Disclaimer: Happy Tree Friends y sus personajes no me pertenecen, estos son propiedad de Mondo Media.
Advertencias: UA (Universo Alternativo), lenguaje fuerte (poco), sangre, entre otras cosas. No digas que no te advertí.
Si no te gusta el Flippy x Flaky, o este escrito, te recomiendo que te retires.
Una.
Dos.
Tres gotas.
Y después de eso, la lluvia comenzó a expandirse por todo el territorio.
Las gotas hacían que los espesos charcos de sangre, se combinaran con ellas, haciendo una mezcla más liviana y diluida. Sin embargo, el olor nunca desapareció.
Ambos apuntándose a donde se suponían deberían estar sus cuerdas bucales, ella sonriendo y él con su sonrisita psicópata. Después de todo, el no era Flippy.
– Qué lástima, cariño. Tal vez, te hubieses casado y tenido una tonelada de hijos, pero no escapaste, ¿No?
Como le irritaba que ella usara ese tonito tan… tan… tan sincero y sencillo en él. ¿Cuántas veces tenía que decirlo?
– Cielito, yo no soy Flippy…
– Eso ya lo sé, Fliqpy ~
Estaba siendo acojonado por la pequeña chica frente a él. ¿Cómo mierda había sucedido eso?
Sentía su corazón salirse de su pecho, sentía como sus piernas pedían a gritos un descanso, y también sentía los semi-temblores que eran provocados por todas las bombas que entraban en el territorio de guerra.
Escuchaba gritos, insultos, he inclusive escuchaba suplicas de piedad. Algunos rogando por lograr salir vivos de aquella, otros, simplemente les valía mierda si morían o no.
Bueno, al fin y al cabo, el también era uno de ellos.
Seguía corriendo, apresurando el paso como podía. Debía recolectar aquel valioso objeto por el que fue enviado.
– ¡Joder, macho, ¿Dónde estás?!
Escucho la voz de su compañero, Mouse ka-boom, hablar desde el wooky toky que llevaba colgando desde su cinturón. No se detuvo a contestar, pues frente a él varios enemigos empezaron a rodearle. Saco su típica navaja, la de siempre. Aquella de filo tan fino y de un brillo singular, aquella que le encantaba desde que tenía memoria.
Todos los de traje azul (es decir, sus enemigos), comenzaron a apuntarle con aquellas potentes armas a su pecho, dejando ver unos cuantos puntitos rojos en este.
Pobres ingenuos, ¿en que estaban pensando?
Cuando se dieron cuenta, ya habían perdido a uno de los suyos, después, otro, y otro…uy otro. Hasta que quedo uno solo. "El más marica" pensó Fliqpy, mientras se acercaba lentamente a su última presa, dejando un gran camino de sangre conforme avanzaba. Acerco amenazadoramente el filo a su cuello, mientras observaba a su presa temblar. Oh, como adoraba eso.
– ¿Dónde está?
Su voz era baja, pero ronca, causando un terrible escalofrió en su enemigo. Este no contesto, lo cual hiso sonreír al de orbes ámbar. Adoraba jugar con sus víctimas.
– Te lo volveré a preguntar, y si contestas bien, te ganaras un premio… ¿Dónde está~?
Acerco más aquella navaja al cuello de su presa, haciendo un leve corte en este. Él, al ver lo cerca que estaba, asintió lentamente, mientras sentía como su contrario separaba el cuchillo de su garganta.
– Así me gusta, perra.
Su enemigo hiso señal de que lo siguiera, a lo cual obedeció. Sus orbes amarillezcas cambiaron a unos preciosos esmeraldas, mientras su semblante psicópata cambiaba a uno serió. Tomando entre sus manos el Toky Woky que llevaba, comenzó a hablar a su compañero.
– Perdón, Mouse, Fliqpy estaba haciendo de las suyas… ya sabes. – Habló muy cautelosamente sin dejar de seguir a su "prisionero", si es que le podía llamar así. Espero a que su compañero respondiera…
– Oh, sí si… Ehm, oye, ¿te puedo pedir un favor? – Escuchaba la voz distorsionada de Mouse del otro lado, al igual que algunas bombas ser activadas y otras explotar. – Apresúrate. Solo entra, toma ese objeto, y huye rápidamente de ahí – se le escuchaba preocupado, con angustia, como si estuviese hablando de vida o muerte.
– Esta bien, cuídense… tu y Sneaky.
Y la comunicación se corto.
El de traje azul, le llevó a hasta una sala cerrada, donde se podía ver una especie de bodega de hierro, sellada con la mejor tecnología posible. El enemigo volteo a verlo, mientras sonreía con nerviosismo.
– E-Es aquí… – Habló él, mientras le daba su tarjeta de reconocimiento. Flippy se la arrebato, mientras pasaba al lado del sujeto y estar frente a aquel aparato tecnológico que, a su parecer, pedía el reconocimiento de alguien de fiar.
"Inserte su reconocimiento" era lo que decía aquella pantalla en letras azules. Flippy inserto la tarjeta dentro del único orificio a la medida de la tarjeta, la cual, el dicho aparato acepto con gusto, colocando en letras verdes "registro correcto".
En cuanto le regresaron la tarjeta, se dirigió nuevamente al chico que podía llamarse su "enemigo", entregándosela sin delicadeza alguna, haciendo que el nerviosismo de este último incrementara más, he inclusive estuvo a punto de salir corriendo en ese momento.
"Estuvo".
De un momento a otro, un agudo dolor se hiso presente en su garganta, mientras que sentía un liquido bajar por este hasta su pecho, donde comenzaba a ser adsorbida por el traje del chico. Cayó de rodillas, tratando de gritar, pero no pudo.
Minutos después, el chico murió, debido a una gran herida en su cuello que hiso perdiera demasiada sangre. El chico peli verde observaba al pobre cadáver ya en el suelo, con pena, mientras que con su mano derecha apretaba aquel cuchillo lleno de sangre.
– Lo siento…
Musitó, mientras guardaba el objeto filoso en uno de sus bolsillos. Tomo aquel aparato que utilizaba para comunicarse con sus compañeros, acercándolo a sus labios y comenzando a hablar.
– Sneaky, ¿estás ahí? – Lo único que recibió al principio, fue el sonido de estática (el cuál molesto sus sensibles tímpanos), para después, escuchar a un desesperado grito por parte de su compañero.
– ¡Ahora no, Flipp! – escuchaba gritos y suplicas venir del otro lado de la línea. Supuso que Sneaky estaba haciendo bien su trabajo.
– Vale, ya he entrado, os aviso en cuanto lo encuentre.
Solo recibió como respuesta un "vale" apresurado, y después, la señal se corto. Flippy soltó un largo suspiro, mientras comenzaba a adentrarse a aquella sala misteriosa para él. Era oscura, vacía, podía escucharse hasta el goteo de alguna llave que pudo quedarse abierta. Ugh, tenebroso.
Con un largo respiró, comenzó su recorrido. No veía nada, todo era oscuro y no llevaba ninguna linterna o vela para alumbrar. Mala suerte.
Siguió caminando, aunque sabía que no le llevaría a nada, siguió caminando. Después de todo, debía llevar aquel objeto tan especial que pudo provocar hasta una guerra en la nada.
– ¿Qué puede ser?...
Se interrogo el mismo, mientras trataba de buscar alguna luz o puerta que pudiese divisar. Para su suerte, logro encontrar una luz, una azul. A paso rápido, se acerco a ello. En cuanto estuvo lo suficiente cerca, pudo darse que no era solo una luz. No, era más que una luz.
Era una pequeña pantalla, que decía "Inserte su reconocimiento". Supo que se trataba de una puerta, y le daba una pereza extrema ir nuevamente a la salida por la tarjeta de reconocimiento de aquel chico que ya había asesinado.
– A la mierda la tecnología.
A un veloz movimiento, clavó una de sus armas filosas en el aparato, haciendo que este fallase y como consecuencia, abriese la puerta. Le costó un poco tomar nuevamente su arma, pero lo logro. Se asomo sigilosamente. No se veía nada.
"Menuda cueva…" pensó, mientras con confianza se adentraba en el lugar. Llevó sus manos a la pared, en busca de un interruptor que encendiera alguna fuente de luz, a su suerte, lo encontró. En cuanto lo encendió, lo primero que vio, bueno… fue varias ratas salir asustadas debido a la inesperada presencia. La pobre luminosidad solo alumbraba a su radio, haciendo que no viese más lejos de donde se encontraba aquel foco.
Llevo una mano a su frente, pues sus ojos aun no se acostumbraban a la luminosidad de ese momento. En cuanto sus ojos vieron con mejor claridad, quito su mano y comenzó a inspeccionar. Había cajas llenas de armas, misiles, droga… ¡incluso algunos de órganos humanos!
El de orbes esmeraldas, ante esto último, quedo asqueado, mientras luchaba por que su otro yo no saliese en ese momento. No, no era momento.
Pudo escuchar una respiración. Una respiración calmada y muy débil. Esto hiso que se alterara, y buscase al dueño (o dueña) de aquella débil respiración.
Buscó todo lo que estaba a su vista: cajas, botellas vacías, charcos de agua sucia, un bulto en la esquina, ratas y…
Oh.
– ¡O-Oye!
Se acerco rápidamente a aquel bulto de la esquina, para llevarse una sorpresa que, posiblemente, le cambiaria la vida.
– ¿Una chica…?
¿Qué hacia una chica, en un lugar tan asqueroso y tenebroso como ese?
Hola, primero que nada, muy buenas noches/días/tardes. Bueno, no tengo mucho que decir. Soy nueva en este fandom, y me encanta esta pareja [Flippy x Flaky] Es mi shippeo intesoh. –corazón gay-
Bueno, corazones, espero que les guste este prologo. En el próximo episodio, aparecerá ya Flaky, Sneaky y Mouse Ka-boom ~
¡Dejen reviews! Me motivan a seguir ^^
¡Jaa ne!
