UNA GATA MÁS A LA MANADA

MISSION 1: Caída Libre

Sobre un desvencijado tejado de láminas, los cazadores blancos esperaban el momento adecuado para comenzar la fiesta. Las cuatro figuras estaban al acecho, vigilando los movimientos de las personas debajo. La misión de esa noche: acabar con la red de contrabandistas a cargo de Masato Jun, un hombre cuya fortuna había sido amasada a costa de inocentes. El tráfico de armas y de drogas eran su principal actividad mas no las únicas, sin duda sus favoritas eran la trata de personas y la prostitución. En muchos de los casos, atrapar no siempre significaba capturar, como en esta ocasión, debían eliminar.

Estacionados a lo largo de la fábrica abandonada, tres trailers eran llenados con cajas de diversos tamaños, en las etiquetas se distinguía el sello de una conocida marca de juguetes. Por los datos que Manx les proporcionó, sabían que el contenido del cargamento estaba lejos de ser inofensivos juguetes, era armamento que sería transportado fuera del país hacia Medio Oriente.

-¿Qué esperamos? -Omi guardó sus binoculares y se ajustó los guantes.

-Hay demasiada gente -contestó Aya serenamente-, pero no todos representan un peligro. Esperaremos a que la vanguardia se adelante. Jun se irá en el último vehículo, él es mío.

-Nos quitas la diversión -Yohji suspiró, ajustando su reloj-, tan sencillo.

Varios hombres armados subieron a dos carros compactos con vidrios polarizados, encendieron motores y avanzaron a una velocidad por encima de lo normal, los camiones los siguieron.

Esa era la señal que los cazadores blancos esperaban. Sigilosamente las cuatro figuras descendieron; sin embargo, Ken notó una sombra moviéndose entre las vigas, muy cerca a donde se ellos se habían ocultado. Sin darle aviso a sus compañeros, mantuvo su posición, la misión podría continuar sin él.

Cuando el último camión avanzó, Yohji amagó al chofer de la limousine en donde viajaría Jun, mientras que Omi se hizo cargo de varios escoltas. Aya se había encargado de uno de los guardaespaldas y ahora iba por el segundo, apuntando su katana hacia la cabeza de aquella persona, quien a pesar de tener el filo a escasos centímetros de distancia sonreía con confianza.

Ken había alcanzado el lugar donde la sombra se ocultaba, ésta se había detenido justo encima de la batalla del abisinio. El siberiano observó como apuntaba una pistola hacia su compañero, no permitiría que aquella persona arruinara su ventaja en la misión y sin pensarlo dos veces se arrojó contra ella en el instante que disparaba. Con el empujón el tiro falló y puso en alerta a los demás. Aya rodó sobre el piso mientras que su oponente aprovechó la confusión para poner a salvo a Jun y escapar en la limousine.

-¡Idiota! -un grito furioso hizo eco en la vieja fábrica.

Ken estaba justo encima del agresor sosteniéndolo por los brazos, su arma había caído al vacío. Vestía una larga gabardina negra y cubría su rostro con un pasamontañas que no ocultaba una mirada desafiante. Mantenían un forcejeo constante y ninguno de los dos parecía tener la ventaja hasta que el encapuchado utilizó como palanca sus piernas y arrojó a Ken lejos, liberándose de él. Por fortuna, el cazador blanco logró mantener el equilibrio evitando seguir el mismo camino que el arma de su rival. Sus amigos observaban la batalla que se desarrollaba en las alturas. Estaban peleando sobre una endeble viga que con cada movimiento vibraba. Si la pelea se prolongaba por más tiempo, no resistiría demasiado.

Su oponente sacó de entre sus ropas un látigo, que no dudó en utilizar en contra de Ken, atrapando una de sus manos; sin embargo, el chico era más fuerte y logró halarlo hasta él, volviendo el ataque en contra de quien lo originó. Con agilidad lo ató de manos y pudo someterlo.

-No me gustan los asesinos que se ocultan detrás de una máscara -con una de sus garras retiró el pasamontañas.

Todos sus años como asesino no lo preparaban para las sorpresas que a veces encontraba y esa noche lo volvió a comprobar. Debajo de aquella máscara descubrió un rostro alargado de ojos claros que lo miraban desafiantes, unos labios rojos en los que se dibujaba una mueca furiosa y una cabellera negra caía salvajemente sobre sus hombros.

-¿Qué es lo que te detiene? Ya me tienes.

La duda de Ken fue aprovechada por la chica, quien pudo soltarse y dio un ágil salto hacia atrás lo que ocasionó que la viga crujiera.

-¿Qué sucede allá arriba? –Yohji preguntó.

-No lo sé –contestó-, traté de evitar que le dispararan a Aya.

-¡¿Cómo te atreves a decir eso?! -la chica gritó. -Arruinaste mi oportunidad, tu amigo no era mi objetivo.

-¿Entonces quién? ¿Masato Jun? ¡O me vas a salir que su guardaespaldas!

-¡Siempre eres tan tarado! - gritaba furiosa.

-¿Cómo iba yo a adivinar tus intenciones? Pretendías que me quedara viendo como atacabas a Aya, yo tampoco podía permitir que mi misión fracasara.

-No puedo creerlo -gruñó-, una oportunidad única y tu estupidez la arruinó. ¡Me las vas a pagar!

Corrió hacia Ken tratando de golpearlo, pero con ese brusco movimiento la viga terminó de romperse y ambos cayeron. Con reflejos rápidos, la chica lanzó el látigo hacia otra viga y sujetó a Ken con la mano libre; sin embargo, el peso de ambos era demasiado y la endeble viga no lo resistiría.

-Escucha bien, idiota, te voy a lanzar hacia esa pila de cajas.

-Yo no pedí tu ayuda.

-No lo hago por ti, sino por mí. Esto no resistirá más y si no quieres que te suelte haz lo que digo.

Empezaron a balancearse como si fueran un péndulo y cuando adquirieron la suficiente fuerza soltó a Ken, quien cayó en el lugar sobre las cajas de cartón que amortiguaron el golpe. Omi se dirigió hacia el lugar de descenso de Ken, quien se encontraba un poco aturdido y con algunos raspones, pero sin lesiones graves.

Cuando la chica estaba a punto de saltar hacia las cajas, la viga cedió y la volvió a caer, esta vez sin oportunidad de salvarse. Yohji fue en su auxilio, dio un ágil salto y la tomó en brazos, aterrizando cerca de los demás. Aya se había incorporado y tranquilamente alcanzó a sus compañeros.

-Eso estuvo cerca -Yohji respiró aliviado-, pero ¿que tenemos aquí? ¡Una niña!

-No soy una niña –contestó con el rostro teñido de carmín.

-Por supuesto que no es una niña, es una salvaje - Ken intervino con un gruñido.

-Alguien quien te dio batalla -Omi se burló.

Yohji depositó a la chica en el suelo.

-La misión ha fracasado -fue el frío comentario de Aya-, habrá que reportarlo a Manx.

-¿Tu misión fracasó? -la chica encaró al abisinio-. ¿Qué hay de la mía? Me tomó meses averiguar el paradero de Nx00 y su torpe amigo lo tenía que arruinar.

-También fue tu culpa -Ken comenzaba a perder la paciencia.

La chica lo fulminó con la mirada.

-¿Nx00?- Omi preguntó en voz alta, quien alcanzó a distinguir esa extraña combinación de palabras-, no parece un nombre común.

-¿Quién eres tú? -Aya comenzaba a sospechar que las cosas no eran lo que parecían.

-Perdónenme por ser tan descortés -contestó con sarcasmo -y como no tengo nada que ocultar me presento, soy Neex Nekomi.

Una introducción fría sin lugar a dudas, la chica los miraba con recelo.

-Nekomi… ¿tienes algo que ver con el afamado científico y dueño de una empresa descomunal? -Omi estaba sorprendido al escuchar el apellido de la señorita.

-Mi apellido me delata, Ozamu Nekomi fue mi padre -por primera vez su mirada cambió, a una llena de nostalgia-, y como él siempre decía, los mejores tesoros son los que se guardan con mayor recelo, por eso son pocos los que saben quién soy.

-¿Qué hace la hija de un científico persiguiendo a unos contrabandistas? -Yohji preguntó con curiosidad.

-Este no es el lugar adecuado para darles explicaciones, si en realidad quieren saberlo síganme.

Sin esperar respuesta alguna, Neex se dirigió a la salida, recogiendo su arma en el trayecto. Los demás intercambiaron miradas, se entendían a la perfección y sin decir una palabra la siguieron. Querían descubrir el misterio completamente y la única manera de averiguarlo era escucharlo de su propia boca.

Notitas: Ahora si a dedicarme de lleno a este fanfic, si les cuento un secreto, está terminado, sólo me falta editarlo así que es más fácil ir subiendo capítulos… he descubierto que tengo una extraña fascinación por la edición de textos, me encanta ayudar a la gente en la corrección y estilo, así que estoy aplicando esa habilidad en el caso de la historia de Neex con mis gatitos favoritos… y ni que decir, el dúo Hidaka/Nekomi es de mis creaciones privilegiadas :3

No son muchos capítulos así que espero no tardar en terminar, no prometo día a la semana para publicar, más bien será sorpresa… Gracias por leer!

Saludos by Star!