Drabble 1896. Aclaro que Akira-sama es dueña de los personajes mencionados aquí~
Y bueno, no soy tan fanática de esta pareja, pero en particular se me ocurrió esto por cierta amiga, por ello nació este drabble tan... ¿Extraño? No lo sé, para mí lo es un poco.
...A lo que viene..
Enemigo Imperturbable
Durante unos instantes, él se perdió completamente en sus pensamientos. No es que deseara hacerlo, pero, no podía ver en ella algo más que no fuera a su contrincante.
Cerró sus ojos en busca de paz y quiso alejarse literal e imaginariamente de la habitación. Sin embargo, era inevitable mirarle cuando estaba en ese estado, despertaba en él una tranquilidad mayor a la que obtenía al querer alejarse de lugar con meros pensamientos vanos y que no eran nada más que pretextos para desviar su atención.
Sonrió. Se alegró de haberse escabullido para entrar al cuarto sin que nadie lo viese; ni Sawada, ni sus amigos, ni el bebé y mucho menos toda esa multitud de herbívoros que invadían y perturbaban la Base Vongola con todo su alboroto ahora cotidiano.
Trataba de mantenerse lo más distante que pudiese resistir. Él deseaba ver como se encontraba la chica; Su estado de salud, sus mejorías y decaimientos, todo le parecería importante. Pero, ¿cómo se iba a preocupar por alguien como ella? Nadie debía enterarse y solamente se trataría de un secreto.
En realidad no le importaba lo que los demás llegaran a pensar de él. Su orgullo tenía un papel importante en la situación y no pensaba ponerlo en juego, no por alguien que era también aquél ser que lo había dejado en ridículo.
La oscuridad se hizo cada vez más pesada, eran ya altas horas de la noche cuando entró con sigilo a la habitación, ya llevaba bastante tiempo ahí. Recargado en la pared, brazos cruzados y párpados cansados, sólo observándola… Tranquila, inofensiva, apacible.
Desde el día que ella llegó en peligro de muerte, se mantuvo al pendiente de cualquier acontecimiento. Nadie se enteraba, todo era silencioso. Tanto, que jamás se paró allí para verla personalmente, se fiaba de los comentarios ajenos y de los resultados médicos que llegaba a examinar.
Suspiró. A él no le correspondía hacer nada y en momentos llegaba a preguntarse por qué seguía al cuidado anónimo de esa joven, era desconcertante y la noche estaba a punto de acabarse. Eso tampoco le importaba pues podía mantenerse sumido en sus especulaciones por mucho más rato. Obviamente, necesitaba de límites.
Era la hora de irse, seguro regresaría la próxima noche para velar nuevamente la estabilidad de la muchacha. Abrió la puerta con movimientos completamente sordos y, antes de salir, Hibari miró a Chrome por última vez. No vio en ella a su rival, ese corto intervalo de tiempo la observó como si de una dulce e imperturbable chica inconsciente se tratase, justo como lo que en realidad era.
Hm?
