Nya, buenas. Esta historia se me vino a la cabeza tras escuchar mil veces el adictivo opening 1 de Fairy Tail.

SP le pertenece al dúo dinámico Trey Parker y Matt Stone.

Y... advertencia:

Cryle en próximos capítulos. Slash y aparición de seres fantásticos como hadas y hechiceros.


Snow Fairy

Introducción a mi mundo

Aldea de South Park

-¡Craig!-gritó una mujer rubia ya entrada en años pero conservando su belleza-. ¡Despierta, hijo!

La madre del aludido empezó a aporrear la puerta con su puño, y al no obtener respuesta, entró, obteniendo como único saludo un gesto obsceno de parte del dedo medio de Craig, el cual sólo tenía la mano fuera de las blancas sábanas.

Su madre le devolvió el "amable" saludo y lo sacó a rastras de sus aposentos.

-¡Vamos, hoy es el gran día! ¡Serás un gran aventurero como tu difunto bisabuelo y honrarás a nuestra familia con tus hazañas!-canturreó solemnemente. Craig gruñó.

No supo cómo, pero en menos de media hora ya estaba listo y había desayunado.

Toda su familia tenía esperanza en él.

-Si no tuviera que ir a la oficina de reclutamiento sería taaaan feliz-bufó con voz monótona, dedicándole una mirada de fastidio al hermoso cielo azul.


Cada cien años, en la aldea ya mencionada, la famosa Oficina de Reclutamiento de South Park abre sus puertas durante un día entero a los jóvenes de dieciséis años en adelante.

Los adolescentes del pueblo ingresaban para cumplir con la tradición que sus ancestros empezaron hacía más de dos mil años. Se dice que los antiguos pobladores, por alguna razón desconocida, estaban divididos en dos bandos: los aristócratas estirados que sólo vivían del dinero, dinero y más dinero, y los hombres promedio, que creían en que el significado de la vida estaba más allá de lo material: creían en el honor propio, al contrario de los sucios aristócratas que usaban toda clase de trampas con el fin de enriquecerse más.

Por desgracia, los aristócratas también se caracterizaban por ser jefes de los hombres promedio, obligándolos a trabajar en las peores condiciones y con sueldos pésimos. Así los debilitaban e imponían su poder.

Llegó el día en que los hombres promedio se cansaron de los abusos cometidos, y se rebelaron. Ganaban en número pero perdían en calidad. Los aristócratas contaban con la más avanzada tecnología, pero si no tenían hombres promedio que trabajasen como esclavos para fabricarlas, su producción se paralizó. Además, los hombres promedio, debido a que construían y ensamblaban cada producto, conocían sus posibles puntos débiles.

Por eso, los aristócratas usaron hasta lo imposible para sobreponerse al equipo enemigo. Desde enfermedades letales traídas por mosquitos entrenados hasta formas inimaginables para escasear sus alimentos y matarlos de a poco.

Cuando todo parecía perdido para los hombres promedio, llegó su salvación.

Unos seres pequeños y brillantes llamados hadas vinieron en su ayuda. Se ofrecieron a unírseles, pero a cambio, ellos deberían erradicar a la población aristócrata (¡Que no quede ni uno solo!) y así, de esta manera, salvar el bosque del cual provenían estar extrañas criaturas, que estaba en peligro de desaparecer debido a la deforestación causada por la ambición aristócrata.

Las hadas curaban y brindaban su magia a los hombres promedio, volviéndolos inmunes a cualquier ataque enemigo. Pronto, vencieron fácilmente y, tras cumplir su promesa, hadas y hombres promedio se unieron en camaradería. El bosque pasó a formar parte del pueblo, y los hombres promedio fundaron un establecimiento donde las futuras generaciones pudiesen aliarse con las hadas, y estos seres los acompañarían durante toda la vida, muriendo justo después que su "propietario", para que cien años después, una nueva generación de hadas surja para acompañar a los jóvenes presentes.

Si esa tradición se rompe, por ejemplo, el descendiente de uno de ellos muere o no se presenta el día de la apertura, sus próximos descendientes nunca más podrán ingresar a la oficina de reclutamiento. Los datos del susodicho serán borrados y eso dará lugar a la desgracia de la familia.

Y hoy... la tradición vuelve a cumplirse.


-Por los cojones de mi bisabuelo-exclamó Tucker al ver un espectáculo que lo desanimaba aún más en ese día tan aburrido.

¡HABÍA UN HUEVO DE GENTE ALLÍ! ¿CÓMO COJONES IBA A PASAR Y A OBTENERSE UNA DE LAS MEJORES HADAS? ¿ES QUE LOS HABITANTES SÓLO FOLLABAN O SE MORÍAN SI NO TENÍAN MÁS HIJOS?

Muy bien, calma, Tucker. Sólo... es cosa de esperar, ¿no?

.

.

.

Cuatro horas después...

-¿Cuándo cojones me darán mi puta hada para que me pueda largar de aquí?-rugió más que encabronado. Justo en ese instante notó que ya era su turno en la fila, ya era hora...

Se acercó al tipo que atendía y demandó a su criatura con toda la amabilidad de la que un Tucker es posible. O sea, poco o nada.

-Lo siento, ya no hay-dijo como si fuera lo más natural del mundo.

-¡Tienes que estar jodiendo!-se desesperó el pelinegro-. ¡Tiene que haber una! ¡Aunque sea fea!

El hombre negó con la cabeza.

-Genial, ahora tendré que largarme del pueblo e iniciar una vida de ermitaño para que nadie me encuentre y...-empezó a jalarse de los cabellos, imitando los manerismos de su amigo Tweek-. ¡Los Tucker están jodidos!

-Un momento... ¿Tucker? ¿La familia Tucker? ¿Que acaso tu bisabuelo no fue el que trajo la deshonra a los aventureros comportándose como un cabrón sin frenos?-alzó una ceja y le miró con sospecha.

-Uh... sí-Craig detuvo su drama y observó al hombre con los ojos bien abiertos.

Hubo un silencio que duró una eternidad, en el que no se quitaron los ojos de encima.

-Emm... ¿puedo ayudarlo en algo más?-inquirió, incómodo.

-¿Que no es éste el momento en el que me entrega un hada que tenía guardada en un sitio especial destinado a la familia Tucker?

El sujeto estalló en carcajadas al oír tremendo sinsentido. Sus carcajadas cesaron abruptamente tras diez segundos de risa incontrolable. Su rostro se torno serio de nuevo.

-No, para nada. Sólo quería recordarte tu horrible árbol familiar, sólo eso. ¡Que tenga un buen día!

Dicho esto, sacó al moreno a como de lugar de su establecimiento y le cerró la puerta en la cara.

Tucker se quedó helado unos minutos antes de comprender de que estaba jodido.

-Maldito hijo de puta, maldito pueblo con sus estúpidas tradiciones-masculló, queriendo asesinar algo en ese instante.

Un gran alboroto que venía de atrás le detuvo en su labor de desquitarse contra la persona más cercana.

-¡Buah! ¡Atrápalo, que no escape!-chillaba alguien desde la Oficina.

-¡Eso intento!-respondía, gruñón, el acompañante del hombre que le había echado a patadas.

Craig, picado por la curiosidad, se acercó para oír mejor. Estando a unos centímetros de la puerta, ésta se abrió violentamente y un pequeño bulto luminoso embistió al azabache hacia el duro suelo.

Tucker fijó su vista en el diminuto atacante. Era un...

-¡Hey! ¿Qué no me dijiste que no quedaban hadas?-replicó, poniéndose de pie al instante. El hada tenía sus manitas aferradas a la camisa del moreno, por lo cual no se cayó con tan repentino movimiento.

-A eso no se le considera hada-bufó el hombre, entornando los ojos con desprecio.

-¿A qué te refieres? ¡Es una jodida hada!-Craig intentó separar al individuo de su camisa, sin éxito.

-Si tú lo dices... ¿Tu bisabuelo no se apellidaba Tucker?-sus labios se partieron en una sonrisa pícara-. Bueno, supongo que tras todo lo que hizo ese cabronazo, es lo menos que mereces. ¿Seguro que lo quieres?

-¡Joder que sí!-afirmó, viendo en esa criaturita la oportunidad de no cagarla en grande con el honor de su familia.

-Bueno, todo tuyo, ahora vayan a registrarse a la Asociación antes de que se ponga el sol. Sino, lo lamentarás más de lo que te arrepentirás pronto-el tipo cerró la puerta, luchando por aguantarse la risa.

Craig sólo prestó atención a la palabra "tuyo". ¿Era un tío?

-Uh... ya estás fuera de peligro...-avisó, impasible. El hada dio un saltito, asustado y avergonzado.

-¡Lo siento!-se disculpó, haciendo una reverencia repetitiva. Sus rizos rojos se sacudían en un vaivén hipnotizante, sumado al brillo que provenía de su cuerpo. Un resplandor minúsculo y de coloración turquesa.

-¿Tienes nombre o quieres que te ponga uno?

-¿Me crees mascota?-se indignó, frunciendo el ceño-. ¡Me llamo Kyle!-anunció como si fuera lo más importante del mundo.

-Sí, como sea. Igual que soy pésimo dando nombres. Stripes se vengará de mí cuando yo muera.

-¿Stripes?

-Mi cobayo. ¿Qué hacemos ahora?

-¡¿Es que estabas sordo?-voló hacia su oreja y le dio un tirón-. ¡Tenemos que ir a registrarnos! ¿Qué esperas?

Tucker permaneció estoico.

-¿Sabes? No me estás haciendo ni cosquillas-comentó sin mentir.

-¡Pues entonces jalaré más fuerte!-exclamó, pero Tucker siguió sin inmutarse.

-Patético-pensó con incomodidad. Para no abochornarse más, se rindió y fueron hacia la Asociación.


La Asociación de Aventureros es el siguiente paso para convertirse en uno.
El joven o jovencita debe registrarse, para dar prueba de que está cumpliendo la tradición y que sus descendientes también serán merecedores de continuarla.

Craig sinceramente detestaría tener que darle el mismo sufrimiento a sus bisnietos, aunque como para ese entonces estaría muerto, sería bastante genial joder a tus bisnietos sin salir de la tumba. Y él era un cabrón. Como su bisabuelo, una manzana semi-podrida.

Para no desviarse del tema...

A las hadas, que son las acompañantes del viajero, se las registra por su tipo.

Pese a que sus poderes todavía son incomprensibles para la humanidad, en esos dos mil años lograron dividirlas y clasificarlas de tal modo en que se sabría cuál era más poderosa en ataque, en curación y en defensa.

Se dice que los poderes de las hadas pueden llegar a causar tsunamis o tornados, pero para eso se necesita tenr una buena relación y coordinación Hada-Viajero, lo cual es muy difícil, considerando que los ejemplares más jóvenes y enérgicos son muy recios a obedecer. Al dominar elementos, se aplica una ley. Mientras más escaso sea el elemento a su alrededor, más poderoso será el ataque que se utilice con el susodicho.

Al estar el mundo cubierto de nieve, las hadas más poderosas son tipo fuego.

Y el más débil e infame tipo es... tipo nieve, por defecto.

Por otra parte, el Viajero tampoco puede quedarse atrás. Durante sus aventuras tendrá que fortalecerse y mejorar en el dominio de toda arma posible.

La relación Hada-Viajero se mide por niveles. A mayor nivel, mayor será el poder combinado entre ambos compañeros, haciéndose un dúo formidable.

Parecerá un disparate todo eso de las aventuras, pero no lo es del todo.

Se rumora desde hacía generaciones que a cualquier aventurero que logre llegar al legendario nivel 100 junto a su hada, se le cumplirían tres deseos sin condiciones.

Y Craig tenía bien claro esos deseos.

Uno: Pediría tener deseos infinitos.

Dos: Pediría que se acabe esa jodida tradición.

Tres: Reviviría a su difunto bisabuelo y le daría una bien merecida patada en los cojones.

Bueno, quizá el orden no era el correcto.


Craig firmó con calma el pergamino donde se le registraba como sucesor de la familia Tucker.

Muy bien, ahora sólo faltaba registrar a Kyle.

-Indique el tipo de hada-anunció el encargado. Craig le dirigió una mirada interrogante al pelirrojo que descansaba en su hombro.

-Hada de nieve.

Y con esas tres palabras el mundo de Craig se vino abajo.

"¡MIERDA!"


Bueno, por allí termina el primer capítulo.

Pobre Craig! Le dieron la peor hada... Veamos si su opinión sobre Kyle llega a cambiar a medida que la historia avanza. Porque esto es un cryle, ¿no?

Originalmente iba a ser style pero de esa pareja ya hago bastante, tengo que variar!

Ted: ¿Sabes cómo puedes variar? Aléjate de la PC, de la Wii y de La DS. Sal afuera y haz algo con tu vida!

Klaus: Y mientras, tú...

Ted: Hago lo contrario de lo que te dije.

Klaus: :serious:

Ted: :yaoming: