Holiz cómo están? Bueno hoy les traigo una pequeña historia de dos capítulos… algo inusual, en el cual un Shikamaru problemático intentara convencer a un grupo de estudiantes universitarios que hay que decir si al matrimonio… Esta historia la hicimos Ciielo Riin que tiende a escribir comedias románticas, muy buenas y yo Adara026 que prefiero escribir dramas románticos, entre las dos la pensamos y redactamos, ojala le guste….

Decliner: los personajes de la historia no nos pertenecen son propiedad del autor de la serie Naruto, la historia si la pensamos nosotras….

EL HILO ROJO DEL DESTINO

Los pequeños rayos comenzaban a asomarse, lentamente en cada rincón de la ciudad, y entrando por una ventana, se posaron sobre el rostro del moreno que pesadamente abría sus ojos sorprendiéndose por la ausencia de su acompañante de cama, en la parte derecha. Pero su sorpresa fue aún mayor el sentir crujir de la puerta abriéndose, dejando distinguir la esbelta y definida figura de una joven de cabellos dorados, que dándose paso por la habitación, traía en sus manos una bandeja de desayuno.

-Muy buenos días, señor problemático.- lo saludó muy sonriente la joven mientras se sentaba al lado del moreno.

-Buenos días, hermosa.- devolvió el saludo ahora más que despierto y acercándose unía tiernamente sus labios con los de su amada.- Qué sorpresa, mujer… no sabía que cocinaras.- dijo divertido a la vez que mordía su tostada.

-No te acostumbres… es solo por hoy.- sonrió la rubia.

-No me digas que, ¿es por esa charla en la universidad Konoha? ¿Sabes, Temari? No entiendo cómo es que me comprometiste en algo tan problemático.- se quejaba terminando su café.

-¡Vamos, señor problemático! Eso no debe ser difícil para ti, ya que estás felizmente casado.- animaba su esposa, apartando la bandeja y posándola en la mesita de luz.

-Ya pasé algunos argumentos… pero todo dependerá de la situación.- informó algo fastidiado pero que fue desapareciendo para dejar una sonrisa.- Pero ahora…- en un movimiento rápido sorprendió a su acompañante tomándola firmemente por la cintura haciéndola recostar sobre él.- Ahora… creo que prefiero disfrutar de algunos de los beneficios del matrimonio.- continuó mientras llenaba de besos a su linda esposa. Ella solo sonrió ante lo dicho.

-Al parecer el desayuno no te llenó.- soltó divertida.

En el salón de actos de la universidad, un grupo de estudiantes esperaban ansiosos aquella charla, que sería dirigida por el gran licenciado en Psicología socialista, Shikamaru Nara, aunque… muchos otros asistieron por obligación. Los murmullos que había, cesaron al encenderse las luces en el centro del escenario, dejando ver a un joven moreno vestido muy elegante y que traía en su mano derecha un micrófono.

-Buenos días a todos los presentes…- comenzó.- disculpen la tardanza, supongo que debemos comenzar de una vez… ya que al finalizar la conferencia tengo un simpático almuerzo… con mis "no tan" simpáticos cuñados.- suspirando resignado ante sus comentarios, muchas sonrisas se vieron acompañadas con otras caras de desconcierto, hasta que un joven entre el público se animó a preguntar.

-Disculpe… licenciado Nara.- levantando la mano para que Shikamaru lo viese, decidió continuar.- me gustaría saber su opinión sobre el matrimonio… yo creo que el romanticismo constituye el verdadero sustento de las parejas y es preferible acabar con la relación cuando ésta se apaga, por eso es absurdo pensar en casarse, sino se entraría en la hueca monotonía de un matrimonio.- concluyó el joven, bajando su brazo.

-¡Ah! Qué problemático resultará todo esto…- suspiró el moreno para luego levantar la mirada por unos segundos, continuó.- Primero quiero dejar en claro que, ante todo, respeto tu postura y segundo… les contaré una historia… una historia real.- concluyó con una sonrisa obteniendo la atención absoluta de su público y dirigiéndose a su escritorio, se aflojaba su corbata.- ¿Conocen la leyenda del hilo rojo del destino?- inmediatamente se escucharon murmullos y una que otra risa.

-Disculpe…- era el mismo joven.- ¿Nos hablará de una leyenda? ¿Una leyenda que habla del "amor eterno"?- preguntó con incredulidad.

-Se dice que una persona al nacer, tiene sujeta en su dedo meñique, un hilo rojo invisible… el cual, su otro extremo, está sujeta a nuestra alma gemela. Este hilo, se puede expandir o acortar, pero jamás romper - explicó Shikamaru.- Si bien es una leyenda, no implica que no sea verídica si es a lo que quieres llegar.- se dirigió a aquel joven, que al parecer, iba a intercambiar muchas palabras en la conferencia, recién comenzada.- Y cómo les dije, les contaré una historia real… ¿Y qué creen? Trata de esta leyenda.

En un pequeño pueblo rodeado por laderas y montañas, dos pequeños jugaban en su mundo lleno de aventuras hasta que la tarde comenzaba a abandonarlos dejando a la vista de ambos, un bello atardecer. Los dos pequeños de tan solo siete años, se sentaron tratando de recuperar su aliento y energía para partir a sus respectivos hogares, pero el pequeño de cabellos azulados notó los listones rojos que traía su compañera de juegos.

-Hinata… qué lindos listones…- sonrió.

-Gracias Sasuke, me los compró mi mamá.- le respondió devolviéndole la sonrisa.

-Hay una leyenda hijo… que seguro tú y la pequeña Hinata vivirán…- recordó lo que le había dicho su madre, apenas la noche pasada. Volviendo su vista al atardecer, trató de encontrar valor de contarle a Hinata lo que su madre le dijo.- Tú y Hinata están destinados de por vida. Ya verás mi pequeño Sasuke, el otro extremo del hilo rojo que tienes tú… está Hinata.- Eso fue lo último que había dicho su madre antes de dejarlo ir a dormir.

-¿El hilo rojo del destino? No creo que mamá se equivoque… además, me gustaría estar siempre con Hinata.- pensaba Sasuke y ante darse cuenta de qué, un pequeño sonrojo apareció en sus mejillas.

-Ya es tarde- habló Hinata.- Es hora de ir a casa…

-No, espera…- la detuvo antes de que se fuera. Bien, ¿qué podría perder? Juntó aire y valor.- Mi mamá… anoche… hablo... digo, que… anoche mi mamá me contó una leyenda…

-¿Una leyenda? ¡Dime, dime! Me encanta las leyendas- decía emocionada.

-Pues… me contó que cuando dos personas se llevan bien, como nosotros, están destinadas a estar juntos por siempre…- acercando su mano a los listones de Hinata, que se dejaban caer por sus hombros, los acarició para, casi al instante, dejarlos.- Y que eso es porque están atados por el hilo… rojo… del destino…- cada vez hablando más bajo, le explicaba.

Hinata, antes su inocencia y por el hablar bajo de Sasuke, no había entendido lo que le trataba de decir. Ella quería preguntar… pero no sabía si a Sasuke le molestaría… podría decir que ella no lo escuchaba, y no era así… solo que… solo que no entendía lo que hablaba.

-¡Ah! Sasuke hoy mi mamá va a hacer estofado y si me quedo no voy a comer… aparte como que quiero ir al baño.- como no sabía si preguntar, decidió hablar de otra cosa, a la vez que se levantaba y sacudía sus ropas.

El pequeño suspiró.- Bien, solo… olvídalo y sí, mejor vámonos Hinata…- levantándose también, cada uno volvió a su hogar.

El tiempo pasó y cada tarde se encontraban para jugar en aquella ladera hasta que el atardecer llegaba. Pero una tarde… al terminar de jugar y quedar sentados viendo el atardecer, se vieron rodar por las mejillas de Hinata unas lágrimas.

-¿Te duele el golpe todavía? Hina, no llores- preguntó preocupado el pequeño, acariciando su cabeza.

-No es eso, Sasuke…- secando con sus manos las lágrimas.- es que mañana… no podre venir a jugar… nos vamos a mudar.

-Pero… Hina… tu casa no es fea, ¿Por qué te quieres mudar?- cuestionaba.

-¡No me quiero mudar! Es que… papá consiguió otro trabajo, nos vamos mañana temprano.- calmándose un poco, contempló a Sasuke siendo iluminado por el atardecer.- pero… antes, quiero darte algo…- dijo llevando sus manos a sus cabellos y desataba uno de sus listones para luego agarrar una mano de Sasuke.- la otra vez… me dijiste que cuando dos personas se llevan tan bien, como nosotros, están destinadas por el hilo rojo del destino…- delicadamente, Hinata ataba su listón alrededor del dedo meñique de Sasuke.- no entendí bien, en ese momento… pero ahora que sé bien lo que es… quiero dejarte uno de mis listones y yo guardaré el otro… y un día… volveremos a jugar aquí.

-Claro que sí Hinata… siempre estaré aquí- respondió sonrojado. Hinata, viendo por última vez el atardecer junto a él, se le acercó y le dio un tierno beso en su mejilla derecha para luego, salir corriendo, dejando al pequeño Sasuke inmóvil con su rostro completamente rojo… mientras que veía desaparecer, junto a los últimos rayos del sol, la silueta de su primer amor.

-muy conmovedora su historia licenciado, dos pequeños que juran volver a verse- comento algo molesto uno de los participantes de la charla-pero luego nos contara que se casaron y vivieron feliz por siempre- le dijo de forma burlona,- vamos amigo no seas problemático, escucha hasta el final la historia, además falta todavía casi una hora de conferencia- se quejó el moreno.-veamos, donde me quede, ah! Si…-

De aquel atardecer ya han pasado diez años, aquel pequeño pueblo se convirtió en una bella ciudad, una mañana de otoño, se escuchaban los gritos de un adolescente rebelde, que abría apresurado la puerta de su hogar-estoy harto de que quieran manejar mi vida- gritaba mientras azotaba la puerta principal de su casa, caminando por medio de la calle, ignorando completamente los gritos de su madre que trataba inútilmente que este volteara a verla, el muchacho de cabellos azulados camino sin rumbo fijo por las transitadas calles sumido en sus pensamientos, con su mirada fija el suelo, e ignorando toda persona que caminase a su lado… al notar que el atardecer pronto se aria presente en la ciudad decidió caminar al único lugar que en los últimos diez años lo llenaba de paz, y podía quitarle ese mal humor, aquella colina donde se podía apreciar el atardecer en todo su esplendor, sentándose en un pequeño tronco, perdiendo su mirada en aquel cielo enrojecido, su mente comenzó un viaje al pasado recordando una inocente figura que lo hacía sonreír, automáticamente metió su mano en el bolsillo derecho de su pantalón, sacando un pequeño listón rojo que representaba una promesa -Diez años y sigo esperándote… pero que estupidez- con su semblante frio y melancólico dejo que el listón bailara con la refrescante brisa de otoño, hasta que una voz lo saco de sus pensamientos una vos muy dulce que sonaba algo familiar para el- creo, que tarde un poco… lo siento Sasuke…- comento la voz femenina con algo de nostalgia, sin voltear a mirarla embozo una pequeña sonrisa, y los sentimiento de nostalgia y alegría lo envolvieron, sin saber cómo reaccionar quedo inmóvil como aquel ultimo atardecer, un escalofrió recorrió toda su espalda cuando sintió el rose del brazo de aquella joven de cabellos largo, que paso su brazo izquierdo, sobre el hombro derecho de muchacho enseñándole el listón que ella también conservaba, que se movía al son de aquella brisa, y juntos perdieron su mirada en los últimos colores del atardecer….

Continuara….

Nota: Gracias por leer hasta el final, esperamos sus comentarios… besos, Ciielo Riin y Adara026