Disclaimer: Harry Potter y sus personajes no me pertenecen, sin embargo los OC que aquí saldrán son totalmente míos.
Tic Tac
Tic...
Bill fue al aparador y sacó una botella de whisky de fuego y unos vasos pequeños
Tac...
-¡Brindemos!-propuso, y con una sacudida de la varita hizo volar los doce vasos llenos por la habitación hasta cada uno de los presentes
Tic...
Harry cogió el suyo, durante un instante clavo la vista sobre la superficie anaranjada, lo levantó
Tac...
-¡Por Ojoloco!
Tic...
-¡Por Ojoloco!-repitieron todos, y bebieron
Tac...
-¡Por Ojoloco!-brindó Hagrid con retraso, hipando.
El whisky de fuego le abrasó la garganta a Harry pero fue como si le devolvieran la sensibilidad al cuerpo, disipando el entumecimiento y la sensación de irrealidad e infundiéndole algo similar al coraje.
Se hizo el silencio y Harry recorrió con la vista la pequeña sala de estar de la Madriguera que parecía aún más pequeña entre tanta gente, hizo contacto visual con algunos de los que allí estaban pero luego agachó la vista para evitar mirar a quien fuera a los ojos. No quería ver sus miradas. Temía que entre las temerosas, las suspicaces o las determinadas hubiera miradas de culpa y resentimiento.
Se fijó en el antiguo de reloj de la familia Weasley, ese que por agujas tenía el nombre de cada uno de los miembros de la familia, y por números lugares o situaciones. Las agujas señalaban ahora todas hacia "En casa". Pasó la vista por cada una de ellas pensando en lo mucho que debía a esa familia, casi bufó divertido al ver una nueva aguja entre ellas, una que en sus anteriores visitas no estaba. Era una aguja con el nombre de Fleur Weasley, al parecer la situación había mejorado muchísimo, desde el final del anterior año escolar en el que la chica hubo dejado muy claro sus sentimientos por el mayor de los hijos Weasley, para que ahora estuviera allí con el resto de las agujas de la familia. En un breve pensamiento se le ocurrió la idea de que, de nuevo, las supersticiones mágicas eran diferentes a las muggles, pues Fleur estaba ya utilizando su apellido de casada antes de estarlo.
Se detuvo más tiempo del que había planeado en un principio sobre la aguja de Ginny, por eso pudo ver como algo brilló en la parte baja de uno de los laterales. Sin pensarlo se movió hacia delante inclinándose con curiosidad. Sintió todas las miradas clavándose en él.
-¿Harry que...
¡DONG!
Todos los presentes al completo saltaron ante las campanadas y soltaron un pequeño grito. Fred que había estado sentado sobre el brazo del sofá en el que esta tumbado George se cayó al suelo arrastrando con el a Ginny y a Hermione. Un crujido enorme les hizo saber que Hagrid había roto algo al chocarse de espaldas contra la pared y una avalancha de objetos cayeron de las estanterías rompiéndose.
¡DONG!
Molly se acercó a paso presuroso, con la mano sobre el corazón y se detuvo frente al reloj a la izquierda de Harry.
-Por Merlín, ¡Este cacharro! no debería sonar a estas horas. ¿Arthur has andado toqueteando el reloj cuando añadiste la aguja de Fleur?
-No, querida- El señor Weasley se acercó a su mujer e iba a decir algo más cuando el reloj volvió a sonar.
Entre campanada y campanada hubo algunos intentos más por hablar pero al final se resignaron y acabaron callando. Hermione se separó del lado de Ginny y fue hasta donde estaban Ron y Harry. El sonido cada vez se hacía más fuerte y muchos se taparon las orejas hasta que Remus Lupin hizo el encantamiento silenciador.
Cuando por fin todo termino cada uno de los presentes, menos George que seguía tumbado y Hagrid que seguramente no se movía porque temía tirar todo a su paso, se fueron acercando poco a poco.
Ron con las manos aún situadas estrategicamente cerca de las orejas se acercó por su derecha mirando desconfiado el reloj, Hermione detrás de ellos parecía muy interesada.
-¿Se ha escacharrado el reloj, papá?-preguntó Ginny cerca de Bill al otro lado.
-No lo creo hija, yo no toqué nada. Simplemente coloque la aguja y volví a cerrar el panel.
-A lo mejor tiene que resetearse o algo así- intervino Hermione
-¿Resete-qué?
-Resetearse, Ron. Es una cosa que hacen los aparatos muggles cuando...
-¡Mirad!-interrumpió Harry- las agujas...¡están moviéndose!
Y así era, ante la atenta mirada de los presentes cada una de las agujas fueron deslizándose con un rítmico clac-clac-clac hacia la parte inferior de la circunferencia del reloj, cada una con velocidades distintas: las de Fleur, Bill, Percy y los señores Weasley se movieron despacio mientras que las de Charlie, los gemelos, Ron y Ginny lo hicieron deprisa. Pero todas y cada una de ellas se detuvieron por igual donde en un reloj normal hubiera estado el numero seis, pero que en el reloj de los Weasley no había nada, algo extraño teniendo en cuenta que todo el borde estaba lleno de nombres de lugares.
Muy lentamente fueron apareciendo unas palabras talladas como por fuego en la madera: "Esperando" leyó Harry en voz alta. A su alrededor empezaron a aparecer los primeros murmullos.
-¿Egpegando?¿Qué ge gupone que estamos egpegando?-Bill se encogió de hombros mirando a su prometida
-¿Había hecho antes algo así Arthur?-preguntó Hagrid desde lejos alzando la voz.
-Eh..pues no la verdad. Que cosa tan rara
-A mi me parece muy curioso. Dejame ver...aparta un poco Fred.
-Dora no creo que debamos tocar nada por ahora- opinó Remus con precaución, colocando las manos sobre los hombros de su esposa para detener su avance.
-¡Ey mirad el péndulo!
Todos siguieron la mirada de Ginny y hacia donde apuntaba. Dentro de la caja del reloj, donde el péndulo se mecía en una danza cadenciosa había empezado a brillar una luz. Fred alargó la mano para intentar tocarlo pero su madre le atizó en ella y el chico inmediatamente la hizo retroceder entre murmullos enfadados. Su hermana a su lado soltó una risita que hizo que algo en el estómago de Harry se tensara.
Cuando la luz termino por llenar el interior de la caja del reloj todos dieron un paso atrás al unísono. Una red brillante de hilos de colores en los que dominaba el color azul y el blanco empezaron a surgir de entre luz que cada vez brillaba más. Harry achinó los ojos, a su derecha oyó las quejas de Ron que decía algo así como que la luz se parecía a la de los faros del antiguo coche de la familia. Harry pensó que lo menos que necesitaban ahora era que un Ford Anglia se materializara en el salón.
Se alejó más del reloj para recuperar la visión y notó como los demás también se movían. Parpadeando frenéticamente pudo ver como lentamente sobre la roja alfombra que cubría el suelo se fueron formando unas figuras. No fue el único en sacar la varita.
Harry había leído poco de y acerca de la ciencia-ficción muggle, tío Vernon tenía una patológica aversión a cualquier cosa que conllevara imaginar algo que no existía, pero recordaba haber visto un poco de ello en la pequeña televisión que la tía Petunia había colocado en la cocina para que su pequeño Dudy no tuviera que girar su grueso cuello cuando quisiera ver alguno de sus programas y series favoritos mientras comía o cenaba. Aquello que veía "construyéndose" delante de él se parecía bastante a lo que los muggles pensaban que era el teletransporte.
Cuando las dos figuras terminaron de formarse la luz se atenuó ligeramente. Debido a las ropas que llevaban al estilo muggle, Harry pensó que se trababa una pareja joven, estaban cogidos de la mano y se protegían de la brillante luz con la otra que les quedaba libre. El chico era alto y desgarbado, tenía el pelo teñido de un llamativo e intenso azul eléctrico y una sombra de barba sobre la línea de la mandíbula y en el mentón. La chica era un poco más baja que él pero era esbelta y debía de tener el pelo de un color claro, seguramente rubio, pues la luz se reflejaba con fuerza en el y ocultaba parcialmente su cara.
La luz acabó por extinguirse en el salón pero no dentro de la caja del reloj. Allí similar a un pensadero aquella luminiscencia se retorcía como un líquido muy espeso.
Nadie dijo nada, no porque no lo desearan, que lo hacían dado que no es muy habitual que dos desconocidos aparezcan en tu casa así por las buenas salidos de un reloj. Si no por la expresiones de perpleja incredulidad que tenían los desconocidos.
La primera en moverse fue la chica al soltarse de la mano del otro, los músculos de Harry se tensaron en un segundo y la apuntó con la varita instintivamente, pero la chica lo ignoró olímpicamente y alzando el brazo izquierdo se pellizcó.
Harry pudo ver en la expresión de su cara que no había ocurrido lo que esperaba. La chica volvió a pellizcarse un vez más, luego de un momento en silencio se miró el brazo como si este le hubiera ofendido terriblemente, algo en esa expresión le recordaba a alguien, y volvió a pellizcarse una y otra vez, en esta ocasión sin detenerse entre uno y otro. El brazo ya se le estaba poniendo rojo cuando el chico a su lado pareció reaccionar y se restregó la cara con las manos, después las bajo y tras mirarles otra vez repitió la operación.
-Ted -dijo la chica- dime que estoy soñando...
El chico no le respondió y nadie intervino, eso fue muy raro ya que lo más normal hubiera sido comenzar a interrogar a los desconocidos en cuanto hubieron aparecido pero en su lugar todos estaban atentos a sus palabras.
-...¡Nos van a matar!- continuó la chica con un chillido.
Ante esa frase hubo un estremecimiento general. Lo sucedido en las últimas horas afloró de nuevo en sus mentes. Harry sabía que durante la media hora en que había pasado todo aquello relacionado con el reloj, todos habían olvidado -de alguna extraña manera- la muerte de Ojoloco, la desaparición y sospechas sobre Mundungus y la presencia del mismo Voldemort en el ataque. No pudo evitar un ramalazo de remordimiento. Ojoloco había muerto por su culpa, porque había ido a escoltarlo y él le había olvidado sin más consideración. El recuerdo de su misión y el de la voz de Moody surgió con fuerza en su mente: "¡Alerta Permanente!" decía. Rechinó los dientes y asió con fuerza una vez más la varita.
Aquella frase también hizo reaccionar al chico al que la desconocida había llamado Ted, se había girado hacia su compañera, estaba pálido con los labios fruncidos en una fina línea pero con una expresión de puro horror en los ojos.
-La situación es peor de lo que piensas Victoire- murmuro desviando la vista y volviendoles a mirar.
La chica siguió con la vista la mirada del chico y todos lo hicieron con ella, el muchacho había estado observando hacia el rincón donde estaban Remus, Tonks y Ginny, de repente palideció también.
-¡Ay mi madre!¡Por Merlín, no puedo creerlo!
Como si hubiera estado esperando por su reacción, el chico llamado Ted cayó de espaldas desmayado.
Bueno este fic surgió en mi cabeza como una historia para resumirme a mi misma como pensaba que sería la tercera generación y la relación entre ellos, además de para guiarme un poco cuando al final escribiera las historias que tengo en mente ; al final por una petición he decidido escribirlo y subirlo. (Ya veré como me las arreglo para no descubrir todo el pastel antes de tiempo)
La primeras frases están sacadas del séptimo libro excepto por las onomatopeyas y por una frase que he metido entre medias.
Esta historia no está entre mis prioridades, mi prioridad es otro fic en el que estoy trabajando y que no pienso subir hasta que tenga bastantes capítulos porque me conozco y se que me atasco con los long fics, así que no sé cuando estará el próximo capitulo, si veo que gusta quizá me anime a escribirlo antes.
