repentino.
- ¡Una mariposa de luz! - murmuró extasiada, colocándose al lado de su compañera.
- ¿La atrapamos? - susurró su amiguita.
- Si, la primera que la atrape se la queda.
- ¿Lista?
- ¡Si!
- ¡A correr! - y como un par de flechas, las dos niñas se lanzaron tras ella, que inmóvil, parecía esperar.
La sintieron a centímetros de ellas, y cada una extendió sus brazos cuanto pudo para ganarle a la otra, pero apenas el animalillo de luz sintió las manos de las niñas sobre si, emprendió la huida en medio de su algarabía.
- ¡Será mía! - gritó la niña del cabello azul.
- ¡No, es mía! - gritó la otra esforzándose al máximo hasta adelantar a su amiga.
Se sabia fuerte y con una voluntad a prueba de todo, la conseguiría, de alguna u otra forma ella sería suya. Corrió con todas sus fuerzas, a ratos teniéndola casi en sus manos, otras veces muy lejos de ella, hasta verla internarse en una obscura arboleda, tan obscura como boca de lobo.
Vio a la mariposa hundirse en esa penumbra boscosa como una luciérnaga en la noche, y sin detenerse la niña se introdujo también.
- ¡Ven acá! - ordenó tratando de no chocar con los obscuros troncos y el follaje de un verde casi negro que a veces se atravesaba entre ella y su presa. Cada vez se internaba mas adentro y el follaje de arriba se hacia mas apretado tapando hasta al mismo cielo. Ramas por todos lados, troncos tirados, una obscuridad casi completa y la mariposa desapareciendo tras un arbusto.
- ¡Te tengo! - gritó y movió el espeso follaje, recibiendo de golpe una luz enceguecedora que le dio de lleno en la cara, obligándola a taparse los ojos.
Paso un rato, de pronto notó que el ambiente era distinto, mas libre y mas luminoso, abrió los ojos poco a poco mientras bajaba sus brazos, descubriéndose en medio de un claro y sin la mariposa por ningún lugar.
- ¿Bra? - llamó, su amiga tampoco estaba, su vista viajó por todo el lugar y entonces se percató de que no estaba sola, una extraña dama la acompañaba, sentada en un tronco y en sus manos la mariposa.
La niña solo atinó a abrir la boca, era una criatura de belleza delicada, casi etérea y luminosa, de piel blanquísima y una cabellera azabache tan larga que parecía escurrir como agua por el césped, su primer pensamiento fue que esa mujer debía ser un ángel, solo uno de ellos, pensó podía inspirar tanto respeto y admiración por su ser. Un aura entre azul y rojo parecía cubrirla y sintió aquel poder infinito que emanaba de su interior.
Su parálisis duró breves instantes y pudo percibir la esencia divina que nacía de aquella hermosa dama, a quien el aire parecía acariciar y jugar con sus cabellos ocultando como a propósito su rostro, a excepción de sus ojos obscuros que no la habían dejado de mirar ni un solo instante.
- ¿Quién eres? - preguntó y solo respondió el aire meciendo la cabellera de las dos, era una distancia corta la que las separaba pensó, pero no se atrevió a acercarse a ella, guiada por aquel enorme respeto que sentía. - ¿Es de usted? - preguntó señalando a la mariposa que se hallaba en sus manos, la mujer miró al animalillo y crispó los dedos, desintegrando a la infortunada mariposa en el acto, ante una desconcertada niña.
Pan observó sus manos, de dedos largos y blancos, acto seguido la mujer alzó la vista y volvió a clavar la mirada en la niña con aquellos ojos de un obscuro insondable que parecían penetrar en su interior y Pan sintió un extraño miedo.
- Ele já está aqui - pronunció la dama con calma.
Algo se gatilló en el interior de la Semisaiyajin al escuchar esas 4 palabras, era un sentimiento que a nadie le gustaba y tanto menos a ella que era tan pequeña.
"Miedo"
Un súbito y espantoso miedo naciendo y creciendo en su interior. A ese aviso, por instinto lo había esperado y le había temido con toda el alma, aunque no lo alcanzaba a entender.
- ¿Quién, ya esta aquí? - preguntó con un temblor de voz.
Y entonces el viento arreció, el cabello de la mujer se alzó por completo como una masa brillante, enorme y obscura. Solo unos mechones cubriendo de su nariz a su barbilla.
- ¡Dímelo! - Gritó para hacerse oír en aquel crescendo increíble. Pero no hubo respuesta, solo mas aire, rugiendo a su paso, hasta niveles insospechados y luego un estruendo como un rayo que retumbase en el cielo.
Y volvió a gritar tapándose los oídos, hasta que de súbito, todo acabó.
Abrió los ojos y la escena de nuevo era distinta, dantesca, como salida de una pesadilla, del bosque no quedaban mas que palos quemados y a lo lejos, muy lejos cuerpos, varios cuerpos.
La chiquilla corrió, corrió con todas sus fuerzas hacia ellos, sintiendo como el corazón se le empezaba a encoger, presintiendo lo que habría de encontrar y deseando que no fuera cierto.
Mas la realidad estaba ahí, sus abuelos, su tío, sus amigos estaban ahí, tirados en desorden, todos sin ningún rastro de vida, vio a Bra, su pequeña figura abatida cerca de sus padres, con lentitud se acercó a su amiga y la tocó, estaba fría, su vestido rasgado y sucio, el cabello azul revuelto, parecía una muñeca rota.
Con dolor se acercó al segundo cuerpo y vio a Trunks, su chico de cabellos lilas, con los ojos azules abiertos y sin vida. Al lado de el, su tío, múltiples heridas cubrían su rostro antaño risueño y ahora lívido y serio.
Su abuelo, como el resto había perecido también, sosteniendo entre sus brazos un frágil cuerpo de mujer.
- Abuela... - y las lagrimas empezaron a salir, quería llorar pero ningún sonido podía brotar del nudo que ahora era su garganta. Muertos, todo lo que había amado estaba muerto.
Sus piernas flaquearon y se hincó llevándose las manos a su rostro, lista a llorarlos, hasta que un fino aire frío recorrió su espina y la obligó a alzar la mirada.
Algo estaba detrás de ella, algo frío y vacío.
- Você está tão patética... - se oyó resonar su voz, fría y arrogante, pronunciada en una extraña lengua que ella, sorprendentemente pudo entender a la perfección.
Esta hizo voltear a Pan lentamente, para descubrir una silueta masculina cubierta de sombras y notó que su alrededor se había obscurecido mas de la cuenta, el cielo ahora revestía una tonalidad obscura y tétrica que solo hacían distinguible en el, sus ojos de color ambarino cuyas pupilas verticales recordaban las de un felino.
- ¿Qui...quién eres?
- Será possivel que você ainda não se lembre de mim?.
- Nunca te he visto para acordarme de ti. - respondió con firmeza mientras se levantaba, tragándose todo el miedo que sentía, dispuesta a enfrentarlo.
- nessa vida não... - y dio un paso hacia ella.
La niña instintivamente dio un paso hacia atrás.
- Tu los matastes - reclamó al fin apretando los puños.
En esa penumbra que era su rostro pudo distinguir una mueca de burla y luego.
¡ZIG!
Sintió como su mejilla comenzaba a sangrar, cubriéndose instintivamente con la mano.
¡ZIG!
El segundo corte se abrió en su brazo derecho, lo miró y luego volteó hacia Él, con el espanto reflejado en el rostro, ni siquiera se había movido un milímetro.
- ¿Cómo...? - Pensó
Lo vio mover la cabeza, en un gesto de franca desaprobación.
- Isso você deveria saber, o físico entre eu e você não importa - y como reafirmando la lección, un largo corte rasgó su pantalón en diagonal, abriendo una herida en su pierna izquierda.
- ¡Agh! - Pan se dobló de dolor llevándose ambas manos a la herida, sorprendida al percatarse de que sus pensamientos habían sido leídos.
- Não preciso te tocar, nem sequer para te matar!.
- ¿Ma...matarme? - murmuró en un temblor de labios.
La niña miró impotente a ese hombre acercarse mas a ella sin poder hacer nada para moverse y pudo distinguir el largo mechón de abundante cabello que bajaba por su espalda, mientras empezaba a recitar.
- Não existência, destino de meus enimigos, destino que te condena, existência que não vale, faz de seu corpo o passado, faz de sua vida NADA!
Fue como si la gravedad se disparara hacia el frente ejerciendo una presión increíble en su cuerpo amenazando con aplastarlo, no podía moverse e iba a desaparecer, cerró los ojos, pronto estaría con los suyos y entonces oyó dos gritos.
Dos gritos provenientes de dos voces que ella conocía bien, ahogados por el sonido de una explosión.
Ojos abiertos por tercera vez y fue peor...
Él a lo lejos mirando impasible, el suelo resquebrajándose, pedazos de piedra elevándose al cielo, y flotando, frente a sus ojos...
...ellos dos...
- ¡¡PAPÁ, MAMÁ!!
Parecían muñecos de trapo, con sus cuerpos flácidos y heridos, flotando en esa lluvia de piedras. Quiso ir hacia ellos pero no pudo, algo invisible la había clavado al suelo, intento extender los brazos, pero era tan pequeña que apenas y rozó las puntas de los dedos de su padre.
- ¡¡¡NOOOOOO!! ¡¡NO ME DEJEN, NO ME DEJEN SOLA, PAPA!!!
La puerta se abrió de golpe y la luz se hizo en la habitación. La pequeña lloraba hecha un ovillo en su cama, con los ojos fuertemente apretados y un río de lagrimas mojando sus mejillas. De pronto sintió una mano grande posarse en su cabeza y un cuerpo tibio se apretó a ella, sintiendo su respiración cerca de su oído.
- ¿Qué tienes cielo? - habló con suavidad y al instante detuvo sus sollozos, esa voz la conocía bien y alzó la vista para ver un rostro muy cerca de ella, un hombre de tez morena la observaba con ternura y una infinita preocupación hacia ella reflejándose en sus ojos negros.
- ¿Papá? - murmuró y lentamente acercó una de sus manitas a su rostro, tocándolo y recorriéndolo con las puntas de sus dedos, para convencerse que todo aquello tan solo había sido el mas horrible de los sueños.
- Si, y mamá también - le respondió con calma, mientras la niña volteaba a verla, aun a su lado, la persona que la había abrazado para hacerla sentir segura.
Gohan se sentó al borde de la cama, mientras su esposa se incorporaba sin soltar a la chiquilla que se había aferrado fuertemente a ella y no dejaba de verlos, había sucedido otra vez.
- Lo soñé papito... otra vez.... estaba aquí y... y ... los mato... - dijo entrecortadamente - y yo... no hice nada - terminó en un susurro rompiendo en llanto.
Videl la apretó con mas fuerza mientras alzaba la mirada para encontrarse un semblante tan preocupado con el de ella.
- Dormirás con nosotros - sentenció el Saiya sonriendo ligeramente mientras le revolvía el cabello.
- Si papito.
El trío marchó a la otra habitación, en silencio, Gohan llevando a su niña aferrada al cuello. Ni el ni su esposa pronunciaron palabra, los dos intentando entender el porque de aquellos misteriosos sueños que se empezaban a hacer inquietantemente frecuentes.
Gohan sabia que las cosas iban mas allá de un problema infantil, mas no estaba dispuesto a decir nada hasta estar seguro, prefería que Videl siguiera pensando, que su hija tan solo externaba su malestar por la llegada de aquel pequeño.
De ese sueño tan solo conocía lo poco que ella les había contado, ni a su padre había sido capaz de decírselo. La situación era la misma, un día de campo, ella se alejaba y cuando volvía todos estaban muertos, y entonces hacia apto de presencia el o ella, no tenia nombre, ni forma, ni sexo, jamas se refería directamente a aquello que fuera, como si referirse a ello lo o la fuera a llamar. Algo que como golpe final acabaría con el y su esposa.
- ¿Será acaso una visión del futuro...?
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Monologos de la Calaca: XD, en honor a mi segundo y próximo nick.
Capitulo dedicado a mi hermanita brasileira Mila, que es la encargada de las traducciones, chiquilla, para ti. Muito obrigado!
