¡He vuelto! No estaba muerta, solo sepultada con toneladas de tarea y trabajo TwT Después de un buen tiempo desaparecida, volví por estos lares ahora que por fin me dieron vacaciones, así que pronto estaré actualizando las historias que dejé en Hiatus, por si alguien todavía las espera X'D
Bueno, volviendo al tema de interés, aquí les traigo esta idea que estuvo rondando mi cabeza durante las últimas semanas y no me dejó tranquila hasta que la escribí X'D
Espero les guste esta nueva historia, nacida de mi loco cerebro e inspirada por una canción, a lo mejor la reconocen. Bueno, ahora si los dejo con el primer capítulo de Locked Away.
Encuentro
Con un nudo en la garganta y los ojos abiertos producto de la sorpresa, Naru intentaba mantener aquella máscara de frialdad que con los años había forjado. De pie y en medio del salón de la mansión Davis, el azabache solo pudo quedarse allí, inmóvil, viéndola como si de una aparición se tratase; ¿Por qué tenía que aparecer ahora? ¿Por qué justamente ese día? ¿Dónde había estado todo ese tiempo? Mil y un preguntas surcaban su mente mientras su cuerpo, reaccionando al fin, le permitía dar algunos pasos.
Cinco años. La había buscado por cinco largos años sin resultado alguno y ahora aparecía así, de la nada, sonriendo como antaño mientras disfrutaba de la magnánima fiesta; y es que el evento era de los mayores acontecimientos sociales en Inglaterra, al menos en su rubro: El gran profesor Oliver Davis se comprometía esa noche, ¿Había acaso un escenario más irónico que ese? Ella reaparecía después de tantos años solo para atestiguar su compromiso con otra mujer.
Se mordió la lengua para no maldecir; si tan solo ella hubiese aparecido un par de meses antes, nada de eso estaría ocurriendo. Comprometiéndose con una mujer que no amaba mientras perseguía su recuerdo ¿Había acaso un castigo mayor que ese? Sinceramente, lo dudaba.
-Oliver.
La voz de su prometida y la mano de ésta sujetando fuertemente la suya, detuvo el lento andar que había iniciado hacia ella. Giró entonces en su dirección, o al menos parcialmente lo hizo, encontrándose con la mirada confusa, sorprendida y dolida de ella; la estaba haciendo sufrir, tanto o más de lo que había hecho los últimos meses, obligándola a cargar con el peso de la culpa que era únicamente suya. Intentó devolver el agarre que su prometida mantenía sobre su diestra, en verdad lo hizo, pero el ver como ella se alejaba otra vez, pudo más que cualquier gesto de aprecio para con su futura esposa; no estaba dispuesto a perderla de nuevo.
Más rápido de lo que habría esperado, le dio alcance; su mano sujetó la de ella y la apretó firmemente, deteniendo su andar mientras el nombre de ésta brotaba de sus labios: "¡Mai!"
Tantos años persiguiéndola, buscando en cada rincón algún rastro de ella, todo había valido la pena solo por ese momento, sin embargo, las cosas no se dieron como esperaba. Las palabras que los labios ajenos pronunciaron mientras lo veía, terminaron por destruir la vana ilusión que había creado.
-¿Quién eres?
Y aquellas palabras bastaron para robarle el aliento. La miraba casi sin ver, mientras aquellas escuetas palabras reverberaban en sus oídos; no, debía tratarse de una broma, sí, debía ser eso. Consciente de ello o no, afianzó el agarre que mantenía en la mano ajena, causando así que un quejido saliese de boca de la castaña.
-Davis… Es usted Oliver Davis ¿Cierto? —Cuestionó la castaña en un perfecto y fluido Ingles, al parecer, reconociendo al azabache— Me disculpo por no reconocerlo antes, profesor, pero… ¿Podría soltar mi muñeca?
La soltó de inmediato, casi como si quemara, sin embargo, no pudo dejar de mirarla. Era ella, un poco mayor a los recuerdos que guardaba, sí, pero no dudaba que fuese Mai la persona frente a él, entonces ¿Por qué? ¿Por qué lo trataba de esa manera tan formal? Estuvo tentado a preguntar y ciertamente lo habría hecho, de no ser por el sujeto que apareció junto a ella, un hombre casi tan alto como Lin, de ojos negros y oscuros cabellos castaños.
-¿Sucede algo malo, Kate? —Cuestionó el recién llegado a la castaña, mientras veía de soslayo al azabache— ¿Algún inconveniente con él?
-Descuida Matt, no es nada…quiero decir… creo que me confundió con alguien más… —Respondió la castaña, viendo al azabache frente a ellos— Profesor ¿Se siente bien? Luce demasiado pálido. Quizá debería descansar.
Pero él no escuchaba más. ¿Qué clase de broma era esa? ¿Quién era el sujeto que acompañaba a Mai? ¿Por qué Mai se hacía llamar Kate? Necesitaba una explicación o que alguien lo sacase de aquella pesadilla.
Casi como si sus ruegos hubiesen sido escuchados, su padre apareció. Acompañado por un hombre al que llamaba "mejor amigo", Naru vio como su padre sonreía mientras se acercaba a él, sin embargo, fueron las palabras del sujeto las que dejaron al azabache más aturdido de lo que ya estaba.
-Veo que ya conoció a mis hijos, Oliver. Espero que puedan llevarse bien. —Dijo el mayor, sonriendo ampliamente mientras abrazaba a ambos castaños—
-A decir verdad, acabamos de encontrarnos, padre —Respondió Matt, viendo de soslayo al azabache— Estábamos a punto de presentarnos apropiadamente cuando llegaron.
-Oh, si ese es el caso, ¡Yo haré los honores! —Exclamó con efusividad el mayor, motivado en parte por alcohol en su torrente sanguíneo— Martin, Oliver, ellos son mis hijos, Matthew y Kathleen. —Explicó mientras daba un efusivo abrazo a los susodichos, dirigiéndose luego a ellos—Muchachos, él es el hijo de mi mejor amigo, Oliver Davis. Respetado científico en el ámbito de lo paranormal y el celebrado de esta noche. Se casará dentro de un par de meses.
El resto de las presentaciones llegaron a Naru como un rumor lejano. Una pesadilla, un pandemónium, un escenario inverosímil; aquellas palabras no alcanzaban para describir el lío formado en su cabeza. ¿Sus hijos? ¿Mai era su hija y ese sujeto era su hermano? ¿Acaso no era huérfana? Quería una explicación, no, la necesitaba.
-Parece que mi hijo ha bebido demasiado, Maxwell —Dijo Martin, mientras daba suaves palmadas en la espalda dl azabache, sin sospechar siquiera del confuso estado mental de éste— Ve al balcón, respira un poco de aire fresco y vuelve cuando te sientas mejor, estaremos esperándote aquí.
Estuvo a punto de replicar a las palabras de su padre, sin embargo, la mano de Lin sobre su hombro y la mirada de su prometida detuvo todo intento de hacerlo. Necesitaba calmarse, pensar con claridad y un poco de aire fresco podría sentarle bien.
Con una pequeña disculpa de por medio, Naru se alejó del salón y se perdió en el mar de invitados, buscando en la soledad del balcón un poco de la paz que tanto necesitaba.
Cuando vio como Naru se abría paso entre los invitados, Lin supo que algo había ocurrido. Hace años que no había visto esa chispa de esperanza en los ojos del azabache y, aunque eso normalmente sería algo bueno, el chino sospechaba que ese no sería el caso, por lo que decidió darle alcance; no estaba preparado para lo que vino después.
Kathleen Shepard era idéntica a Mai. Unos centímetros más alta, cabellera ligeramente larga y facciones más adultas, sí, pero fuera de eso, eran como dos gotas de agua; Lin no pudo culpar a Naru por confundirla.
-Esto… debe ser un castigo… —Susurró la muchacha junto a Lin, mientras veía a Naru perderse entre la gente. Ella veía su espalda, pero él en ningún momento fijo la vista en ella— Mai debe estar riéndose de mí, donde quiera que esté.
Lin reprimió un cansado suspiro mientras veía a Madoka, pidiéndole ayuda en silencio. Él sabía que ese compromiso no terminaría bien, pero nadie lo escuchó. Sabía que los padres de Naru lo habían hecho con la mejor intención "Tiene que seguir con su vida y ella es una buena chica" Habían dicho y Naru, por muy increíble que pareciese, no puso objeción. Si parte de él había muerto con Gene, lo quedaba había desaparecido junto a Mai; Oliver Davis no era más que un cascarón vacío.
-Oliver necesita tiempo para sanar y eso lo sabes mejor que nadie, Hara-san —Fue lo único que pudo decir, mientras Madoka les daba alcance— Debes tenerle paciencia.
Y quizá era mucho pedir; ella no merecía eso.
Lin había estado junto a Naru los últimos cinco años y, gracias a ello, había sido testigo del dramático cambio que Hara Masako había tenido. Atrás quedaron los caprichos y actitud pedante que la azabache alguna vez tuviese; la desaparición de Mai había cambiado a todos, pero fueron Naru y Masako quienes sintieron más aquel suceso.
Recordaba todavía la conversación que había escuchado por casualidad la noche en que el compromiso de ambos fue acordado. Aquella vez, Lin predijo y sin equivocarse, que esa relación no terminaría bien.
-No siento nada por ti y lo sabes, Hara-san. —Había dicho Naru aquella vez, de espaldas a la médium. Su mirada, centrada en todo momento en los mapas que permanecían extendidos en su escritorio— Tengo prioridades y tú no estás incluida en ellas ¿Aun así, quieres seguir con esta estupidez?
-Sí —Fue la firme respuesta del médium— Déjame ayudarte, Naru. Si me das una oportunidad, yo podría…
-No vuelvas a usar ese nombre —Replicó el azabache, posando al fin la mirada en ella. Segundos después, volvió a su labor y no dijo más. La conversación había terminado—
Incluso Lin se sorprendió al ver la expresión de su rostro aquella noche. Comprendió así que Naru jamás volvería a ser el mismo y que, por más que su prometida se esforzase por ganar un lugar en su corazón, aquello jamás ocurriría. ¿La prueba más clara? Oliver Davis no permitió nunca en esos cinco años que Hara Masako lo llamase "Naru", tampoco dejó que ella preparase té para él, ambos eran privilegios reservados únicamente para Mai.
Un cansado suspiro salió sin remedio de boca de Lin mientras veía a Naru allí, de pie en el balcón y con la mirada perdida en la oscuridad de la noche; hace rato ya que Madoka se había llevado lejos a una deprimida Hara Masako. Él se hacía fácilmente una idea de lo que pasaba por la cabeza del joven azabache en ese momento: Culpa. Oliver se culpaba cada día por lo ocurrido cinco años atrás y, muy probablemente, arrastraría esos negativos sentimientos hasta la tumba.
-Eres más fuerte que esto, Oliver… —Dijo el chino en un casi imperceptible susurro— Tienes que superarlo…
-No es el único que debe hacerlo —Replicó Madoka, apareciendo junto al pelinegro. Segundos después y sin verlo a los ojos, se recostó en el hombro de éste, mientras sus palabras salían un suave pero preocupado susurro— Han pasado cinco años, Lin. Tú también debes dejarla ir.
Y es que Naru no era el único que vivía aferrado a su fantasma.
Tenía pesadillas. Casi todas las noches durante los últimos cinco años, Lin tenía pesadillas cada maldita noche. La veía allí, frente a él, luchando por tomar su mano y por alejarse del peligro, pero él no podía sujetarla a tiempo y ella, ante su impotente y angustiada mirada, era tragada por la oscuridad. Despertaba entonces jadeando y en más de una ocasión con el nombre de la castaña en sus labios.
Si había alguien tan afectado como Naru por la desaparición de Mai —porque nadie se atrevía a decir la palabra muerte— era Lin. Él tampoco podía dejarla ir.
-Suena bastante fácil, pero no lo es —Fue su escueta respuesta, seguida de una ligera sonrisa, que contrastaba con la culpabilidad y el dolor de su mirada— Iré por Naru, tu deberías ir por Masako. Los invitados comenzarán a murmurar si los novios no están en la fiesta.
No hizo falta mucho para que Lin trajese de vuelta a Naru. Ya más clamado, el azabache había optado por regresar a la fiesta, aunque la dirección en la que caminaba decía a Lin que la situación, lejos de mejorar, solo empeoraría.
Naru no había descartado la idea de que Kate era Mai. Había demasiadas coincidencias y el parecido era casi imposible de creer; por eso y aún teniendo a su prometida al lado, no podía apartar los ojos de ella y, por primera vez en mucho tiempo, permitió que sus labios se curvasen en una sutil sonrisa. "Los milagros del amor" había dicho su padre al notar aquello, brindando por el raro acontecimiento que era el ver a su hijo sonreír; Naru no le tomó demasiada importancia.
Con el transcurrir de los minutos, Lin pudo notarlo: Naru creía firmemente que Kathleen Shepard era Mai. No lo dijo, pero tenía tantos años de conocerlo, que le era fácil leer entre líneas, y aquel comportamiento era preocupante. Si bien Naru no había dejado de investigar sobre el paradero de Mai, durante el último año había comenzado a reducir sus esfuerzos; pasaba más tiempo en el trabajo y muy de vez en cuando salía con Hara Masako, pero dentro de todo, parecía estar dejando atrás aquella obsesión por encontrarlo, sin embargo, la aparición de Kate alteraba todo.
Lin, sin embargo, no podía culpar a Naru por su reciente actitud, después de todo, incluso él sentía una leve puntada en el pecho al ver a la hija menor de los Shepard sonriendo como antaño hacía Mai; era como tenerla con ellos nuevamente. A punto estuvo de dejar escapar un suspiro cuando percibió la mirada de Martin sobre él, dirigió entonces la vista hacia el patriarca de los Davis y, al hacerlo, supo que él mayor lo había notado también; algo iba mal con Naru y muy probablemente Lin tendría que dar explicaciones al respecto. Ante esa perspectiva futura, el chino no pudo evitar esta vez que un cansados suspiro escapase de su boca; las cosas se complicaban por lo que decidió hablar con Martin lo más pronto posible. Se dirigió entonces hacia el mayor dando la espalda al grupo, sin embargo, todo intento por retirarse quedó en eso, en un vano intento, pues sintió de repente el peso de alguien sobre su espalda; la sorpresa se reflejó en su rostro al ver de quien se trataba.
Apoyada sobre su espalda, al parecer en un intento por no caer, Lin tenía a Kate Shepard fuertemente sujetada de su camisa. La muchacha se había visto sorprendida por una desconocida de baja estatura, rubia cabellera y ojos verdes —Al parecer alguna compañera de la universidad— y la efusiva forma en que ésta la saludó: saltando sobre ella por la espalda. Como resultado, la castaña había perdido el equilibrio y terminó sujetándose de la persona más próxima a ella.
-¡L-lo lamento! —Se excusó la castaña, mientras se alejaba inmediatamente del azabache; un tenue rubor apareció en sus mejillas. Segundos después, no tardó en regañar a la recién llegada— ¡Esa no es forma de saludar, Sherry!
-No te he visto desde el fin de curso en Duke y me recibes con un regaño… eres cruel, Kate… —Respondió con fingida indignación— Y yo que vine corriendo apenas te vi…
-¿Duke? ¿Hablan de la Universidad de Duke, en Estados Unidos? —Cuestionó Lin, llevado por la curiosidad—
-¡Esa misma! —Exclamó la recién llegada, viendo con curiosidad al azabache— Por cierto… ¿Quién eres?
-¡Sherry! ¡Esa no es forma de dirigirte a las personas! —Regañó nuevamente la castaña, cual madre lo haría con una hija. Acto seguido, se dirigió al azabache— Lamento todo esto, a veces puede ser muy infantil —Explicó refiriéndose a la recién llegada— Somos estudiantes de Parapsicología en la Universidad Duke, en Carolina del Norte. Usted es Lin ¿Cierto? Me pareció oírlo de mi padre hace rato. Es un gusto conocerlo.
Lin tomó la mano que la castaña le ofrecía y le dio un ligero apretón, respondiendo así el saludo de ésta; la extraña sensación que lo recorrió de pies a cabeza ante su tacto fue algo que no supo explicar. ¿Sería acaso por el parecido que tenía con Mai? Eso era lo más probable. Pensando en ello estaba cuando la mano extendida de la otra menor le hizo notar el hecho de que aún sujetaba la mano de Kate; inmediatamente pero sin ser brusco, soltó la mano ajena para tomar la otra.
-Sherry Thompson —Se presentó la menor, sujetando con firmeza la mano del azabache. Su mirada se detuvo brevemente sobre él, viéndolo con cautela antes de soltarlo— Tú… ¿Tienes algún asunto con Kate? Es extraña la forma en que la miras.
Lin no tuvo oportunidad de responder a la interrogante de la menor, pues la voz de la castaña interrumpió cualquier intento. Reclamando a la menor por su falta de tacto con las personas y la directa manera que tenía de decir las cosas, Kate se excusó con Lin; el chino no tuvo tiempo siquiera de despedirse, pues una sonrojada y avergonzada Kate Shepard se alejó a paso rápido, arrastrando a Sherry consigo.
Un cansado suspiro escapó por enésima vez de los labios de Lin. Esa noche estaba resultando peor de lo que había imaginado y, dada la persona que le dio alcance a penas la castaña se fue, las cosas sólo irían a peor.
Lo había visto todo. Y es que a pesar de estar a varios metros de distancia junto a Masako, Naru no había perdido detalle del pequeño impase entre su asistente y Kate. Fueron solo escasos minutos, pero aquello había sido suficiente para reavivar la dormida llama de su curiosidad, por lo que no tardó en darle alcance a su asistente a penas la castaña se fue; si Lin tenía información que le sirviera, la obtendría esa noche.
-¿Qué averiguaste? —Fue su directa interrogante. Con una copa en la mano y la mirada fija en la castaña que parecía regañar a la muchacha que la acompañaba, Naru esperó la respuesta de su asistente—
-Oliver, ella no es Mai —Respondió el azabache, claramente preocupado por el interés que el menor mostraba por Kate. Aquella obsesión no podía ser sana— Lo sabes. No sigas con esto.
-¿Sabes quién es la chica que la acompaña? —Continuó al menor, haciendo caso omiso a las palabras del chino—
Lin solo pudo fruncir el entrecejo ante la actitud del menor. Comprendió al ver la seriedad en sus facciones que, sin importar lo que intentase para convencerlo, no lograría que abandonase esa absurda investigación. No tuvo más opción que darle lo que quería a pesar de lo contraproducente que eso pudiese llegar a ser.
-Kathleen Shepard, 22 años aproximadamente. Cursa estudios en la facultad de Parapsicología de la Universidad Duke, en Carolina del Norte, por lo que debe residir en Estados Unidos; probablemente solo está de visita en Londres —Explicó el mayor, resumiendo la poca información que había logrado obtener de la breve conversación que tuviese con la castaña— La chica que la acompaña es Sherry Thompson, al parecer son compañeras en la Universidad. Eso es todo lo que se.
-Bien.
Aquella escueta palabra fue la única que brotó de los labios del menor de los Davis antes de alejarse con dirección a su padre, quien estaba a su vez, reunido con Luella y la familia Shepard, incluida Kate y su misteriosa compañera; segundos después, Lin le dio alcance.
Las pequeñas risas del grupo fueron interrumpidas por la suave melodía de un piano; por pedido de su padre, Matt Shepard había comenzado a interpretar para los novios una suave pieza musical en el piano del salón. Fue solo cuando terminó aquella pieza, que Sherry tuvo un momento de "iluminación" y dio una sugerencia que captó la atención de Naru, Lin, Masako y Madoka.
-¿Por qué no cantas algo, Kate? —Cuestionó la rubia, sonriendo ampliamente; afectada tal vez por el alcohol—
-¿Cantar? Olvídalo, Sherry —Respondió la castaña, negando con la cabeza— No más alcohol para ti, has bebido demasiado.
-¡Vamos! ¡La última vez que te escuché hacerlo fue en el concurso de talentos de la universidad! —Exclamó la rubia— ¿Qué te cuesta? ¡Solo una canción!
-Mejor que no lo haga, arruinará el ambiente —Se burló Matt, recibiendo de parte de la castaña una mirada de reproche— ¿Qué? Solo digo la verdad, los únicos temas que conoces son deprimentes.
-No. Definitivamente no lo haré —Respondió la castaña, cruzándose de brazos—
-Que desperdicio… —Susurró la rubia, haciendo un pequeño puchero—Y con lo que le costó al fantasma enseñarte…
Aquello encendió las alarmas de Lin, quien de inmediato vio de soslayo al Naru; tanto Madoka como Masako parecían haberse alertado también, pues ambas miraban al azabache sin saber cómo reaccionar. Los padres de Naru parecían no haber notado el parecido de Kate con Mai, posiblemente porque fueron pocas las veces que la habían tratado.
-¿Fantasma? —Preguntó Martin, repentinamente interesado en el tema— ¿Un fantasma le enseñó?
-Kate es un imán para cosas paranormales —Explicó Matt, quien había permanecido sentado en el banco frente al piano— Siempre termina involucrada con "algo" y hay que salvarla.
-¡Matt! —Regañó la castaña, viendo con reproche a su hermano. Contrariamente a eso, un leve rubor se apreciaba en sus mejillas—
-Una chica de la facultad de música que murió accidentalmente dentro de la universidad, no dejaba en paz a Kate —Dijo la rubia, prosiguiendo con la explicación a pesar del reproche en la mirada de la castaña— Insistía en que participase en su lugar en el concurso de talentos del año pasado y ella no tuvo más opción que ceder. La entrenó hasta el día del concurso y cuando Kate ganó, el fantasma cruzó al otro lado.
Mientras que para los presentes aquello resultaba una anécdota divertida, tanto Lin, Masako y Madoka, intercambiaron miradas preocupadas. La médium no tardó en acercarse a Naru y tomar su mano, apretándola con firmeza "No la veas más, ella no es Mai. Mírame, yo estoy a tu lado" es lo que parecía decirle, pero Lin notó como aquello no tuvo el menor efecto en el azabache, pues éste ni siquiera se inmutó por ello. Madoka en cambio, se limitó a permanecer a su lado, viendo intercaladamente a la castaña y al chino azabache, esperando posiblemente alguna reacción; Lin optó por permanecer en silencio.
-Tener un fantasma como maestro es una experiencia única —Dijo de repente Martin, obviando de momento la tensión percibida de sus conocidos— ¿Por qué no nos delita con algún tema, Kate?
Lin vio como la castaña emitía un cansado suspiro antes de acceder, sonriendo luego al patriarca de los Davis. Algunos minutos después, la castaña estaba sentada en el banco frente al piano junto a su castaño hermano, oyendo los primeros acordes antes de comenzar a cantar.
Cuando las primeras palabras del tema fueron dichas por la castaña, Lin no supo que pensar; de lo único que tuvo certeza, es de que aquello era demasiado para ser coincidencia. Pensó entonces, si a él le había causado una extraña sensación aquello ¿Cómo estaría Naru? La respuesta a su interrogante estaba plasmada en el rostro del menor quien, con el entrecejo levemente fruncido y la mandíbula tensa, intentaba vanamente reprimir sus emociones.
Escuché que sentaste cabeza, que encontraste a una chica y que ahora estás casado.
Escuché que tus sueños se hicieron realidad. Supongo que ella te dio cosas que yo no pude darte.
Viejo amigo, ¿por qué eres tan tímido? No es como para que te reprimas o te escondas de la mentira.
Odio aparecer de repente, sin invitación, pero no podía permanecer alejada, no podía afrontarlo.
Esperaba que vieras mi rostro y recordaras, que para mí, no ha terminado.
No importa, encontraré a alguien como tú. No deseo nada más que lo mejor para ti también.
No me olvides, te lo suplico; recuerdo que una vez dijiste:
"A veces el amor perdura, pero otras en cambio duele"
Nada se compara, ni problemas ni preocupaciones. Los arrepentimientos y errores son solo recuerdos.
¿Quién podría haber sabido lo agridulce que esto sabría?
No importa, encontraré a alguien como tú. No quiero nada más que lo mejor para ti.
No me olvides, te lo suplico; recuerdo que una vez dijiste:
"A veces el amor perdura, pero otras en cambio duele"
Naru no pudo apartar la mirada de Kate mientras ésta cantaba. Cada estrofa iba en perfecta sincronía con los acordes del piano, y el fluido inglés sin ninguna clase de acento le decía a Naru que ella no podía ser Mai, sin embargo ¿Por qué elegiría ese tema si no era ella? Las palabras que salían de boca de la castaña se clavaban como puñales en su pecho y la tensión aumentaba en su cuerpo. Era ella, no podía haber otra explicación; Kate y Mai eran la misma persona y había vuelto para recordarle el pasado que nunca debió intentar dejar atrás.
Cuando la canción terminó, los aplausos en el salón no se hicieron esperar. Una avergonzada Kate trataba vanamente de ocultar el rubor en sus mejillas y rápidamente se escabulló entre la gente, excusándose en que debía retirarse ya de la fiesta; la familia Shepard —y con ellos Sherry— no tardó en marcharse también. Poco después y ya entrada la madrugada, la fiesta concluyó.
Siendo prácticamente un miembro más de la familia Davis, Lin despidió a los últimos invitados antes de subir a la habitación que le habían cedido esa noche. Según Luella y Martin, era demasiado tarde y él había bebido, por lo que lo obligaron a pasar la noche en la mansión. No fue sorpresa para el azabache encontrar a Naru esperándolo dentro, de pie junto al amplio ventanal de la habitación que daba al patio de la casa; al ver la seriedad de las facciones ajenas, Lin confirmó las sospechas que tenía: La aparición de Kate complicaría mucho las cosas.
-Quiero que la investigues —Dijo de repente el joven azabache, sin apartar la vista del ventanal— Edad exacta, lugar de nacimiento, formación académica, relación sanguínea con los Shepard, todo. Quiero saberlo todo de ella, Lin.
-Esto no es bueno… la obsesión que tienes por lo que pasó no es sana. Tienes que dejarla ir, Oliver —Replicó el mayor, a pesar de que él mismo era capaz de hacerlo— Kathleen Shepard no es Mai; por mucho que quieras creer lo contrario, no pueden ser la misma persona.
-Quiero esos datos a la brevedad —Fue la respuesta del menor. Acto seguido, posó brevemente la vista en su mentor antes de dirigirse a la salida de la habitación— Hazme saber cuándo los tengas.
-Oliver… —El nombre del menor salió de boca de Lin en lo que sonó más como una súplica: "No te hagas esto" es lo que realmente quería decir—
-Será la última vez, así que… ayúdame con esto, por favor… —Dijo de repente el azabache, deteniéndose brevemente en el marco de la puerta. A pesar de no verlo, Lin podía hacerse una idea de la expresión dolorosa que el menor debía tener en ese momento, pues la tensión en sus hombros y el uso de aquel inusual "por favor" hablaba por él— Sé que está viva, ella no pudo morir esa noche. Me niego a creerlo.
-No fue tu culpa —Replicó el mayor, intuyendo hacia donde iban los pensamientos del menor—Todos estuvimos allí, Oliver. Hay situaciones que simplemente no pueden evitarse.
-Deberías oír tus propios consejos, Lin. Después de todo, te culpas tanto como yo. —Fue la respuesta del menor mientras abandonaba definitivamente la habitación—
El sonido de la puerta al cerrarse, seguido de los pasos cada vez más lejanos de Naru, fue lo único que se oyó en la fría habitación de Lin. El azabache se quedó allí, inmóvil, de pie en medio del amplio cuarto mientras las palabras de Oliver reverberaban en su cabeza; pensó entonces que no solo Naru se había visto afectado por la aparición de Kate Shepard, Lin tampoco había salido bien librado.
Minutos después y con el apabullante silencio que envolvía la habitación, Lin se vio obligado a dejarse caer sobre la cama. Estaba cansado, pero se negaba a dormir; no quería tener esas pesadillas de nuevo. Emitió entonces un nuevo y cansado suspiro antes de tomar entre sus manos la laptop que descansaba a su lado; encendió la pantalla y apenas tuvo acceso a la red, comenzó la investigación sobre Kate Shepard. Aquello era mejor que revivir aquella pesadilla una vez más.
Notas de la autora
Y hasta aquí con este capítulo introductorio. Espero haya sido de su agrado y que la lectura resultase agradable :3
Comenten para saber si les gustó o si tienen alguna teoría sobre la trama. Eso sí, esta historia no será muy larga X'D
Bueno, por mi parte eso ha sido todo hoy. ¡Hasta la próxima! :3
