Ufff…bueno aquí mi segundo fic! No puedo jurar que lo vaya a continuar, pero en teoría sí, ya que tengo muchas ideas.
Bueno, ya veréis que este fic también está basado en una película, algunos puede que hayáis leído un fic que se llama "Lo que una bruja quiere", que está basado en la película de "un sueño para ella", que quede claro: no es ningún plagio. La historia del fic es la misma, pero yo lo hago con distintos personajes, aunque también sea en la época de los merodeadores.
Disclaimer: hace falta?
UN SUEÑO PARA ELLA
1.-Apareces tú
"Me llamo Elizabeth Reynols, tengo diecisiete años y vivo en Estados Unidos, en un quinto piso sin ascensor del barrio de Chinna Town. Aunque solo estoy ahí en verano, Navidad y alguna que otra semana santa, ya que el resto del año lo paso en Europa, para ser más precisos en Reino Unido y, si queréis más precisión, os diré que estudio en el colegio de Magia y Hechicería de Hogwarts. Exacto. Soy bruja. Y mi madre, que es con quién vivo, también. Hemos estado siempre las dos. Liby y yo. Aunque cada cumpleaños me ponía mi mejor vestido y pedía un deseo. Que alguien más estuviera con nosotros. Henry…"
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Una pequeña niña rubia vestida con un vestidito chino rojo, estaba apoyada contra el hombro de una mujer de unos veinticinco años, vestida casi igual que la pequeña, pero con el pelo rubio mucho más largo.
-Mama.- murmuro la niña casi dormida.- Cuéntame otra vez la historia…
La mujer rió y miro a la pequeña con una tierna sonrisa.
-Nunca te cansas de oírla ¿eh?- dijo la mujer levantando la vista hacía el techo, haciendo memoria.- bien. Había una vez una cantante joven y con mucho estilo llamada Liby, que decidió conocer nuevos países y nuevas aventuras.
Un día, cuando se despedía de unos mercaderos beduinos, cayó por un barranco. Aunque no sabía, que allí, en el desierto de Marruecos, le esperaba su destino. Se llamaba Henry…
Se enamoraron loca, perdida y apasionadamente, y el jefe de una tribu beduina los caso.
Pero el destino no fue tan generoso con la joven.
Henry la llevó a Inglaterra para poder legalizar el matrimonio y así conocer a su familia. Pero Liby, no era lo que los padres de Henry consideraban una "lady".
Al fallecer repentinamente el padre de Henry, Liby supo que a partir de ese momento su marido estaría sometido a una gran presión, para llevar una nueva vida, pues ahora era Lord Dashwood.
De modo, aunque le partía el corazón, Liby supo que debía irse. Pero el destino fue muy generoso, ya que nueve meses después le dio el mejor regalo. Una preciosa hija a la que llamó Elizabeth…
-Dulces sueños Elizabeth.- dijo Liby levantándose del lado de su hija.
-Dulces sueños mamá.- dijo Elizabeth mirando la foto de un hombre joven y apuesto.
-No puedo creer que hayas cumplido quince años.- grito su madre desde la cocina.
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"Aunque mi verdadera aventura comenzó cuando cumplí mis dieciocho años, más de la mayoría de edad en el mundo mágico.
Ese día mi madre y yo teníamos un trabajo en una boda."
Una camioneta con la bandera de los Estados Unidos llegaba a un jardín donde se podía ver una parca con mucha gente dentro. Un hombre se les acercó para ver que quería.
-¿traen algo?- preguntó mirando a Liby, que era quien iba al volante.
-Si.- dijo con una sonrisa.- Unas tres horas de Rock 'N' Roll descafeinado y una camarera impuntual.
Al decir eso la puerta corredera de la camioneta se abrió, mostrando a una chica rubia, con el pelo recogido y muy guapa. Aunque al levantar la cabeza se dio contra el techo de la camioneta.
-¡AU!- exclamó cayéndose por las prisas.
-¿Esta es su familia?- preguntó extrañado el hombre
-Ya ve- preguntó Liby sin borrar su sonrisa. -¿Puedo aparcar?
-Claro. Aparque por ahí.- le indicó el hombre.
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Elizabeth andaba distraída escudriñando a los invitados, a ver si ya habían terminado de comer el segundo plato, cuando unos chillidos de mujer la sacaron de sus pensamientos.
-¡Es el día de nuestra boda!- gritaba la novia a su padre.- ¿Cómo puede hacerme esto?
-Hija tranquila….
Elizabeth continúo caminando, aunque no por mucho tiempo, ya que tropezó con un pie que salía de una mesa con un mantel blanco (n/a: si si, que la niña se pasa medio fic cayéndose, que es un poco palurdilla ). Elizabeth se levantó deseando que nadie la hubiera visto y miro quien estaba bajo el mantel. Al ver que era el novio se quedo un poco parada, pero no por mucho tiempo. Fue directa hacía un hombre que estaba travesando una manzana con un cuchillo.
-¿Me lo presta?- dijo Elizabeth.
Y sin esperar respuesta lo cogió, dejando al hombre un poco parado. Elizabeth se paro delante de un cisne de hielo, y mirando que nadie la viera, empezó a romper el pico del animal. Cuando lo tuvo en las manos fue corriendo para que no se le cayera, aunque antes devolvió el cuchillo.
-Gracias.- dijo tirándolo por la mesa.
Se puso debajo de la mesa con el novio, procurando que el hielo no se cayera, cogió al novio que estaba borracho a más no poder, y le puso el hielo por dentro de la camisa.
-Arriba machote.- dijo dándole un golpecito en la espalda para que notara más el hielo.
La reacción del hombre no se hizo esperar. Abrió los ojos de repente y dio un salto, casi tirando la mesa. El novio se fue hacía la pista de baile, donde bailaban numerosos invitados, y claro el pobre quería sacarse el hielo, así que tenía un brazo por encima de la espalda y otro por debajo, y los iba moviendo. Elizabeth al ver que todos se lo quedaban mirando, para que al pobre hombre no le dijeran nada, empezó a hacer lo mismo que él, pero moviéndose como si bailara.
-¡Huuoo!- gritó Elizabeth para disimular (todos los invitados la miraban con cara rara). Entonces vio a su madre, que la miraba con las cejas arrugadas y con cara de extrañada.- ¡Grita! ¡Canta!
Y Liby lo entendió. Cogió el micro rápidamente y empezó a cantar una canción movidita. Y sorprendentemente, todos los invitados empezaron a hacer lo mismo que Elizabeth y el novio borracho, que aun llevaba el hielo en la espalda y se lo intentaba quitar.
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-¿Ha terminado señor?- preguntó Elizabeth con intención de recoger el plato.
-Si gracias.
-¡Ahhhh!- exclamó una chica que estaba al lado del hombre. Era castaña, con media melena y con rizos, y llevaba un vestido negro.- ¿Elizabeth?
-Noele.- dijo Elizabeth con una falsa sonrisa.
Noele era una chica que iba a su mismo curso en Hogwarts, aunque no iba a Gryffindor, iba a Huffelpuf, y como ella también era de América, a la que podía se ponía a perseguir a Elizabeth, para demostrarle que era mejor que ella.
-¿Qué haces aquí?- preguntó Noele falsamente, levantándose de su silla.
-Recoger el pollo a la cachatore.- contestó Elizabeth recogiendo platos.
-Por Merlín tu siempre tan graciosa.- dijo Noele persiguiéndola.- Voy a hacer unas practicas con Jackins y Taylor antes de entrar en la Academia de Derecho. Seré abogada del Ministerio.- terminó con una sonrisa de superioridad.- ¿Tu que harás?
-Servir el postre. Hay sorbetes variados.
-No. Me refiero si vas a ir a alguna Academia.
-Puede que a la Academia de la indecisión.- dijo Elizabeth irónicamente.
Aunque Noele, que era un poco cortita se quedo pensando y dijo:
-¿Esta en Ohayo?- preguntó interesada.
-Si…indecisión, Ohayo.- dijo Elizabeth con una sonrisa falsa.- Bueno tengo que irme. Diles hola a Jackins y a Taylor.
-Pero…
-Tengan la amabilidad de despejar la pista de baile.- dijo Liby.- La novia y su padre desean bailar un tema muy especial.
Elizabeth se quedó clavada en el sitió al oír eso. Vio con pena como salían la novia y su padre, como empezaban el baile, y como se les unían otros padres con sus hijas. Prefirió seguir recogiendo platos, aunque no podía evitar mirar a la pista.
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Elizabeth estaba recogiendo saleros de las mesas cuando su madre se le acercó por detrás.
-Ya se.- dijo Liby.- He visto tu mirada.
-Hablemos de otra cosa.- dijo Elizabeth, pero se lo pensó mejor y le dijo a su madre todo lo que pensaba.- Mama cada vez que trabajamos en una boda veo a un padre bailando con su hija…Es que…no puedo dejar de pensar que yo nunca podré hacerlo.- paro un momento para seguir recogiendo saleros.- Se que crees que haces bien en mantenerme lejos de él pero…
-Cariño intento protegerte para que no te haga tanto daño como a mi.- dijo Liby.
-Le abandonaste tu mama ¿lo has olvidado?- dijo Elizabeth mirando a su madre a los ojos.
-Tampoco vino a buscarme Elizabeth.- dijo Liby subiendo el tono de voz.
-A lo mejor lo hubiera hecho si sabía que yo existía.- dijo en el mismo tono que su madre. Se sentó bruscamente dejando la bandeja, lo que hizo que todos los saleros se cayeran.
-No es tan sencillo…
-¿Por qué no lo entiendes mama?- dijo Elizabeth- Siento como si me faltara la mitad de mi persona. ¿Y si me falta la mitad como voy a saber quien soy de verdad?
-Elizabeth.- dijo Liby cogiéndola del brazo cariñosamente.- Conocer a alguien por que comparte tu mismo ADN no es la solución. La solución es conocerte a ti misma.- Elizabeth entorno los ojos al oír eso.- Anda vamos a robar las sobras. La lasaña tenía buena pinta.- al ver que su hija no decía nada pasó sus brazos por su cuello.- Te quiero más que a un millón de salmones suecos.
-Te quiero más que a un millón de emáneme.- dijo Elizabeth.
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Elizabeth se puso a rebuscar periódicos de El Profeta viejos, donde salía un hombre de unos cuarenta y tantos años, muy apuesto y formal. Elizabeth se quedó mirando las numerosas portadas donde salía su padre. Estaba decidida.
Cogió el teléfono (su madre y ella lo encontraban útil), y vigilo que su madre estuviera dormida. Por si acaso cogío el teléfono inalámbrico (n/a: que os pensabais, k ellas son mu guays! XD) y se encerró en el baño. Marco rápidamente un numero, y tras comprobar que lo había marcado bien, se puso el teléfono en la oreja.
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A miles de quilómetros de ahí, pasado el océano atlántico, la isla de Irlanda, los numerosos pueblecitos de Gales, llegando a Londres, en una calle cercana a la estación de King's Cross, en un bloque de siete pisos, en el sexto piso, un piso vacío, solo equipado con un colchón, un teléfono y varios botes de pintura, se encontraba una joven pareja, muy muy joven, formada por una pelirroja de ojos verdes y por un moreno con lentes, que en ese momento había dejado aparcada la tarea de pintar su nuevo hogar y se revolcaban por el colchón haciendo quien sabe que (n/a: apuesto a que ya estáis pensando mal ¬¬ pues…pensad pensad que acertareis…).
De repente sonó el teléfono, instalado en un rincón el suelo, haciendo que la pareja se quedara quieta. La pelirroja hizo el amago de levantarse, pero el moreno, que estaba encima suyo no la dejo.
-Deja que suene.- le susurro al oído, mordisqueándole todo el ovulo.
La chica ante tal petición dejo de hacer fuerza, para sumergirse en ese fantástico paraíso que le ofrecía el moreno, aunque el paraíso no tiene sonidos repetitivos y alarmantes de teléfonos "toca pelotas", como ahora mismo lo había bautizado el chico interiormente. La pelirroja hizo fuerza para salir, pero no la dejaba, así que dio un empujón, haciendo que el chico cayera de lado al colchón.
-Lily.- se quejó.
-James.- imitó Lily en tono burleta. Corrió la pequeña distancia que le quedaba, para que no colgaran.- ¿Si?
-¿Lily?
-¡ELI!- gritó Lily emocionada.- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! ¿Qué tal estas? ¿Cómo ha ido el día? ¿Has recibido mi regalo?
- tranquila pelirroja. ¿Esta James por aquí?
Lily miro un momento atrás, viendo a un moreno con cara de enfadado por la interrupción.
-Si, te manda saludos.
Al oír eso James empezó a gesticular pasándose el dedo por el cuello lentamente. No era que al chico no le cayese bien Elizabeth, todo lo contrario, era su mejor amiga, pero no soportaba que nadie le interrumpiera cuando estaba con Lily.
-Ya.- dijo la chica sin creérselo.- Seguro que estabais haciendo vete a saber que y he interrumpido y se ha enfadado.
-Que no mujer, que no.- dijo Lily sonando convencida.
-Seguro que estabais en la ducha…
-En realidad era en el colchón, la ducha no va.
-Lo sabia.- dijo Elizabeth soltando una risa.- Bueno a lo que iba. Que me vuelvo a Londres.
-¿Cómo?- dijo Lily abriendo los ojos. James se acercó al teléfono para intentar oír la conversación.- ¿No estas con tu madre? ¿Os habéis peleado?- dijo preocupada.
-No no, tranquila, todo esta bien.- dijo Elizabeth.- No te preocupes. Ya te contare.
-¿En serio?- insistió Lily apartando de un manotazo a James que no hacía más que pegarse al auricular como podía.- Que no la oigo.
-En serio. Solo que si me pudierais venir a buscar al aeropuerto…
-Claro, allí estaremos.- dijo Lily felizmente.- pero…-empezó la pelirroja dándose cuenta de algo.-¿Por qué vienes en avión? Coge un traslador.
-Es que…nunca he ido en avión…- dijo Elizabeth como si fuera una niña pequeña avergonzada.- me hacía ilusión…
-Bueno, tú tranquila.- dijo Lily.- Que ya estaremos allí. Anda dime a que hora llegas.
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"Creo que lo mejor es que me tome uno o dos años sabáticos antes de ir a cualquier academia, para descubrir que quiero hacer en mi vida. Pero para eso necesito conocer a mi padre…
Mama siempre has dicho que en mi mano está escribir mi destino, pero, hasta ahora lo has estado escribiendo tu por mi.
No te preocupes por mi, he hablado con Lily y me ha dicho que no hay problema en que me instale en su casa. Ya te llamaré y tranquila. Te quiero mama."
Liby pulsó el botón para apagar el contestador. Se quedó unos instantes con la mirada perdida, para después enterrar la cara entre sus manos.
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James aparcó el coche delante de su casa. Detrás iban Lily y Elizabeth, que había llegado a las diez al aeropuerto de Heathrow. Aunque antes de ir al piso habían pasado por los monumentos históricos de Londres, ya que Elizabeth tan solo iba a la estación de King's Cross y al Caldero Chorreante, para comprar los libros y demás y para coger el tren. En definitiva, que estaba en Londres dos veces al año durante siete años y solo conocía de la ciudad una estación y una taberna.
Así que la pareja, como buena gente que eran la habían llevado a dar una vuelta.
Se subieron al ascensor, tan solo Lily y Elizabeth, por que James cargaba las maletas y no le esperaron, así que subió a pie.
-Bien.- dijo Lily cuando ya estaban todos delante de la puerta del piso (James con la respiración entrecortada y tirado encima de las maletas)- Este es nuestro hogar.
Abrió la puerta y dejó ver un piso totalmente vació, emparquetado, y con las paredes blancas con manchas azules.
-¿Qué te parece?- preguntó Lily emocionada.
-Eh…es…¿Blanco con manchas azules?- se atrevió Elizabeth no muy segura de su respuesta.
-¡Es precioso!- exclamó Lily sin hacer caso a Elizabeth.- Nos va a quedar genial.
-No si posibilidades tiene muchas.- dijo James en un suave murmuro mirando las paredes casi blancas.
-¿Qué has dicho?- dijo Lily girándose con ojos amenazantes.
-Nada, nada…
-¿Por qué no lo pintáis con magia?- preguntó extrañada la rubia.
-¡Pero sí yo ya se lo digo!-exclamó James exasperado.
Lily los miró a los dos, examinándolos lentamente, para después fijar sus ojos en James.
-Así es más romántico.- susurro amenazadoramente con los ojos entrecerrados.
-Siii…-dijo Elizabeth dándole la razón.- así cuando os cansáis os podéis ir a "descansar" al colchón.- dijo poniendo especial énfasis a la palabra descansar.
La pareja se ruborizó casi al instante. Así que dieron el tema por zanjado.
Elizabeth observó el piso casi vacío, prestando mayor atención al colchón que había en medio de lo que en un futuro no muy lejano (si Merlín quería), sería el salón. Entonces reparo en algo.
-¿Cómo vamos a dormir?
Lily pareció pensárselo unos instantes, para luego contestar con una sonrisa de oreja a oreja.
-Tu y yo en la cama.- dijo sentándose en el colchón.
-¿Y yo?- preguntó James soltando las maletas de cualquier manera.
-Tu en el suelo.- dijo Lily quitándole importancia con la mano.
-Al igual, yo no duermo en el suelo.
-¿No querrás que sea Eli la que duerma en el suelo?- dijo Lily levantándose.- ¿O yo?
-Claro que no pero…
-Esto…yo casi mejor que me quedo en el Caldero Chorreante.- dijo Elizabeth cogiendo las maletas.
-NO, TU TE QUEDAS- gritaron los dos a la vez.
Elizabeth soltó las maletas al instante aterrorizada. Y así, Eli vio lo que era la dura vida de pareja, empezando a discutir por algo sin importancia, terminado en temas que no venían a cuenta.
-No si yo ya lo sabía.- gritó Lily.- Sabía que no querías venir a vivir conmigo.
-¿He dicho yo eso?- gritó James- ¿Lo he dicho?
-No pero se te nota en…
-¿¡OS QUEREÍS CALLAR LOS DOS?
La pareja reparo en la rubia, sin recordar que estaba ahí. Elizabeth había cogido las maletas y los miraba severamente.
-Yo me voy al Caldero Chorreante. Tenéis dos opciones. Uno, dejar que me vaya yo sola y me pierda, me roben, trafiquen conmigo para venderme a un mercado de esclavos, me envíen a Rusia, me pongan en la cárcel y me hagan coser pelotas de fútbol o…- a estas alturas, Lily y James ya se habían perdido y ya se habían olvidado de que estaban discutiendo.- O…Acompañarme vosotros.
-La uno.- dijo James sin pensárselo.- Ale, que si vas preguntando seguro que solo te pierdes y te roban, el mercado de esclavos no está de moda aquí, tranquila.- concluyo ayudándola a coger una maleta.
-¿Pero que dices?- dijo Lily abriendo desmesuradamente los ojos.- Te acompañamos, aunque…
-¿Aunque?- preguntaron los dos.
-Aunque el Caldero Chorreante está muy lejos de aquí. Pero tu tranquila que se una forma rápida y segura de llegar.
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-A ver.- dijo Elizabeth.- ¿Me podéis volver a explicar que hacemos delante de la puerta de vuestra vecina?
Los tres estaban plantados delante de la puerta de la vecina de Lily y James, una cincuentona, con siete gatos, soltera y muy antipática.
-Lily va a ir por sal, luego cuando entre va a encerrar a la señora Sherman en la cocina y nosotros aprovecharemos para usar su chimenea, recuerdo que la nuestra está en construcción, y te iras al Caldero Chorreante.
-Aaaa…No es por nada, el plan es perfecto, muy bien elaborado, pero yo le veo una pequeña lagunilla…
Aunque no pudo seguir, porque Lily llamó al timbre y Elizabeth y James se tuvieron que esconder. Se oyeron unos pasos detrás de la puerta y una mujer con rulos abrió la puerta.
-¿Si?- dijo mirando de arriba a bajo a Lily.
-¡Hola señora Sherman!- dijo felizmente.- ¿Tiene sal?- dijo mostrando una cuchara.
La señora Sherman tardó en contestar, inspeccionando a Lily.
-Si, un momento.- dijo secamente cogiéndole la cuchara a Lily.
Lily siguió a la mujer con la mirada, y cuando vio que no se daba la vuelta, entro rápidamente.
-Tiene un piso muy bonito.- dijo Lily acercándose a la puerta de la cocina.
-¿Quién le ha dicho que podía entrar?- dijo la mujer girándose bruscamente, aunque solo vio como la puerta se cerraba, y aunque no tenía seguro no se podía abrir.- ¡OIGA! ¿QUÉ HACE?
-Venga rápido.- dijo Lily.
James y Elizabeth entraron tan rápido como pudieron con todas las maletas. Llegaron hasta Lily que estaba delante de la chimenea.
-Aquí tienes los polvos flu.- dijo Lily poniéndoselos en una mano.- Nosotros te pasaremos a ver mañana por la tarde.
-Eh…Lily…
-Tranquila no hace falta que nos des las gracias.- dijo Lily quitándole importancia.
-Emm…Muy amable-dijo rápidamente- pero es que resulta que tengo una pequeña e insignificante pregunta.- dijo Eli.
-Pregunta pregunta.- dijo Lily felizmente.
- Bien, hasta donde tengo entendido la señora Sherman es muggle.
-Ya- dijo la pareja a coro.
-Y no sabe nada del mundo mágico.-continuo.
-Ya.- repitieron.
-Pues así.- dijo dulcemente Elizabeth- ¿Creéis realmente de que hay una remota posibilidad de que su chimenea este conectada a la red Flu?- esto ultimo lo dijo levantando la voz.
La pregunta cayó como un balde de agua fría sobre la pareja, sus sonrisas se borraron al instante, quedando sumidos en un trance.
-Como no pude caer en eso…- murmuraba James.
-Tu aún…pero yo…un premio Anual, con las mejores notas…- seguía Lily.- ¿Y ahora que hacemos?
-Oye que yo también era premio Anual.- replicó James.
-Chicos.- dijo Elizabeth poniéndose en una mano en la cadera.- Que tengo carné de aparición.
-¡Al igual!-exclamaron los dos.
-Eli guapa, que no se puede falsificar un carné de aparición, que eso es un delito muy gordo.- dijo James convencido.
-Oye vete un poquito a la mierda.- gritó Elizabeth.- Que me lo he sacado.
Lily, que había permanecido callada todo el rato contando con los dedos, abrió mucho los ojos y exclamo:
-¡Muy bien Eli! A la sexta va la vencida.
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Al final Elizabeth había aparecido delante del Caldero Chorreante, después de haber sacado a la señora Sherman y haberle quitado la memoria (la pobre mujer le dio todo un paquete de sal a Lily) y de aprenderse las coordenadas del lugar, había llegado a su destino.
Entró decidida, con todas las maletas llevándolas como podía. Pasó entre algunos ex alumnos de Hogwarts con los que se saludo, pero sin entablar conversación. Al final pudo llegar a recepción, donde había un chico moreno cantando con una guitarra.
-It's been a long time coming, down this road - hizo una pausa- No así no.- dijo dándole un golpecito a la guitarra.- down this road.
-No, así está muy bien.
El chico moreno se giro. Tenía el pelo largo por encima de los hombros, era blanco como el papel, aunque en vez de darle un aspecto fantasmagórico, le daba un aspecto muy atractivo e interesante. Era muy guapo, con ojos gris claro y por lo que se podía apreciar, con muy buen cuerpo.
-¿Reynols?- dijo abriendo los ojos.
-¿Black?- dijo Elizabeth impresionada.
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Weno, hasta aquí el priemr capitulo, depende de si dejais reviews o no k lo siga.
Espero veros pronto i…dadle al GO!
Elizabeth Black Swann
