Capítulo 1.

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La desaparición de Olaf.

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El sol comenzó a ascender por el horizonte, iluminando toda la enormidad de Arendelle. Hacía rato que cierto muñeco de nieve y cierto reno recorrían el pueblo en busca de algo nuevo que hacer. Ambos estaban un poco aburridos y necesitaban matar aquel aburrimiento con algo de diversión.

- ¿Que tal si vamos al bosque? Igual hay algo divertido. -Propuso Olaf. Sven bufó en señal de desaprobación.- oh vamos Sven, No nos va a pasar nada- De nuevo el reno bufó.- Mm está bien, está bien, pero que sepas...¡CABEZA DE ALMENDRA EL ÚLTIMO!- El muñeco de nieve comenzó a correr en dirección al bosque entre risas. El reno no pudo contener las ganas de adelantar a su amigo y comenzó a trotar tras él.

En unos segundo Sven había logrado alcanzar a Olaf y ya le llevaba una ventaja bastante notable. El reno y el muñeco de nieve se habían adentrado al bosque y al parecer no se habían dado cuenta, pues estaban muy entretenidos en la carrera.

Olaf paró jadeando a más no poder.- No puedo más, me muero -El muñeco de nieve cayó derrotado por el cansancio y se obligó a respirar lentamente para rellenar de aire sus pulmones. El Reno se acercó con elegancia, regodeándose así de su victoria.- No te Animes demasiado, si yo tuviera cuatro patas también correría así, ahora se bueno y déjame descansar un poco.

El reno se sentó a su lado, esperando que su amigo se recuperase del sobreesfuerzo. Miró a su alrededor y entonces descubrió que estaban en medio de aquel bosque. Pero menos mal que conocía aquella frondosidad como la palma de su pezuña.

El ruido de la maleza siendo removida alertaron al reno y al muñeco, quien se levanto rápidamente olvidando el cansancio y la fatiga de la carrera.

De entre la maleza apareció alguien al que conocían bastante bien. Olaf se cruzó de brazos y miró al príncipe del sur con una mirada de reproche.

- ¿Que haces tú aquí, Hans? - el aludido sonrió maliciosamente.

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Anna despejó las cortinas para que los cálidos rayos de sol se filtrasen por la ventana. Recordó entonces el momento de su casi congelación total, pero gracias a su Hermana consiguió sobrevivir, Aunque también fue la culpable de su desdicha.

- Déjame dormir un ratito más- Volteó la mirada con una sonrisa. Después de todo aquel desastre de hace un año ella y Kristoff se habían casado, y estaba muy contenta con el resultado. Aunque aveces su marido fuera muy perezoso.

Alguien llamó a la puerta de su habitación y se acercó a ver. Cuando la abrió se encontró el rostro de un soldado de palacio.

- Princesa Anna, La reina reclama su atención inmediatamente, es algo importante - La preocupación se hizo notar en el rostro de la muchacha.

- ¿Que ocurre?- Preguntó Kristoff desde su cómoda posición.

- Levantate, Elsa tiene algo importante que decirnos.

Al rato Kristoff y Anna caminaban rumbo a los aposentos de la Reina de Arendelle. Al llegar encontraron a Elsa junto a Sven, Quién se lanzó de brazos a Kristoff un tanto alterado.

- Tranquilo- Kristoff intentó tranquilizar al reno acariciando su lomo.

- ¿Que ocurre tú? Digo, Elsa. - Elsa miró a su hermana muy seria, y le entregó un pequeño papel.- ¿que es esto? - Dijo cogiéndolo.

- Sven lo trajo consigo. - Anna prestó su atención en el trozo de papel y comenzó a leerlo.

Queridos Amigos de Arendelle, como no quiero alargar mucho este mensaje, solo quiero deciros que vuestro amigo de Nieve está en mis manos. Si queréis volver a verlo solo tenéis que acudir al valle que se encuentra más allá de las montañas. Y si no queréis que el pequeñin sufra será mejor que lleguéis antes de un período de cinco días. Si en ese tiempo no habéis llegado. El muñeco de nieve morirá.

Tu querido amigo Hans.

Pd: Solo la reina y la princesa, si alguien más aparece, ya sabéis las consecuencias.

Anna arrugo el papel con toda la rabia del mundo y la lanzó con todas sus fuerzas.

- Ese Maldito de Hans quiere usurpar tu trono Elsa.

-. Ya lo sé Hermana. Pero la cuestión es, Vamos o no a salvar a Olaf.- Elsa miró profundamente a su hermana menor, queriendo hayar una respuesta de corazón en sus ojos.

- Claro, Olaf no se merece esto, Él es un pequeño muñeco de nieve inocente. No quiero que desaparezca Elsa.- La reina asintió conforme con su respuesta.

- Bien, Kristoff quedas al mando del reino. Yo y Anna somos las únicas que podemos ir. Partiremos de inmediato. Solo tenemos cinco días. Y el Valle queda muy lejos. - Sentenció Elsa muy convencida.

- Espera qué... Yo...yo no sé gobernar un reino...- A Kristoff le aterraba la idea.

Anna se acercó a su marido y posó sus labios en los de él.

- Tranquilo, solo serán unos días, Esto lo hacemos por Olaf, Además tendrás a tu disposición a un consejero real. Todo saldrá bien. ¿Vale?.-

- Pero...

- No hay tiempo que perder. Marchemos ya Anna. Y tú querido cuñado, más te vale no armar algún jaleo...- Kristoff tragó saliva.

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En el siguiente capítulo Elsa y Anna emprenderán una aventura con el objetivo de salvar a su amigo. En ese transcurro conocerán a un joven que posee los mismo poderes que Elsa. Y no adelanto más.