Hola, aquí les traigo algo que se me ocurrió de repente, espero les guste :D
Mientras veía a Aido-sempai desmoronarse, mi mente se encontraba en blanco.
-Ustedes dos quédense aquí, yo iré por Kaname-kun- a su espalda habló Kaien.
Lo que Kaname le hizo al padre de Aido-sempai... ¿fue asesinato?
Sus pensamientos se encontraban nublados, no podía pensar con objetividad ni claridad.
Él lo mato...
-¿Porqué? Kaname-sama…-
Podía oír a Aido lamentarse pero seguía paralizada.
¿Por qué? … ¿Por qué?
Echo a correr, sin saber bien porque.
…
Después de que su padre frustrara su búsqueda de Kaname, no podía apartar su vista de Aido, su expresión de tristeza, ella no podía hacer nada por borrarla. Solo pudo bajar la mirada e ir como prisionera a la asociación de cazadores. Incluso su preocupación por el rubio le hizo ignorar la presencia de Zero al pasar a su lado, le hizo dar largas al interrogatorio con tal de que la dejaran en la misma celda, no cedería hasta estar con él e intentar calmarlo, aunque fuera un poco.
Por fin la dejaron ir con Aido, abrió la celda. Se acercó con cuidado, estudiando su lenguaje corporal, definitivamente estaba sufriendo, su corazón se oprimió. Lentamente se arrodillo ante él.
-Sempai, está bien si vas a casa- le hablo con suavidad. El la miro sin expresión.
-La verdad es que estaré bien por mí misma… y es mi responsabilidad ir y preguntar a Kaname porque- seguía mirándola, hasta que habló.
-Apuesto que sí y ellos prometieron seguirlo, pero… Kaname-sama te puso a mi cuidado…- su voz tembló, respiro profundo. -Así que… no voy a ningún lado- trago en seco y apretó fuerte las manos, poco a poco se quebraba sin poder evitarlo.
Las lágrimas empezaron a resbalar, se mordió el labio inferior en un intento de detenerlas. No debía llorar, no frente a ella; a quien tenía que cuidar.
Cuando los sollozos se hicieron presentes, sintió la cálida y pequeña mano de Yuki en su mejilla, era reconfortante, pero aun así no se atrevió a mirarla. Puso su mano sobre la de ella y lloró. A Yuki le dolían aquellas lágrimas, que no era capaz de detener, o quizás sí...
Apartó la mano húmeda de su mejilla y lo tomó por el cuello, ante el acto Aido alzo la vista e inmediatamente sintió los suaves labios de Yuki sobre los suyos. Se sorprendió, no pudo reaccionar, lo único que notaba era que aquel acto lo reconfortaba, y llevado por sus sentimientos correspondió el beso, suave, dulce, cálido.
Yuki notó el cambio en el cuerpo de Aido, los espasmos se fueron, la tensión de la espalda se esfumó como le indicaban sus brazos, y sus propios labios le decían anhelaba calor y cariño, cariño que Kaname al parecer ya no le daría, por alguna razón, una razón que le había roto el corazón.
Al reaccionar ambos lentamente deshicieron el beso, se miraron. Sus miradas se entendían, ambos…querían consuelo.
