Parejas: Kai x Yuriy x Bryan como triángulo amoroso, estos personajes x otros como secundarias y más.
Disclaimer: Beyblade y sus personajes no me pertenecen
Dedicado a: Todas las personas que, a pesar de que pasan los años, siguen amando Beyblade :D
Jardín de Matatenas
Capítulo 1: Copo de nieve
El orfanato 'Jardín de Matatenas' ocupaba una antigua construcción que alguna vez fue un pequeño palacio. Amplios pasillos, grandes alcobas e inmensas áreas comunes lo volvían perfecto para albergar a casi 200 niños varones y 30 adultos que se encargaban del lugar.
Las edades de los infantes oscilaban entre un par de días hasta los quince años, cuando los chicos tenían que mudarse fuera, puesto que el gobierno consideraba esta una edad suficiente para vivir pensionados en un departamento.
El director del orfanato, un hombre alto y delgado, de abundante cabello púrpura y apenas en sus treintas, respondía al nombre de Boris Balkov. Su misión era simple: criar a los niños abandonados, brindándoles la mejor nutrición y educación posibles, procurando buscarles un hogar. Él realizaba un excelente esfuerzo en las primeras tareas, sin embargo, la última la ignoraba a su conveniencia. El resto de los adultos sabía que Boris tenía a sus favoritos, y que de ellos no se desprendería tan fácilmente, pero no podían impedírselo: Boris era la ley en ese lugar, e incluso fuera de él, puesto que era hijo del capitán de policía de Moscú.
Aquellos considerados los 'favoritos' eran un puñado de niños que apenas y llegaban a tener unos seis años. Boris los había criado desde que él había tomado el control del orfanato, hacía apenas cuatro años, y se había encariñado bastante con ellos.
Boris les daba ciertos privilegios únicamente a ellos como eran poder elegir ropa y juguetes primero cuando había donaciones.
Los otros huérfanos creían que el mayor beneficio era que a veces esos niños dormían en el cuarto de Boris, la habitación más cálida de todo el complejo. Sin embargo, los adultos pensaban que esos pobres chicos recibían calor de una manera dolorosa, y que sus beneficios se los ganaban a cambio de sus pequeños cuerpos, quisieran o no. Pero sus suposiciones también eran erradas hasta cierto punto.
En ese momento Boris se encontraba tomando una siesta. Su cuerpo desnudo estaba cubierto únicamente por una cobija, pero se podía apreciar la parte superior de su espalda.
Dos pequeñas manos sujetaban una lata de Coca-Cola. El pequeño niño pelirrojo reía por el programa en la televisión.
-Yuriy, haces mucho ruido - dijo Boris adormilado
-Perdón - su voz de cuatro años era tan aguda que fácilmente podría ser confundida con la de una niña
-Ven a acostarte conmigo - sonó más a un favor que una orden
El pequeño brincó del sillón, dejó la lata casi llena en el buró y se subió a la cama con su protector.
-¿No tienes sueño? - El mayor acarició su cabello
-No, me gusta ver la tele - rio y abrazó a Boris con total confianza - quiero helado
-¿Quieres salir? - Miró su reloj, apenas eran las 3 de la tarde - Si nos bañamos rápido podemos estar de vuelta a las 6
-¿Y Bry? ¿Puede venir?
-Sí, claro. Pero, ¿Sabes dónde está?
-Es domingo, está mimi
-¿Sigue dormido? - Boris ocultó su rostro en el cuello del pelirrojo. Abrió sus ojos y observó la hermosa piel blanca - Ve por él
-¿Y me baño allá?
-No, tráelo y los dos se bañan aquí - se hizo a un lado para que el pequeño se levantara - No te tardes, Yuriy
El pelirrojo se bajó de un brinco y salió corriendo de la alcoba, llegando en pocos minutos al lado de la cama de su amigo.
Lo sacudió, repitiendo una y otra vez el motivo de su emoción.
-¿Helado? - Un par de ojitos lavanda se abrieron tan pronto escuchó la invitación de su amigo- Sí, sí, ¡Vamos!
-Apúrate - movió la colcha y destapó al pequeño - tenemos que bañarnos Bry
-Ay, ay, ay - Bryan se restregó la cara con las manos y se levantó con una excesiva pesadez para su cuerpo de cinco años
Estando frente a frente, Bryan bastante más alto que Yuriy y tenía una mayor masa muscular, impresionante para su edad.
-Vamos - Yuriy tomó su mano y lo guio todo el camino en silencio hasta que, en una esquina, se toparon con un niño de cabello negro y ojos dorados.
-Rei - Bryan se soltó de Yuriy y se aproximó sonriente a él - qué bueno que te veo - lo empujó tan fuerte que lo tiró al piso - no me guardaste tu postre ayer
El pelinegro lo observó desde el piso con tanto miedo que Yuriy vio sus ojos humedecerse, y no respondió.
-Déjalo - Yuriy volvió a tomar la mano del lavanda y se apuró al cuarto de Boris -¿Por qué lo molestas tanto? - Preguntó, sólo cuando Rei ya no los escuchaba
-Su cabello me gusta - Bryan se detuvo mientras Yuriy abría la puerta
Boris ya los estaba esperando, y pronto los tres entraron a la regadera.
Casi una hora después, Yuriy recibía en sus manos un cono de helado de chocolate, y Bryan uno de vainilla. Boris pagó y se dirigieron a una mesa apartada del mostrador.
-¿Cómo está? - Preguntó el mayor y les tomó fotos con su iPhone
-Rico, rico - Bryan lamió la punta, Boris sonrió y se acomodó el pantalón
-El chocolate es mi favorito - Yuriy observaba a su alrededor, sus labios no se despegaban del helado
No muy lejos de ellos había una familia, los papás y tres niñas. Una de ellas no dejaba de ver al pelirrojo. Los ojos azules se clavaron en ella y se preguntó cómo sería pertenecer a una familia así, una familia de verdad.
Unos minutos después de que los chicos hubiesen terminado, Boris recibió una llamada y salió del local, ordenándoles que lo esperaran dentro.
Bryan alzó su mano y la colocó frente a Yuriy. El pelirrojo alzó la suya y juntó sus palmas.
-¿Promesa? - Preguntó el ojiazul, sabiendo lo que ese gesto significaba
-Sí - Bryan se aseguró que no hubiera nadie cerca - si te dan helado de vainilla, me lo das, si me dan de chocolate te lo doy. Para siempre.
Yuriy sonrió ampliamente y asintió.
Sus manitas continuaron juntas hasta que la 'promesa' se estableció y ambos voltearon a ver la puerta cuando Boris entró. Se acercó con paso firme y no se sentó.
-Tenemos que regresar
Su tono era serio, pero no urgente. Los niños bajaron de sus sillas y lo siguieron al carro.
No habían dado ni un paso dentro del orfanato cuando Boris los cargó, uno en cada brazo y los llevó hasta la puerta de su habitación. Se acercó a la muchacha que se encargaba de esos niños y le ordenó que no dejaran a ninguno salir hasta que él se hubiera ido.
Boris se dirigió lentamente a su oficina, donde lo estaba esperando. Se acomodó el cabello y se alisó la ropa.
Cuando abrió la puerta, se sorprendió al ver un niño de cabello azul bicolor e irritados ojos rubíes.
-Señor Voltaire, bienvenido, ¿A qué debo el gusto?
-Mi hijo y mi nuera fallecieron hace unos días - comentó el hombre con tal frialdad que parecía que hablaba del clima - éste es mi nieto menor, Kai
Boris comprendía ahora por qué los ojos del pequeño estaban irritados, y también la urgencia de Voltaire por hablar con él.
-Hola Kai -Boris se agachó frente al niño y acarició su cabello. No obtuvo respuesta - ¿Cuántos años tienes?
-Cinco - respondió Voltaire - y yo tengo que salir mañana fuera de Rusia, así que comencemos el trámite de una vez
-Voltaire, ¿Por qué no te haces cargo tú de él? Dinero no te falta, podrías darle una vida mucho mejor que aquí
-No. No pienso darle nada a Kai más que mi apellido
-¿Y eso por qué?
-Yo le advertí a mi hijo que no se casara con esa mujer. Él era el más chico, como de tu edad, pero era un tonto. Se enamoró y prefirió dejar el negocio para atender a su esposa, una pordiosera ciega. ¿Puedes creerlo? Renunció a su fortuna por ella. Y de esa unión salió Kai, de una invidente mugrosa y mi hijo menor.
Boris asintió.
-Escuché lo de tu hijo y su esposa, pero su muerte es desconcertante. Por cierto, lamento tu pérdida - aunque parecía que a Voltaire no le importaba mucho - ¿Y tus otros hijos? ¿Ninguno puede hacerse cargo?
-Qué va, ya ninguno vive en Rusia. Por eso fue tan frustrante cuando mi hijo se fue con esa maldita ciega, porque me quedé solo en el negocio y es mucha friega. Mis otros hijos ni siquiera fueron al funeral de su hermano, ¿Realmente crees que les importa Kai?
"Obviamente no tanto como a ti" pero Boris se guardó el comentario.
-Voltaire, los chicos son bienvenidos aquí, pero se recomienda que vivan con algún pariente, no-
-No lo quiero - dijo Voltaire y a Boris le sorprendió la reacción de Kai: nula. Parecía que sus ojos carecían de alma - claro que pienso realizar una cuantiosa donación al orfanato
Los ojos de Boris brillaron y se sentó en su sillón ejecutivo mientras esperaba a que el anciano sacara el cheque de su portafolio y lo recibió con cuidado.
"Páguese este cheque a la orden de Jardín de Matatenas~ $100,000= USD"
Boris aceptó el cheque y le entregó una hoja de información para que la llenara con los datos de Kai.
-No tengo tiempo para esto - Voltaire se levantó y le regresó la hoja - llénala tú, ponle lo que quieras
-¿Kai Hiwatari? - Preguntó - Quieres que lleve tu apellido, ¿No?
-Sí. No tengo de otra. Prefiero que la herencia la reciban mis nietos a los imbéciles de la junta de administradores - se acercó a Kai y lo observó unos segundos antes de dirigirse a la puerta - Te quedarás aquí ahora, haz caso a lo que te digan - después miró a Boris - asegúrate de que nadie lo adopte, no quiero que la herencia acabe en manos de gente indigna
-Voltaire, espera - Boris lo alcanzó - ¿Tu nieto no habla?
-Sí, es un niño normal. Pero nadie lo ha escuchado decir nada desde el accidente. Él iba en el carro con sus padres cuando chocaron de frente con otro que iba rebasando. Él vio como los cuerpos de sus padres quedaron hechos trizas. Pero a él no le pasó nada.
Voltaire abandonó la habitación.
Minutos más tarde, Boris se estaba saboreando su millón de dólares cuando una mujer rubia entró a la oficina.
-¿Me llamó, director? - Preguntó y esperó en el portal de la puerta
-Sí. Él es Kai, llévalo a la habitación Copo de nieve. Dale todo y explícale cómo funcionan las cosas. Tiene estrés post-traumático y no ha hablado desde hace días, pero sí entiende.
La mujer se fijó en el niño sólo porque Boris lo señaló, si no, jamás habría notado su presencia.
-Ven, corazón - extendió su mano y el pequeño dudó un poco, pero finalmente la aceptó y siguió a la mujer por los largos pasillos del orfanato
-Hay tres habitaciones, Estrellita, Garra de tigre y Copo de nieve. En la primera viven los niños de hasta tres años. En Copo de nieve viven de cuatro a diez. Y en Garra de tigre hasta que tienen quince. La más grande es Estrellita porque es la edad en que los niños son abandonados con más frecuencia, aunque también son adoptados más fácilmente. Pocos llegan hasta Garra de tigre, pero eso no significa que no los adopten, ha habido familias que llegan buscando chicos mayores. El horario de dormir es de 10 de la noche a 8 de la mañana. A esa hora es el desayuno. A las 9 comienzan las clases y continúan hasta las 3. D es la comida y luego tienen una hora de reposo. D hacen deporte. Después es el baño, a las 7 se sirve la cena. Las últimas horas se les dejan libres para que hagan la tarea o jueguen. Esto es de lunes a viernes. Los sábados y domingos se respetan los horarios de comida, pero no hay clases ni deporte. De vez en cuando vienen los de salud a ponerles sus vacunas, o voluntarios que traen juguetes y dulces. También vienen familias a ver a los niños. Los otros tienen horarios diferentes, así que casi no los verás. Tenemos doctores por si te enfermas, pero intenta cuidarte a ti mismo, ¿Sí? Tampoco te busques problemas. Hay niños que molestan a otros, pero tú estás muy alto, dudo que se metan contigo.
Finalmente llegaron a la puerta de la habitación. Tallada en la madera había un copo de nieve.
La mujer abrió la puerta y Kai fue guiado a su cama. Estaba casi en una esquina y sobre ella la mujer puso una mochila, una libreta, un lápiz, goma y sacapuntas. También colocó un pijama y tres cambios de ropa. Finalmente, un cepillo de cabeza, uno de dientes y un jabón completaron los artículos.
-Ese baúl - señalo la mujer - ahí puedes guardar todas tus cosas. Los baños están afuera, por donde veníamos, al fondo del pasillo. Deja tu ropa sucia sobre la cama, la lavamos cada dos días. La pijama también. Sé que es mucho y quizá no lo recuerdes, pero poco a poco te acostumbrarás. Pregúntales a los otros niños o a los adultos si tienes dudas. En un rato serviremos la cena, ve a la puerta y sigue al grupo cuando toquen la campana. ¿Estarás bien solo, Kai? ¿Te puedo ayudar en algo?
El pequeño sólo movió su cabeza a los lados y tomó sus cosas curioso.
La mujer giró sobre sus talones y salió de la habitación.
Kai atraía varias miradas. Los otros chicos lo observaban y cuchicheaban entre ellos, pero ninguno se animaba a acercarse.
-Estuvo rico el helado - dijo Bryan, uno de los pocos que no estaban interesados en el nuevo - vainilla
Yuriy, al contrario, no podía dejar de ver a Kai. Era un niño bonito, sí, pero se veía nervioso y triste. Lo que más le llamaba la atención era el vacío en sus ojos. Era como si estuviera ausente.
-Sí, muy rico - Yuriy se subió a la cama con Bryan, olvidándose de Kai - tengo frío
El pelilavanda abrió su brazo y Yuriy se acomodó en él, cerró sus ojos y se giró, su cabello picándole en la nariz a Bryan.
No se dio cuenta cuándo se quedó dormido, pero la campana lo despertó y notó que Bryan también se había rendido al sueño.
¿Cómo podía dormir tanto?
-Cena, Bry - Yuriy lo movió del brazo - cena
-Ay, ay, ay - el pelilavanda se agarró el brazo donde Yuriy se había recargado - duele por tu culpa
-Cena - lo apuró el pelirrojo y corrió a la puerta, acercándose al montón que esperaba para salir
Bryan lo siguió y bostezó, alzando sus brazos, sin importarle los dos o tres chicos que golpeó con ese movimiento. Kai fue uno de ellos.
-¡Bryan! - Un rubio altísimo reprochó, Kai supuso que él tendría ya diez años
-Cállate, ballena - el pelilavanda le mostró la lengua y después su mirada se encontró con la de Kai - ¿Y tú qué me ves?
Los ojos rubíes se clavaron en el piso hasta que Bryan se volteó. Alzó la vista una vez más y notó que un chico pelirrojo lo estaba viendo. Sus ojos azules estaban fijos en él y el niño sonrió. Kai ni siquiera pensó en regresarle la sonrisa, pero en eso abrieron la puerta y todos avanzaron.
Una vez sentados en el comedor les sirvieron la cena.
"¿Qué es esto?"
Kai movió su comida con el tenedor. Era una papilla rara, amarilla claro, que no se parecía a nada que hubiera comido antes. El hambre se le fue de momento. Alzó su mirada y notó que los demás comían a gusto. Se animó a probarlo. No estaba tan mal, pero hizo el plato a un lado.
-¿No te gustó, Kai? - Preguntó la misma rubia de antes - ¿Quieres el postre?
El pequeño asintió y la mujer le sirvió un plato con tres galletas de vainilla con chispas de chocolate. Kai se llevó una a la boca y disfrutó de ella.
La rubia se dio la vuelta y lo dejó solo, regresó a la mesa donde comían los adultos. En ese momento, Boris trabajaba en su computadora introduciendo los datos de Kai. Su mirada buscó al pequeño y lo vio comiendo el postre. No muy lejos de él estaban Yuriy y Bryan, este quitándole sus galletas a Spencer. Suspiró. ¿De dónde había sacado Bryan ese temperamento? A pesar de que Spencer podía someterlo fácilmente, él y otros, le temían y lo obedecían. Bryan imponía respeto, y todos, hasta los adultos, lo sabían. Contrario a él era Yuriy, un chico tranquilo y amigable, que se alejaba de problemas y que estaba todo el tiempo con Bryan. El pelirrojo era un niño precioso, Y Bryan también. Boris jamás dejaría que los adoptaran y lo apartaran de él. Incluso estaba dispuesto a pagarles una carrera universitaria con tal de no perder el contacto. Más allá estaban también Rei, el hermoso asiático de largo cabello negro y enigmáticos ojos dorados y Brooklyn, el alemán pelirrojo de ojos esmeraldas.
Boris los quería, y sí, dormía con ellos, pero jamás había abusado de sus cuerpos. No aún.
El resto de la noche fue bastante tranquila, y pronto llegó la hora de regresar a la habitación.
-Buenas noches niños. En dos horas se apaga la luz. Terminen su tarea y no olviden ir a lavarse los dientes - se despidió la rubia y cerró la puerta
-Vamos al baño - pidió Yuriy - Bry
-Luego - el pelilavanda sacó de entre su ropa casi una docena de galletas - ¿Quieres?
Yuriy lo pensó unos segundos y se subió a la cama con él. Tomó una y se la llevó a la boca.
-¿Me das? - Pidió una voz bajita junto a ellos y ojos verdes sonrieron a Bryan
Éste lo miro y pensó unos segundos.
-Está bien, Brooklyn
El chico agradeció y se subió a la cama con ellos. Tomó dos galletas y alternó sus mordidas entre ellas.
-Mañana a clases - comentó el ojiverde - qué flojera
-Hmn - Asintió Bryan - no puedo esperar a irme de aquí
-Ya no aguanto - Yuriy le dejó su galleta media mordida a Bryan en su regazo y se bajó de la cama para salir corriendo al baño
Entró azotando la puerta y se encerró en un cubículo. Hizo lo que le urgía y al salir fue al lavabo a lavarse las manos. Kai estaba junto a él lavándose los dientes.
-Hola, soy Yuriy - lo saludó sonriente mientras se enjuagaba las manos - y... ¿Tú cómo te llamas? Holaaaa - no recibió respuesta - vaya, pues qué mal, te iba a invitar galletas
Regresó a la cama de Bryan y notó que ya no había más.
-¿Y la mía? - Preguntó el pelirrojo
-Me la comí - respondió el pelilavanda
-¿¡Qué!? Pero estaba chupada
-Qué importa - respondió y alzó los hombros
-Argh, ¡Bry!
Yuriy se bajó molesto y regresó a su cama para dormir.
-Que se joda - comentó Brooklyn
-Cállate - Bryan lo empujó y lo tiró de la cama - no hables así de Yuriy
El niño alemán, uno de los mayores de Copo de nieve, se dio la vuelta sin responder y regresó a su cama, rogando en silencio porque Bryan no fuera a empujarlo otra vez.
Bryan observó a Yuriy, cuya cama estaba a su izquierda, y en ese momento le daba la espalda. Suspiró y salió de la habitación para lavarse los dientes y después regresar a dormir.
Horas después, cuando todo debía estar en total silencio, quejidos despertaron a los niños cercanos a esa cama.
-Auch… Auch…
-Yuriy, despierta - Bryan agitó su brazo de un lado a otro - ¿Qué te pasa?
El pelirrojo abrió sus ojos y clavó sus uñas en el brazo del pelilavanda, quien ni lo sintió por la preocupación que sentía por su amigo.
-Mi panza… Auch…
-¡Auxilio! - Gritó el chico de ojos lavanda
La mujer rubia que había ayudado a Kai y otra chica de cabello castaño se acercaron a ellos.
-Le duele la panza, hagan algo - ordenó Bryan mientras veía como la castaña alzaba la playera de Yuriy y notaba su estómago inflamado
-Lo llevaré al doctor - informó y tomó al niño en sus brazos
-Yo voy - Bryan corrió a su cama y se puso sus zapatos, se veía realmente chistoso con su pijama y el calzado
-No, vuélvete a dormir, es media noche
-Yo voy - repitió y se aferró a la mano de Yuriy que colgaba de los brazos de la mujer que apenas lo aguantaban. Los deditos del peliazul se aferraron a él y a la castaña no le quedó de otra más que permitir que Bryan lo siguiera
La rubia estaba tranquilizando a los niños que habían despertado después de tal alboroto cuando de repente sintió su falda siendo jalada por alguien. Bajó la vista y se encontró con el niño nuevo, el bicolor.
-¿Sí… Kai?
El pequeño de ojos rubíes estaba ardiendo en fiebre y se notaba que había llorado. No era raro que los nuevos sufrieran las primeras noches, pero Kai era más alto y pesaba más que Yuriy, así que ella no se lo aguantaba. Tomó su mano y después de volver a apagar la luz, lo guio también a la enfermería.
Cuando llegaron a ese lugar el doctor ya estaba tomando la temperatura de Yuriy y le había colocado una compresa de agua fría en su frente mientras Bryan, sin soltar su mano, acariciaba su panza suavemente en un inocente intento de hacer sentir mejor a su mejor amigo.
-¿Otro? - Preguntó el desvelado médico cuando vio a la rubia entrar
-Sí, es nuevo, no ha de ser grave - ayudó a Kai a subirse a una camilla y se acercó a Bryan - jovencito, tiene que regresar a su cama
-No - respondió firmemente - Yo con Yuriy
-Bryan, ven conmigo por favor - pidió la rubia - necesita descansar
-Yo proteger a Yuriy - el pelilavanda abrazó a su amigo y se aferró a él tan fuerte que la mujer no pudo separarlos cuando intentó jalarlo - ¡No! ¡No!
-¿Qué pasa? - Se acercó una enfermera que acababa de llegar - ¿Qué ocurre?
-Al parecer algo le cayó pesado al estómago de Yuriy y Bryan no se quiere ir, el otro niño tiene fiebre y no deja de temblar. Dale paracetamol y ponle compresas - ordenó el médico a la enfermera
-Bryan, ve a tu cama - pidió la enfermera mientras acataba las órdenes
-¡No! - El pelilavanda se volvió a aferrar a Yuriy
El pelirrojo tenía sus ojos cerrados, no le importaba lo que pasaba a su alrededor, sólo deseaba que su panza dejara de doler.
-Vamos… - entre la rubia y la castaña intentaron levantar a Bryan, pero él se sujetó de la cabecera de la cama y no había fuerza en el mundo que lo hicieran soltarse - ¡Bryan!
-¡Ya dije que no! - Gritó
-Vale, quédate - el médico, presa de un dolor de cabeza por el repentino alboroto y porque lo habían despertado, finalmente se rindió ante el condenado chamaco - si es que Yuriy te comparte su cama, porque no puedes tomar otra
Acto seguido, el pelirrojo, aun con los ojos cerrados, abrió los brazos y Bryan se acomodó rápidamente entre ellos.
-Boris los tiene tan maleducados - comentó la castaña antes de salir
-Buenas noches - se despidió la rubia antes de salir de la enfermería
-Kai ya tomó el paracetamol - informó la enfermera y se acercó a Yuriy - ¿A él que le doy?
-Diclofenaco - el médico tomó el termómetro que le había colocado al ojiazul y lo leyó - no hay fiebre, sólo debe de haber cenado mucho, no sería novedad que estos dos terminaran aquí por robar el postre de los demás
Bryan soltó una risita y Yuriy se incorporó para ingerir la medicina.
Por su parte, Kai los estaba observando desde que había llegado al lugar. La manera en que los brazos de Yuriy se cerraban alrededor de Bryan, y cómo él lo abrazaba también le recordó a un sentimiento de protección y calidez que alguna vez sintió con su madre. Sintió sus ojitos humedecerse una vez más, pero fingió estar dormido cuando la atención del médico se volvió hacia él.
Una vez que la fiebre bajó, Kai se quedó dormido al igual que los otros dos, quienes no se habían soltado, y la enfermera apagó la luz, regresando a la pequeña oficina donde ella cubría su guardia. Comenzó a llenar los papeles necesarios y notó el apellido de Kai.
-¿Doctor? - Lo llamó - Hiwatari… ¿No son los dueños de la Corporación Biovolt? ¿La más grande petrolera de toda Rusia?
-Sí, ¿Por qué? - Él se acercó
-El niño nuevo se llama así, y según recuerdo, vi en las noticias que el hijo menor del director se mató en su auto junto con su esposa hace qué, ¿Una semana? ¿Menos?
El médico asintió - Recuerdo haberlo visto, ¿Crees que este niño sea…?
Ambos permanecieron en silencio mientras se asomaban a ver a Kai.
Buscaron en el internet imágenes de la familia Hiwatari y sí, sin duda, ese niño era descendiente de una de las familias más ricas y poderosas de toda Europa del Este. Se guardaron sus comentarios para sí mismos y después el médico regreso a su cuarto, mientras la enfermera buscaba los requisitos para poder adoptar un niño.
Eran casi las 10 de la mañana cuando dos orbes rubíes se abrieron con pesadez. Sus ojos se sentían resecos e irritados, además sentía que no había descansado en toda la noche.
Una vez que se acostumbró a la luz, miró a su alrededor. La enfermería se veía menos escalofriante de día, y ahora él y el pelirrojo estaban solos e intercambiaban miradas.
-¿Cómo te sientes? - Preguntó el pequeño ojiazul que lo veía casi sin parpadear - ¿Ya me vas a decir tu nombre?
Kai bajó su mirada y jugó nerviosamente con sus manos.
-Ya, ni que tuvieras un nombre tan bonito, ¿O qué, no puedes hablar…? - El pelirrojo se llevó las manos a la boca - Oh, lo siento… no lo había pensado… perdón
Se bajó de un brinco de la cama y se acercó a la camilla del bicolor.
-Soy Yuriy, ya te lo había dicho, pero quizá no lo recuerdes - el pelirrojo le extendió su mano
La mirada rubí escudriñó al niño de pies a cabeza, y finalmente extendió su mano a la suya. Entonces Kai experimentó algo insólito.
Tan pronto su piel hizo contacto con la del niño, sintió una pequeña caricia en todo su cuerpo. Era como si ese pelirrojo le trajera paz, una emoción que no tenía desde antes del accidente. Su piel era tan suave y su sonrisa tan sincera que Kai sentía que podía confiar en él. Después de pasar tanto tiempo con adultos que simplemente lo trataban como "el nieto de Voltaire" o "pobre chico", finalmente se encontraba con alguien que lo veía a él como individuo, y es que era mirada celeste parecía calar hasta lo más profundo de su alma.
-Me llamo Kai Hiwatari - sonrió levemente cuando el pelirrojo brincó de emoción al escucharlo hablar
-Así que sí hablas, muy bien, ¿Cuántos años tienes?
-Cinco - respondió casi en un susurro - ¿Y tú?
-Cuatro, los acabo de cumplir - se subió a la cama con Kai y el bicolor se sintió un poco incómodo por la cercanía - oh, perdón… - se bajó - es la costumbre
En ese momento, la puerta de la enfermería se abrió y Boris entró al cuarto.
El rostro de Yuriy se iluminó y corrió hacia el director como si fuera su propio padre. Lo abrazó con fuerza y alzó su rostro para ver al del hombre.
-Así que ya te hiciste un nuevo amigo, ¿No, Yuriy? - Después de revolver el cabello pelirrojo observó al pequeño millonario - ¿Estás bien, Kai?
-Sí… - respondió apenado - ¿Cuándo puedo ir a casa?
Boris, aun siendo sujetado por Yuriy, se acercó a él -Lo siento, pero eso no será posible. Esta es tu casa ahora
El bicolor bajó la mirada y después de unos segundos de silencio, asintió.
-¿Kai tampoco tiene papás? - Preguntó inocentemente el ojiazul y Boris negó. Los ojos rubíes se llenaron de lágrimas
Boris iba a comentar algo cuando su celular sonó y abandonó la habitación.
Yuriy había observado cómo el semblante de Kai se había oscurecido y se subió con él a la cama.
-Escucha… - tomó su brazo y le sonrió compasivamente - aquí nadie tiene papás -el bicolor volteó a verlo - ahora eres parte de nuestra familia, Kai
Los ojos rubíes dejaron salir las lágrimas que habían estado ocultando hasta ese momento y, sin pensarlo dos veces, abrazó a Yuriy y sucumbió en llanto.
Kai lloró por un largo rato, sin soltarlo, dejando que todo su dolor, su miedo y su desesperanza salieran poco a poco hasta que no quedó más que un gran vacío en su estómago. Yuriy lo acarició y le dijo palabras bonitas hasta que el bicolor finalmente se calmó.
-Te voy a cuidar, Kai, te lo prometo - los ojos azules se clavaron en los rubíes y le sonrieron - todo estará bien, no estás solo
-¿Yu…riy? ¿Yuriy?
-¿Sí?
-…Gracias
No muy lejos de ahí, Boris se había alejado del cuarto, y ahora vociferaba por el aparato.
-No, no y ¡No! - Gritó - Ya dije que el niño Hiwatari no está en adopción, y no sé cómo se enteró la prensa, pero es tu deber… ¡Este es tu trabajo! Contrólalos y que no salga nada en las noticias, no importa de cuánto sea el soborno, Kai no se irá - Colgó y respiró profundo
"Una vez que Voltaire muera, esos millones serán míos, porque mientras él viva aquí, yo soy su tutor"
Sonrió ampliamente y decidió que ya no regresaría a la enfermería, ahora iría a su oficina a descubrir cómo se había filtrado esa información y a castigar a los culpables.
Continuará…
Jardín de Matatenas
Gracias por leer :D
Un saludo especial a:
Arale Hiwatari
Asuka Halliwell
Blacky Kitty
Crista Ivanonv
Funeral-Of-The-Humanity
Gabz
Rin
[En orden alfabético]
Aclararé un asunto muy importante en este fic. A diferencia de mis otras historias, este fanfic no está terminado y no he avanzado nada de los próximos capítulos. No estaba segura si publicarlo o no debido a que no sé cada cuánto escribiré, así que les ruego que me tengan paciencia y a cambio yo les prometo que, aunque me tome algo de tiempo, continuaré y terminaré esta historia.
Próximo capítulo: Fecha indefinida. Por favor revisa mi perfil para más información en actualizaciones.
Cloy Jubilee~