Título: Don't let me fall

Pairing: Wesker&Jill&Chris

Dislacimer: Resident evil no me pertenece, todos sus derechos son a su creador, Shinji Mikami y a CAPCOM. Yo tan sólo me limito a fangirlear.

Notas:

Negrita: Diálogos entre los personajes

Cursiva: Flash Back

Negrita con cursiva: Diálogos en Flash Back y citaciones

Capítulo 1: Secuestro

Podía decir que era la primera vez que había tenido miedo de verdad, su corazón parecía tener la intención de salirse de su cuerpo en cualquier momento. Miraba a todos lados con su pistola entre las manos, no quería bajar la guardia en aquella mansión, sabía que si lo hacía uno de aquellos monstruos se abalanzaría sobre ella y no podría salir de allí.

- ¿Dónde estás, Chris? – Susurró apoyando su espalda en una de los pasillos, teniendo un punto muerto para poder mirar y descansar esa tensión que tenía sobre sus hombros.

¿Cómo era posible que hubieran pensado que estarían a salvo en aquella dichosa mansión? Si hubieran sabido todo lo que iba a ocurrir tras el rescate del equipo B.R.A.V.O habrían sabido a que se enfrentaban. Sacudió su cabeza algo agobiada por sus propios pensamientos y cargó su pistola, debía pensar con claridad, tenía que salir de allí cuanto antes.

Se giró y caminó por el pasillo lo más rápido que sus zancadas le permitían, no debía mirar atrás, tenía que salvar a sus compañeros de cualquier forma, sin embargo tras abrir la puerta que había al final del pasillo un zombi se echó sobre ella, por más que intentara retroceder aquel monstruo se abalanzaba sobre ella con insistencia.

- N-No… No… - Disparó como pudo pero se tropezó cayendo al suelo con él encima, forcejeó como pudo, debía salir de allí como fuera. Sintió un profundo dolor en el cuello, era como si su carne fuera desgarrada.

El miedo podía con sus acciones, intentó levantar la pistola con todas sus fuerzas y disparó sin más, cuando se dispuso a abrir los ojos aquel monstruo estaba muerto en el suelo. Un leve suspiro escapó de sus labios y se levantó como pudo.

Aquello debía ser una pesadilla, tenía que serlo, pero sabía que por más que intentara pellizcarse no saldría de aquella situación. Agarró su hombro con fuerza intentando parar la hemorragia, era como si su pulso y su propia sangre estuvieran enloqueciendo en su interior, dio unos últimos pasos llegando nuevamente al salón donde aquel pelo rubio llamó su atención.

- C-Capitán Wesker… - El chico se giró viendo como la castaña se desangraba, caminó hacia ella con paso firme, sosteniéndola entre sus brazos, siempre le había parecido una persona fuerte pero verla de aquella manera era ver las debilidades de "la gran Jill Valentine" – Los demás… No encuentro a los demás…

- Están a salvo – Susurró pasando el brazo de la Valentine por su hombro para ayudarla a caminar como pudiera – Un helicóptero se los ha llevado, vine a buscarte ya que sólo faltabas tú.

Jill asintió débilmente, sus piernas le fallaban, era como si su cuerpo no pensara responderle. La pistola que llevaba en su mano cayó al suelo - Capitán debe irse sin mí… No puedo… No puedo seguir.

- ¿Te estás rindiendo, Valentine? Nosotros nunca nos rendimos ¿Me oyes? – La chica no dijo nada, había quedado inconsciente ante sus últimas palabras. Apartó un poco su camiseta azulada dejando ver como la herida comenzaba a pudrirse, sacó una jeringa entre sus bolsillas inyectándosela en el hombro – Es hora de marcharnos. – La cogió en brazos y caminó sin ningún temor hasta la puerta de la mansión, sabía que nada ni nadie le atacaría, les había dejado una buena carnada como para que algo les sucediera.

Tal y como había planeado el helicóptero le esperaba en el patio trasero, dejó a la chica en un pequeño colchón que había tras los mandos y se dispuso a pilotar, ya tenía lo que quería y no estaba dispuesto a dar marcha atrás…

Veía todo muy oscuro, ni siquiera era capaz de ver sus propias manos, no sabía dónde se encontraba, tan sólo una pequeña luz iluminaba un pequeño extremo de la habitación. Caminó a tientas en busca de algo para poder alumbrar el lugar, pero cuando se dispuso a hacerlo una mano le detuvo. Su corazón dio un vuelco cuando la luz se encendió, alzó la mirada viendo a un hombre delgado enfrente de ella, con barba castaña de tan sólo unos días.

- ¿Papá?

- Una ladrona debe moverse ágilmente, aunque la vista le falle y no tenga armas para defenderse. – Le miró con un signo de reprobación.

- Pero yo soy una policía – Dijo bastante seria viendo que tan sólo aparentaba unos ocho años, ¿Había vuelto a casa?

- Pero abres las puertas como una autentica ladrona.

- Lo usaré en beneficio de lo justo, papá. – Sonrió suavemente mirando a su padre con cariño. Siempre había sido su mentor, la persona que le hacía aspirar a más con tan poca edad.

- Jill, no lo olvides, eres muy lista como para dejarte morir sin más… No mueras y sigue haciendo lo que te hace feliz.

Abrió los ojos pesadamente viendo que se encontraba en un colchón, el suave movimiento del helicóptero le hizo saber que no estaba en tierra firme. Se levantó con cuidado, notando que la herida en su hombro ya no estaba ¿Qué había pasado? Recordaba haberse acercado a Wesker y perder todos sus movimientos, se llevó la mano a la cabeza, le dolía bastante.

- ¿Habrán llegado los demás a Raccoon? – Se levantó yendo hacia los mandos del helicóptero con cuidado, si todo había salido bien ya estaría llegando a la comisaría y seguro que su capitán le tenía preparado un buen papeleo por la fatídica misión.

- ¿Cómo te encuentras? – Dijo él sin ni siquiera girarse.

- Estoy mejor, aunque no entiendo cómo, me mordió uno de esos monstruos – Frunció el ceño un tanto extrañada, no había caído en por qué no se había convertido en un monstruo. -¿Cuánto queda para llegar a casa?

- No vamos a casa, sino a la sede de Umbrella.

Los ojos de la castaña se abrieron desmesuradamente ante las palabras del rubio ¿Sede de Umbrella? ¿Qué diablos estaba diciendo? Miró por una de las ventanillas, estaban a mucha altura así que era posible que estuvieran atravesando el mar.

- ¿Nos has traicionado, Wesker? – Sus ojos reflejaban la confusión y la desconfianza ante aquel hombre que tenía delante.

- Nunca fue mi intención tener aliados en la policía, pero deberías estar agradecida – Se levantó dejando el piloto automático puesto, intentó acercarse a ella, pero conforme lo intentaba Jill retrocedía. – Te inyecté el virus para que pudieras vivir, y al parecer tu cuerpo lo ha asimilado mejor de lo que pensaba.

- ¿Q-Que? ¿¡Dónde están Chris y los demás?

- A estas alturas el misil habrá acabado con Arklay, y estarán todos muertos – Alzó la mano, acariciando suavemente la mejilla de la castaña, la cual se apartó bruscamente al sentir aquellas enormes manos sobre ella.

Era como si su corazón volviera a ir a mil por hora, estaba nerviosa, temerosa y enfadada con aquel hombre que tenía delante, respiraba agitadamente como sino controlara aquellos movimientos por su parte ¿Qué le estaba pasando?

- Ven conmigo, si quisiera hacerte daño ya te habría matado, tenlo en mente – La miró manteniendo la distancia que ella exigía. La miraba de arriba a abajo. Estaba encorvada, como si su pecho le doliera tanto que ni siquiera pudiera permanecer firme ante él. Era curioso verla así, especialmente aquellos tonos dorados que comenzaban a brotar en su pelo, dejando ver a esa persona que estaría a su lado para siempre.

- No tengo… Otra elección… ¿No es así?

Wesker se giró sin contentar sus palabras, volvió a su posición tomando el control de los mandos ¿Qué demonios estaba planeando llevándosela a dios sabe dónde? Pero sin embargo, una parte de ella sentía cierta curiosidad… Sentía que debía acercarse, no por el hecho de que fuera una orden de él. Había salvado su vida y… Se lo debía de alguna forma…

En Arklay el misil había acabado con las pruebas y personas que había en el lugar, jamás podría ser culpado de aquel incidente, unos trozos de ladrillo y unos cuantos perros muertos no dirían la verdad, lo sabía bien…

Un trozo de pared comenzó a moverse entre los escombros, acompañado de un grito desgarrador del castaño, el cual intentaba levantarse. Su cabeza sangraba, uno de sus brazos no se movía y con su ojo izquierdo no podía divisar absolutamente nada…

- ¡Jill! ¡Barry! ¡Rebecca! – Gritó con todas sus fuerzas, intentando que sus plegarías de que estuvieran vivos se cumplieran de una forma u otra….

Continuará:

Y hasta aquí el primer capítulo de mi nuevo proyecto, debo decir que la idea surgió a partir de un rol y tuve la necesidad de escribirlo, espero que podáis disfrutarlo.