Esta historia empieza a principios de agosto del año 1993 justo antes de que Harry empiece su tercer curso. La historia es la misma excepto un personaje que le he añadido que cambiará la vida de la gran mayoría de los personajes.
No sean muy duros conmigo ya que es la primera historia que escribo y publico.
ENCUENTRO INESPERADO
Mary Ann Bray, una chica de 14 años, consideraba que era extraña. No por su aspecto físico ya que era de constitución normal acercándose a delgada, pelo pelirrojo oscuro largo y ondulado, y unos grandes y preciosos ojos verde esmeralda. Se consideraba extraña debido a factores insólitos que pasaban a su alrededor en momentos en que se sentía desdichada, nerviosa, cuando tenía miedo... siempre que sentía un sentimiento muy potente algo raro sucedía cerca de ella. En estos extraños momentos parecía que sus padres se pusiesen muy nerviosos pero cuando ella les preguntaba el porqué ellos fingían que no sabían de lo que estaba hablando o decían que ellos no habían notado nada raro. Todo esto le sucedía des de que era pequeña y, por suerte para ella, con los años había aprendido a controlar estos episodios y hasta había conseguido hacerlo a voluntad propia, aunque alguna que otro vez no conseguía controlarlo del todo.
En estos instantes hacía una semana que Mary se encontraba de campamentos de verano ya que sus padres trabajaban durante el mes de Agosto y no querían que estuviese sola en casa. Mary decidió ir a dar una vuelta entre los árboles que había alrededor del campamento para poder estar sola y que nadie la viera. Una vez estuvo segura que nadie la podía ver decidió intentar mover las piedras que encontraba por el camino para comprobar hasta que peso conseguía mover usando la mente. Cuando ya llevaba aproximadamente media hora allí Mary observó que había dos hombres mirándola que se estaban acercando a ella. Se asustó al pensar que habrían visto como bailaban la piedras a su alrededor así que decidió que lo mejor sería alejarse de ellos y volver al campamento pero al girarse para salir corriendo de allí se topó con uno de ellos. No sabía cómo había pasado pero de repente el más viejo de los dos se encontraba justo delante de ella impidiendo que avanzara en su camino. Era un anciano con el pelo plateado y una barba muy larga, una larga nariz torcida y unos ojos azul brillante que la miraban con curiosidad y a la vez con tristeza desde detrás de unas gafas de media luna. Mary se giró para ir por otro camino pero justo detrás de ella se encontraba el otro hombre. Éste era mucho más joven que el primero, de unos treinta y pocos años, de piel cetrina, cabello negro y grasiento que le llegaba a los hombros, una nariz aguileña y, finalmente, unos ojos negros que la miraban con añoranza y, a su vez, confusos.
Mary empezó a mover los ojos a su alrededor intentando buscar un hueco para huir de esos dos extraños, pero no encontraba ninguno. Pensó que quizás lo mejor sería intentar tirar a uno de ellos al suelo para pasar encima de él y así correr, pero ambos eran demasiado grandes para ella. De repente, se le ocurrió que podría intentar mover una piedra del suelo y darle a uno de ellos en la cabeza para así distraerlo o con suerte conseguir que se desmayara. Así que empezó a concentrarse en una piedra que estaba justo detrás del más viejo pero cuando la piedra apenas se había movido un par de centímetros del suelo él le dijo:
- Señorita Bray, no hemos venido a hacerle daño y nosotros esperamos el mismo trato de su parte así que ¿podría devolver la piedra al suelo que es donde debe estar, por favor?
Mary no comprendía cómo lo había sabido pero intuyó, debido a que ninguno de los dos se había sorprendido de que pudiese mover objetos, que ellos dos sabían quién era y lo que le estaba pasando, así que decidió dejar la piedra en el suelo y escuchar lo que tenían que decirle ya que le habían dicho que no le harían daño aunque no podía estar segura de ello.
Cuando el viejo percibió que Mary no les haría nada y que les escucharía empezó a hablar.
- Señorita Bray yo soy Albus Dumbledore y él es Severus Snape.
Mary se quedó en silencio esperando a que él continuara hablando.
Dumbledore, al ver que Mary no diría nada decidió continuar.
- Hemos venido a buscarla debido a que tenemos malas noticias que tienen que ver con sus padres.
Dumbledore esperó a que ella dijese o hiciese algo pero al ver que seguía mirándolo igual continuó.
- Quizás sería mejor que se sentase.
- Estoy bien como estoy – dijo Mary, cortante.
- Muy bien, se lo diré sin rodeos. Sus padres han muerto esta madrugada.
Los dos hombres se quedaron callados mirándola pero ella ni se movió ni cambió su expresión. No podía creerse lo que estos desconocidos le estaban diciendo, era imposible que sus padres estuvieran muertos a demás, si fuera cierto habrían llamado a los jefes del campamento para que se lo dijeran en vez de enviar a unos extraños para informarla. Así que Mary dijo:
- Bueno señores, gracias por la información. Ahora me gustaría volver a mi tienda para reflexionar en lo que me han dicho.
Mary empezó a caminar pero el hombre joven, Snape, la cogió del brazo para que se detuviera. Mary hizo un gesto brusco para que él la dejara pero no consiguió que la soltara. Esta vez fue Snape el que empezó a hablar mientras ella seguía forcejeando.
- Señorita Bray se lo estamos diciendo de verdad.
Mary seguía moviéndose con los ojos cerrados sin escuchar a nadie y Snape seguía hablando.
- Señorita Bray – A Snape cada vez le costaba más sujetarla – Mary por favor escúcheme y estese quieta.
Ella seguía igual así que Snape la sujetó de los hombros y puso sus ojos a la altura de los de ella.
- Mary, de verdad, no la estamos engañado, de la misma forma que sabemos que hace años que usted puede hacer cosas extrañas solo con pensarlo.
Al escuchar esas últimas palabras Mary se detuvo, miró esos ojos negros y pudo ver que no le estaban mintiendo. Entonces cayó de rodillas al suelo con Snape sujetándola de los hombros a su lado y empezó a llorar. Sin siquiera pensarlo ella pasó los brazos por debajo de los de Snape, abrazándolo, puso la cara en el pecho de él y siguió llorando. Snape respondió a su abrazo apretándola fuerte contra su pecho y dejando que le empapara la camisa.
Dumbledore sacó una varita de su bolsillo y con un simple movimiento de muñeca hizo que Mary se durmiese en los brazos de Snape.
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