Sus ojos.

Los años obscuros habían acabado aunque el luto de todos los que habían perdido algún ser querido seguía allí. 10 años, 10 años habían pasado desde que el Lord Oscuro desapareció y desde que ella había muerto… era su culpa, solo suya y lo sabía. Si no hubiera sido tan tonto ella seguiría con vida, casada con otro, sí, pero viva al fin.

Ahora era profesor de pociones en Hogwarts, veía niños todos los días, ir y venir pero SU hijo estaría ese día entre el montón de nuevos estudiantes que miraban el lugar con asombro y nerviosismo, no lo conocía pero el profesor Dumbledore le dijo que tenía sus ojos, esos ojos que lo enamoraron y que aun veía en sus sueños. Estaba ansioso aunque quisiera disimularlo, hasta que sintió una mirada sobre él y al voltear el rostro lo vio, era él; ni más ni menos que el hijo de Potter, su mismo cabello, su misma contextura física pero eran sus ojos lo que más le sorprendía, en verdad tenía los ojos de Lily.

Cada día que pasaba notaba que más allá de todo era igual a su padre, pero el trio que había formado hacia que la recordara cada vez más, Potter por sus ojos, Weasley por su cabello, pero era Granger la que más le hacía presente su recuerdo, siendo siempre la primera en responder, siempre con la palabra justa y sin olvidar sus orígenes Muggles.

Los años pasaban lentamente y el rencor que sentía hacia James Potter se hacía cada vez más latente en cada acción de su hijo como así también podía verse a el mismo reflejado en su ahijado, odiando a Potter, y siempre peleando con Granger. Él lo había vivido y no dejaría que su ahijado pasara lo mismo.

Cuando 13 años más tarde el señor de las tinieblas volvió se juró a si mismo proteger a lo único que le quedaba de su bella Lily, como así también velar por la seguridad del único heredero Malfoy, todo estaba siendo cada vez más oscuro y más peligroso para él, pero estaba decidido a dar su vida si era necesario. La muerte de Dumbledore no ayudaba en nada, pero el buen profesor ya tenía todo planeado, y que él se ocupara del trabajo era lo más adecuado, el... Un alma corrompida salvando la de su ahijado aunque este lo odiara por ello.

"Cobarde" así lo llamaban, y aunque nadie lo creyera el así se condenaba, por no haber podido salvar a Lily. La guerra se había desatado y el solo debía esperar a que el momento crucial llegara, el momento en el que Lord Voldemort lo llamaba a su muerte segura, solo pensaba en poder volver a ver a Lily una última vez.

Creyendo que la muerte lo encontraría solo vio los ojos verdes de Harry, por lo que sintió el alivio de que al menos el conozca su Verdad, su sacrificio, por lo que se sintió realizado, y en su lecho de muerte al ver sus ojos encontró la paz.