¡Hola, hola! Aparecí con un nuevo fic :'D espero que le den una oportunidad y que les guste tanto como a mí :3

No diré algo más respecto, conforme avance la historia sabrán específicamente todo, espero xD

A leer ;D

.


El inicio


Luego de que lo resucitaran con las esferas del dragón, su vida se volvió más pacífica en cierto punto. Muchas cosas habían cambiado, otras seguían igual que siempre y que jamás cambiarán, como su inigualable carácter.

Regresó a la comodidad de su hogar junto a su familia, seguía con sus constantes entrenamientos, a veces incluyendo a su hijo, compartiendo tiempo con su mujer y dejó esa obsesión por ser el más poderoso y derrotar a Kakaroto de una vez por todas, aunque no del todo, al fin y al cabo utilizaba esa idea para superarse.

Ya no había villanos por la cual preocuparse, el tipo de vida que llevaba y muchas cosas de las que tiene ahora jamás pensó que las llegaría a tener.

Estaba en su cámara de gravedad a 700 G dando patadas y puñetazos, saltando de aquí y allá, mandando ataques de ki a los robots para luego esquivarlos cuando éste se los devolviera, de a momentos –como ahora mismo– paraba para tomar aire y estabilizarse, pasaba largos minutos pensando en todo lo sucedido, las cosas que han cambiado y lo que tenía ahora. Unos golpes en la puerta de su cámara lo trajeron de vuelta; notó la hora en el panel de control, ya había pasado unos minutos de la hora de cenar y quién más lo vino a buscar para que estuviera presente. Apagó el simulador de gravedad y fue por una toalla para secarse el sudor y luego abrir la compuerta, encontrándose con su esposa quien le sonreía y no era necesario que le hablara para entenderla, cuando ella dio media vuelta la siguió en silencio.

En la mesa ya se encontrabas sentados su primogénito y sus suegros conversando animadamente como siempre, el banquete que lo esperaba hizo que se le hiciera agua la boca ya que a veces –así como hoy– se olvidaba de almorzar por estar entrenando. Y como su mujer era tan atenta con él le pedía a la madre que le cocinara por dos para que quedara satisfecho.

–Papá ¿puedo entrenar contigo mañana?. –habló el niño de la familia al ver que su padre ya estaba en la mesa.

–¿Qué hay del colegio? –cuestionó su madre.

–Habrá sesión de maestros, dijeron que sería absurdo ir sólo dos horas para luego retirarnos. Por eso nos dieron el día. –respondió sonriente. Estaba feliz porque, desde que entró a estudiar no pasaba mucho tiempo con su progenitor, para él las seis horas y media que pasaba en el colegio eran demasiadas y cuando llegaba a casa comía y luego hacía sus tareas encerrado en su habitación, cuando terminaba se ponía a jugar con su consola hasta la hora de cenar; esté era el único momento donde lo veía y trataba de interactuar con él.

–De acuerdo. —concordó la madre.

–Desde temprano y no me hagas esperar. –le contesto a su hijo y se dispuso a comer.

–¡Por supuesto, papá! –al niño le brillaban sus ojitos y su sonrisa era amplia por recibir la respuesta que tanto quería.

Bulma se sentía feliz al ver a su hijo tan alegre por estar con su padre y esposo. Cuando terminó de comer, agradeció y llevó sus platos al lavadero, sus padres también hicieron lo mismo. En cambio, los saiyas seguían devorando quizá su quinto plato; mientras ellos seguían zampandoce sus últimos platillo, iría al laboratorio a terminar unos robots que estaban casi completos y apagarlo todo cuando finalizara.

Según ella no fue mucho el tiempo que se llevó en el laboratorio, pero cuando pasó por el comedor ya estaba vacío y limpio. Al ver el reloj que estaba junto al gabinete se dio cuenta que eran casi las diez de la noche, sin más se encaminó a su habitación donde sabía que su marido la esperaba.

Al llegar, encontró a Vegeta sentado en su lado de la cama solo con ropa interior, le sonrió cuando ambos se vieron a los ojos. Caminó dentro del cuarto para dirigirse directo al baño a lavarse los dientes y despojarse de su ropa sucia, salió del sanitario sólo con ropa interior a juego. Se acercó al príncipe a paso lento, él seguía sentado viéndola detenidamente a cada movimiento que hacía; se sentó a horcajadas sobre su regazo, acarició sus hombros y el resto de su torso.

–No vayas a ser tan duro con Trunks mañana. –pidió entre caricias, no quería que lo lastimara demasiado.

–No le pasará nada, mujer –habló con voz grave. Pasó sus grandes manos por la fina espalda de su mujer para desabrocharle el estorboso sujetador –. Tiene que aprender a luchar. –la prenda cedió una vez desabrochado, los tirantes se deslizaron hacia abajo y ella lo ayudó en retirarlo.

–Lo sé, pero no quiero que lo dañes… demasiado… uhm. –hablaba entrecortado tras sentir las caricias y besos del moreno, su respiración se volvía cada vez más pesada.

–Te miras mejor callada. –exclamó ya un poco enojado por la conversación, como si ella no supiera que su hijo tenga sangre saiyajin y que por eso se recuperaba rápido.

–No lo creo, y menos dentro de unos minutos. –sonrió coqueta sabiendo lo que venía a continuación.

Vegeta sonrió por el comentario, ésta insignificante mujer lo hacía divertir como ningún otro ser lo hizo jamás. Y por eso sentía algo especial por ella. Negó con la cabeza y la besó en los labios, se deshizo de las últimas prendas que quedaban de ambos.

Iniciaron otra de sus tantas danzas amatorias, donde se entregaban completamente de cualquier forma sin restricciones. Era el único momento donde se sentía más en paz.

Al terminar, era costumbre que ella se acurrucara sobre su pecho y se quedará ahí dormida, para luego acomodarse de nuevo dándole la espalda pero apegada a él. Aún seguía despierto, la inquieta mujer no se había movido todavía de su pecho, teniendo una mano en su estrecha cintura y la otra sobre su delicada mano que la tenía a un costado de ellos.

Ya estaba quedándose dormido. Pero en eso, empezó a faltarle el oxígeno, le era difícil respirar y sabía que no era por culpa de su mujer acostada sobre él porque ella apenas pesaba algo. Le fue casi imposible inhalar y exhalar, lo intentaba hacer por la boca pero no consiguió resultado. Trató de no jadear, mucho menos toser para no despertarla y preocuparla. Intentó retener el aire para ver si así lograba algo, pero no funcionó. Ya había pasado diez minutos así y le estaba pasando la cuenta, comenzaba a marearse. Podía aguantar la respiración por mucho tiempo gracias a su especie pero esto era algo distinto.

Movió con cuidado a su mujer para recostarla a su lado, a ver si eso le ayudaba. Por desgracia, nada cambió.

La vista se le estaba nublando demasiado, miraba a todos lados de la habitación tratando de comprender qué le sucedía. Logró diferenciar una sombra al pie de la cama e iba levantarse para atacar a cualquiera que irrumpiera en su habitación pero no logró moverse lo suficiente. Fueron mili segundos cuando la sombra se movió, luego de eso ya no pudo diferenciar nada de lo que veía, sintió que algo se metía a su cuerpo, algo frío y a la vez doloroso.

Y perdió el conocimiento en ese instante.


Llegó al fin al planeta Tierra luego de dos largos años, cayó en un bosque destruyendo todo a su alrededor, los animalitos corrían-volaban por todos lados para salvarse del fuego. La compuerta de la nave se abrió, y con sus manos se impulsó para salir ya que la nave había caído de espalda por los árboles; ya con los pies sobre la tierra inhaló hondo, sus escamas se crisparon y su cresta se alzó de sólo saber que al fin podría vengarse del Príncipe Saiyajin después de tanto tiempo. Una sonrisa maquiavélica se dibujo en su rostro dejando a relucir sus puntiagudos dientes, no podía esperar más, actuaría ahora mismo.

Habían pasado demasiados años desde que juró vengar a su raza, a su familia y por todos los que el estúpido mono había matado.

Cuando escuchó que el príncipe aún vivía no lo podía creer, menos cuando dijeron que ya no era un asesino intergaláctico y que ahora se dedicaba a proteger a un planeta, incluso tenía una familia y se le veía feliz. Por supuesto que tardó en que llegara esa noticia al planeta en el que vivía, le contaron todo: desde la muerte de Freezer en el antiguo planeta Namekusei por otro saiyajin que resultó ser el legendario hasta lo de Majin Buu. Él preguntó cómo es que sabían aquello, y es que los Sörkets tenían contacto de vez en cuando con los Namekus desde hace unos años atrás. Investigó todo sobre el planeta donde residía el príncipe, quedó maravillado al saber que era un planeta con los mismos estándares biológicos para vivir. Fue en busca de una nave, la más rápida que había en el planeta aunque le fue difícil encontrarla, ingresó las coordenadas y las estadísticas de la computadora le indicó el tiempo y las paradas que debía hacer, era demasiado tardado pero lo haría como diera lugar.

–Es tu fin, príncipe Vegeta. –y rió fuerte con su voz gutural.

Gracias a los Sörkets aprendió a manejar y sentir el ki y muchas habilidades más, se concentró en sentir alguna que fuera alta, encontró varias pero había una en singular que estaba tan elevada que lo sorprendió, mas no lo asustó. Ese ki debía ser del Príncipe ya que no sintió otra energía más fuerte.

Bajó todo su ki hasta casi desaparecerlo completamente, y a pesar de eso podía utilizar sus poderes. Antes de alzar vuelo se dirigió a su nave para convertirla en cubo para que nada le ocurriera y la llevó consigo. Se concentró de nuevo en la energía más fuerte y voló a alta velocidad hacia ese lugar y a la vez repasando su venganza, por supuesto que no podía fallar, tantos años de práctica que ya la había perfeccionado incluso con los más poderosos.

Tardó más o menos tres horas en llegar a esa parte del planeta, donde ya estaba oscurecido por la entrada de la noche. Había una cúpula inmensa donde asumió que ahí vivía, sobrevoló el área para encontrar lo que tanto quería. Un gran área libre estaba por detrás de la instalación donde algo resaltaba, se estaba acercando a su objetivo. El ki se podía sentir dentro de esa gran esfera completamente cerrada, era extraño. Iba a descender cuando en eso apareció mujer con cabello celeste acercarse, ella golpeó el objeto y algo zumbó adentro, fueron pocos los segundos cuando una compuerta se abrió.

Se emocionó al verlo, examinó detenidamente a su víctima, no había cambiado tanto más que en la estatura y masa muscular, era exactamente lo que como lo recordaba; se detuvo en esos oscuros ojos, la veía a ella. Ya no había malicia y morbo en ellos, había un sentimiento del cual él no merecía sentir. Eso hacía que su venganza se volviera mucho mejor.

Cuando ambos caminaron hacia la gran estructura los siguió con la vista. Tenía curiosidad por lo que haría en este momento el saiyajin, así que descendió sigilosamente cuando la pareja entró, esta vez procuró desaparecer por completo su energía para no levantar sospecha, había una ventana cerca así que aprovechó a observarlos.

Hizo una rápida vista de lo que ellos percibían afuera exactamente desde la ventana, sus escamas empezaron a cambiar de color, del café ocre al negro azulado y se paró frente a ésta para poder verlos. Escuchó toda la conversación de principio a fin. También haría sufrir al niño, aunque a esos dos humanos mayores no les serviría de mucho así que no les haría daño.

La mujer de cabello celeste ya se había ido al igual que los viejos, de todos modos no le importó, su objetivo aún lo tenía a la vista. Cuando su presa se levantó, lo tuvo que seguir por medio de su ki ya que lo perdió de vista cuando éste se adentro más a la casa. Se elevaba mientras lo sentía subiendo dentro, llegó a un balcón al sentir que ya no ascendió más el príncipe. Estaba a punto de aterrizar allí cuando vio que él salió, pensó rápido y se escondió detrás de una columna que estaba a unos cuantos metros para que no lo viera, como pudo bajó a cero su poder para que no lo ubicara.

–Hmp, desapareció. Estúpidas lagartijas voladoras. –pero no entró de nuevo al cuarto, examinó con la vista para asegurarse que en serio no hubiera nada que pudiera alertarlo.

Soltó un suspiro inaudible cuando sintió que él entró de nuevo a la habitación. Le había dado el susto del día, se había alterado cuando escuchó la palabra lagartija pensando que su víctima sabía que estaba ahí escondido, por supuesto que no era así. Al escuchar esa palabra y esa voz le trajo muy malos recuerdos, él siempre se dirigió a ellos como tal y el día en que mató a toda su raza los insultó sin omitir esa palabra. Su enojo fue creciendo más gracias a esas imágenes, rechinó los dientes para calmarse un poco, ya pronto cumpliría su cometido. Relajó su cuerpo tras ese pensamiento.

Con sus manos trepó hasta llegar de nuevo al balcón, no quería levitar porque sino sucedería lo de hace un minuto. Estaba ante la puerta de cristal, podía ver el interior del cuarto pero no halló al príncipe adentro así que lo buscó por medio de su ki, aún seguía en la pieza pero no podía verlo. No estaba seguro de entrar y comenzar todo, así que decidió quedarse afuera para pensarlo bien, quedándose en un lugar apartado de la vista interior.

Había pasado un buen tiempo sentado repasando su plan y agregándole más cosas. Se levantó al sentir a su presa moverse y tomó aire, decidido a atacar en éste instante, pero no lo hizo. Tenía el don de saber en qué dirección podían ver los demás y sabía que el maldito mono estaba viendo justamente en la suya ¿Sabía él que estaba ahí afuera? No podía verlo ya que estaba detrás de la sólida pared y a pesar de eso era como si no la estuviera, ya estaba poniéndose nervioso porque sabía que el guerrero ahora era más poderoso que nunca y podía vencerlo en un parpadeo y que ya no podía darle batalla como antes.

Se alivió al sentir que desvió la mirada a otro lado pero no fue mucho tiempo en que lo hizo, tragó duro, igual fue sólo unos cuantos minutos en que vio en esa dirección. No sintió cuando la misma mujer que lo fue a buscar hace un rato había llegado a la misma habitación, al parecer no tenía poder de pelea ya que no la había sentido desde que se acercó a la residencia. Se asomó un poco para poder ver lo que hacían, quedó asqueado al verlo copular, sin embargo no les quitó la mirada porque no podía creer que un ser tan déspota como él podía tratar a alguien con tanta delicadeza. Chasqueó la lengua y dejó de verlos, sonrió malévolo al saber que éste –quizás– será el último día en que pase con su mujer.

Al fin silencio después de casi hora y media, de nuevo se asomó para comprobar que estaban dormidos, eso le facilitaría las cosas.

Silenciosamente abrió la puerta, utilizó su camuflaje por si acaso, su ropa era oscura lo que le beneficiaba ya que la habitación estaba en penumbras. Se colocó en una esquina para mayor seguridad. Fijó sus amarillos ojos en el cuerpo de su presa que ya parecía dormido, relamió sus labios como si saboreara la venganza, con la venenosa saliba que quedó entre sus labios, hizo una especie de mini burbuja; la sopló suavemente para que se dirigiera a su presa. Esta ingresaba por medio de la nariz hasta llegar a los pulmones de su víctima para sofocarlo y así debilitarlo lo suficiente. La burbuja ingresó al príncipe sin ninguna dificultad, lo que le alegró, y ya le estaba haciendo efecto.

Tardó demasiado en que surtiera el efecto correcto, pero funcionó. Así que se acercó a su presa y lo vio desde arriba con desprecio, podía ver las desesperación que tenía el mono por querer respirar y moverse para atacarlo cuando comprobó que alguien más –o sea él– estaba en su área privada e íntima. Sonrió al ver que no cumplía su cometido. Caminó hasta estar a la par de él, puso su escamosa mano sobre su pecho y empezó a colarse entre su cuerpo, ya traspasada su mano siguió con la otra sin mucho esfuerzo prosiguiendo con el resto del cuerpo.

Al fin, la primera parte de su venganza se ha completado con éxito, no imaginó que saliera de lo mejor.


Se estiró sobre la cama, era normal que ella se levantase una hora después que su marido ya que no lograba despertar tan temprano a menos que él lo hiciera, seguramente ya estaba entrenando con Trunks.

Al sentir una pierna con su pie se sobresaltó, volteó a ver y se encontró a Vegeta aún dormido, lo que le extrañó. Giró por completo para abrazarlo y acariciarla pero, al parecer no respondía a sus mimos.

–¿Vegeta? –lo llamó para ver si así respondía. Lo agitó levemente para que reaccionara–. ¡¿Vegeta?! –ya alterada se levantó y vistió con su bata de seda, se sentó a la par de él agitándolo un poco más fuerte–. Vamos, Vegeta. Tú no eres de bromas ¡Despierta! –gritaba desesperada. Con dos de sus dedos le tomó el pulso, apoyó su oreja sobre su pecho para escuchar el latido del corazón y si respiraba correctamente pensando lo peor, sin embargo todo estaba en perfectas condiciones.

–¿Qué sucede, mamá? –llegó su hijo asustado tras sentir las energía de su madre alterada y la de su padre un poco baja, también para cerciorarse de dónde estaba su progenitor ya que la noche anterior le dijo que entrenarían desde temprano pero no lo había encontrado en la cámara ni en otro lugar de la casa.

–¡Tu padre no despierta! –dijo desesperada, no sabía porqué le sucedía esto. Trunks se acercó un poco y habló:

–Su energía está un poco baja. –comentó bajo y preocupado.

A Bulma le empezaban a colar las lágrimas por la angustia, buscó en la gaveta del velador una linterna pequeña que guardaba por si acaso, con cuidado abrió los párpados del Príncipe para ver sus pupilas, éstas estaban completamente dilatadas y no percibían la luz.

–¡Vegeta! –Intentó contener las lágrimas para no preocupar más a su hijo. Se recompuso rápidamente al ver que sus pupilas se contraían e intentaba cerrar los ojos por la luz, así que la apagó.

Antes de regresar a la conciencia, vio la imagen de uno de los seres que había exterminado cuando joven, éste le sonrió de forma macabra antes de percibir lo que sus ojos en realidad estaban viendo. Su mujer le veía preocupada, sus ojos estaban rojos y llorosos; observó hacia la izquierda por reflejo y se encontró a su hijo también viéndolo preocupado. Se sentó rápido al pensar que algo malo había ocurrido, entonces sintió que su esposa se lanzó hacia él para abrazarlo. ¿Qué sucedía? Era lo único que le pasaba por la cabeza. Miró a su hijo que los veía apenado por la escena.

–Trunks, espérame abajo –pidió con voz áspera, el niño asintió y salió del cuarto. Tenía la garganta seca al igual que la boca. Movió a la mujer de cabello celeste porque ya estaba sintiéndose incómodo con el asunto –. Ya, mujer; tranquilízate. –le limpió las lágrimas con sus manos rasposas.

–¡CÓMO QUIERES ME TRANQUILICE CON EL SUSTO QUE ACABAS DE DARME! –gritó enojada. Suspiró para relajarse, Vegeta tenía razón, debía tranquilizarse–. Jamás te había sucedido algo así y me asusté. –habló ya más calmada.

El saiyajin no sabía cómo explicarle lo que le sucedió ya que ni él lo comprendía, simplemente se quedó callado viendo a su mujer y luego se levantó para dirigirse al baño. Ella estaba acostumbrada a su silencio ya que en el pasado cuando le pedía una explicación siempre recibía como respuesta «yo no tengo que darle explicaciones a nadie y menos a una insignificante mujer» y por eso ya no le preguntaba, lo siguió con la vista hasta que él cerró la puerta y soltó un suspiro.

Lo primero que hizo al entrar al sanitario fue tomar un poco de agua del lavamanos para quitarse la resequedad de la boca y garganta. Mientras se duchaba pensaba respecto a lo de hace un momento, su mujer siempre era exagerada pero nunca en forma de broma, algo malo debió haberle sucedido para que ella se pusiera así.

No recordaba con claridad lo que sucedió en la noche, sólo haberse quedado sin aire por unos cuantos minutos y luego de eso todo quedó en negro. Estaba molesto. Se vistió con su típico traje saiyajin y bajó para empezar el entrenamiento sin antes desayunar.

Todo estaba igual, se sentía igual, no había algo fuera de lo normal. Sin duda otro día monótono.

.

.

.


N/A: ¿Qué les pareció? XD sinceramente hace poco se me ocurrió esta historia y me obsesioné tanto que, hasta hice la imagen de la portada :v incluso estoy haciendo otro fanart donde podrán ver de cuerpo completo a este nuevo enemigo que creé c: lo podrán ver en Facebook (en mi biografía está link por si desean unirse a mi pagina)

¿Algún review? :) eso hará que avance más rápido.

Que tengan un excelente domingo y una semana linda :3 los amo ❤

29/01/2017


Editado... más bien corregido en muchas partes xD. 28/10/2018