Los grandes Reinos

El verdadero combate empieza cuando uno debe luchar contra una parte de sí mismo. Pero uno sólo se convierte en un hombre cuando supera estos combates.

André Malraux (Novelista Frances)

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Advertencia: Yaoi HaoXLyserg, LenXHoro. Universo Alterno

También: YohXAnna

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Capitulo 1: El reino Asargoth

En lo alto de una colina tres jinetes observaban su destino, un inmenso reino que se miraba prospero.

–hermano, ¿crees que ese lugar es adecuado?– pregunto un chico de cabello castaño, ojos negros y mirada tranquila, portaba una katana, una daga en su cinto y una ballesta a sus espaldas; su carcaj estaba sujeto a la silla de su caballo junto a un escudo de madera.

–si, algo dentro de mi me dice que aquí encontraremos un lugar para nosotros– contesto otro jinete de mayor edad, su cabello era largo y mostraba gran seguridad en su mirada; llevaba una espada ancha a su izquierda y un sable a su derecha, un escudo de metal en su espalda.

–¿usted cree señor?– hablo un joven mayor que ellos, de cabello negro, barba y alto. Sus armas eran una espada vikinga y un hacha corta.

–si, vamos que es hora de comer y aun tenemos que hablar con el rey– dijo el de cabello largo

–si Hao–

El camino fue tranquilo, sin duda era un lugar hermoso para vivir, el pueblo lleno de vida, la gente yendo y viniendo haciendo su vida en paz. Llegaron a la taberna, tomaron una mesa desocupada, los habitantes se mostraban amables y educados.

–¿y qué va a hacer el rey?– escucharon decir en la mesa de a lado

–al parecer, van a contratar cazadores– el chico de nombre Hao sonrío para si mismo

–¿pero no hay cazadores en esta tierra?–

Hao dejo de escuchar la conversación, no necesitaba más para lograr su plan.

Una vez que terminaron de comer, los tres viajeros llegaron ante las puertas del castillo, los guardias los inspeccionaron notando la gran cantidad de armas que portaban.

–¿quiénes son ustedes y a que han venido?– pregunto uno de los guardias

–somos cazadores y hemos venido a ofrecer nuestros servicios al rey– agrego el de cabello largo, ante la sorpresa de sus otros dos acompañantes.

–¿Cazadores?, esperen un momento– dijo el mismo guardián dejando su puesto y adentrándose al castillo.

Minutos después volvió –síganme– obedecieron, fueron llevados por largos pasillos todos ricamente adornados, llegaron hasta el amplio salón del trono, varios guardias en los extremos, ventanas amplias que permitían que los rayos del sol resplandecieran el decorado.

Llegaron hasta el salón del trono, lleno de llamativos decoraciones, la mayoría conformado por armas.

El hombre en el trono poseía el cabello y los ojos verdes, la reina el cabello castaño y los ojos igualmente verdes. A un lado de ellos, un joven de cabello oscuro con tonalidades violetas, tenía los ojos cerrados de facciones finas pero de gesto duro.

–ellos son los cazadores su majestad– agrego el mismo guardia

–gracias– con un gesto el guardia abandono el salón. El rey se levanto y aun frente a su trono hablo –soy el Rey Liam Diethel gobernante del Reino de Asargoth, y ella es mi esposa Lisa– la reina hizo una leve inclinación de cabeza, y el rey tomo asiento de nuevo

–su majestad es un honor, mi nombre es Hao Asakura, él es mi hermano Yoh, y quien me acompaña es Ryu Swordwood, y hemos venido a ofrecer nuestros servicios–

–¿Los hermanos Asakura?, he escuchado de ustedes, dicen que son los mejores en todo lo que hacen–

–nos halaga su majestad–

–pero escuche que vienen aquí como cazadores–

–así es, escuche que al parecer los necesita–

–exactamente, hace tiempo un dragón ha estado atacando algunas aldeas de mi reino, he mandado algunos hechiceros y guerreros a hacerse cargo de él, pero no hemos logrado nada–

–pues déjenos hacernos cargo de esto, le prometemos matar al dragón–

–NO– se escucho venir de la parte de atrás del salón, un chico parecido al rey de delicados rasgos, salió de tras de un pilar, –no puedes permitir que lo maten– Hao lo miro fijamente, había algo en él que le llamaba la atención.

–hijo, otra vez espiando–

–padre, no dejes que lo maten–

–pero si no hacemos algo el dragón comenzara a matar inocentes– la mente del castaño escuchaba la conversación sin perder de vista al chico.

–pero aun no mata, el dragón debe tener algún motivo para atacar–

–los dragones son criaturas salvajes, no necesitan razones para atacar–

–pero padre estoy seguro que hay algo mas–

El rey suspiro –hijo entiende, no puedo permitir que el dragón continúe molestando a la gente, además ya han caído algunos bajo sus garras–

–porque lo atacaron– el joven príncipe bajo la mirada, como buscando las palabras adecuadas –yo iré– sin decir más salió corriendo de ahí.

–Lyserg– grito el rey levantándose de su asiento, iba a dar órdenes de detenerlo cuando fue interrumpido

–su majestad, si me permite nosotros cuidaremos de su hijo y mataremos al dragón–

Liam dudo, pero no tenía otra opción, su hijo era muy escurridizo y podía escaparse fácilmente de los guardias –bien, confiamos en sus habilidades– dijo mirando a su esposa en señal de apoyo.

Una vez que los cazadores abandonaron, el joven a lado del Rey abrió los ojos mostrando el color ámbar en ellos –¿está seguro de eso?, mi rey–

–Síguelos por favor–

–si mi rey– y abandono el lugar tomando una lanza de entre la decoración del salón, al parecer los objetos eran más que simple adorno.

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–hermano, ¿no dijiste que dejaríamos de trabajar?–

–si eso dije Yoh, pero no pienso ocuparme en simples ocupaciones de aldeanos, esto nos dará un buen lugar dentro del castillo–

–hay hermano–

–el señor Hao tiene razón, joven Yoh no querrá que tantos años de duro entrenamiento sean en vano–

–pues no, ¿pero por cierto por que le dijiste que cuidaríamos de su hijo?, se ve que es obstinado–

–un favor extra para ganarnos aun más su confianza–

–eres listo hermano–

–bueno, sigamos, aun tenemos que saber qué rumbo tomo el príncipe–

–no es necesario Hao, está saliendo de las caballerizas– el joven príncipe iba montando un caballo color perla

–vaya que buena suerte la nuestra– Hao silbo, provocando que una ligera nube se apareciera, tres alazán se colocaron frente a ellos. Montaron y a galope persiguieron al príncipe a cierta distancia, sospechaban que los guiaría al encuentro del dragón.

Después de un buen rato, llegaron a las cercanías de un pequeño poblado, Lyserg desmonto y volteando a ver hacia uno de sus lados, tomo otro camino adentrándose a una zona boscosa que se encontraba cerca, desmonto sin sabe que era seguido.

Los tres cazadores vieron extrañados lo que hacía pero lo siguieron, a medida que avanzaban un olor a azufre y madera quemada se intensificaba. El príncipe caminaba escondiéndose, al parecer siguiendo a alguien, un gruñido los sobresalto.

Lyserg se detuvo tras unos matorrales, le vieron hablar solo, esto extraño aun mas a los cazadores, el príncipe se quedo fijo en su lugar después de hablarle a algo en el aire; Hao agudizo sus sentidos, y pudo comprobar que el dragón estaba frente a ellos. Con señas indico a sus compañeros que lo esperaran ahí, sigilosamente trato de acercarse al príncipe, pero cuando lo tuvo a su alcance, Lyserg abandono su escondite para ponerse a la vista del dragón, Hao maldijo tal acción, saco su espada y espero el momento adecuado.

El peliverde camino lentamente frente al dragón, quien lo veía acercarse con una mirada fiera, Lyserg trago saliva y se acerco sintiendo el aliento caliente, tenía miedo pero seguía acercándose, el dragón se alejo un poco al ver al humano aproximarse, Lyserg no se detuvo y al estar a cierta distancia, acaricio el hocico de la criatura. El dragón se sentó y estuvieron así algunos minutos.

Hao no podía creer lo que veía, Yoh y Ryu se acercaron pero al ver la escena se sorprendieron causando ruido descuidadamente advirtiendo su presencia, el dragón lo tomo como una agresión, Lyserg que había volteado también a buscar el porqué del ruido, no se dio cuenta que el dragón se preparaba para lanzar su fuego.

Hao lo advirtió y corrió hacia el príncipe, tirándolo al suelo quedando él encima, el dragón levanto el vuelo alejándose; Hao no atinaba a moverse esos ojos verdes lo tenían cautivado al igual que el sonrojo en ese rostro, Lyserg tampoco atinaba a hacer algo, al contrario de lo que parecía no se sentía incomodo, había visto al joven en el castillo pero no se había fijado en él, ahora era diferente no podía dejar de ver ese atrayente rostro.

–¿estás bien hermano?– se acerco con el arco en mano preparado para defenderse del ataque del dragón

La pregunta llamo la atención de Lyserg y quitándose a Hao de encima corrió hacia Yoh

–no dispares– desvío la ballesta que ya tenía a su objetivo en la mira –TE PROMETO QUE LO ENCONTRARE– grito al dragón. La criatura giro en señal de haber escuchado y continúo su viaje.

Lyserg camino hacia la salida del bosque ignorando a los otros dos.

–¿a dónde crees que vas?– pregunto enojado Hao sujetándolo del brazo –por tu culpa perdimos a nuestra presa–

–me da gusto, además fueron ustedes los que me siguieron, pero ahora no tiene caso que lo hagan no iré por el dragón– dijo con disgusto

–tú no vas a ningún lado, le dije al rey que te cuidaría así que tendrás que quedarte con nosotros–

–soy el príncipe y te ordeno que me sueltes– se jalaba para liberarse

–no te voy a soltar, sigo las ordenes de tu padre no las tuyas–

–Déjame, tengo prisa–

–¿si?, ¿pues a donde crees que vas?–

–no es de tu incumbencia–

–disculpe príncipe, ¿pero como encontró al dragón tan rápido?– interrumpió la discusión Yoh

Lyserg lo vio, su mirada tranquila lo relajo –es difícil de explicar–

–¿difícil de explicar?– pregunto Hao con sorna, acostumbrado a que lo obedezcan y ese chico ya lo estaba desesperando

–si–

–nos puede decir que paso ahorita con el dragón?– pregunto nuevamente Yoh

–la dragón esta aquí porque alguien robo a su bebe–

–¿su bebe?–

–si, ahora suéltame que tengo que buscarlo– al fin fue liberado

–¿si?, y ¿cómo lo harás?– Hao con gesto serio

–de la misma forma como encontré a la dragón–

–entonces te acompañaremos para que nos cuentes como la encontraste–

–no, ustedes me estorbarían–

–entonces no te suelto– lo agarro nuevamente

Lyserg lo miro con fuerzas a sus ojos, pero ahí está de nuevo esa sensación dentro de su ser al verlo, su corazón se agitaba sin saber porque –está bien– Hao lo soltó –Morphin llama a snow– dijo al parecer al aire.

–¿a quién le hablas?– curioso Yoh

Volteo a verlo –ven estas luces rosadas volando aquí– señalo un punto cerca de su cabeza–

Los tres cazadores fijaron su vista al lugar indicado –si, ahí hay algo– expreso Ryu con sorpresa

–yo también veo unas chispas– comento Yoh

–¿Eso qué es?– pregunto disgusto Hao

–es una Hada, mi familia ha sido los guardianes de las hadas por generaciones, la que me acompaña es mi amiga de siempre, puede encontrar a cualquier persona u objeto mágico sin importar la distancia, ella me guío hasta el dragón–

–Absurdo, yo no creo en las hadas–

–Como quieras– un caballo blanco se acerco, Lyserg lo monto.

–¿no dicen las leyendas que si dices que no crees en las hadas una muere?– pregunto Yoh

–son solo cuentos, para que la gente no crea en ellas y las dejen en paz–

–oh vaya–

–bueno que esperan, tenemos que buscar al bebe dragón–

–déjame dejar algo en claro niño– comento levantando su espada y guardarla, para después silbar –aquí quien da las órdenes, soy yo– los caballos llegaron y cada quien monto el suyo –así que indícanos el camino–

–si, señor– dijo con fastidio.

Caminaron hasta una zona rocosa con escasos arboles, a medida que se aproximaban pudieron escuchar voces, el camino se dificultaba y tuvieron que dejar sus caballos, Hao indico desviar el camino y subir por unos riscos, al llegar a lo alto vieron una cabaña, donde se escuchaba mucho barullo, gente entraba y salía, alguno caminando bajo de ellos.

–el bebe dragón esta justo debajo de nosotros en una cueva, lo tienen encadenado–

–pregúntale a tu hada cuantos hombres hay–

Lyserg hizo un movimiento de cabeza –dice que hay 28–

–bien, esperaremos que anochezca–

–pero...–

–¿Sabes usar tu espada?– interrumpió Hao a Lyserg viendo la espada que tenía en su cinto

–algo, nunca he sido bueno con las armas–

–¿y así pensabas rescatar al dragón?– con tono burlon

–mj, uso una arma mágica pero no la traigo conmigo, pero si no me daba prisa ustedes hubieran matado al dragón– con un mohín de disgusto

–ya, ya, bien nosotros atacaremos distrayéndolos, tu iras por el dragón, ¿bien?–

–si–

La noche llego, los tres cazadores se separaron ocupando la parte contraria de la cueva, Lyserg bajo el risco y busco un escondite cerca de donde se encontraba el dragón. Los vigías fueron los primeros en caer, a medida que avanzaban los cazadores iban eliminando a los ladrones, al ver el numero de caídos bajo sus manos, Hao ordeno el ataque directo para crear la distracción.

Los que cuidaban la cueva, fueron también a la pelea, Lyserg entro y con ayuda de Morphin logro encontrar el dragón enjaulado, él cual al verlo comenzó a gruñir con desesperación.

–Morphin cálmalo– la hada obedeció, mientras Lyserg buscaba la llave.

Afuera, los cazadores mostraban gran destreza en la pelea, sobre todo Hao, pronto la ventaja fue de ellos.

Lyserg encontró la llave y cuando iba a desencadenar al dragón un sonido lo sobre salto, había todavía un ladrón dentro de la cueva, el príncipe no supo qué hacer y espero su fin, el cual no llego.

–Len, gracias– dijo al ver a su salvador –que bueno que estas aquí, ayúdame a sacarlo–

–príncipe en que líos se mete–

–después me regañas– el dragón fue liberado, Lyserg con cuidado sujeto y acaricio al dragón para que confiara en él, y comenzó a caminar siendo seguido por la criaturita.

–príncipe todo salió bien– comento Yoh al verlo salir con el dragón, pero al ver a la otra persona se detuvo

Lyserg lo noto –oh no se preocupen él es Len Tao consejero de mi padre–

Hao recordó haberlo visto junto al rey, –¿el rey no confía en nosotros?–

–no es eso–

–¿entonces?–

–no confía en el príncipe–

–¿qué?– un enojado Lyserg

–vamonos, su padre ha de estar preocupado– ignoro la queja

–todavía no, hay que llevar al bebe con su madre–

–Entonces iré con ustedes– y su mirada no dio lugar a contradicciones

–Bien, otro más–

–vamos hermano no te enojes, así seremos más para platicar–

–Buena idea, así tu platicas y me dejas descansar–

–Hermano– dijo con un puchero

–pasaremos lo que resta de la noche aquí–

La mañana llego y los 5 viajeros tomaron camino, llegaron de nuevo al bosque y se detuvieron en el claro donde se encontraba la dragón anteriormente.

–aquí la esperaremos– indico Lyserg desmontando

–no sería mejor irla a buscar– Hao dudoso

–no, le indique que aquí la esperaría–

El bebe dragón estaba más relajado al reconocer el olor de su madre en el lugar. Un gruñido en el cielo les advirtió de la llegada de la dragón, se cubrieron por el viento provocado por el aleteo de la enorme bestia.

Al aterrizar el bebe se lanzo hacia su madre, gruño en señal de agradecimiento, la dragon se acerco a Hao.

–¿Qué le pasa? – entrañado debido al acercamiento

–quizás te quiera agradecer– contesto el peliverde viendo como la dragón olfateaba a castaño mayor

–es incomodo– la dragón alzo una e sus patas y la coloco sobre el pecho de Hao, y lanzo un aliento cálido –¿y ahora qué?– desgarro ligeramente las prendas del castaño cuando retiro bruscamente sus patas –genial–

–creo que le agradas, hermano–

La dragón alzo el vuelo con su cría sujeto en sus garras; Yoh y Lyserg se despidieron alegremente del dragón.

–bien, vámonos príncipe–

–si Len– ambos montaron a su caballo –¿qué no vienen?–

–no, nosotros no cumplimos con nuestro trabajo–

–al rey le agradara mas saber que nadie murió y que su hijo está a salvo–

–vamos, no querrán quedarse ahí todo el día– dijo Lyserg esperanzado en que los acompañaran, Yoh y Ryu esperaron la decisión de Hao.

–bien, pero ya no tenemos mucho que hacer– los tres cazadores iban algo desanimados, realmente las cosas habían salido bien, pero para ellos no, pues perdieron la oportunidad de quedar bien ante el rey.

Al llegar ante el Rey, Lyserg corrió hacia sus padres.

–padre, madre les dije que los dragones eran buenos–

–¿si hijo?– pregunto el rey viendo de reojo a Len, quien tomo su lugar a un lado del trono.

–si, papá, ellos te lo pueden decir– dijo Lyserg refiriéndose a los cazadores.

–el príncipe tiene razón, no había razón para enviarnos, así que...–

–padre ¿por qué no les pides que se queden?, son buenos guerreros–

–bien hijo– y viendo a los tres jóvenes frente a él –son bien recibidos en mi castillo si desean quedarse–

–si quédense, podrían formar parte de la guardia de mi padre–

–sus majestades es todo un honor pero nosotros somos cazadores y nos gusta viajar– dijo sin desear

–vamos quédense–

–Calma hijo, pueden quedarse aquí a descansar por un tiempo, y con el tiempo decidirán, no rechacen nuestra hospitalidad–

–Entonces no podemos rechazar, nos quedaremos a petición del rey–

–Que bien, yo les enseñare sus habitaciones– dijo Lyserg tomando las manos de los castaños para que lo siguieran

–pero hijo...– no termino de decir pues ya habían desaparecido

Lyserg no sabía porque pero se sintió feliz al saber que se quedarían, llego hasta el área de recamaras, y fue ahí que se dio cuenta que los tenia sujetos, se sonrojo al darse cuenta que tenia la mano de Hao, sus mejillas se tornaron rojas, agradeció que sus pasos apresurados no permitían ver su rostro.

–Esta será su habitación– indico a Hao con la vista baja –la tuya a la izquierda– le dijo a Yoh– y la de usted a la derecha–

–Gracias príncipe–

–Esperen– les dijo al ver que entraban a sus cuartos –la comida se servirá en una hora, los esperamos en el comedor, y después les enseño el castillo–

–Gracias príncipe–

Lyserg se alejo de prisa, sujetándose la mano con la que había tomado la de Hao, se sentía inquieto por ese contacto, camino hasta un enorme jardín, su entrada estaba custodiada por algunos guardias

El jardín tenía gran cantidad de flores y plantas, Morphin estaba volando junto a él, era una hada de color rosa, su cabello amarrado y con los ojos verdes. En el jardín gran cantidad de hadas aparecieron volando y brincando de un lado a otro, Lyserg se acomodo en un área de verde frondoso y se recostó recordando los momentos vividos, algunas hadas se le acercaron, Lyserg entendió que querían que les contara su aventura, pues sus escapadas del castillo eran muy comunes, y él siempre les contaba lo que le sucedía.

Hao recorrió con la vista su habitación, era grande y muy elegante sin llegar a la exageración, como todo el castillo, la ventana permitía ver el cielo con libertad, se recargo en la orilla de la ventana y sin poder impedirlo la sensación del toque con la mano del príncipe le hizo sentirse en armonía. Aun estaba en eso cuando la puerta se abrió.

–Hao, lo conseguiste–

–así es Yoh, por fin tenemos un buen lugar donde vivir–

–así es señor–

–Bien vamos por las cosas en los caballos y después vamos a disfrutar de la comida de reyes–

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Continuara

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