disclaimer: harry potter © jk rowling.

nota: six pomegranate seeds (seis semillas de granada) le pertenece a seselt. esta es una traducción. tengo el permiso de la autora.


Neville le cortó la cabeza a la serpiente.

Harry atrapó la varita de Saúco.

Y entonces…

Entonces...

Hermione encontró frío el lugar donde Ron había estado. Corriendo escaleras abajo, perseguidos por Nagini, se habían dado vuelta para enfrentarla, dándole la espalda a los escombros… Memorias destellaron frente a sus ojos y asintió para sí misma. Neville, ensangrentado, con la espada de Gryffindor. El último horrocrux destruido.

Se había girado, gateando por encima de los escombros para ver a Harry en la distancia al mismo tiempo que el brillo rojo/verde se desvanecía en la nada, desarmando a Voldemort. Cámara lenta, la varita volando por el aire hacia su mano y entonces… la tierra tembló. Los cadáveres en el patio cayeron, y su amigo y el Señor Tenebroso fueron derribados por la ola de presión antes de que un estruendoso temblor tronara con tanta fuerza que no alcanzó a registrar el ruido antes de que sus tímpanos se reventaran y el...

¿El qué? Hermione parpadeó en dirección a un cielo pálido, casi incoloro. Algo había sucedido. Se sentó con lentitud, esperando sentir dolor pero no. Parpadeando otra vez, se apartó el pelo de la cara y miró sus manos con fijeza. Estaban limpias.

Eso era inesperado.

Hermione se inspeccionó. La misma ropa, arrugada y rota pero no sucia. El mismo ser, parecía, pero no cansada o hambrienta o asustada. No sentía nada.

Oh.

Resignada, Hermione miró a su alrededor. Todavía estaba en Hogwarts. Las escaleras, los escombros, la mampostería arruinada. Estaba sola. Silencio.

Bueno. La chica habría suspirado si hubiera estado respirando, y notó de manera tardía que no lo estaba. Bueno, ¿ahora qué? La quietud se sentía algo suave. Como el momento entre respiraciones. Si alguna vez hubiera pensado en lo que venía tras la muerte, vagamente habría esperado que fuera más brillante. Todo ese cliché de "caminar hacia la luz."

Considerándolo todo, reflexionó Hermione mientras se abría paso a través de los escombros de su escuela, esta vida después de la muerte era bastante decepcionante. ¿Dónde estaban los otros fantasmas? ¿Las otras personas? Sabía que no era la única que había… fallecido. Se dirigió al Gran Comedor esperando encontrarse con un deplorable número de víctimas. Le agradaría bastante el recibir un abrazo de Tonks en ese instante.

El Gran Comedor estaba vacío. Las mesas y los bancos estaban desnudos. Había banderines, lo que le hizo fruncir el ceño. Los colores se veían desteñidos y los emblemas cambiaban en figuras estilizadas. Siempre los correctos; águila para el azul, león para el rojo pero no el mismo símbolo. No llevaba puesto el uniforme, porque habría revisado si su insignia estaba haciendo lo mismo.

—Sí lo haría.

La voz venía de sus espaldas. Claro que venía de sus espaldas, pero las cosas no eran lo bastante espeluznante. Hermione se congeló. No llevaba varita. Ron tenía la suya, pensó. Su memoria de la batalla todavía era poco más que fragmentos desordenados debido al estrés y la adrenalina. ¿Era el cortisol la hormona que impedía la memoria? Creyó que era posible. La cortisona era un anti-inflamatorio.

—Te distraes. Concéntrate.

La voz habló otra vez. Hermione se dio vuelta. No había nadie.

Fue entonces que un busto en una de las alcobas le asintió. Hermione lo fulminó con la mirada. Claro, pensó Hermione, ordenándose. Seguro. Iba a conseguir unas cuantas respuestas ahora mismo.

—¿Estoy muerta? —exigió, queriendo saber exactamente su estado de ser o no ser para poder conseguir alguna clase de dirección en su (no) vida.

—Sí y no —dijo la cabeza de piedra con placidez.

—No estoy de humor para sinsentidos metafísicos —replicó Hermione, marchando hacia la abreviada estatua para darle un toque en la nariz. Se sintió sólido pero débil. No exactamente adormecido. Aletargado, quizá—. ¿Es este un efecto de dilatación del tiempo?"

—No por completo —La cabeza encogió sus hombros truncados.

—Escuela de magia o no, apuesto que Filch tiene un mazo en alguna parte —le informó Hermione al inútil cerebro—. O podría ir y buscar una torre intacta de la que lanzarte. Ha sido un largo año y estoy segura de puedo encontrar algo de furia irracional que compartir.

—Pero no te sientes enfadada, ¿verdad?

La voz todavía sonaba agradable pero ahora poseía un toque de petulancia. Hermione frunció el ceño, anticipando una llamarada de irritación ante la respuesta. Pero no pasó nada. No sintió nada aparte de la secuela suspirada del esfuerzo. Como un globo desinflándose.

—No —respondió Hermione. Puede que no tuviera emociones animadas pero poesía una fuente de sarcasmo de sobra—. Mira, no quiero jugar a las veinte preguntas. Me gustaría tener una explicación de qué está pasando, cómo puedo regresar a donde se supone que debería estar y en general la vida, el universo y todo.

—Hubo un evento —anunció el busto, y apretó los labios al recibir una mirada fulminante—. Lamentamos no poder ser más descriptivos. Somos la voz de Hogwarts, no un oráculo. —Hermione se cruzó de brazos pero se aguantó el comentario—. El evento interrumpió la corporalidad de los alrededores. La fábrica de la realidad ha sido parcialmente destejida.

—¿Cómo lo arreglamos? —preguntó, empujando a un lado la urge juvenil de pisotear el suelo y gritar. Podía tirar un berrinche después de escapar de aquél extraño limbo.

—Te enviamos de regreso para averiguar qué ha sucedido y para que lo detengas. Este hilo de la existencia se está desgastando. Puedes irte antes de que entraste pero no después. No hay futuro desde aquí. —Viendo que estas nuevas fueron recibidas con moderada calma, la cabeza de piedra se aventuró a terreno menos amigable—. Pero no puedes regresar como tú misma."

—¿Por qué no? —inquirió Hermione, imaginando un tapiz. Si alguien hacía un agujero en la fábrica y ella estaba cerca de uno de los bordes desgastados, podía más o menos entender lo que 'Jocunda Sykes' (o por lo menos su estatua) decía. Sin ningún hilo frente a ella, no podía seguir hacia delante. Tendría que regresar y acercarse de lado para esquivar el vacío.

—Porque no hay espacio para dos de ti. Ya hay una 'tú' en el lugar de la realidad que tiene 'forma de ti.' Hay otros agujeros en los que caerías pero tú, la Hermione tú, no se acomodaría correctamente —explicó Jocunda con aire de hablarle a alguien con dificultades para entender—. Siempre hay lagunas en la realidad, así que podemos encontrar una que te acomode, pero crear una daña toda la tela.

—Todo lo que rompa el patrón apresura el Ragnarok —dijo Hermione, citando la edda rúnica. Nunca le había puesto mucha atención a la predestinación. La idea de rendirse y dejar que el Destino la pasara a llevar no la atraía mucho. Ir con serenidad no era para ella—. ¿Entonces me voy de aquí y aparezco en el agujero natural más apto y cercano? —Eso no sonaba tan mal—. ¿Qué es lo que crea los vacíos?

—Depende —El busto soportó una mirada oscura de la joven bruja—. No hacemos esto deliberadamente para fastidiarte. Toda clase de cosas pueden separar los hilos. La realidad respira y en esa acción, las partes que forman la existencia se mueven. —La mirada fija continuó, acompañada de evasivas—. La clase de espacio que necesitamos para ti proviene de la muerte de otra persona, ¿eso te satisface? Cada vez que la Maldición Asesina acaba a alguien, el hilo de su futuro desaparece.

—Las botas de un hombre muerto, literalmente. —Hermione puso una cara. —¿No podría regresar como un fantasma y ya? Si no tengo un cuerpo físico, ¿sería capaz de acomodarme mejor entre los hilos? Si no soy corporal, podría pasar mejor por barreras y protecciones.

—Te verías como tú misma. Los fantasmas están hechos por completo de lo que compone el alma. Eterna e inmutable. No hay manera de ocultarlo. Tampoco podrías mentir, excepto a través del silencio. —Jocunda sacudió la cabeza con la suficiente firmeza para sacudirse un poco en la base. —No estaríamos matando a alguien para que pudieras tomar su lugar. Él o ella ya está muerto. Los Imperdonables no son llamados así por su antipatía general. Persisten en el tejido. Una vez que se emiten, sus efectos permanecen. Incluso si usas magia temporal para alterar uno de los hilos, alguien más moriría en ese momento.

—No sabía eso. —Había intentado investigarlos los Imperdonables, encontrar una manera de resistirlos o arreglar el daño. Ser una estudiante limitaba su acceso. No podía quejarse de que una escuela secundaria no tuviera libros sobre magia de muerte a mano, pero la teoría detrás de las maldiciones era tan fascinante como las maldiciones mismas. Hermione quería saber todo sobre el funcionamiento de la magia. —¿El giratiempos tiene el mismo efecto? ¿También marca el tapiz de la misma manera?

—No, aunque la suposición de que lo haría no es irrazonable. La magia temporal manipula los hilos pero no los daña por sí mismos. Puedes hacer un lazo con un hilo, dirigirlo a otro lugar, destejerlo para que cuelgue y parezca cortado, toda clase de cambios. Sin embargo, sólo estás moviendo la tela, no dañándola.

El busto pausó, adivinando una pregunta en los ojos de la bruja.

—¿Es por eso que soy la única que está aquí? ¿Por el giratiempos? —Hermione se mordió el labio—. Llevé a Harry conmigo cuando salvamos a Buckbeak y a Sirius. También debería estar aquí."

—Él fue un pasajero. —Jocunda se quedó en silencio por un largo momento y cuando habló otra vez, la voz era ligeramente diferente—. Niña, hay una razón por la que se te entregó un instrumento temporal. No fue sólo para que pudieras estudiar hasta el cansancio. Estabas siendo probada.

—¿Y pasé? —preguntó, mordiéndose la lengua antes de inquirir sobre los estándares de evaluación.

—Pasaste, sí. Si las cosas hubieran sido diferentes, se habrían acercado después de tus MHB para que te unieras a un entrenamiento especial. Los Inefables notaron tu resonancia y deseaban reclutarte. —La boca tallada se frunció. —Con Tom Riddle poseyendo un cuerpo otra vez, traerte tal atención habría sido fatal. Es afortunado que no fueras una aprendiz cuando visitaste el Departamento de Misterios. Los Marcados lo habrían notado.

—Y habrían objetado a una sangresucia recibiendo tal oportunidad, me imagino.

Hermione sonrió de lado. Si alguna vez se le daba la oportunidad de entrar al mundo académico, escribiría una guía para idiotas sobre genética humana y lo haría una lectura obligatoria para todos los de sangre-pura. Fallado eso, los referiría a los Hapsburgo españoles.

—Sin duda alguna. Sin embargo, cualquiera excepto el tonto sin esperanza te habría visto atravesando las defensas. Las barreras sencillamente no habrían existido para ti. Incluyendo la prohibición resguardando las profecías —dijo el busto con énfasis—. Serías capaz de tomar la orbe que Tom Riddle quería con tantas ganas. Habrías sido un recurso invaluable.

Hermione nunca le había envidiado a Harry su estatus de Elegido. Le causaba lástima que tan gran parte de su vida girara alrededor de los desvaríos de Trelawney y la obsesión de un demente. Pero ahora que pensaba en lo cerca que habían estado de ser capturados por Voldemort y lo muy muy feliz que habría estado de tener una manera de saquear el Departamento de Misterios cuando le diera la gana, sintió verdadera simpatía por su mejor amigo. Ser especial podía ser una maldición.

—Vale, convertirme en fantasma no es posible y la magia no evitará que otra persona muera, ¿pero por qué tengo que ocupar el hilo de otra persona? —Hermione no estaba negándose exactamente, sólo quería entender la profundidad de la crisis.

—Cualquier nudo temporal requiere un hilo intacto. Aquí, en este lugar, no tenemos uno. El momento en que te vayas, tu hilo continuará pero sin ti en el tejido. Estarías a la deriva en el éter. —La Jocunda de marfil sonaba bastante pedante—. Hogwarts puede sostenerte mientras te mueves desde este no-lugar. Pero hasta que estés incrustada en la realidad, lo más lejano que estés físicamente de la escuela y más probable es que te sueltes.

—¿Cuánto me tomaría incrustarme?

Consideró lo que podría tener que hacer para descubrir la causa del 'evento.' Si pudiera acampar en la Sala de Menesteres con los otros estudiantes, no habría necesidad de matricularse. Podría escabullirse por la escuela de forma más o menos anónima.

—Eso depende de qué tan ajustadamente te enredes con los otros hilos. Hay muchos que van por sus vidas enteras tejidos con ligereza y otros que se enredan con muchos. —El busto no se encogió de hombros esta vez, fortaleciendo la impresión de que, dejando al lado el 'yo' real, había más de una voz—. Habrá dificultad en hacerte un cuerpo. La carne en sí misma puede ser copiada con facilidad pero tu magia no estará acostumbrada a su nueva envoltura. Necesitarás tiempo para acostumbrarte.

—Si te pregunto cuánto tiempo tomará, ¿voy a recibir otra respuesta del tipo 'qué tan largo es un pedazo de hilo'? —preguntó Hermione con algo de aspereza.

La cabeza de piedra asintió con gravedad.

—Maravilloso.

Quería caer corriendo. Desafortunadamente parecía que necesitaría el equivalente mágico de terapia física.

—Tanto Dumbledore y Cedric murieron por el Avada. ¿Podríamos usar el espacio dejado por ellos?

—La laguna del Director no te dará suficiente oportunidad para recuperar tu fuerza. Sólo tenemos esta única oportunidad. —La voz se aquietó mientras se comunicaba con sí misma—. El joven tejón funciona. ¿Confías poder imitarlo?

Hermione parpadeó, y se sorprendió a sí misma al notar que tampoco había estado haciendo eso. Se pellizcó sólo para poder decir que lo había hecho. No sucedió nada dramático. El busto de Jocunda Sykes continuó considerándola con paciencia.

—Lo siento. Parece que he asumido algo. ¿Quieres decir que cuando me meto en el espacio-hilo de otra persona, me convierto en ellos? ¿No sólo seré yo en un disfraz cualquiera? —preguntó con cuidado.

—Ese es el caso, sí —afirmó la cabeza—. Hay resonancias complejas que son necesarias para mantener la substitución. Serás su doppelganger.

—No hay manera de que pueda pretender ser Cedric. Apenas lo conocía y él era muy popular. Además todos lo vieron morir.

Hermione se sentó para darle una buena pensada al problema. No sabía de nadie que hubiera muerto de la Maldición Asesina a quien pudiera imitar. La idea era sencillamente un callejón sin salida. Mientras más adulta la persona a la que reemplazara, mayor la posibilidad de que alguien lo notara si ella cometía un error. En ese caso, un niño sería más viable. Los Mortífagos no se habían abstenido de asesinar niños.

—¿Hay alguien que habría ido a la escuela en mi año o por ahí?

—Desafortunadamente sí —dijo la voz, sonando afligida—. Varios.

El silencio se alargó mientras que, presumiblemente, la cabeza revisaba su Libro de Admisión. Hermione habría querido ver el libro ella misma pero la torre en la que se encontraba estaba increíblemente cerrada. La Profesora McGonagall le había dicho que nadie había tocado el Libro o su Pluma desde los Fundadores. Dada la edad del artefacto, bien podría ser semi-sensible. Quizás era una de las voces.

—Los llamamos los Perdidos o los pupilos de los ángeles descuidados. Su pérdida nos aminora y nos enfurece. No deberían haber sido tomados. —El ánima dentro del busto se manifestó con intensidad apretando los dientes tallados—. Si deseas una vida con poca vigilancia, hay una. Una huérfana criada de manera clandestina, sin padre desde la guerra, sin madre desde que su Guardián Secreto murió y fueron descubiertas. Cathal Machtilde Rosier.

—¿La hija de un Mortífago?

Hermione había investigado a sus enemigos, en particular a aquellos que habían apoyado a Voldemort desde un principio. Un Rosier había ido a la escuela con Tom Riddle, y su hijo había muerto resistiendo el arresto. De hecho hasta le había quitado un pedazo a Alastor Moody.

—La hija legítima de Evan Hugh Rosier, de la Casa Slytherin, y Derica Melusine Max, graduada de Durmstrang. —El busto no podía comentar en la afiliación política de la bruja pero dado que la niña había nacido en Rosier Hall, el matrimonio había sido reconocido casi sin duda—. Fue criada en la Isla de Man, y murió allí mismo a los diez años. Habría estado en tu generación.

—¿Cómo murió? —La pregunta fue sobria e intensa.

—No lo sabemos. Sólo estamos al tanto de dónde estaba cuando la Maldición Asesina acabó con ella. Sabemos del Fidelius por suposición, porque su ubicación no fue revelada en el Libro de Admisión hasta tres semanas antes de su muerte. —Acercándose al borde de su base, el busto miró hacia abajo, a la pensativa Hermione. — Hay otros.

—¿Es Cathal la que me da la menor posibilidad de ser atrapada? Puedo mentir pero no soy buena inventando cosas al vuelo.

A Hermione no le agradaba la idea de ponerse la vida de otra persona como una piel desollada. Tampoco le agradaba el quedarse aquí por una eternidad arbitraria.

—Su familia está indicado como 'pariente sanguíneo más cercano', lo que indica que su familia inmediata está o muerta, o incapacitada, o encarcelada. Después de su muerte no recibimos preguntas sobre ella de parte de individuos preocupados. —Aquí la voz pausó para evaluar una afirmación declarativa—. Creemos que es la laguna más apta cerca del tiempo que sugeriste. Eso no quiere decir que sea la candidata con la mejor posición para tener éxito al descubrir la causa del evento.

—Dado que no tenemos idea de lo que es el evento y ni hablar de cómo detenerlo, dudo que podamos decir quién tiene la 'mejor posición.' —Pesó los pro y los contra, acabando con una gran maraña de adivinanzas no concluyentes—. Hipotéticamente hablando, digamos que regreso como Rosier, averiguo qué sucedió, le pongo la tapa a la olla y ¿después qué?

—No lo sabemos. —La respuesta honesta llegó con rapidez, lo que no hizo mucho por la paz mental de Hermione.

—Eso es lo que pensé que dirías. Así que ciegamente me lanzo al desconocido. —Miró con fijeza la mampostería desaturada, a las motas de polvo flotando suspendidas como si estuviera mirando una fotografía tomada con una cámara polvorienta. A sus propias manos, limpias a pesar de todo lo que había hecho para llegar a alí—. ¿Qué necesito hacer?

—Tu consentimiento es todo lo que se necesita. No podemos decirte cómo hacemos lo que haremos para regresarte al mundo. — Ahora la voz sonaba férrea. Sin importar lo parlanchina que había sido sobre esotérica, habían secretos que debían ser mantenidos—. Te despertarás como la Señorita C. Rosier, Sótano Oculto, Rose Cottage, El Cronk, Ballaugh, Isla de Man.

—¿Cuánto tiempo habrá entre su muerte y mi regreso? Quiero decir, ¿estaré atrapada en un sótano con alguien dispuesto a usar la Maldición Asesina con una niña de diez años?

Hermione se puso de pie, limpiándose de polvo con un gesto que era más de preparación mental que limpieza.

—Muy poco y sí —respondió el busto—. Una vez que estés de vuelta en el mundo, podemos enviar a un elfo doméstico a ayudarte. Pero debes ir primero para que nuestro sirviente te encuentre, porque Cathal Rosier no tiene vínculo con la escuela.

Los ojos de piedra estudiaron a Hermione sin parpadear.

—Su día de muerte es el diecinueve de julio. Su cumpleaños es el tres de agosto. Ahora sabes tanto acerca de ella como nosotros.

—Así que el plan general es que me re-materializo y me las arreglo para no morir hasta que llegue tu elfo. —Había hecho más con menos—. Tengo un vínculo con la escuela. ¿Puede el elfo traerme a Hogwarts antes de tiempo? Dijiste que necesito quedarme cerca para evitar irme a la deriva.

—Sería mejor si te quedaras cerca de nosotras, aunque no es esencial. —Tras un momento de consulta, la cabeza asintió. —Sí, vas a venir a la escuela. Podemos esconderte aquí y llevarte a la Plataforma Nueve y Tres Cuartos para fingir una llegada más apropiada.

—Hagámoslo antes de que piense en todas las maneras en que esto podría ir mal. —Hermione alzó la barbilla y tomó una bocanada de aire a consciencia—. Me gustaría una manera de comunicarme contigo. Voy a necesitar toda la ayuda que pueda conseguir.

—La tendrás —prometió la voz—. Cierra los ojos, señorita Granger.

Hermione obedeció e intentó no encogerse mientras la oscuridad se la tragaba.